sábado, 7 de noviembre de 2020

Los Th: Cap. 1; Autora Marambra

 Los Th, una estirpe donde el amor es la medicina

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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 7 de Noviembre del 2020.
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Capítulo 1

Nuevas Reglas

Autora: Marambra

 

Mikel volvió a ingresar al dormitorio del niño con él que acababa de tratar, esperando dar por terminado este asunto, pero apenas abrió la puerta un horrible dolor de cabeza lo hizo preso y no era para menos, el mocoso acababa de desobedecerlo… nuevamente; así que nada, tendría que apretar un poco más las cuerdas de su violín.

 

  • Plaf plaf plaf PLAF PLAF plaf plaf PLAF PLAF – y nuevamente llovieron los azotes sobre el trasero, pero esta vez sobre la piel desnuda, Mikel, no quiso hacerlo en un inicio, pero esto estaba de buen tamaño ya, así que coloco de nuevo al peque sobre su regazo y de un tirón el pantalón y la ropa interior fueron a parar a media pierna
  • NO, NO, NOOO – se oyó inicialmente al mocoso chillar por sus ropas que eran bajadas de sus cadera, para luego sumarse las quejas y el llanto, definitivamente, su abuelo acababa de introducirlo a otro nivel de dolor – AUUU Ayyy ayy YAAA, YAA, YAA – rogaba procurando meter las manos a la retaguardia, pero su abuelo estaba decidido a cortar las desobediencias de cuajo, por lo menos cuando la orden venía de él
  • Plaf plaf PLAFF PLAF PLAF plaf plaf
  • Yaaa, abueeeloo DUEELE  – grito exageradamente
  • PUES ME ALEGRO, ESO ES PARA QUE APRENDAS A OBEDECER – dijo Mikel elevando un poco la voz sobre el llanto del muchacho – ahora ¡aquí! – dijo tras pararlo y ayudarlo a subir su ropa conduciéndolo hacia un rincón de su dormitorio de cara a la misma – QUIETITO – ordeno – ahora quita las manos de ahí – le dijo al fijarse que el mocoso empezaba a frotarse el trasero – te quedas mirando la pared hasta que yo te lo ordene – recalco Mikel poniendo las manos del chico sobre su cabeza, pero apenas se giró Lothar, empezó a subir su ropa – …. Hey hey hey, por ahí no va la cosa mocosito, tu no vas a subirte la ropa interior
  • PERO NO QUIERO ESTAR SIN ROOOOPA – grito enfadado dándose la vuelta y subiéndose el pantalón
  • PLAF PLAF PLAF TE DIJE MIRANDO LA PARED LOTHAR, TE QUEDAS AHÍ HASTA QUE TERMINE CON LAS HISTORIAS QUE TENGO PENDIENTES EN EL CONSULTORIO –  El abuelo había hablado con palabras y con hechos


Lothar de 14 años, había empezado la edad del pavo y estaba más distraído, desobediente, contestón, arrebatado y flojo que una cabra de monte, empezaba una nueva vida en casa de su abuelo Mikel, un hombre de costumbres muy clásicas y estrictas, tenía dos hijos varones, Nathan de 19 y Ethan de 35 años este a su vez viudo con dos niños Uther y Lothar, bueno Uther de 16  un verdadero dolor de cabeza, vamos un tiro al aire y Lothar de 14 que andaba por los mismo pasos que su hermano.

Mikel el abuelo y su esposa Miranda estaban en casa al cuidado de ambos muchachos Uther y Lothar mientras su padre iba a trabajar al hospital del seguro más grande de la ciudad, ambos Mikel y Ethan (padre e hijo) eran médicos, y el hijo menor Nathan, andaba por los mismos pasos, había salido bachiller y este era su primer año en la facultad de medicina, mientras que Uther y Lothar, aun estaban en el colegio… bueno ahora mismo de vacaciones.

Era diciembre, finales de año y era apenas dos meses atrás que se vinieron a vivir a la casa grande del abuelo de ambos, su madre había fallecido recientemente y el viudo se dio cuenta que no podia controlar a sus hijos mientras estaba en el trabajo, porque lo que acepto la oferta de sus padres de volver a la casa grande y construir una planta adosada a la construcción original, así tendría su propio espacio y al mismo tiempo alguien que vele por los muchachos que andaban no solo a sus anchas sino algo descuidados en materia de alimentación y aseo, lo primero porque claro, comían lo que papá traía de la pensión que no siempre era saludable sobre todo para los muchachos y segundo porque el par de marranos alegaban que un poco de sudor apenas se notaba si no había nadie en casa; así que se fueron a vivir con sus abuelos.

Pero el que lo estaba pasando fatal con esta decisión era Mikel y no es que no quiera que sus nietos estén en casa, él los adoraba, el problema era que Mikel era un hombre apegado a normas rígidas, militar en sus años mozos, médico internista del ejercito con grado y ahora jubilado, estaba acostumbrado a la obediencia inmediata, obviamente los años lo endulzaron y era permisible con muchas cosas sobre todo con el menor de sus hijos Nathan… pero ahora la raíz del problema radicaba en que el par de demonios de su hijo mayor, estaban desmadrados y querían hacer todo lo se les venía en gana y la culpa de aquello según él lo tenía Ethan, que no sabía corregirlos, es que el hombre dejo toda la educación en manos de su difunta esposa y ahora que ya no estaba ella pues se vio superado, razón por la cual estaban todos en la casa paterna.

Un conflicto que había decidido solucionar cuanto antes, teniendo una seria charla con su hijo Ethan a su regreso del viaje que hizo motivo de trabajo yyyyy… cortando de raíz las salidas de tono de sus nietos mientras estén bajo su cuidado, y eso es lo que acababa de hacer con Lothar y tenía planeado hacer lo mismo con el mayor de sus nietos Uther, quien a propósito no había dado muestras de vida desde el medio día.

Pero ajeno a los turbios pensamientos de su abuelo y al llanto de su hermano que de primera mano había conocido el enojo de papá Mikel como solían llamarlo, Uther estaba en su mambo celebrando anticipadamente su cumpleaños… iba a cumplir 16 y que mejor que hacerlo disfrutando de las cosas buenas de la vida montado en una 4 x 4 con la música a reventar no solo los oídos sino los cristales de la ciudad, él estaba absorto en su felicidad, burbujeante contemplando con cara de bobo el panorama mientras robaba besos furtivos a diestra y siniestras a las chicas que lo acompañaban.

Las luces de la pequeña ciudad estaban a todo brillar, y en aquella movilidad la bulla y el barullo era su show, Uther estaba con la boca pegada a una muchacha de 17 años, compañera de curso, en realidad todos los del carro tenían esa edad, él era el pollito del grupo porque  estaba un curso adelantado en el aula, y nada fuera eso, estaba mirando doble efecto de la cervecita que sin darse cuenta se tomo como si fuera coca cola, tenia dibujado en el rostro una sonrisa de oreja a oreja… se había olvidado por completo de recoger las compras que anticipadamente hicieran su padre y su abuelo del centro comercial, total pensó recordando sus recomendaciones en un momento de lucidez al pasar por un centro comercial similar al de su casa, levantando los hombros con desdén.

 

  • Seguro Miranda lo recoge – murmuro
  • ¿Recoger que bombón? – pregunto Carmiña volviendo a besas su boca y Uther murmuro una extraña respuesta mientras devolvía el beso, pero al mismo tiempo enviada un cortes mensaje a su abuela diciendo que estaba algo atrasado (5 horas), NO HABÍA VENIDO NI A ALMORZAR,


Mientras tanto en casa; Miranda preparaba la cena de año nuevo, sería la primera vez que todos estarían juntos  y algo le llamo la atención, un peculiar ruido en la habitación de su nieto menor, como olvidar aquello, ocasionalmente, pero muy  ocasionalmente Mikel solía colorear el trasero del menor de sus hijos… suspiro y cerró los ojos y un nudo se formo en su estómago, era el típico PLAF PLAF PLAF… musicalizado por los estertores, grititos, juramentos vacios, y los típicos AUUU, AYYY BUU YA NO POR FAVOR y demás que solo se dan, cuando algún culete mal educado esta justamente desnudo sobre las rodillas del jefe del hogar, siendo reprendido, pensaba con nostalgia Miranda y pena a la vez, su marido, de 56 años Mikel, estaba arriba con el menor de sus nietos ajustando cuentas, unas dolorosas cuentas por lo visto, qué habría hecho el crio para despertar la ira de Mikel....

 

  • Te quedas ahí, hasta que llegue tu padre, y cuando el venga le cuentas la razón por la que estás ahí mirando la pared, ¿entendido Lothar? – Ethan llegaba esa misma tarde del Brasil, estaba en una conferencia médica
  • AYYY, AYYYY SIII, entendi, entendi – contestaba un compungido el niño sin atreverse a darse la vuelta, ya sabía lo que sucedía si lo hacía, lo había probado de la mano de su verdugo
  • ¿Qué paso cariño? – pregunto Miranda cuando su marido ingreso a la cocina por agua, se lo notaba tenso
  • Pregúntale a la joyita – respondió colocando el vaso en su lugar – ahora vuelvo ¿sí?, tengo que concluir con las historias – dijo pensando en la pila de papeles de su consultorio, el trabajaba ahora por su cuenta – Miranda… ¿ha llegado Uther? – pregunto mirando su reloj frunciendo el ceño, se acababa de percatar que no lo había visto en toda la tarde
  • No – contesto abriendo la mensajería – ese muchacho no contesta el móvil – dijo volviendo a marcar el numero del nieto por sexta vez – y no está apagado solo no contesta dijo frustrada – no vino ni a almorzar… menos mal se digno en un mensaje diciendo que llegaba tarde y que no recogería las cosas, y ya son las 6 de la tarde – confirmo su hora, pero que mocoso pensó, no queriendo poner cara de enojo porque sabía que si se quejaba, Mikel era capaz de darle una reverenda paliza a Uther, ya se lo había comentado
  • ¿Y  Ethan y Nathan? – Mikel no solo quería saber de los pasos de los menores sino de los mayores, sus hijos
  • Ethan dijo que su vuelo se demorara una hora y Nathan no llego, ni llamo aún – suspiro Miranda
  • Por lo visto Lothar no será el único que duerma con el trasero ardiendo esta noche – contesto fastidiado
  • ¿Alguien esta amenazándome secretamente y yo inocente sin haber hecho nada?


Hablo Nathan desde el umbral de la puerta dejando la ropa sobre el perchero y colocando los bolsos de compras en la mesa junto a tres enormes regalos envueltos, eran los obsequios de navidad atrasados para los chicos, pero además era el regalo de cumpleaños para Uther, esa noche misma estaba por cumplir los 16 años, había nacido el mismo 1 de enero, así que la cena era más que especial, él sabía que la amenaza esa no podía ser verdad y menos para ambos, excepto quizás para el cumpleañero, mmmmm pensó, si papa decide ponerle una mano encima nadie lo salvaría ni siquiera su propio progenitor, vamos que Ethan nunca estaba ni ahí para corregir  a los muchachos, y ahora desde que vivían todos en casa del abuelo, porque siendo la propiedad inmensa y habiendo decidido construir ahí mismo un departamento al fondo  por comodidad y por seguridad de los críos, que tras la muerte de Griselda la madre, estaban más descocados que nunca y el papa sin mucho tiempo para ellos, todos habían previsto que lo más conveniente era volver a la casa paterna central, o sea la casa del abuelo…  pero este había puesto una condición, si los chicos se portaban mal y Ethan no los corregía por diversas razones, lo haría él y Ethan no tuvo ningún inconveniente, total unos azotes no lo habían matado a él y sería bueno para el par de diablillos que tenia ahora sin madre.

…..Las horas habían pasado y era ya las ocho de la noche, Uther se dejo llevar a la playa de aquella laguna y estaba en pleno festejo de sus 16 años,  le mezclaron la bebida con gaseosa y él claro sin notar el sabor del trago se bebió todo de un solo sorbo y cayo redondo a la arena, el teléfono se prendió y fue Augusto su compañero de berrinche quien contesto, y al oír la enojada voz del otro lado de la línea, solo atino a decir la verdad e indicar donde se hallaba Uther en ese momento, tirado sobre la arena en la laguna de Palos Blancos, Mikel salió como un búfalo de lo enfadado que estaba acompañado de Nathan  que fue quien lo alzo del suelo y dándole café en polvo en la boca lo hizo despertar, Mikel ardía de la rabia, estaba furioso con el muchacho y con el padre del muchacho, grandísimo estúpido que no tenía la mínima cortesía de llamar o preguntar por sus hijos, estaba todo el puto día metido en el hospital sino era con cirugías era con las enfermeras… la cena de año nuevo estaba a punto de ser cancelada.

Durante el largo viaje de regreso que duro como una hora más la hora de ida, claro Uther durmió la mona y tuvo tiempo de despejarse y miro asombrado a su abuelo  porque no tenía ni idea de cómo estaba ahí en la movilidad de él, cuando estaba según él minutos antes en los brazos de Carmiña, y de paso a su lado estaba nada menos que su tío Nathan, mirándole de reojo sin hacer ruido y luego de codearle le hizo una mueca extraña con la mano, había puesto su mano abierta con los dedos juntos y azoto el aire y luego con los dedos le señalaba al abuelo y luego a él, como diciendo, estas frito tío, el, te las dará esta noche misma, Uther trago saliva, sabía que a veces castigaba a su tío, nunca lo vio, pero lo sabía, lo que no sabía era como, puesto que su padre jamás lo azoto.

Al llegar a casa, la abuela le dio un abrazo y un beso, pero luego de eso, le jalo la oreja y le dijo en señal de sentencia y advertencia

 

  • Sube a tu habitación jovencito y esperas ahí a tu abuelo con los pantalones bajados – Uther solo atino a abrir los ojos enormemente como platos de la vergüenza, estaba punto de enterarse de los métodos del jefe del clan
  • Hola abuela – saludo como queriendo ganar tiempo
  • Ya oíste a tu abuela Uther, sube y me esperas ahí con los pantalones bajados ¿entendido? – ordeno Mikel con ese tono que no admite discusión
  • ¿En serio? – comento mirando a todos, incrédulo y como nadie respondió, dirigió la mirada a su abuelo preguntándose directamente – ¿estás bromeando no? – y un jalón de orejas fue la respuesta – auuchh
  • He dicho que subas y me esperes con los pantalones bajados – y abrió la boca para protestar pero su tío Nathan lo jalo del  brazo camino a su alcoba
  • Apúrate, sino será peor – le dijo y se entro a la habitación con él Uther subió las gradas con paso lento y de condenado, Nathan lo apuro tomándole del cuello sin que vean ninguno de sus padres
  • ¿Qué hago?
  • Pues si tú fueras yo…… me pongo de cara a la pared sin hacer ruido y espero que venga, a veces eso ablanda la mano de papa
  • Peroooo
  • Pero nada Uther, eres un tonto de remate, ¿cómo se te ocurre? –  le reñía como si fuera un adulto siendo un  medio mocoso
  • Pero mañana es mi cumpleaños, y papa me dio permiso para ir con mis amigos  a festejar
  • ¿A festejar?  ¿Hoy o mañana? – y se hizo un silencio, eso lo decía todo, no era hoy –  ¿y él sabe que había bebidas? Y en la laguna? – le decía pegado a la puerta con el oído atento a las pisadas de Mikel, seguro estaba sopesando la idea de castigarlo
  • NOOO, pero, es un festejo – contestaba sentado en la cama mirando el suelo con los ojos aguados totalmente, tenía miedo  de que Mikel lo castigue, su abuelo era un poco estilo militar y es que en parte lo era, era médico militar retirado del ejército, jubilado ya y un jodido con la disciplina, siempre estaba amonestando a su padre por lo descuidado que a veces era con los chicos y lo blando de sus métodos. Mikel era a la antigua usanza.
  • Ya viene Uther, ponte de cara a la pared – aviso Nathan apurándose a salir
  • No te vayas tengo miedo – le sostuvo del brazo – ¿va a doler?Nathan se quedo mirándole un rato al no entender la pregunta
  • ¿Cómo?
  • ¿Va a doler?
  • ¿Qué cosa
  • Lo que haga el papá – solía llamarlo el papa
  • Si, va a doler, pero luego pasara – le dijo y sonrío para darle ánimos antes de desaparecer de aquella habitación…


1 comentario:

  1. Buscaba esta historia cómo loca! Extrañe tanto a la familia!
    Gracias infinitas!

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