domingo, 17 de abril de 2016

Palabra empeñada: Cap. 3; Autoras: Little Hoshi y Marambra

 Palabra empeñada

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 17 de Abril del 2016
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Capítulo 3

Coescrita: Little Hoshi y Marambra

 

Toc toc

 

Dick llamó a la puerta del despacho de Bruce a pesar de estar la puerta medio abierta, por alguna razón sus modales se refinaban sorprendentemente cuando su trasero estaba en la línea de fuego. Bruce apagó el monito de su computadora, y se levantó a abrirle, en vez de decir simplemente pasa como solía hacer; eso sorprendió a Dick, pero al mismo tiempo lo asusto un poco, pensó que Bruce se iba a ahorrar los preliminares e iba a calentarle el trasero directamente, así que tragó saliva y lo miró con pánico.

 

  • Pasa Richard – dijo Bruce tras carraspear un poco, abriendo la puerta de par en par y girándose sobre sus talones, para volver a su cómodo sillón giratorio. Bruce acababa de llamarlo Richard, en vez de Dick, eso era malo, muy malo, pensó Dick – cierra la puerta y toma asiento. Quiero hablar contigo muy seriamente – bueno, Bruce quería hablar, eso no estaba tan mal. Pero lo de cerrar la puerta, eso le ponía la piel de gallina. Dick obedeció a pesar que su instinto le decía “corre, corre, corre y no mires a tras” – Han llamado de la academia – le soltó la bomba en plena cara, pero Dick lo miró sin entender nada, si hubiera sido Jason Bruce se hubiera enfadado aún más por poner esa cara de inocente, pero sabía que Dick si ponía esa cara no era para disimular, realmente estaba desubicado, desventajas de ser tan buen alumno – Era tu profesor de literatura – le informó con aspereza.
  • Ah – respondió, nervioso, buscando una rápida excusa en la cabeza, cayendo en cuenta en los dos últimos trabajos que se quedo sin presentar, y Dick de repente sintió una gran atracción por la calidad del material de que estaba hecho sus pantalones, no sabía bien que decirle a su padre
  • ¿Ah? – imitó a Dick – ¿Eso es todo lo que tienes que decir, Richard? espetó Bruce endureciendo la voz con cada palabra. Mala señal, su padre primero le daría el sermón de su vida y luego sacramentaría aquello con una buena nalgueada – Cada mañana cuando salimos para la escuela les hago las mismas dos preguntas – y ahí iba el sermón del día, el preámbulo a un trasero rojo – ¿Están llevando todo? – enumeró con los dedos de la mano, realmente su padre estaba enfadado, pero no era justo, pensaba Dick, el seguía estando en el cuadro de honor de su clase, es más, del colegio – y si hicieron todas las tareas que debían ¿no? – Dick sabía que esa era una pregunta retórica, así que siguió calladito mirando sus pantalones – Y siempre la misma respuesta “siiiiiiiii” – no se hizo problema en imitarlos, puro sarcasmo; para ese entonces Dick, no solo, no alzó la mirada del suelo, sino que se mordió el labio inferior nerviosamente – DOS! RICHARD, DOS – repetía, enfadado, subiendo de rato en rato el tono de voz – DOS trabajos sin presentar... ¡QUE BONITO!… UNO MÁS Y NO TENDRÁS DERECHO A EXAMINARTE EN ESA ASIGNATURA – acabó casi gritando, Bruce procuró calmarse – ¿Lo sabes no? ¿O no tienes conocimiento de eso? – preguntó irónicamente, Bruce respiró hondo ante el silencio tan prolongado de Dick. Pero Dick siguió callado – te estoy hablando hijo, mírame cuando lo hago – ordenó, cogiendo el mentón de Dick, con suavidad, pese a la brusquedad de su voz
  • Yo… yo – relamió los labios y ante la dura mirada de su padre, que en ese instante parecía más la mirada de Batman. Aquello hizo que diese un rápido vistazo al pasadizo secreto… Robín acudió a su rescate, dándole un poco de valor – Lo sé – por fin recuperó el tono de su voz – y te juro por lo más solemne que no habrá más trabajos sin presentar, solo es que he estado un poco ocupado y no me dio tiempo a hacerlos – dijo Dick aunque sabía que esa excusa no le valdría a Bruce, el debía inventarse tiempo si de tareas se trataba
  • ¿Ocupado? – preguntó, parándose de su sillón y apoyando su peso en los dedos de su mano sobre el inmenso escritorio que era lo único que separaba a Dick y un azote – Yo no te he visto muy ocupado, Richard, te he visto todo lo contrario, últimamente – lo estaba acusando sin duda – has pasado más tiempo pegado a la videoconsola jugando que hojeando un libro – exageraba obviamente – no creas que no me he percatado de eso, pero pensé que con 15 años, ya eras lo suficientemente maduro y responsable como para saber que primero son tus estudios y después los juegos – enunció todo aquello sin siquiera pestañear, quieto, como una momia. Mientras Dick sentía hundirse cada vez más en su asiento y esconder su cabeza entre los hombros y de eso se dio cuenta Bruce pero, aun así siguió en lo suyo – Sé que las cosas han cambiado últimamente por aquí – dijo haciendo referencia a la llegada de Jason y Tim – pero tus obligaciones con la escuela NO son una de esas cosas. Nunca antes habían llamado para quejarse de que no hacías tus tareas, claro que antes no tenías tantas “distracciones” como ahora – entrecomilló la frase, casi verde del enfado. Por lo menos, eso le parecía a Dick y se sintió mal, si Jason y Tim oían eso seguro se sentirían dolidos. Ellos no era una distracción, aunque claro tenía que admitir que ahora su vida era más divertida con ellos
  • Papá, la culpa no es de Jason y de Tim – Dick raramente le llamaba papá a Bruce, nunca en público, solo en momentos muy íntimos, y eso hizo que a Bruce se le reblandeciera por unos segundos su pose de hombre impasible
  • Yo jamás he dicho que esas distracciones fueran tus hermanos – lo amonestó – no pongas palabras en mi boca que nunca mencioné  –  le reclamo – me refiero a que estas todo el día con tus jueguitos, tus amiguitos, el teléfono o el internet ¿Crees que no me doy cuenta? – él sabía que se distraía mucho con los niños, que fue también la cuestión pero Dick no podía ponerlos de excusa, obligaciones son eso, obligaciones a cumplir aun teniendo un regimiento de hermanos para jugar
  • Perdón papá, pero tu dijiste que mis hermanos y yo… ellos también querían… y y yo… – su padre elevo una ceja muy significativamente ante aquel embrollo de palabras que lo único que hacían era sonrojarse más y más
  • ¿Qué me estas queriendo decir Richard?, ¿qué desatendiste tus obligaciones porque yo sugerí que de ahora en adelante ya no estarías solo, sino que tendrías dos hermanos para compartir, distraerte, apoyarse y demás? – Dick se dio cuenta su error, que al querer primero defenderse de las acusaciones hechas por su padre, quiso usar su consejo como escusa, y se sonrojo por aquello, avergonzado, él era el hermano mayor, el debía mostrar el ejemplo a Jason y Tim de que primero eran las tareas, así que decidió rectificar sus palabra por si acaso
  • NO papá, no es eso lo que quise decir
  • Pues a mi realmente me lo pareció Richard – contesto Bruco un poco más serio y fiero de lo habitual y de lo que hubiese querido y ante eso Dick relamiendo los labios se apuró a disculparse
  • NO, no papá, yo lo siento tanto, no supe expresarme y tienes razón, toda la razón – se apuró a decir – de todos modos ellos pensaban que había hecho mis tareas, bueno, hasta a Alfred lo pensaba, sino no me hubiera dejado jugar con ellos…
  • ¿Entonces mentiste a Alfred también? – Aunque era implícito, Bruce al oírlo de la boca de Dick se enfadó un poco más
  • Sí, señor – dijo y Dick se sintió como un monstruo, mentir a Alfred era algo terrible, sobre todo porque él lo veía como un abuelito, además Alfred siempre lo instaba a no meterse en problemas, y tras aquello prefirió quedarse callado esperando que fuese Bruce quien decidiera la siguiente jugada. Apostando su pellejo que lo próximo sería una azotaina con los calzoncillos abajo, porque para Bruce, las tareas del cole eran sagradas
  • NFFFFFF – Bruce respiró hondo, mirándolo fijamente, ahí como estaba abatido y asustado, seguro imaginando el panorama; una azotaina. Pero decidió hablar del compromiso olvidado, había llegado la hora – Hace un par de años, cuando cumpliste los 13, me convenciste que no tenía motivos para desconfiar de tu buen juicio, y ambos llegamos a un acuerdo… ¿cierto? – inquirió golpeteando su mentón para hacer contacto visual, refrescándole la memoraría – Yo me había comprometido a no ser tan ¿Cómo lo dijiste? ¿Paranoico? – entrecomilló con los dedos una vez que Dick le prestó la debida atención – Si, fue eso lo que me llamaste y tú te COMPROMETISTE a ser responsable de tus estudios y de tus cosas – le recordó – Pero parece que nos HEMOS OLVIDADO un poco, digo hemos, porque yo también, confiado en tu palabra ya no chequeo tus tareas como lo hacía antes. Así que hasta que vuelva a recuperar la confianza en ti, jovencito, volveremos al status quo – y la cara de Dick lo dijo todo, era como si acabaran de darle un puñete en la boca del estómago, se quedó sin aliento. Pero a su padre poco le importo y siguió en su predicamento enumerándolos con los dedos – No hay permisos, de ningún tipo, de la escuela a casa y de casa a la escuela, y directito, Richard ¿Me estás oyendo? Se acabó la hora feliz lo mismo que las reuniones del sábado – alzó una ceja para dejarle claro que se refería a la hora de asueto que tenia después del colegio, la hora de tolerancia para acompañar a su noviecita o a sus amigos, y su tarde de sábado de gloria…Su padre acababa de asesinar su vida social, ¿Y se hacía llamar defensor de los derechos humanos? grrrr, le daban ganas de gritar ante esa injusticia, y su padre se dio cuenta por el cambio en el semblante, pasó de la tristeza a la ira. Su hijo mayor estaba rojo pero del enojo – y no más jueguecitos en solitario o en red con tus amigos, si quieres jugar y pasar más rato lo harás con tus hermanos, pero será después que termines tus deberes y ellos también  y solo entonces, podrán divertirse, pero con algo más constructivo que un videojuego ¿entendiste? – y volvió a cogerle el mentón mirando el conflicto dibujado en el rostro de Richard. Se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo por controlarse permaneciendo en silencio. Dick pensó que aquello era humillante, el tenía 15 años no 5, solo faltaba que le dijese que la hora de acostarse seria a las ocho en vez de las nueve acostumbradas – ¿Entendido, Richard? – volvió a preguntar Bruce impasible y esta vez sí obtuvo una respuesta
  • Sí – dijo con un gesto de enojo
  • ¿Si qué? – exigió Bruce aplacando con una mirada esa rebeldía
  • Sí, señor – al final contestó Dick apaciguando su enojo cuando su padre acarició su rostro con la yema de sus dedos mientras sostenía su mentón, él sabía que le había fallado a Bruce, y se sentía mal porque su padre pensaba que no era lo suficientemente responsable y maduro como para volver a estar constantemente vigilado y sin querer se sintió triste y esa tristeza hizo que bajase la mirada
  • Richard, no pongas esa cara de perrito apaleado, sabes que te está saliendo muy barato este desliz – anunció con eso que no habría castigo para él, por lo menos esa noche, y Dick volvió a sostener la mirada a su padre – Ambos sabemos, cual es la consecuencia de una llamada de la escuela, ¿verdad? – y Dick tragó saliva, y tanto que lo sabía, él y su trasero lo recordaban muy bien del primer año en que fue a vivir con Bruce. Dick odiaba la cara, prestigiosa y exclusiva escuela donde Bruce lo había matriculado, y se escapó en varias ocasiones, obteniendo siempre el mismo resultado, una almohada en la silla a la hora de cenar – Solo te estoy castigando privándote algunos privilegios, pero aún me lo puedo pensar mejor y a ese castigo le puedo sumar algo más… ¿Cómo lo llamó Timmy? Algo Más Anticuado – ahí estaba la mirada que infundía terror a los villanos más peligrosos de Gotham.
  • ¡BRUCE! – eso era indignante pensó Dick que se paró rebotado de su silla ante eso, mientras su padre lo miró impasible pensando que ahí iba de nuevo: la testosterona comandando sus respuestas, si, la adolescencia acababa de volver a abducir a Dick para traer a este Alíen, menos mal que él tenía la cura.
  • ¿¿¿BRUCE??? – y “su papá” elevó una ceja muy significativamente y si alguna duda cupo, el ceño fruncido que vino luego lo dijo todo y Dick recapacitó
  • Lo siento papa, pero por favor, no me… no me hagas esto ¿sí? – él nunca diría la palabra castigo, ni con su padre, esa palabra era proscrita en la jerga adolescente – ya tengo quince años, mis amigos se reirán de mí –  protestó aun no muy convencido Dick, prometiendo hasta la luna – Haré más tareas en casa, haré tareas extras en la escuela, seré tu esclavo en la oficina… LO QUE SEA papá, pero no me prohíbas estar con mis amigos al salir de la escuela Y LOS FINES DE SEMANA – le imploró, elevando la voz y la mirada, como si fuera una catástrofe, bueno para él sí lo era.
  • JOVENCITO, NO ME LEVANTE LA VOZ – su padre lo acababa de hablar de “usted” y Dick se quedó de pronto callado y quieto, eso no se lo esperaba – corta el berrinche, Richard… tus amigos también tienen 15 años, y estoy seguro que cuando se portan mal sus padres también los castigan – y Richard se desinfló visiblemente, dejándose caer en el asiento – y si tanto te preocupa no poder quedar con tus amigos, debiste pensarlo bien antes de faltar a tu palabra conmigo – luego la estocada final – sabes muy bien que esos dos últimos trabajos de literatura, NO UNO, sino dos, me están diciendo algo más… QUE NO FUE UN DESLIZ – y Dick tragó saliva, su papá estaba empezando a enojarse de nuevo y que podía cambiar de opinión si seguía escudriñando en el tema – ¿Qué esperabas? – le preguntó retóricamente – ¿esperabas que al presentar el resto de trabajos de este bimestre no me daría cuenta, que tus profesores no me llamarían, no? – Dick bajó la mirada, esa era exactamente la vana ilusión del chico, pero aun así saco fuerzas de donde no pudo para hacer un último intento de cambiar las cosas a su favor
  • Papaaaaaaaaaaa por faaaaaaaaaaaaa – imploró como el mejor, agarrando de las muñecas a su padre que se alistaba para salir del despacho – no suspendas mis saaaabadooos – al día siguiente era sábado, tenía un importante compromiso, no podía faltar
  • Suelta Dick – sugirió Bruce estirando la liga a favor de su hijo, no quería seguir discutiendo porque seguro terminaba mal para el muchacho
  • Por favoooor, ¿qué te cueeesta? – Dick siguió en lo suyo, quizás fue mala idea decirle Dick después de todo pensó Bruce
  • Sueeeeltaaaa – alargó las vocales en señal de impaciencia, pero Dick no lo notó
  • Ya pueeeeesss por favoooor
  • NOO – era un no tajante, pero parecía que Dick no estaba tomando las cosas en serio
  • YAAA PUEEESSS
  • SUFICIENTE, PLAF – y si, fue más que suficiente para Bruce, hacía años que Dick no se ponía tan pesadito y terco, pero él sabía cómo cortar el berrinche, le soltó una sola nalgada sobre la ropa pero que picó por lo bajo – ¡acabo de decir que NO! Richard – recalcó en voz alta su posición y Dick calló de golpe, lo que Bruce aprovechó para enfatizar sus faltas cogiéndolo de los hombros  – ¡déjalo ya!, ¿bueno? – le soltó y empezó a golpetear con el índice el cristal del escritorio – ROMPISTE TU PALABRA, ahora debes afrontar las consecuencias de tus malas decisiones – le dijo con severidad – y si oigo una sola queja más, TE JURO QUE TE VAS A QUEJAR pero por un buen motivo – dijo remangándose la manga de la camisa. Lo cierto es que ese gesto era más eficaz con Timmy o incluso con Jason, pero con un chico de 15 años hasta a Bruce le resultaba cómico. Pero Dick pilló la amenaza al vuelo, así que se rindió – ahora ¡SUBE a tu habitación! – esas oscilaciones en el volumen de la voz de su padre hizo que Dick se lo pensara bien antes de abrir su boca, sabía muy bien que estaba en la cuerda floja, así que se irguió en toda su altura como una mini soldado atento a las órdenes de su comandante – y empieza con esos trabajos que debiste presentar, que aunque ya no puedas presentarlos LOS VAS A HACER IGUALMENTE… – y Dick hizo una mueca por lo bajo, no le agradaba mucho la idea de tener que ponerse a hacer unos trabajos que no le servirían en el colegio por puro CAPRICHO PATERNO – y ¡!OJO!! RICHARD los revisaré de Pe a Pa, así que quiero unos trabajos pulcros y excelentes – pero Dick no hizo ni el amago de moverse con lo cual su padre tomó otra medida, pegó un golpe a la mesa con la palma abierta haciendo retumbar – CRACK ¿ME ESTÁS OYENDO? – y Dick que se paró, rebotado del asiento, cerrando los ojos. Con eso su padre acababa de enterrar con broche de oro su miserable vida social así que se apuró a contestar en un susurro
  • Sí, señor –  y salió disparado del despacho de su padre como si le acabaran de decir que solo le quedaban un par de días de vida… no era justo, solo eran dos miserables trabajos, aun estaba en el cuadro de honor, aún era el número uno.



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