Mis Gemelos: Cap. 229: Autora Marambra NUEVO

Mis Gemelos

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 05 de Junio del 2016

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Capítulo 229

Turbión a la vista

Autora: Marambra

• ¡¡CLAARA!! …¿DÓNDE ESTAS? – el grito de  Rubén retumbo en toda la casa – ¡¡CLAAARA!! – volvió a gritar avanzando a pasos largos, ni siquiera cerró la puerta de la movilidad y Adela se apuro a salir limpiando sus manos en el delantal, Rubén no había dormido en toda la noche pensando en la llamada que le hiciera a su mujer
• Don Rubén buen día – saludo la muchacha nerviosa con la cara tensa, y eso alarmo a Rubén, algo malo había pasado
• ¿Dónde está mi mujer, Adela? – pregunto bajando la voz sintiendo que todo le superaba, sin siquiera tomarse la molestia de responder al saludo, pero la muchacha no se sintió ofendida, porque lo que no dijeron sus palabras lo dijeron sus gestos, Rubén acababa de darle un apretón de manos de aquellos que dolían los huesos de tanta sinceridad – ¿mi Iván? – musito
• No lo sabemos doncito – respondió dándole paso – ña Clarita ha ido ya a la policía a poner la denuncia – y no pudo más se limpio los ojos con un pañuelo que estaba en su bolsillo
• ¿Recién? – dijo indignado
• Nooo doncito, ahora ha ido a ver qué noticias había – respondió compungida la muchacha, ella adoraba a los gemelos, los había visto desde el día que los trajeron del hospital, pequeñitos y envueltos en idénticas mantillas
• ¿Qué ha pasado? – quiso saber Rubén mientras ingresaba a la casa a grandes zancos seguido por Adela que iba detrás apurada en responder
• Parece que el Ivancito se nos ha salido por la ventana al amanecer y naide se ha dau cuenta hasta la mañana siguiente – respondió ella, mujer humilde bajando la mirada al piso en señal de respeto
• Pero no dijo ¿nada?, no te dijo nada, ¿no te comento algo mujer? – quería saber Rubén, después de todo Adela era su paño de lágrimas de Iván cuando estaba enojado con todos en casa
• No don Rubén, no me dejo ni una nota – respondió ella haciendo realidad su más grande pesadilla: su hijo había huido, no había querido creer lo que su mujer le había dicho por teléfono, había albergado la esperanza de que todo era producto de su imaginación o su mente cansada, pero al parecer Dios no iba a ser benevolente esta vez, así que decidió averiguar cuando ocurrió aquello sin imaginar que aquella simple pregunta iba a destapar una trama de mentiras tejidas tras de si
• ¿Cuándo? – pregunto y Adela prefirió callar – ¿Cuándo fue eso Adelita? – volvió a repetir – …por favor no es momento para guardar secretos – indico –  si realmente aprecias a Iván y a mí, me lo dirás, porque eso es importante para encontrarlo
• El día que usted viajo

Y la cara de Rubén se transformo en un instante y todo el cansancio que tenia del viaje desapareció, no tenía tiempo para pensar en sí mismo si no en buscar a su hijo, eran ¡CUATRO DÍAS!, ¡¡CUATRO!!, no dos como le dijo Clara y eso era lo que no le cuadraba a él…. no podía creer que su mujer le haya ocultado aquel detalle, pero sobre ese detalle, lo que más le preocupaba era él porque, PORQUE PARA ÉL no había justificación alguna para ocultar algo tan delicado como la huida de un hijo, algo que iba a descubrir aunque tenga que remover cielo y tierra; así que tras asimilar aquello que le tomo segundos, subió como un huracán a su alcoba para dos cosas, cambiarse rápidamente y sacar su escopeta, para él solo había un lugar donde pueda estar su hijo…  la casa de Raquel.

Y salió de la hacienda sin siquiera ir a ver los potreros ni probar bocado a excepción del jugo de fruta que Adela se apuro a traerle antes de salir, y con un gracias y una sonrisa sincera monto su vagoneta fuera de la casa, pero en el último minuto estaciono a un lado para tener unas palabras de agradecimiento Yhanku, él y sus hermanos además de Arturo que no dudaron ni un solo momento de hacerse cargo de las reces y de Alexander a quien no le habían dicho aún que su hermano había huido.

• ¿Yhanku? – llamo al mayor de los hermanos, contemplando en una fracción de segundos y admirando además la increíble habilidad que tenia este muchacho para desplazarse montado sobre un caballo y espero que se acercara hasta donde estaba él y una vez que el chico apeo su potro, el descendió de la movilidad
• ¿Si padrino? – pregunto con cortesía Yhanku con el rostro fatigado, era obvio que todos ellos necesitaban un buen descanso, todos se habían molido con aquel apoteósico viaje
• Un último favor Yhanku – dijo apretando la mano del muchacho en señal silenciosa de ciega confianza – Habla con Miguel por favor, él se hará cargo de la reces y de la camioneta, estarás deseando  descansar, te has matoneado demasiado estos días hijo – agrego con cariño en la voz y en la mirada – tú y tus hermanos se merecen unas buenas vacaciones – indico pensando ya no más en hacerles un regalo sorpresa de agradecimiento a los tres chicos a un lugar relajado y juvenil, se habían portado de ley con él, recibiendo ordenes suyas y de Arturo por ser los más viejos sin llegar a ser los experimentados, por lo menos, él no creía poseer todavía la habilidad y la experiencia de Arturo, admitiendo fuera de eso, que aquel trío porque aunque haya sido el primer viaje de Illien, el mozuelo sabía lo que hacía, los tres habían demostrado su valía haciendo oportunas intervenciones o improvisando soluciones con gran sagacidad, empujados por su instinto y juventud pero dentro del margen de la responsabilidad sin que ningunos de ellos, incluido Illien arriesgue nada en aras del pavoneo como suele ocurrir entre los jóvenes 
• Bueno, no solo nosotros, usted y Lex también estuvieron ahí poniendo el lomo 

Respondió Yhanku pero sin negar lo que acababa de decir aquel hombre, él y Alexander llevaron los caballos desde Aguas Calientes a la hacienda Caimanes, quienes conocían tanto a Rubén y Arturo y tuvieron la suerte de pillar al patriarca y entregar los ejemplares en su mano y cuando éste supo donde estaba su padre y sus hermanos, además de Rubén, no dudo ni un solo momento de llevar a la peonada y los tráiler que tenia de traslado y ayudar con el ganado que aun debían entregar y llevar a Warnes; todos los del poblado estaban en alerta naranja, sabían de antemano que se precipitaría una de las más grandes tormentas de la región, el aire estuvo denso por días sin una sola pizca de viento, enrarecido y quemante, los animales andaban angustiados, acelerados y eso no ero bajo ningún pretexto buena señal, así que en cuanto llegaron, metieron a las hembras preñadas en los tráiler lo mismo que los becerros y el resto fue arreado a lazo hasta La hacienda Caimanes.

Ahí permanecieron dos días debido al temporal, pero apenas Rubén piso la hacienda, sin siquiera secarse la cara, mojado como estaba resguardándose en el alero del corredor, lo primero que hizo fue llamar a casa y ver si todo estaba bien, por Fausto el anfitrión del día sabía que la tormenta era generalizada, que incluso Santa Cruz paralizo actividades debido a las fuertes ventiscas, así que llamo a Clara quien angustiada como estaba, y asimilando ya que Iván había huido de casa y no tenía ni idea de donde estaba tuvo que decirle a Rubén la madia verdad, en realidad no fue tanto por propia decisión, Logan lo había exigido, porque Clara, en su trastorno y su fase de negación, aun tenia la loca idea de que su hijo iba a volver, que fue dar una vuelta, que se hizo tarde, que se encontró con Ninoska que se pillo a un amigo de la ciudad o lo que sea que justificase la culpa que sentía dentro suyo, después de todo noche antes Iván le había gritado parte de los conflictos que tenia con su padre, pero interesantemente negaba la idea de que se haya ido con Raquel.

Y aquella llamada puso el mundo de Rubén de cabeza, dándose cuenta que toda la angustia, esa inquietud, esa incertidumbre que lo fue abrumando a lo largo del día, no era nada más que la corazonada de que algo malo le estaba pasando a su hijo, y maldijo a sí mismo el hecho de haber dejado a Iván en casa, debió traerlo consigo, debió hacer algo… ¡era su culpa!…

• ¿Pasa algo? – Arturo interrumpió sus pensamientos al ver la cara de Rubén transformarse de cansancio a pánico total
• Tengo que volver ahora mismo a Warnes – anuncio mirando el móvil – es mi hijo – murmuro procurando no exaltarse, después de todo Alexander estaba ahí con él y no era buena idea que sepa lo que paso – mi Iván a huido
• ¿Cómo que ha huido el peladingo? – pregunto asombrado y Rubén le hizo un resumen minucioso de lo que había sucedido en casa y claro Arturo entendió su preocupación, solidarizándose con él, después de todo lo consideraba un hijo
• Tengo que volver – dijo en un impulso sacando las llaves de la camioneta
• ¡WAAA!.. estás loco hombre ¡CÁLMATE! – sugirió Arturo apretando su muñeca impidiendo aquella disparatada idea que cruzo por la mente de Rubén – ¿cómo vas a querer manejar con este aguacero? – pregunto Arturo entre dientes mirando en dirección a los chicos que ya habían entrado a la vivienda dejando la puerta abierta en espera de ellos y no solo los muchachos sino su Fausto – pensá en los tojitos – recomendó   
• ¿Sucede algo? – pregunto el dueño de la casa sin querer ser inoportuno
• Es que mi hijo menor a huido de casa – respondió Rubén – necesito marcharme a Warnes – agrego con voz desesperada, sintiendo mil cosas desagradables en el pecho

Pero ninguno de ellos quiso dejarlo salir, no podía en ese estado y menos con ese temporal eso sería demasiado imprudente, pero aun así hizo el descabellado intento, dejando a Lex a cargo de Arturo y el dueño de la casa… es que claro, había  que ponerse en la piel de aquel padre para sufrir lo que estaba sufriendo, pero el mismo se dio cuenta de que aquello sería suicida, pues quedo atrapado en medio de un diluvio que no le dejaba avanzar ni medio metro de distancia, viendo el agua crecer en las calles como ríos ya que la lluvia iba aumentado a grandes proporciones, llegando incluso a oír el rugido del río, no hacía falta ser un genio para saber que el caudal del mismo supero sus límites, pues desde donde estaba podía ver claramente como el agua parecía tragarse puentes y  accesos, y maniobrando como pudo se puso a buen recaudo quedando aislados en medio de un gran curichi, haciendo lo único que podía hacer ese momento: rezar… rezar pero no por él, sino por su hijo.

Al fin y al cabo Rubén era como un hombre cualquiera que de misa solo el amen sin que eso signifique que no tenga fe o confié en Dios, en medio de una tempestad, se quedo sentado dentro de la movilidad apoyando su cabeza sobre la bocina del carro ante la impotencia de no poder empujar las horas y cortar el tiempo dirigiendo una oración al cielo para ayudarlo a superar esta dura prueba y así lo habían encontrado Arturo, Fausto y Alexander quien no quiso quedarse en casa en espera de noticias y fue el primero en percatarse de que su padre estaba dentro de la movilidad llevándose un señor susto porque creyó que algo le paso a su padre.

• ¡PAPÁAA!... ¡PAPÁ! – grito golpeando el espejo cuando vio a su padre con la frene apoyada sobre la bocina, Rubén ensimismado en sus pensamientos no se había dado cuenta que al tener el motor encendido, se dejo no solo las luces prendidas sino que la bocina empezó a tronar escandalosamente – ¡que susto!... ¿estás bien? – exclamo al darse cuenta que su padre estaba bien, cuando Arturo abrió la puerta
• Pero… ¡diablos! ¿qué haces aquí en medio de la lluvia? – lo amonesto
• Pensé que algo te paso – dijo Lex abrazando a su padre – te has salido sin decirme nada – le reprocho y Rubén iba a contarle lo de su hermano, pero  basto ver la cara de preocupación de su hijo para  decidir abandonar tan descabellada empresa y tragarse la angustia y ponerse una máscara y hacer como se dice de tripas corazón y esbozar una sonrisa e inventarse una tonta excusa
• Quise comprar gasolina y ganar tiempo
• Pero estabas tumbado sobre la bocina – agrego desconfiado
• Solo me agache a ver el sistema eléctrico Alexander, nada más – y para borrar la desconfianza de su hijo le dio en beso mientras ambos regresaban a la hacienda en la movilidad, e hizo un saludo con la mano a Fausto y Yhanku que miraban desde la otra vereda – ¡VOLVAMOS A LA HACIENDA! – grito Lex no se angustie, como sea el muchacho le creyó a su padre

Pero para desgracia de Rubén el temporal continuó con la misma fuerza al día siguiente, lo que hacía imposible partir porque los caminos estaban intransitables debido a la caída de árboles, e interrupción de puentes por la crecida del río y no le quedo otra que quedarse clavado a la ventana mirando con enojo algunos ratos, pena otros y frustración la mayor parte del tiempo, caer la lluvia sin descanso y a esto se sumo la incertidumbre de no saber nada de su hijo no porque las señales de comunicación estén cortadas, sino porque Clara no contestaba el teléfono por lo que decidió que si o si, saldría a Warnes de madrugada, llueve o truene encima, se iria a galope si era preciso, dejaría a Alexander en aquella casa hasta que las carreteras estén expeditas y con eso en mente paso una noche más de tortura, porque no había nada más desesperante que despertar de hora en hora no para ver si amanecía, sino para ver si la lluvia había amainado.

Sin duda aquel par de días fueron los peores y más largos de su vida, pero por fin se había puesto en camino, a Dios gracias dejo de llover, pero todos sabían que aquella tregua era temporal, así que si quería regresar a casa pronto, tenía que salir de inmediato, menos mal Fausto le ofreció prestado un pequeño camión para el viaje en vista de que tenían que irse con los caballos por si algo pasaba, comprometiéndose a enviar el ganado restante en los los tráiler una vez que los caminos se asienten, fue por esa razón que Lorenzo se quedo en la hacienda y el resto inicio el viaje, un viaje que fue un infierno en todo el sentido de la palabra, el aire viro de caliente a gélido en cuestión de horas y los caminos gredosos hacían difícil avanzar con mayor rapidez y casi lo habían logrado, pero ya casi llegando a Warnes a 10 kilómetros de distancia la movilidad quedo varada y a eso se sumo nuevamente la lluvia pero esa persistente y menuda, sin viento y sin trueno pero incómoda como ella sola y tras discutirlo un momento y sortear sus posibilidades cerrando bien las puertas todos tuvieron que montar de nuevo los caballos y avanzar a trote, Yhanku desviándose para encontrar una grua que ayude a remolcar la movilidad, el resto camino a casa,

Camino que que fue un martirio para Lex, porque no estaba preparado para esto… un error de Rubén admitió, él no preparo un ponchillo adecuado a la lluvia para Lex ni para él para variar, porque se suponía que volverían todos cómodamente en la movilidad, pero como todo en la vida no se vive de supuestos; Alexander con un ponchillo improvisado que no cubría mucho más allá de los pulmones para no contraer neumonía no pudo evitar que el agua se filtre entre sus pantalones y ropa interior y la fricción de la montura se hizo más que solo incomoda, así que apenas ingresaron a área urbana, el empezó a quejarse, Alexander que ya no podía soportar estar un minuto más montado, el último tramo había sido matador para todos pero sobre todo para Lex que empezó a rogar por hacer un alto de lo escaldado que tenía el trasero.

Ante esto, Arturo decidió llevarse a los chicos a su casa, total en la finca se quedo ropa de Lex de su última visita, dando a Rubén la oportunidad de hacerse cargo de lo que tenga sin la pena de dejar a Lex solo en la hacienda o tener que dar explicaciones que aun no podía o someterlo a estrés y la angustia de saber que su par estaba perdido ya dos días.

Y ahora estaba ahí parado en la estación de policía buscando a Clara, quien se llevo un susto de muerte cuando lo vio parado tras suyo porque no esperaba su llegada, por lo menos no hasta la tarde, pero diciéndose así misma que debió imaginar aquello, Rubén ni que haciendo se iba a quedar de brazos cruzados si algo pasaba en casa, peor si ese algo que paso involucraba a uno de sus hijos, pero el susto que se llevo fue porque minutos antes Logan acababa de marcharse siguiendo la recomendación de su madre de volver a casa por si acaso Iván llame o regrese…

• ¡Dios!... que susto – declaro Clara poniendo una mano sobre el pecho como si sostuviera su garganta, cuando al girarse su nariz choco con el pecho de Rubén que astutamente se puso tras suyo sin decir nada para poder oír la conversación que tenía con el policía en el pasillo donde se encontraban
• ¿Por qué me mentiste? – pregunto Rubén sin siquiera saludarla y Clara se dio cuenta que no tenia caso seguir con la farsa, pero tampoco podía responder nada, no sabía cómo explicar aquello sin derrumbarse – te estoy preguntando Clara – dijo – ¿por qué me mentiste? – le dijo agarrándola por los brazos sin ejercer fuerza, estaba conteniéndose de dar rienda suelta a la violencia de sus emociones – ¿por qué me dijiste que Iván lleva perdido dos días cuando son cuatro?... CUATRO CLARA, CUATRO – agrego dispuesto a salir de aquel lugar, no quería estar en un sitio publico peleándose con ella porque seguro la policía intervendría y no quería hacer más grande aquello, no podía distraerse en tonterías como esas, aun cuando esas tonterías son las que estaban perjudicando a su hijo
• Pero como iba a decirte si no podíamos… – Clara quería justificarse a medida que trotaba tras de su marido que tenia la fea costumbre de dar zancadas largas cuando estaba enojado dejando tras suyo a quien este
• ¡NO ME MIENTAS! – exigió Rubén girándose de golpe cogiéndola de las muñecas – no me insultes Clara – advirtió entre dientes, él hombre estaba cansado y con el peso del mundo sobre sus espaldas – te he llamado hace dos días y dijiste que Iván huyo de casa ese día cuando lo hizo al día siguiente que yo viaje – acuso procurando no gritar – ¿me estas escondiendo algo más verdad? – reclamo suspicaz mirándola a los ojos, queriendo averiguar en su mirada que cosa era, y Clara desvió la vista de vergüenza, la gente los estaba viendo y Rubén ante ese gesto sentencio – y por lo visto es algo que tengo que averiguar por mi cuenta – escupido como un insulto – pero te advierto Clara – dijo señalándola para luego acallar su amenaza, mejor tener la boca cerrada – ¡DIABLOS! –  cerro sus puños frustrado – ... si algo le pasa a mi hijo – la apunto y se dio la vuelta dejándola parada en medio de la calle, y Clara sintió un escalofrió, en 33 años de matrimonio era la primera vez que Rubén la amenazaba sin decir una sola palabra, no como antes: Agarro mis cosas y me voy con mis hijos a Alemania y tus sabes que puedo, pero esta vez no
• ¡RUBÉEEN! – grito ella dando alcance a su marido sorteando sus obstáculos para no chocar con la gente, cogiendo su mano justo antes de que entre a la movilidad – NO PUEDES DEJARME SOLA – le reclamo
• ¿Y POR QUÉ NO?, tú me hiciste a un lado al ocultarme lo de mi hijo – respondió  – ¡Y PORQUE SERÁ! – agrego en un último insulto y esta vez prendió la movilidad  dejándola parada a vista y paciencia de la gente que la miraba de soslayo para vergüenza suya

…El gusanillo de la desconfianza hinco el diente en el pecho de Rubén para pena de los dos…

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Querida Eugenia, abre tu correo mañana, te escribiré esta noche, ahora mismo estoy con visitas y no tengo mucho tiempo... un abrazo amiguita (Marambra)