Los Th, una estirpe donde el amor es la medicina
Capítulo 1
Nuevas Reglas
Autora: Marambra
Mikel volvió
a ingresar al dormitorio del niño con él que acababa de tratar, esperando dar
por terminado este asunto, pero apenas abrió la puerta un horrible dolor de
cabeza lo hizo preso y no era para menos, el mocoso acababa de desobedecerlo…
nuevamente; así que nada, tendría que apretar un poco más las cuerdas de su
violín.
- Plaf plaf plaf
PLAF PLAF plaf plaf PLAF PLAF – y nuevamente llovieron los azotes sobre
el trasero, pero esta vez sobre la piel desnuda, Mikel, no quiso hacerlo en un
inicio, pero esto estaba de buen tamaño ya, así que coloco de nuevo al peque
sobre su regazo y de un tirón el pantalón y la ropa interior fueron a parar a
media pierna
- NO, NO, NOOO –
se oyó inicialmente al mocoso chillar por sus ropas que
eran bajadas de sus cadera, para luego sumarse las quejas y el llanto,
definitivamente, su abuelo acababa de introducirlo a otro nivel de dolor – AUUU Ayyy
ayy YAAA, YAA, YAA – rogaba procurando meter las manos a la
retaguardia, pero su abuelo estaba decidido a cortar las desobediencias de
cuajo, por lo menos cuando la orden venía de él
- Plaf plaf PLAFF PLAF PLAF plaf plaf
- Yaaa,
abueeeloo DUEELE – grito
exageradamente
- PUES ME
ALEGRO, ESO ES PARA QUE APRENDAS A OBEDECER – dijo
Mikel elevando un poco la voz sobre el llanto del muchacho – ahora ¡aquí! –
dijo tras pararlo y ayudarlo a subir su ropa conduciéndolo hacia un rincón de
su dormitorio de cara a la misma – QUIETITO – ordeno – ahora quita las manos de ahí – le
dijo al fijarse que el mocoso empezaba a frotarse el trasero – te quedas
mirando la pared hasta que yo te lo ordene – recalco Mikel poniendo
las manos del chico sobre su cabeza, pero apenas se giró Lothar, empezó a subir
su ropa – ….
Hey hey hey, por ahí no va la cosa mocosito, tu no vas a subirte la ropa
interior
- PERO NO QUIERO
ESTAR SIN ROOOOPA – grito enfadado dándose la
vuelta y subiéndose el pantalón
- PLAF PLAF PLAF TE DIJE
MIRANDO LA PARED LOTHAR, TE QUEDAS AHÍ HASTA QUE TERMINE CON LAS HISTORIAS QUE
TENGO PENDIENTES EN EL CONSULTORIO – El
abuelo había hablado con palabras y con hechos
Lothar
de 14 años, había empezado la edad del pavo y estaba más distraído,
desobediente, contestón, arrebatado y flojo que una cabra de monte, empezaba
una nueva vida en casa de su abuelo Mikel, un hombre de costumbres muy clásicas
y estrictas, tenía dos hijos varones, Nathan de 19 y Ethan de 35 años este a su
vez viudo con dos niños Uther y Lothar, bueno Uther de 16 un verdadero dolor de cabeza, vamos un tiro
al aire y Lothar de 14 que andaba por los mismo pasos que su hermano.
Mikel
el abuelo y su esposa Miranda estaban en casa al cuidado de ambos muchachos
Uther y Lothar mientras su padre iba a trabajar al hospital del seguro más
grande de la ciudad, ambos Mikel y Ethan (padre e hijo) eran médicos, y el hijo
menor Nathan, andaba por los mismos pasos, había salido bachiller y este era su
primer año en la facultad de medicina, mientras que Uther y Lothar, aun estaban
en el colegio… bueno ahora mismo de vacaciones.
Era
diciembre, finales de año y era apenas dos meses atrás que se vinieron a vivir
a la casa grande del abuelo de ambos, su madre había fallecido recientemente y
el viudo se dio cuenta que no podia controlar a sus hijos mientras estaba en el
trabajo, porque lo que acepto la oferta de sus padres de volver a la casa
grande y construir una planta adosada a la construcción original, así tendría
su propio espacio y al mismo tiempo alguien que vele por los muchachos que andaban
no solo a sus anchas sino algo descuidados en materia de alimentación y aseo,
lo primero porque claro, comían lo que papá traía de la pensión que no siempre
era saludable sobre todo para los muchachos y segundo porque el par de marranos
alegaban que un poco de sudor apenas se notaba si no había nadie en casa; así
que se fueron a vivir con sus abuelos.
Pero
el que lo estaba pasando fatal con esta decisión era Mikel y no es que no
quiera que sus nietos estén en casa, él los adoraba, el problema era que Mikel
era un hombre apegado a normas rígidas, militar en sus años mozos, médico
internista del ejercito con grado y ahora jubilado, estaba acostumbrado a la
obediencia inmediata, obviamente los años lo endulzaron y era permisible con
muchas cosas sobre todo con el menor de sus hijos Nathan… pero ahora la raíz
del problema radicaba en que el par de demonios de su hijo mayor, estaban
desmadrados y querían hacer todo lo se les venía en gana y la culpa de aquello
según él lo tenía Ethan, que no sabía corregirlos, es que el hombre dejo toda
la educación en manos de su difunta esposa y ahora que ya no estaba ella pues
se vio superado, razón por la cual estaban todos en la casa paterna.
Un
conflicto que había decidido solucionar cuanto antes, teniendo una seria charla
con su hijo Ethan a su regreso del viaje que hizo motivo de trabajo yyyyy…
cortando de raíz las salidas de tono de sus nietos mientras estén bajo su
cuidado, y eso es lo que acababa de hacer con Lothar y tenía planeado hacer lo
mismo con el mayor de sus nietos Uther, quien a propósito no había dado
muestras de vida desde el medio día.
Pero
ajeno a los turbios pensamientos de su abuelo y al llanto de su hermano que de
primera mano había conocido el enojo de papá Mikel como solían llamarlo, Uther
estaba en su mambo celebrando anticipadamente su cumpleaños… iba a cumplir 16 y
que mejor que hacerlo disfrutando de las cosas buenas de la vida montado en una
4 x 4 con la música a reventar no solo los oídos sino los cristales de la
ciudad, él estaba absorto en su felicidad, burbujeante contemplando con cara de
bobo el panorama mientras robaba besos furtivos a diestra y siniestras a las
chicas que lo acompañaban.
Las
luces de la pequeña ciudad estaban a todo brillar, y en aquella movilidad la
bulla y el barullo era su show, Uther estaba con la boca pegada a una muchacha
de 17 años, compañera de curso, en realidad todos los del carro tenían esa
edad, él era el pollito del grupo porque
estaba un curso adelantado en el aula, y nada fuera eso, estaba mirando
doble efecto de la cervecita que sin darse cuenta se tomo como si fuera coca
cola, tenia dibujado en el rostro una sonrisa de oreja a oreja… se había
olvidado por completo de recoger las compras que anticipadamente hicieran su
padre y su abuelo del centro comercial, total pensó recordando sus
recomendaciones en un momento de lucidez al pasar por un centro comercial
similar al de su casa, levantando los hombros con desdén.
- Seguro Miranda
lo recoge – murmuro
- ¿Recoger que
bombón? – pregunto Carmiña volviendo a besas su boca y
Uther murmuro una extraña respuesta mientras devolvía el beso, pero al mismo
tiempo enviada un cortes mensaje a su abuela diciendo que estaba algo atrasado
(5 horas), NO HABÍA VENIDO NI A ALMORZAR,
Mientras
tanto en casa; Miranda preparaba la cena de año nuevo, sería la primera vez que
todos estarían juntos y algo le llamo la
atención, un peculiar ruido en la habitación de su nieto menor, como olvidar
aquello, ocasionalmente, pero muy
ocasionalmente Mikel solía colorear el trasero del menor de sus hijos…
suspiro y cerró los ojos y un nudo se formo en su estómago, era el típico PLAF
PLAF PLAF… musicalizado por los estertores, grititos, juramentos vacios, y los
típicos AUUU, AYYY BUU YA NO POR FAVOR y demás que solo se dan, cuando algún
culete mal educado esta justamente desnudo sobre las rodillas del jefe del
hogar, siendo reprendido, pensaba con nostalgia Miranda y pena a la vez, su
marido, de 56 años Mikel, estaba arriba con el menor de sus nietos ajustando
cuentas, unas dolorosas cuentas por lo visto, qué habría hecho el crio para
despertar la ira de Mikel....
- Te quedas ahí,
hasta que llegue tu padre, y cuando el venga le cuentas la razón por la que
estás ahí mirando la pared, ¿entendido Lothar? – Ethan
llegaba esa misma tarde del Brasil, estaba en una conferencia médica
- AYYY, AYYYY
SIII, entendi, entendi – contestaba un compungido el
niño sin atreverse a darse la vuelta, ya sabía lo que sucedía si lo hacía, lo
había probado de la mano de su verdugo
- ¿Qué paso
cariño? – pregunto Miranda cuando su marido ingreso a
la cocina por agua, se lo notaba tenso
- Pregúntale a
la joyita – respondió colocando el vaso en su lugar – ahora vuelvo
¿sí?, tengo que concluir con las historias – dijo pensando en la
pila de papeles de su consultorio, el trabajaba ahora por su cuenta – Miranda… ¿ha
llegado Uther? – pregunto mirando su reloj frunciendo el ceño, se
acababa de percatar que no lo había visto en toda la tarde
- No – contesto
abriendo la mensajería – ese muchacho no contesta el móvil – dijo
volviendo a marcar el numero del nieto por sexta vez – y no está apagado solo no contesta – dijo
frustrada –
no vino ni a almorzar… menos mal se digno en un mensaje diciendo que llegaba
tarde y que no recogería las cosas, y ya son las 6 de la tarde – confirmo
su hora, pero que mocoso pensó, no queriendo poner cara de enojo porque sabía
que si se quejaba, Mikel era capaz de darle una reverenda paliza a Uther, ya se
lo había comentado
- ¿Y Ethan y Nathan? – Mikel
no solo quería saber de los pasos de los menores sino de los mayores, sus hijos
- Ethan dijo que
su vuelo se demorara una hora y Nathan no llego, ni llamo aún – suspiro
Miranda
- Por lo visto
Lothar no será el único que duerma con el trasero ardiendo esta noche – contesto
fastidiado
- ¿Alguien esta amenazándome secretamente y yo inocente sin haber hecho nada?
Hablo
Nathan desde el umbral de la puerta dejando la ropa sobre el perchero y
colocando los bolsos de compras en la mesa junto a tres enormes regalos
envueltos, eran los obsequios de navidad atrasados para los chicos, pero además
era el regalo de cumpleaños para Uther, esa noche misma estaba por cumplir los
16 años, había nacido el mismo 1 de enero, así que la cena era más que
especial, él sabía que la amenaza esa no podía ser verdad y menos para ambos,
excepto quizás para el cumpleañero, mmmmm pensó, si papa decide ponerle una
mano encima nadie lo salvaría ni siquiera su propio progenitor, vamos que Ethan
nunca estaba ni ahí para corregir a los
muchachos, y ahora desde que vivían todos en casa del abuelo, porque siendo la
propiedad inmensa y habiendo decidido construir ahí mismo un departamento al
fondo por comodidad y por seguridad de
los críos, que tras la muerte de Griselda la madre, estaban más descocados que
nunca y el papa sin mucho tiempo para ellos, todos habían previsto que lo más
conveniente era volver a la casa paterna central, o sea la casa del
abuelo… pero este había puesto una
condición, si los chicos se portaban mal y Ethan no los corregía por diversas
razones, lo haría él y Ethan no tuvo ningún inconveniente, total unos azotes no
lo habían matado a él y sería bueno para el par de diablillos que tenia ahora
sin madre.
…..Las
horas habían pasado y era ya las ocho de la noche, Uther se dejo llevar a la
playa de aquella laguna y estaba en pleno festejo de sus 16 años, le mezclaron la bebida con gaseosa y él claro
sin notar el sabor del trago se bebió todo de un solo sorbo y cayo redondo a la
arena, el teléfono se prendió y fue Augusto su compañero de berrinche quien
contesto, y al oír la enojada voz del otro lado de la línea, solo atino a decir
la verdad e indicar donde se hallaba Uther en ese momento, tirado sobre la
arena en la laguna de Palos Blancos, Mikel salió como un búfalo de lo enfadado
que estaba acompañado de Nathan que fue
quien lo alzo del suelo y dándole café en polvo en la boca lo hizo despertar,
Mikel ardía de la rabia, estaba furioso con el muchacho y con el padre del
muchacho, grandísimo estúpido que no tenía la mínima cortesía de llamar o
preguntar por sus hijos, estaba todo el puto día metido en el hospital sino era
con cirugías era con las enfermeras… la cena de año nuevo estaba a punto de ser
cancelada.
Durante
el largo viaje de regreso que duro como una hora más la hora de ida, claro
Uther durmió la mona y tuvo tiempo de despejarse y miro asombrado a su
abuelo porque no tenía ni idea de cómo
estaba ahí en la movilidad de él, cuando estaba según él minutos antes en los
brazos de Carmiña, y de paso a su lado estaba nada menos que su tío Nathan,
mirándole de reojo sin hacer ruido y luego de codearle le hizo una mueca
extraña con la mano, había puesto su mano abierta con los dedos juntos y azoto
el aire y luego con los dedos le señalaba al abuelo y luego a él, como
diciendo, estas frito tío, el, te las dará esta noche misma, Uther trago
saliva, sabía que a veces castigaba a su tío, nunca lo vio, pero lo sabía, lo
que no sabía era como, puesto que su padre jamás lo azoto.
Al
llegar a casa, la abuela le dio un abrazo y un beso, pero luego de eso, le jalo
la oreja y le dijo en señal de sentencia y advertencia
- Sube a tu
habitación jovencito y esperas ahí a tu abuelo con los pantalones bajados – Uther
solo atino a abrir los ojos enormemente como platos de la vergüenza, estaba
punto de enterarse de los métodos del jefe del clan
- Hola abuela – saludo
como queriendo ganar tiempo
- Ya oíste a tu
abuela Uther, sube y me esperas ahí con los pantalones bajados ¿entendido? – ordeno
Mikel con ese tono que no admite discusión
- ¿En serio? – comento
mirando a todos, incrédulo y como nadie respondió, dirigió la mirada a su
abuelo preguntándose directamente – ¿estás bromeando no? – y un jalón de orejas
fue la respuesta
– auuchh
- He dicho que
subas y me esperes con los pantalones bajados – y
abrió la boca para protestar pero su tío Nathan lo jalo del brazo camino a su alcoba
- Apúrate, sino
será peor – le dijo y se entro a la habitación con él
Uther subió las gradas con paso lento y de condenado, Nathan lo apuro tomándole
del cuello sin que vean ninguno de sus padres
- ¿Qué hago?
- Pues si tú fueras yo…… me pongo de cara a la pared sin hacer ruido y espero que venga, a veces eso ablanda la mano de papa
- Peroooo
- Pero nada
Uther, eres un tonto de remate, ¿cómo se te ocurre? – le reñía como si
fuera un adulto siendo un medio mocoso
- Pero mañana es mi cumpleaños, y papa me dio permiso para ir con mis amigos a festejar
- ¿A festejar? ¿Hoy o mañana? – y se
hizo un silencio, eso lo decía todo, no era hoy – ¿y
él sabe que había bebidas? Y en la laguna? – le decía pegado a la
puerta con el oído atento a las pisadas de Mikel, seguro estaba sopesando la
idea de castigarlo
- NOOO, pero, es
un festejo – contestaba sentado en la cama mirando el
suelo con los ojos aguados totalmente, tenía miedo de que Mikel lo castigue, su abuelo era un
poco estilo militar y es que en parte lo era, era médico militar retirado del
ejército, jubilado ya y un jodido con la disciplina, siempre estaba amonestando
a su padre por lo descuidado que a veces era con los chicos y lo blando de sus
métodos. Mikel era a la antigua usanza.
- Ya viene
Uther, ponte de cara a la pared – aviso Nathan
apurándose a salir
- No te vayas
tengo miedo – le sostuvo del brazo – ¿va a doler? – Nathan se
quedo mirándole un rato al no entender la pregunta
- ¿Cómo?
- ¿Va a doler?
- ¿Qué cosa
- Lo que haga el
papá – solía llamarlo el papa
- Si, va a
doler, pero luego pasara – le dijo y sonrío para darle
ánimos antes de desaparecer de aquella habitación…
Buscaba esta historia cómo loca! Extrañe tanto a la familia!
ResponderEliminarGracias infinitas!