Palabra empeñada
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 17 de Abril del 2016
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Capítulo 3
Coescrita: Little Hoshi y
Marambra
Toc toc
Dick
llamó a la puerta del despacho de Bruce a pesar de estar la puerta medio
abierta, por alguna razón sus modales se refinaban sorprendentemente cuando su
trasero estaba en la línea de fuego. Bruce apagó el monito de su computadora, y
se levantó a abrirle, en vez de decir simplemente pasa como solía hacer; eso
sorprendió a Dick, pero al mismo tiempo lo asusto un poco, pensó que Bruce se
iba a ahorrar los preliminares e iba a calentarle el trasero directamente, así
que tragó saliva y lo miró con pánico.
- Pasa Richard –
dijo Bruce tras carraspear un poco, abriendo la puerta de par en par y
girándose sobre sus talones, para volver a su cómodo sillón giratorio. Bruce
acababa de llamarlo Richard, en vez de Dick, eso era malo, muy
malo, pensó Dick – cierra la puerta y toma asiento. Quiero hablar contigo muy
seriamente – bueno, Bruce quería hablar, eso no estaba tan mal. Pero
lo de cerrar la puerta, eso le ponía la piel de gallina. Dick obedeció a pesar
que su instinto le decía “corre, corre, corre y no mires a tras” – Han llamado
de la academia – le soltó la bomba en plena cara, pero Dick lo miró
sin entender nada, si hubiera sido Jason Bruce se hubiera enfadado aún más por
poner esa cara de inocente, pero sabía que Dick si ponía esa cara no era para
disimular, realmente estaba desubicado, desventajas de ser tan buen alumno – Era tu
profesor de literatura – le informó con aspereza.
- Ah – respondió,
nervioso, buscando una rápida excusa en la cabeza, cayendo en cuenta en los dos
últimos trabajos que se quedo sin presentar, y Dick de repente sintió una gran
atracción por la calidad del material de que estaba hecho sus pantalones, no sabía
bien que decirle a su padre
- ¿Ah? – imitó
a Dick –
¿Eso es todo lo que tienes que decir, Richard? – espetó Bruce endureciendo la
voz con cada palabra. Mala señal, su padre primero le daría el sermón de su
vida y luego sacramentaría aquello con una buena
nalgueada –
Cada mañana cuando salimos para la escuela les hago las mismas dos preguntas –
y ahí iba el sermón del día, el preámbulo a un trasero rojo – ¿Están
llevando todo? – enumeró con los dedos de la mano, realmente su
padre estaba enfadado, pero no era justo, pensaba Dick, el seguía estando en el
cuadro de honor de su clase, es más, del colegio – y si hicieron todas las tareas que debían
¿no? – Dick sabía que esa era una pregunta retórica, así que siguió
calladito mirando sus pantalones – Y siempre la misma respuesta “siiiiiiiii” –
no se hizo problema en imitarlos, puro sarcasmo; para ese entonces Dick, no
solo, no alzó la mirada del suelo, sino que se mordió el labio inferior
nerviosamente –
DOS! RICHARD, DOS – repetía, enfadado, subiendo de rato en rato el
tono de voz –
DOS trabajos sin presentar... ¡QUE BONITO!… UNO MÁS Y NO TENDRÁS DERECHO A
EXAMINARTE EN ESA ASIGNATURA – acabó casi gritando, Bruce procuró
calmarse –
¿Lo sabes no? ¿O no tienes conocimiento de eso? – preguntó
irónicamente, Bruce respiró hondo ante el silencio tan prolongado de Dick. Pero
Dick siguió callado – te estoy hablando hijo, mírame cuando lo hago – ordenó,
cogiendo el mentón de Dick, con suavidad, pese a la brusquedad de su voz
- Yo… yo –
relamió los labios y ante la dura mirada de su padre, que en
ese instante parecía más la mirada de Batman. Aquello hizo que diese un rápido
vistazo al pasadizo secreto… Robín acudió a su rescate, dándole un poco de valor
– Lo sé –
por fin recuperó el tono de su voz – y te juro por lo más solemne que no habrá más trabajos
sin presentar, solo es que he estado un poco ocupado y no me dio tiempo a
hacerlos – dijo Dick aunque sabía que esa excusa no le valdría a
Bruce, el debía inventarse tiempo si de tareas se trataba
- ¿Ocupado? –
preguntó, parándose de su sillón y apoyando su peso en los
dedos de su mano sobre el inmenso escritorio que era lo único que separaba a
Dick y un azote –
Yo no te he visto muy ocupado, Richard, te he visto todo lo contrario,
últimamente – lo estaba acusando sin duda – has pasado más tiempo pegado a la
videoconsola jugando que hojeando un libro – exageraba obviamente – no creas que
no me he percatado de eso, pero pensé que con 15 años, ya eras lo suficientemente
maduro y responsable como para saber que primero son tus estudios y después los
juegos – enunció todo aquello sin siquiera pestañear, quieto, como
una momia. Mientras Dick sentía hundirse cada vez más en su asiento y esconder
su cabeza entre los hombros y de eso se dio cuenta Bruce pero, aun así siguió
en lo suyo –
Sé que las cosas han cambiado últimamente por aquí – dijo haciendo
referencia a la llegada de Jason y Tim – pero tus obligaciones con la escuela NO son una de esas
cosas. Nunca antes habían llamado para quejarse de que no hacías tus tareas,
claro que antes no tenías tantas “distracciones” como ahora –
entrecomilló la frase, casi verde del enfado. Por lo menos, eso le parecía a
Dick y se sintió mal, si Jason y Tim oían eso seguro se sentirían dolidos.
Ellos no era una distracción, aunque claro tenía que admitir que ahora su vida
era más divertida con ellos
- Papá, la culpa no es de Jason y de Tim – Dick raramente le llamaba papá a Bruce, nunca en
público, solo en momentos muy íntimos, y eso hizo que a Bruce se le
reblandeciera por unos segundos su pose de hombre
impasible
- Yo jamás he dicho que esas distracciones fueran tus hermanos – lo amonestó – no pongas palabras en mi boca que nunca mencioné –
le reclamo – me refiero a que estas todo el día con tus jueguitos,
tus amiguitos, el teléfono o el internet ¿Crees que no me doy cuenta? –
él sabía que se distraía mucho con los niños, que fue también la cuestión pero
Dick no podía ponerlos de excusa, obligaciones son eso, obligaciones a cumplir
aun teniendo un regimiento de hermanos para jugar
- Perdón papá, pero tu dijiste que mis hermanos y yo… ellos también querían… y y
yo… – su padre elevo una ceja muy
significativamente ante aquel embrollo de palabras que lo único que hacían era
sonrojarse más y más
- ¿Qué me estas queriendo decir Richard?, ¿qué desatendiste tus
obligaciones porque yo sugerí que de ahora en adelante ya no estarías solo,
sino que tendrías dos hermanos para compartir, distraerte, apoyarse y demás? –
Dick se dio cuenta su error, que al querer primero defenderse de las
acusaciones hechas por su padre, quiso usar su consejo como escusa, y se
sonrojo por aquello, avergonzado, él era el hermano mayor, el debía mostrar el
ejemplo a Jason y Tim de que primero eran las tareas, así que decidió
rectificar sus palabra por si acaso
- NO papá, no es eso lo que quise decir
- Pues a mi realmente me lo pareció Richard – contesto Bruco un poco más serio y fiero de lo
habitual y de lo que hubiese querido y ante eso Dick relamiendo los labios se apuró
a disculparse
- NO, no papá, yo lo siento tanto, no supe expresarme y tienes
razón, toda la razón – se apuró a decir – de todos
modos ellos pensaban que había hecho mis tareas, bueno, hasta a Alfred lo
pensaba, sino no me hubiera dejado jugar con ellos…
- ¿Entonces mentiste a Alfred también? – Aunque era implícito, Bruce
al oírlo de la boca de Dick se enfadó un poco más
- Sí, señor –
dijo y Dick se sintió como un monstruo, mentir a Alfred era algo terrible,
sobre todo porque él lo veía como un abuelito, además Alfred siempre lo instaba
a no meterse en problemas, y tras aquello prefirió quedarse
callado esperando que fuese Bruce quien decidiera la siguiente jugada.
Apostando su pellejo que lo próximo sería una azotaina con los calzoncillos
abajo, porque para Bruce, las tareas del cole eran sagradas
- NFFFFFF –
Bruce respiró hondo, mirándolo fijamente, ahí como
estaba abatido y asustado, seguro imaginando el panorama; una azotaina. Pero
decidió hablar del compromiso olvidado, había llegado la hora – Hace un par
de años, cuando cumpliste los 13, me convenciste que no tenía motivos para
desconfiar de tu buen juicio, y ambos llegamos a un acuerdo… ¿cierto? –
inquirió golpeteando su mentón para hacer contacto visual, refrescándole la
memoraría –
Yo me había comprometido a no ser tan ¿Cómo lo dijiste? ¿Paranoico? –
entrecomilló con los dedos una vez que Dick le prestó la debida atención – Si, fue eso
lo que me llamaste y tú te COMPROMETISTE a ser responsable de tus estudios y de
tus cosas – le recordó – Pero parece que nos HEMOS OLVIDADO un poco, digo hemos,
porque yo también, confiado en tu palabra ya no chequeo tus tareas como lo
hacía antes. Así que hasta que vuelva a recuperar la confianza en ti,
jovencito, volveremos al status quo – y la cara de Dick lo dijo
todo, era como si acabaran de darle un puñete en la boca del estómago, se quedó
sin aliento. Pero a su padre poco le importo y siguió en su predicamento
enumerándolos con los dedos – No hay permisos, de ningún tipo, de la escuela a casa y
de casa a la escuela, y directito, Richard ¿Me estás oyendo? Se acabó la hora
feliz lo mismo que las reuniones del sábado – alzó una ceja para
dejarle claro que se refería a la hora de asueto que tenia después del colegio,
la hora de tolerancia para acompañar a su noviecita o a sus amigos, y su tarde
de sábado de gloria…Su padre acababa de asesinar su vida social, ¿Y se hacía
llamar defensor de los derechos humanos? grrrr, le daban ganas de gritar ante
esa injusticia, y su padre se dio cuenta por el cambio en el semblante, pasó de
la tristeza a la ira. Su hijo mayor estaba rojo pero del enojo – y no más
jueguecitos en solitario o en red con tus amigos, si quieres jugar y pasar más
rato lo harás con tus hermanos, pero será después que termines tus deberes y
ellos también y solo entonces, podrán
divertirse, pero con algo más constructivo que un videojuego ¿entendiste? –
y volvió a cogerle el mentón mirando el conflicto dibujado en el rostro de
Richard. Se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo por controlarse
permaneciendo en silencio. Dick pensó que aquello era humillante, el tenía 15
años no 5, solo faltaba que le dijese que la hora de acostarse seria a las ocho
en vez de las nueve acostumbradas – ¿Entendido, Richard? – volvió a preguntar
Bruce impasible y esta vez sí obtuvo una respuesta
- Sí – dijo con
un gesto de enojo
- ¿Si qué? –
exigió Bruce aplacando con una mirada esa rebeldía
- Sí, señor –
al final contestó Dick apaciguando su enojo cuando su padre acarició su rostro
con la yema de sus dedos mientras sostenía su mentón, él sabía que le había
fallado a Bruce, y se sentía mal porque su padre pensaba
que no era lo suficientemente responsable y maduro como para volver a estar
constantemente vigilado y sin querer se sintió triste y esa tristeza hizo que
bajase la mirada
- Richard, no pongas esa cara de perrito apaleado, sabes que te está saliendo
muy barato este desliz – anunció con eso que no
habría castigo para él, por lo menos esa noche, y Dick volvió a sostener la
mirada a su padre – Ambos sabemos, cual es la consecuencia de una llamada
de la escuela, ¿verdad? – y Dick tragó saliva, y tanto que lo sabía,
él y su trasero lo recordaban muy bien del primer año en que fue a vivir con
Bruce. Dick odiaba la cara, prestigiosa y exclusiva escuela donde Bruce lo
había matriculado, y se escapó en varias ocasiones, obteniendo siempre el mismo
resultado, una almohada en la silla a la hora de cenar – Solo te estoy castigando privándote
algunos privilegios, pero aún me lo puedo pensar mejor y a ese castigo le puedo
sumar algo más… ¿Cómo lo llamó Timmy? Algo Más Anticuado – ahí
estaba la mirada que infundía terror a los villanos más peligrosos de Gotham.
- ¡BRUCE! –
eso era indignante pensó Dick que se paró rebotado de su silla ante eso,
mientras su padre lo miró impasible pensando que ahí iba de nuevo: la
testosterona comandando sus respuestas, si, la
adolescencia acababa de volver a abducir a Dick para traer a este Alíen, menos
mal que él tenía la cura.
- ¿¿¿BRUCE??? –
y “su papá” elevó una ceja muy significativamente y si alguna duda cupo, el
ceño fruncido que vino luego lo dijo todo y Dick recapacitó
- Lo siento papa, pero por favor, no me… no me hagas esto ¿sí? – él nunca diría la palabra castigo, ni con su
padre, esa palabra era proscrita en la jerga adolescente – ya tengo quince años, mis amigos se reirán
de mí – protestó aun no muy
convencido Dick, prometiendo hasta la luna – Haré más
tareas en casa, haré tareas extras en la escuela, seré tu esclavo en la
oficina… LO QUE SEA papá, pero no me prohíbas estar con mis amigos al salir de
la escuela Y LOS FINES DE SEMANA – le imploró, elevando la voz y la
mirada, como si fuera una catástrofe, bueno para él sí lo era.
- JOVENCITO, NO ME LEVANTE LA VOZ – su padre lo acababa de hablar de “usted” y Dick
se quedó de pronto callado y quieto, eso no se lo esperaba – corta el berrinche, Richard… tus amigos también tienen
15 años, y estoy seguro que cuando se portan mal sus padres también los
castigan – y Richard se desinfló visiblemente,
dejándose caer en el asiento – y si tanto te preocupa no poder quedar con tus amigos,
debiste pensarlo bien antes de faltar a tu palabra conmigo – luego
la estocada final – sabes muy bien que esos dos últimos trabajos de
literatura, NO UNO, sino dos, me están diciendo algo más… QUE NO FUE UN DESLIZ
– y Dick tragó saliva, su papá estaba empezando a enojarse de nuevo
y que podía cambiar de opinión si seguía escudriñando en el tema – ¿Qué
esperabas? – le preguntó retóricamente – ¿esperabas que al presentar el resto de
trabajos de este bimestre no me daría cuenta, que tus profesores no me llamarían,
no? – Dick bajó la mirada, esa era exactamente la vana ilusión del
chico, pero aun así saco fuerzas de donde no pudo para hacer un último intento
de cambiar las cosas a su favor
- Papaaaaaaaaaaa por faaaaaaaaaaaaa – imploró como el mejor, agarrando de las muñecas
a su padre que se alistaba para salir del despacho – no suspendas
mis saaaabadooos – al día siguiente era sábado, tenía un importante
compromiso, no podía faltar
- Suelta Dick –
sugirió Bruce estirando la liga a favor de su hijo, no quería seguir
discutiendo porque seguro terminaba mal para el muchacho
- Por favoooor, ¿qué te cueeesta? – Dick siguió en lo suyo, quizás fue mala idea
decirle Dick después de todo pensó Bruce
- Sueeeeltaaaa –
alargó las vocales en señal de impaciencia, pero Dick no lo notó
- Ya pueeeeesss por favoooor
- NOO –
era un no tajante, pero parecía que Dick no estaba tomando las cosas en serio
- YAAA PUEEESSS
- SUFICIENTE, PLAF – y si, fue más que suficiente para Bruce, hacía
años que Dick no se ponía tan pesadito y terco, pero él sabía cómo cortar el
berrinche, le soltó una sola nalgada sobre la ropa pero que picó por lo bajo – ¡acabo de
decir que NO! Richard – recalcó en voz alta su
posición y Dick calló de golpe, lo que Bruce aprovechó para enfatizar sus
faltas cogiéndolo de los hombros – ¡déjalo ya!,
¿bueno? – le soltó y empezó a golpetear con el índice el cristal del
escritorio –
ROMPISTE TU PALABRA, ahora debes afrontar las consecuencias de tus malas
decisiones – le dijo con severidad – y si oigo una sola queja más, TE JURO QUE
TE VAS A QUEJAR pero por un buen motivo – dijo remangándose la manga
de la camisa. Lo cierto es que ese gesto era más eficaz con Timmy o incluso con
Jason, pero con un chico de 15 años hasta a Bruce le resultaba cómico. Pero
Dick pilló la amenaza al vuelo, así que se rindió – ahora ¡SUBE a tu habitación! –
esas oscilaciones en el volumen de la voz de su padre hizo que Dick se lo
pensara bien antes de abrir su boca, sabía muy bien que estaba en la cuerda
floja, así que se irguió en toda su altura como una mini soldado atento a las
órdenes de su comandante – y empieza con esos trabajos que debiste presentar, que
aunque ya no puedas presentarlos LOS VAS A HACER IGUALMENTE… – y
Dick hizo una mueca por lo bajo, no le agradaba mucho la idea de tener que
ponerse a hacer unos trabajos que no le servirían en el colegio por puro
CAPRICHO PATERNO – y ¡!OJO!! RICHARD los revisaré de Pe a Pa, así que quiero unos
trabajos pulcros y excelentes – pero Dick no hizo ni el amago de
moverse con lo cual su padre tomó otra medida, pegó un golpe a la mesa con la
palma abierta haciendo retumbar – CRACK ¿ME ESTÁS OYENDO?
– y Dick que se paró, rebotado del asiento, cerrando los ojos. Con
eso su padre acababa de enterrar con broche de oro su miserable vida social así
que se apuró a contestar en un susurro
- Sí, señor – y salió disparado del despacho de su padre
como si le acabaran de decir que solo le quedaban un par de
días de vida… no era justo, solo eran dos miserables trabajos, aun estaba en el
cuadro de honor, aún era el número uno.
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