Palabra empeñada
Coescrita: Little Hoshi y
Marambra
Tim
luchaba histérico como si la vida le fuera en ello, estaba casi
hiperventilando, su número favorito con que el solía chantajear en el orfanato,
pero ahora parecía que no le estaba funcionando y de fingir paso a ser real,
porque sabía que su padre estaba muy enfadado con él. Estaba igual de enfadado
que cuando Jason se metía en verdaderos líos, los líos que ambos clasificaban
como gordos. Además ya había oído la zurra que justo su padre acababa de dar a
su mentado hermano Jason y en su mente también permanecía muy fresca la imagen
de la paliza que se llevó Dick la noche anterior. Y Tim con todo estaba seguro de una sola
cosa, no quería una paliza menos si en juego estaba la chancla, la regla, el
cinto, y finalmente por no querer, no quería ni la pesada manita de papá.
- NO PAAAPI, NO PAAAAPI NO LO VUELVO A HACER…
- ¡¡Ya, Timothy, YA!!. Deja la pataleta, hijo. Ya – a Bruce no le costó nada inmovilizar a Tim. Simplemente dejó que el pequeño se agotara, intentando librarse de la presa de su padre. Y una vez el pequeño ya estaba exhausto, lo llevó al sofá y lo sentó sobre su regazo acariciando se espalda. Después de todo, aun era un niño – Hijo, ya ¿Ya nos hemos calmado? – preguntó en un tono autoritario pero calmado y Tim asintió con la cabeza, sin dejar de mirar a su padre y obviamente las manos de papá, con los ojos bien abiertos, como de una pequeña lechuza. Atento al más mínimo movimiento, abriendo la boca como una metralleta cuando su padre lo acomodó mejor en su rodillas, creyendo que ahora ya lo sonaría
- PAAAPI, NO ME PEGUES POR FAVOOR – chilló agarrando sus mallas hacia arriba
- No grites Tim, no hay necesidad de eso – le respondió Bruce cogiendo sus manitas
- Pero paaapi…. por fa aaaa – rogaba – Juro que nunca
más seré malo. Te juro que siempre me portaré bien. Haré todo lo que me pidas
hasta comerme las coles de Bruselas – Tim parloteaba sin casi
pararse a respirar.
- Hijo tú no eres malo – enfatizó Bruce, cogiéndole el mentón con
cariño –
Ninguno de mis hijos lo es. Pero hoy te has portado muy pero muy mal ¿No me lo
negarás? – dijo, empezando a enumerar las cosas que hizo mal – primero
discutiste muy feo con Dick, Timothy y después te liaste a golpes con Jason –
y Tim bajó la mirada avergonzado de todo aquello. Eran pecados muy gordos para
su pequeña consciencia, pero su padre interrumpió el hilo de sus pensamientos
con una más que escueta pregunta… En realidad, una pregunta humillante. Él no
era un niño de parvulario, caramba, para que su padre le haga semejante
pregunta –
¿Y sabes lo que se llevan los niños que se portan mal? – sí…
efectivamente, demasiado humillante para su valentía
- Bwuaaaaaaaaa pero yo no quiero que me pegues con el cinturóóóón
– empezó de
nuevo a llorar… y con eso dio fin a sus maduros pensamientos. Pero papá ni
caso, el muy impávido.
- Jason se llevó 4 cintazos porque me retó mientras lo castigaba – declaró sin emoción, como si declarara para la
renta. Haciendo que Tim sintiera un poco de temor… apelar al
corazón de papá estaba descartado – Si no quieres el cinto NO desobedezcas a papá cuando te
da una orden directa – Bruce lo dijo un poco más alto para que Jason
se diera también por aludido.
- Snifs nif pero tampoco quiero la regla, dueleeeee y
duele mucho – declaró tan firmemente que a Bruce le chocó.
Lo decía tan convencido que bien parecía que ya le hubiera dado alguna vez con
la regla. O lo que es aún mejor, que a él le hubiera dolido la paliza que
cavaba de llevarse su hermano. Y tanto Jason en su esquina como Bruce ahí sentado rodaron los ojos a la vez al oír el
lamento de Tim ¿Qué dolía?... claro que
dolía… ¡Era una zurra!.
- Nadie ha dicho nada de la regla – declaró Bruce pausadamente, como la calma que
precede a la tempestad; y Jason puso una mueca de
disgusto. No es que quisiera que Bruce castigara a Tim, pero el mocoso siempre
se salía de rositas por que los adultos lo veían adorable – y antes de hablar del castigo, Timothy
quiero que me digas que fue lo que hiciste mal – y ahí iba el primer
ataque… ya lo había inmovilizado y ahora le aplicaba tortura mental
- Valeeee –
respondió resignado Tim – pero prométeme que no me pegarás con la regla – agregó
agarrando las manos de su padre
- Timothy, he dicho que ahora no íbamos a hablar del
castigo sino de lo que has hecho mal –
dijo Bruce colmándose de paciencia… mientras Jason arrugó el entrecejo con
sospecha, eso sonaba a trampa.
- Grité a Dick... –
empezó Tim con simpleza
- Hiciste algo más que gritar ¿no? – dijo su padre arqueando
una ceja, Tim retorció el hocico. No le gustaba enumerar sus travesuras o
meteduras de pata.
- Ya digamos que fui un poquito rudo con él – dijo flojo y contra su voluntad. Pero por nada
en el mundo iba a contrariar a su padre, no, estando tan enfadado
con él. Tim no era como Jason, él tenía un sentido muy claro de preservación.
- Fuiste cruel, Timothy, lo avergonzaste – papá le aclaró la escena desde la perspectiva de
Dick – Sé
que adoras a tu hermano mayor y que en circunstancias normales jamás pelearías con él o
le dirías nada o harías nada que le pusiera triste o lo enojase.
- Yo no sabía que Dick se lo tomaría tan mal. No por algo tan ridículo – respondió compungido, eso era cierto
- Timothy, hijo –
y la voz de Bruce sonó estremecedoramente sombría – estabas
enfadado porque no te acompañaba a la piscina. Lo dijiste sabiendo que eso
heriría a TU hermano. Quizás no comprendieras el porqué. Pero tú padre no nació ayer, así que no me
vengas con cuentos. No me gusta que mis hijos intenten tomarme por tonto –
Tim tragó saliva Y bajó la cabecita avergonzado, pero diciéndose a sí mismo que
de verdad él no sabía que eso enfadaría “tanto” a Dick – ¿Qué más?
- Me pelee con Jason. Pero empezó él – no pudo evitar protestar – Siempre está tomándome el pelo papá –
era hora de volcar un poco la balanza a su favor – Piensa, que, porque soy 2 años más
pequeño que él, soy tonto perdido… Pero yo no lo soy.
- No, no lo eres – Le
aseguró Bruce.
- ¿Oíste, Jason? –
le gritó a Jason que seguía en la esquina plantado, bostezando
de aburrimiento, preguntándose cuándo terminaría. Jason ya se movía de un lado
a otro impaciente y Bruce sabia a Jason le molestaba mirar la pared y que en
algún punto, para él mirar la pared era peor que una paliza – Papá dice que
no soy tonto – y Bruce resopló al ver que el niño volvía a
enfurruñarse. y Jason tuvo que comerse
las ganas de contestarle. Le picaba demasiado su trasero como para responder a
esa provocación. Sobre todo, porque su padre aun no terminó aquel asunto – Así que para
ya con tus embustes que no se los traga nadie. Los chicos no pueden ser novios
– maldito mocoso, pensó Jason. A ese paso le iba a valer, un carajo,
mirar tanto esa estúpida esquina. Y encima Tim lograría que papá le volviera a
zurrar. Pero a Jason no era el único al que la paciencia se le estaba agotando.
Bruce cerró los ojos, iba a degollar a Jason y su placer por escandalizar a la
gente. Bruce no estaba preparado para tener ese tipo de charla con un niño de
10 años. Y menos con SU niño de 10 años. ¿A ver cómo salía de esa ahora?
- Tim, céntrate ¿sí?, Ahora no estamos aquí para hablar de Jason – refiriéndose al despacho – sino de Timothy, sabes que el cuento ese
de "empezó él" no me vale. Y el primer golpe no lo dio Jason
precisamente – y menuda forma de salir de la
plática sexual
- Que sí, que fue… él… – pero Bruce no lo dejó acabar la frase y le puso el índice sobre sus labios para mandarlo a callar.
- Shhhhhhhh Tim, A papá no le gustan nada las mentiras – afirmó con el ceño fruncido, y Tim hizo lo
mismo. Estaba claro que a papá no le gustaba nada de lo
que era divertido. Él debería de estar nadando en la piscina, y en vez de eso,
estaba ahí a punto de recibir una paliza por su culpa y la de sus hermanos… Por
culpa del llorón (Dick) y por la del inventón (Jason). ¡Vamos! ¿Quién narices
se iba a creer eso de que los chicos se vuelven novios? ¡Que tremenda mentira!
Era a Jason a quien papá debería estar haciendo esa pregunta y castigándolo
para que no se repitiera. Pero ni modo, así estaban las cosas. Nadie hubiera
salido herido de no ser porque el metiche de su padre se inmiscuyera en asuntos
de hermanos –
Tiiiiiiim – su padre le tocó la cabecita con el dedo como si fuera
un timbre para que regrese a la charla
- Pero papá –
respondió Tim frustrado con su padre porque no
lo escuchaba.
- Timothy Jackson Drake-Wayne – dijo irritado por el descaro de mentirle a la
cara – Si
vas a abrir esa boca para soltarme una mentira, no te va a gustar lo que va a
pasar – Le amenazó. Tim estaba luchando para decidir si seguía con
su versión de los hechos o se rendía a la verdad. Bruce pudo
ver el dilema en la cara de su pequeño. Y decidió ayudarlo un poco – así que te
vuelvo a preguntar por si se te ha olvidado – recalcó –… ¿Qué se
llevan, en esta casa, los niños que mienten a su papá o a Alfred? –
inquirió esperando una respuesta que Tim no estaba dispuesto a contestar.
¡Vamos! Si era un hueso duro de roer también, pequeño pero duro pensó Bruce – Tim, te hablo
a ti – al final tuvo que ponerse muy serio al ver que el niño bajaba
aún más la mirada y se mordía el labio inferior, estaba más que claro que tenía
que precipitar una respuesta – Tim a la cuenta de tres – al final tuvo no
más que presionar y dio resultado como siempre
- Nalgadas –
dijo titubeante en voz muy bajita como para que
nadie lo oiga
- Nalgadas con el culo desnudo – le corrigió su padre para vergüenza, no solo de
Tim, sino de Jason, que ahí donde estaba, frunció el hocico ante aquello. Todos
sabían eso. Parte de castigo era pasar un poco de vergüenza ¡Pero vamos! ¿Era necesario
decirlo en voz alta? O mejor dicho ¿Hacerle repetir a uno eso?, y después
pretendía que Dick no reaccionase como lo hizo. Maldito Bruce y sus métodos de
tortura china –
¿Y qué más se llevan? – que ¿qué más se llevan? se preguntó Jason.
No se llevaban nada, él se llevaba la diversión a otra parte. A su dormitorio
porque su padre era un aburrido de primera
- Nada de videojuegos o tele hasta que papá lo diga – Eso sí que le puso triste a Tim. Al fin y el
cabo la picazón en el trasero era pasajera, pero
estar un fin de semana eeeeeeentero sin tele era un castigo inhumano.
- Y con eso en mente, hijo, dime ¿Quién dio el primer golpe? – Tim tardó lo suyo en contestar. Bruce sabía que
el momento de presionar había pasado.
Ahora debía dejar que su hijo tomará sus decisiones.
- Yo – fue un yo
casi inaudible, pero Tim estaba en su regazo y Bruce tenía un excelente oído.
- Me alegro que lo reconozcas Tim – sí, estaba a punto de darle un castigo a su
hijo, pero eso no quitaba que se sintiera orgulloso de aquel pequeño logro. Era
todo un logro que Tim reconociera su error. De ser Tim más grande, quizás lo
hubiera dejado en una amonestación. Pero era un niño
todavía así que ese logro debía ser reforzado con, lo que desde un inicio tenía
en mente, un par de azotes – pero al igual
que tus hermanos, tú sabes que en esta casa no está permitido ningún tipo de
ataque ya sea con actos, como un puñete, o con palabras, y menos si es para
insultar o avergonzar a alguien – le reflexionó mientras lo iba
bajando de su regazo, la antesala a bajarle el bañador – Y
tú, hoy, jovencito has hecho ambas cosas, y aun cuando me duele en el alma tener que castigarlos, lo
tengo que hacer cuando se portan así de mal, porque no me dejan otra opción – y
viendo que el niño empezaba de nuevo a angustiarse, puso fin al sermón. Bruce
no solía decir cuántos azotes iba a dar. Pero con Tim tenía que hacerlo, porque
el niño se estresaba demasiado con la idea de recibir un castigo que la
incertidumbre solo hacía que se asustara tanto que acababa vomitando o
haciéndose sus necesidades encima. Tenía experiencia en eso, ya que le pasó, la
primera vez, en la que Tim sin querer vomitó en sus preciosos zapatos de cuero
repujado –
Te has ganado una buena azotaina con el culete al aire, pero solo usaré mi
mano, Timothy – el suspiro de alivio de Tim fue tan grande que,
seguro que se escuchó en Pekin, pero aun así no pudo evitar preguntar por su
condena
- ¿Cuántos, papá? –
Tim preguntó con una carita que estaba destrozando al indestructible cruzado
enmascarado.
- Tu hermano se ha llevado 24, por eso mismo, así que lo justo sería que te llevarás 40
- ¡¿¿Cuarenta??! –
gritó con los ojos bien abiertos, llevando ya no mas las
manos al trasero. Su padre quería hervirlo en aceite caliente como a un pollo
rostizado, estaba loco
- Sí, 24 por pelearte a golpes con Jason – los mismos que Jason pensó Bruce – Quince por haber
dicho algo a Dick que sabías que le dolería mucho – 15 porque
era la edad del ofendido, ¡vaya mierda!,
pensó Tim, a ese paso no podría ofender más que a los niños de kínder – Y el de
propina – A Tim eso del de propina le chirriaba tanto que puso una
mueca de enfado que a su padre no le hizo mucha gracia – No quiero tener que castigarte otra vez
por lo mismo, así que no van a ser palmaditas de felicitación precisamente –
Jo, eso era innecesario pensó Jason, era una crueldad decirle aquello. Jason no
pudo evitar girar la cabeza para mirar a Tim quien dé solo oír eso, empezó a
derramar lágrimas como sandías que descendieron por las mejillas sonrosada.
Bruce no soportaba ver a sus hijos llorar, así que apresuró a acabar con el
castigo. Con un solo movimiento de
pierna y brazo, Tim pasó de estar parado entre sus piernas a estar sobre el
regazo de su padre tumbado boca abajo, y no tardó nada en bajarle el pequeño
bañador dejándolo con el culo al aire estampando la primera nalgada de todas,
que sonó como un aplauso en un altavoz – PLASS –
con eso Bruce cumplió lo prometido, aquella nalgada había sido dura,
dura, pero dura de verdad.
- A AAAAAAH NO, NO, NO PAPI NOOOOOOOOO DUELEEEEEE… NO QUE DUELEEEE
MUCHO – Pero Bruce no dijo nada, debía ser fuerte por
ellos, si ahora se daba por vencido le estaría
haciendo un flaco favor a su hijo.
- PLASS – y la
segunda nalgada fue tan dura como la primera y bueno tan dura como se puede dar
a un niño de 10 años que apenas haría cosquillas a DIck y picarían a Jason – PLAF PLAF PLAF
PLAF – y las 40 fueron igual de
duras. Cuando Bruce dio la última, el
trasero y los muslos de Tim estaban rojos como si se hubiera quemado en un
largo día bajó el sol en la playa. Aquella había sido la primera zurra seria
que Bruce había tenido que dar al pequeño y aunque sabía que no sería la
última, esperaba de todo corazón que al menos su hijo tardara mucho en
apuntarse una nueva trastada y el de tener que volver a darle una zurra como
esta, ahora solo quedaba esperar que se calmara…
- Ayyy ayyy nifff nifsss – Tim gemía con todo su cuerpo
haciendo movimientos involuntarios con todo el tórax por querer tragar una
bocanada de aire.
El
resultado de un buen palo después de todo, Bruce se limitó a secarle los ojos y
acariciar su espalda tomándose todo el tiempo del mundo para lograr que se
calmara
- Jason –
llamó a su hijo una vez que Tim se hubo calmado – ahora hagan las paces ustedes dos –
declaró pero perdiendo un poco la severidad en la voz, pues acababa de pillar a
Jason secándose los ojos, estaba llorando por Tim – que parece mentira que no
puedan vivir el uno sin el otro – le dijo limpiando los
mocos de ambos con un pañuelo desechable – no entiendo porque se tienen que pasar el día
peleándose
- Pues por eso, porque somos hermanos – dijeron a la vez los dos como si hubiera estado emplatada
la respuesta, era obvio que querían abrazarse, pero el orgullo se los impedía
- Grrrrrrrrr –
gruñó Bruce –
ya, ¡Hagan las paces! de una vez – ordenó sin mucha paciencia para
contestaciones.
- Lo siento Jason, no debí pegarte ese puñete – fue Tim quien dio el primer
paso y pidió disculpas con el labio inferior en un puchero que delataba su
niñez. Tim quería que Jason lo abrazara como en los viejos tiempos. Aunque
ahora tenía un papá (un papá compartido) aún los abrazos de Jason, eran eso, de
Jason
- Y yo siento haberte devuelto el mismo – ambos lo dijeron de corazón y no porque papá lo
hubiera ordenado y por fin abrazó a Tim y Tim se apretó a él llorando como en
los viejos tiempos, y como en los viejos tiempos Jason beso su cabeza sin
importarle que papá este mirando, lo que complació a Bruce,
pero aun así Bruce esperó un momento para que se separasen para seguir en su
línea de severidad.
- Ok. Y tú, señorito coraje
– apuntando con el dedo muy
serio a Tim –
subes ahora mismo y te disculpas con tu hermano mayor. Y
Dick, no es tan fácil como éste de aquí –
refiriéndose a la conexión que había entre Jason y Tim – así que habrás de esmerarse con la
disculpa – Bruce sabía que Dick adoraba al más pequeño de la casa y
esperaba que Alfred hubiera hecho su magia y que Dick estuviera ya más calmado.
Porque si no, no sería solo Tim y Jason los que dormirían con el recuerdo de un
culito caliente, si no que Dick también. Aquello sirvió para que Bruce se diera
cuenta que su hijo “el adolescente” podía tener reacciones violentas si lo
sacaban del quicio
- ¿Y si no quiere verme? – preguntó el pequeño preocupado de verdad. ¿Y si
Dick ya no quería ser su hermano nunca jamás?... después de todo Jason le dijo
que podría volverse su enemigo
- Entonces le escribes una carta de disculpas – le
sugirió Bruce facilitándole las cosas a Tim
- Venga, enano, yo te dejo mis bolígrafos, seguro que Dick le impresionará si la escribes con
bolígrafo en vez de crayones –
dijo Jason no con ánimo de fastidiar, sino de apoyar, y esa era una
buena idea, una carta con bolígrafos para plasmar su seriedad
- No la iba a escribir con colorines, ¡¡TENGO 10 NO 5!! – dijo de nuevo furioso apretando el pequeño puño
listo para estamparlo contra Jason
- ¡¡TIMOTHY!! – le regañó Bruce.
- Lo sientooooo – dijo Tim al darse cuenta
que Jason había vuelto a provocarlo y él había caído de 4 patas. Bruce se iba a
tener que armar de paciencia para pulir a esos diamantes en bruto
- No pasa nada papá, yo le ayudo…si quiere – dijo Jason mirando a Tim con
una sonrisa en los labios, dándole a entender que por él todo estaba perdonado
Y con eso Bruce por fin dio por terminada su tarea…
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