La vida no es un sueño : Cap. 1; Autora Chany

La Vida  no es un sueño

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 17 de Abril del 2017

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Capitulo 1

 Cuando uno despierta

Autora: Chany

ADVERTENCIA, ANTES DE QUE LEAN QUIERO ACLARAR QUE LO MAS CERCA QUE ESTUVE DE UN ABOGADO FUE CUANDO RENDÍ NEUROPSICOLOGÍA Y EN LA MESA DE EXAMEN DE AL LADO RENDÍAN LOS ALUMNOS DE DERECHO. DICHO ESTO SEPAN DISCULPAR SI ME INVENTO ALGUNA LEY O ME SALTO ALGUNA, POR PREVENCIÓN NO SITUÉ LA HISTORIA EN NINGÚN PUNTO GEOGRÁFICO NI HISTÓRICO. ESPERO QUE LES GUSTE.

La vida de Edgar era el sueño Americano, había conocido a Estrella la mujer de sus sueños en el último año del bachillerato e ingresaron juntos a la Universidad donde ambos obtuvieron sus títulos en Ciencias de la educación, consiguiendo al poco tiempo empleo, él en la misma Universidad y ella en una escuela secundaria católica y conservadora.

Con un préstamo de los padres de Ed y una hipoteca compraron su primera casa en un buen barrio, el mismo donde Ed se había criado y se establecieron definitivamente en la cuidad y ya sólo una cosa faltaba para completar sus vidas y aunque  demoró en llegar… la noticia de un bebé lleno el corazón de Edgar a más no poder. Cuando llegaron a los 8 meses de gestación Estella tomó la licencia por maternidad y se dedicó a ultimar detalles para la llegada de Mateo.

A una semana de la licencia Edgar salió de la Universidad temprano por una huelga estudiantil donde habían tomado las aulas por la mala gestión del rector y para aprovechar se apresuró en llegar a casa para sorprender a su esposa, compró helado de mascarpone que era el recurrente antojo de su mujer y llegó a casa, pero la sorpresa se la llevo él, nunca hubiera podido imaginar como ese sólo instante cambiaría todo su mundo.

Un muchacho de uniforme era sacado a empujones de su casa por Estella…. El chico lloraba mares y suplicaba a ella la verdad y juraba amor eterno.

• Si el bebé es mío me voy a hacer cargo – prometía el muchachito ese con la voz quebrada – ¡TE AMO! – juraba – Voy a dejar todo y seremos una familia… LO JURO – Ed no podía negar que había pasión en la voz de ese mozuelo – Puedo trabajar y estudiar… buuaaa…  – y arranco a llorar – además dijiste que no iba a ser como con los otros….que me amabas… por favor….buuaaa… no me corras… – en el rostro del muchacho se dibujaba el desespero mientras sus pies hacían un esfuerzo sobrehumano para anclarse al pórtico y sus manos se sostenían del marco de la puerta, no había forma de que sea un mal entendido.

El mundo se derrumbó a los pies de Edgar y aunque en realidad no había comprendido la magnitud y el peso de esas palabras del todo aún,  por un momento el impacto de esa imagen lo congelo como si un calambre se apoderara de cada músculo de su cuerpo. Pero ver a ese mocoso en la puerta de su casa tratando de forzar la entrada despertó sus más bajos instintos.

Se sintió engañado, y como muchos su ira se dirigió no hacia la mujer que le debía fidelidad, tal vez porque era una mujer o tal vez porque  estaba embarazada y él de verdad necesitaba golpear a alguien en ese momento así que sin pensarlo fue directo al chico y lo tomó del brazo y de un tirón lo apartó….

Él casi sale volando, Edgar era un adulto de 34 años que se ejercitaba a diario y tenía buenos genes e Ignacio era un crío de 15 desgarbado y lloroso, lo agarró de la solapa dispuesto a darle una piña en la cara mientras procesaba a mil por horas la información y la ira, la incertidumbre y el dolor se aportaban de sus actos, pero en un momento pudo al fin enfocar la vista que había estado nublada hasta ese momento y vio la cara de terror de aquel mocoso. En un segundo cambio el trayecto de su mano y le dio un solo azote en el trasero al chico que lo impulsó hacia la vereda mientras le gritaba:

• ¡¡¡FUERAAA!!!

E Ignacio desapareció calle arriba corriendo, probablemente sin haber sentido el golpe, pero la duda y el dolor no se fueron con él… se clavaron en el corazón de Ed para no salir más. Ahora igual que aquél niño asustado que acababa de salir corriendo, él necesitaba saber la verdad. La primera pelea real de la pareja llegaba después de 17 años de haberse conocido, de repente  Edgar sentía que no conocía a aquella mujer con la que había compartido la mitad de su vida y después de tratar de creer las palabras que salían de su boca jurando que todo era mentira de aquel mocoso que sólo era un alumno que la acosaba decidió fingir que le creía.

Pero la aparente calma duro sólo una semana cuando un abogado del juzgado de la provincia se presentó junto a la policía en su casa para aprenderla por abuso de un menor. Edgar consiguió la libertad condicional gracias a su embarazo avanzado y a que el juez de la causa era el padre de su alumno de filosofía en la U, pero durante la semana las cosas empeoraron y a la primera se le sumaron 4 causas más incluyendo la de un ex alumno que ahora tenía 20 años.

En el juicio él tuvo que soportar pruebas tras pruebas de la infidelidad de su mujer incluyendo un ADN que confirmaba sus peores pesadillas, aquel bebé que tanto había esperado no era suyo, su mujer fue declarada culpable , solo tenía que esperar la sentencia.

El día antes de la última audiencia él estaba sólo en la casa de su hermano Juan que lo había acogido porque ya no podía regresar al que había sido su hogar pensando en cómo en menos de un mes su vida de sueño se destruyó por completo, cuando de repente sonó el teléfono que con ese horrible y repetitivo RING RIIING retumbando en su cabeza aumentando el terrible dolor que ya traía gracias a la depresión y a esa botella de vodka que había comprado hace cuatro horas. Decidió atender para poder silenciar aquel horrible sonido pero jamás espero escuchar esa voz del otro lado del teléfono.

• Ed, no cuelgues por favor… necesito ayuda y no tengo a nadie más – eso era cierto pues Estella no tenía hermanos y desde el divorcio de sus padres sólo había mantenido contacto con su madre que había fallecido ya hace 5 años y tras los escándalos mediáticos por el juicio, la escuela había rescindido su contrato y las amigas docentes que tenía no querían ser relacionadas con ella – es el bebe…el bebé ya viene – a Edgar el corazón se le detuvo y salió en busca de su auto para ir por ella. A pesar de la pesadilla vivida y de que no podía ver a esa mujer sin sentir rencor en su corazón, el bebé, ese bebé que había esperado tanto no tenía la culpa y aunque ya no sentía amor por la mujer que lo llevaba en vientre, todavía sentía amor por aquel niño al que había cantado, leído, platicado y elegido el nombre.

Casi sin mediar palabras más allá de las necesarias llegaron al hospital y el se quedo en la sala de esperas, el niño no tardó en llegar y aún sabiendo que aquel hijo no era suyo no pudo evitar sonreír cuando a través de las puertas se oía el llanto de ese varón con el que tanto había soñado y un nudo se apoderó de su pecho y las lágrimas de sus ojos.

• Papá puede pasar a conocer al bebé – Dijo el Dr. interrumpiendo los pensamientos de Ed, él se cuestionaba porque esa mujer le había negado al hijo que tanto quería, tal vez ella se cansó de que mes a mes una nueva desilusión  tocará sus puertas. Estaba claro que el culpable de no poder concebir era él, tal vez había orillado a su esposa a buscar un hombre capaz de engendrar el hijo que tanto quería. Cuando el médico lo sacó de sus negros pensamientos pronunciando esas dos sílabas que tanto había anhelado escuchar. PAPÁ  – Papá puede pasar a conocer al bebé – Su corazón pudo más que su cabeza y entró decidido a conocer a ese bebé y aunque el juez, el ADN y el mundo digan lo contrario ese era su hijo. 
• Papá puede pasar a conocer al bebé – Su corazón pudo más que su cabeza y entró decidido a conocer a ese bebé y aunque el juez, el ADN y el mundo digan lo contrario ese era su hijo.
• Claro – Contesto sin pensarlo mas. Después de sostener a su bebé en brazos por unos momentos, una enfermera se lo llevo pues debían realizar todas las pruebas de rigor, vacunar, limpiar y vestir al niño. Así que él fue llevado otra vez a la sala de espera mientras su (todavía) esposa era trasladada a la habitación privada que él mismo había pagado para el acontecimiento. Lo que nadie se esperaba es que al llevar al bebé de nuevo con su madre no habría  nadie para recibirlo, Estella se había fugado sin dejar ningún rastro aparte de una borrosa imagen en la cámara de seguridad de ella saliendo del sanatorio con una maleta… la misma con la que había llegado y que supuestamente tenía lo necesario para el bebé.

Todo paso tan rápido que cuando salió del shock Edgar había firmado varios papeles como padre del niño (pues en la oficina de maternidad del sanatorio nadie estaba al tanto de la situación y el niño estaba cubierto por el seguro de Ed y él era el esposo de la madre por lo que nadie cuestionó su paternidad) y así después de tres días de dar aviso a la policía y el cruce de datos con el juzgado sobre la situación legal de la madre, Edgar salió de aquel lugar con su hijo en brazos.

• Juan necesito estar seguro de que nadie pueda quitarme a mi bebé – Le decía con desespero a su hermano y abogado
• Legalmente eres el padre Mateo – contesto su interlocutor – pero, como dijo la asistente social, si el padre biológico presenta una demanda demostrando su paternidad eso puede cambiar – eso era algo que no quería oír ni de asomo, pero era mejor estar enterado – Ahora sólo toca esperar, el juzgado familiar lo va a notificar para que conozca sus derechos como progenitor y dependerá de su decisión – y Ed sintió un nudo en la garganta ante la posibilidad de que se lleven al pequeño de su lado – Lo lamento, pero por el momento no hay nada más que hacer, por favor sólo te pido que no te alejes, llevo días tratando de contactarte, sé que es difícil pero no es saludable este encierro al que te condenaste y condenaste a Mateo, hermanito… sólo te pido que me abras la puerta para poder verte

Las palabras de Juan no dejaban de atormentar a Ed tanto que sus ideas estaban tontamente desordenadas despertaba cada día con la incertidumbre de si sería el último en el que podría estar con su bebé “no hay nada más que hacer” oía las palabras de Juan en su cabeza. Se había propuesto cuidar a su bebé pero por otro lado tenía miedo de encariñarse más si es que era posible y que de un día para el otro un mocoso le quitaran a su ser más preciado, necesitaba buscar una salida rápida, algo que ayude a mitigar la agonía de la incertidumbre y comenzó a beber sin control. Para cuidar al bebe contrataba  niñeras o acudía  a su  hermano cuya esposa adoraba a Mateo, pero que tenía unas gemelas de dos años para cuidar, la situación era lamentable e insostenible por lo que a Juan no le quedo más que llamar su padre para pedir ayuda.

Paul estaba al tanto de todo lo que su hijo había tenido que atravesar el último mes y medio y lo llamaba casi a diario pero no podía dejar a su esposa sola en Francia y viajar ya que había estado enferma, pero en cuanto Lucinda supo aunque a medias lo que pasaba con su hijo obligó a su esposo a tomar ese vuelo.

Cuando llegó encontró a su hijo borracho hasta las patas tirado en el suelo de la cocina, el niño estaba con una vecina que había tocado la puerta de la casa en varias oportunidades y al no obtener respuestas supuso que Ed no había llegado y a la quinta vez que fue a insistir se encontró con Paul quien había abierto la puerta con la llave escondida en la maceta y recibió al niño dormido para llevarlo a su cuarto. Volvió a la cocina por su adorado hijo quien apenas despertaba y al ver a su padre en casa se llevó un susto de muerte que casi le hizo pasar la borrachera al instante.

• Llamó prácticamente todos los días para saber cómo esta mi hijo y que me responde? – dijo Paul mirándolo enojado, pero solo obtuvo silencio por parte de ED, así que volvió a hablar – ¿QUE ME DIJISTE? – Ahora el hombre estaba más que cabreado su hijo llevaba más de un mes mintiéndole. Y Ed reaccionó de la manera menos conveniente.
• SOY ADULTO Y SI NO QUIERO NO TE DIGO NADA Y CON MI VIDA HAGO LO QUE ME PLAZCA!! – Le gritó a su padre mientras se acercaba de manera intimidante el alcohol le daba “valentía” extra porque de otra forma nunca lo hubiera hecho. Pero con lo que no contó con que su padre no se asustó ni medio y reaccionó con la habilidad de quien había criado a tres muchachos y se quitó el cinto y tomó a Ed en menos de lo que su borrachera lo dejó reaccionar.
• ZAS ZAS ZAS A mi no me viene a faltar el respeto mocoso que así tenga 100 años yo soy su padre  ZAS ZAS ZAS – y papá empezó a no solo hablar sino hablar y marcar la importancia de aquellas palabras con un cinturonazo – y con su vida NO HACE LO QUE QUIERE porque ahora HAY UN BEBÉ que depende de usted ZAS ZAS ZAS y sí, me tiene que contar  ZAS ZAS ZAS porque para eso soy su padre carajo! – la sorpresa y las palabras se abrieron paso entre las capas que venía construyendo Ed sobre su dolor y estalló
• Papaaa es que ya no se qué hacer ….snif. ..tengo tanto miedo… me siento tan sólo – Sus lagrimas comenzaron a brotar sin control Ed no lloraba por los cintarazos sino por todo lo vivido por todo el dolor que acarreaba tras ese golpe a su amor propio, de saberse engañado y humillado públicamente, de sentirse herido en su machismo al no ser capaz de concebir y depender ahora de la voluntad de alguien más, de un simple mocoso que seguramente se había estado burlado a sus espaldas mientras él  era etiquetado con el rótulo de cornudo
• Ya hijo, ya… papá esta acá y te voy a ayudar – decía el padre mientras abrasaba al menor se sus hijos dejando que vacíe su dolor – juntos vamos a encontrar una solución a esto, no te voy a dejar sólo mi vida, ni a ti ni a mi nietecito
• ¡¡¡AHH!! Papá mi bebé!!! Dijo mientras trataba de salir corriendo cuando un momento de lucidez le recordó que lo había dejado con la vecina. Pero su padre lo detuvo.
• Esta arriba durmiendo – le dijo tranquilamente contando lo que sucedió – esa mujer me lo entregó en la puerta sin saber quién era yo…lo que me recuerda que tenemos todavía una conversación pendiente sobre la responsabilidad y el alcohol
• Auch – respondió después de que el alma le volvió al cuerpo, sabiendo cómo iba a acabar aquello pero no importaba ahora su padre estaría con él – me pegaste con el cinto –  lo acusó después de estar más tranquilo y habiendo repasado mentalmente lo sucedido, lo dijo haciendo un puchero que lo hacía parecer de 20 años menos en un tono de broma que pudo permitirse por el sentimiento de seguridad que le brindaba la sola presencia de ese hombre, necesitaba saber y confiar en que todo estaría bien –  nunca lo habías hecho – esta vez su tono era diferente, más serio, aunque ni el mismo supo si era un reclamo por la herida infringida en su orgullo adulto o el hecho de que se sintió perdido ante la reacción de su padre desconocida por él hasta ese momento no tan desconocida para sus hermanos
• Pero si te había advertido que si te pasabas con la bebida lo iba a hacer o ¿no? – respondió Paul levantando ligeramente los hombros, como diciendo hice lo que tenía que hacer.
• Eso fue hace mucho, el delito ya prescribió
• Jaa y ahora te interesa la ley ¡carajito!  

Le dijo divertido ya que había rogado que su hijo siguiera sus pasos aunque sin imponerlo, pero nunca le había interesado la carrera y se tuvo que resignar y apoyar a su hijo en su decisión y ahora le salía jugando al abogado, no pudo más que reír y acurrucar a su hijo entre sus brazos para disfrutar de aquel calorcito que había extrañado tanto.