El Jefe “2”
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 30 de Enero del 2017.
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Segunda Temporada
Capítulo 1
Autora: Little Hoshi
Pfff ¿Una demanda de paternidad? ¿Cómo narices le podía pasar eso a él? Él no era del tipo de ir dejando mujeres embarazadas por ahí. Además ¿ahora? No era por nada, pero hacía una eternidad que Silvia había dejado su vida. Silvia era tan y tan del pasado que incluso le costó recordar cuando exactamente fue la última vez que la vio.
Fue
un par de días después de la despedida que todos los de la oficina le
organizaron, Silvia quedó para pedirle un par de cartas de recomendación y para
devolverle un par de cosas que aún quedaban de él en su apartamento, no había
sido nada realmente serio, ambos estaban solteros, pasaban muchísimas horas
juntos y Silvia era una mujer muy cercana así que alguna vez que habían salido
tras una larga jornada de trabajo habían cenado juntos y habían acabado por
dormir también juntos. Pero de ahí a interponer una demanda de paternidad,
había un gran abismo.
Simón
abrió el cajón de su escritorio y sacó una vieja agendita negra, buscó el
teléfono de Silvia, sabía que se había mudado con sus padres para cuidarlos,
tenía el teléfono de suspadres, de alguna vez que se había tomado vacaciones y
se lo había dejado por si surgía algo importante. Simón se alegró de no tirar
nada. No lo pensó mucho simplemente marcó el teléfono que ponía la lado de
“Silvia padres”.no fue hasta que escuchó la segunda señal que se dio cuenta que
estaba llamándola y no sabía que iba a decir.
- ¿Diga? – Sonó la voz de una mujer al otro lado de la línea telefónica. A Simón se le secó la boca – ¿Diga? – volvió a repetir
- ¿Silvia? – dijo pareciendo más un quinceañero que un hombre hecho y derecho
- Silvia está en el trabajo aún – contestó la voz femenina – hasta las cuatro no regresa ¿quiere que le deje un mensaje?
- Sí, bueno – dijo un poco aliviado pero descolocado por no poder hablar con Silvia y aclararlo todo – dígale que Simón le ha llamado
- ¿Tiene su teléfono? – preguntó rápidamente antes que Simón colgara
- Sí, no sé, bueno se lo dejo por si lo hubiera perdido – dijo aún claramente afectado por la noticia – es 555321855 ¿lo anotó?
- Sí, claro ¿Algo más? – dijo al ver que aquel tipo no colgaba
- No, solo eso que me llame, que tenga un buen día – y entonces sí que colgó y se recostó en su silla mirando aterrado al teléfono. La cabeza le iba a mil por hora ¿estaría soñando? ¿Sería una broma de cámara oculta de alguno de los cafres de sus hijos? Noooo, ni ellos eran tan bestias ¿verdad– ¡Lucia!
De
repente cayó en Lucia ¿Cómo se iba a tomar Lucia la notica?... Todo aquello era
demasiado grande para él, así que decidió salir de la oficina e ir a la piscina
a hacer unos largos, aquello siempre lo ayudaba
- Aquí tienes un tecito, mamita linda y querida – Victor le trajo uno de los tés favoritos de su madre y se sentó a su lado y la miró con ojitos de corderito
- No – dijo Lucia sin levantar la mirada
- ¿No quieres té? – le preguntó extrañado
- El té si que me lo tomaré, Victor, gracias. Pero sea lo que sea que quieras pedirme, la respuesta es NO – contesto Lucia apartando la mirada del ordenador por primera vez en muchas horas y mirando muy seria a su hijo
- Pero si yo no he….pero…o venga mamá – dijo dándose por vencido su madre lo conocía demasiado bien – al menos escúchame antes de negarte en redondo
- Muy bien, te escucho – contesto alejándose un poco del ordenador y poniendo toda su atención en lo que su hijo quería decirle
- Sé perfectamente que estoy castigado – Lucia levantó una ceja y endureció la mirada pero no dijo nada y dejó que su hijo hablara – y no digo que me levantes el castigo, solo te pido que me des un aplazamiento – Lucia estaba a punto de abrir la boca cuando su hijo se apresuró a seguir – Espera, espera, mamá. Primero déjame que te lo explique ¿eh? – Lucia dio un largo suspiró y lo miró fijamente
- Muy bien, sigue – dijo aunque no era ni paciencia ni comprensión lo que se desprendía de su voz precisamente
- Como sabes, acabo este año el instituto, y a finales hay el viaje de final de curso ¿no? – Lucia asintió con la cabeza – Este año los de mi clase nos vamos a las islas Griegas y bueno van a quedar todos este viernes después de clase para mirar un par de sitios allí donde ir…bueno donde salir…bueno ya sabes, a parte de la playa y el hotel – Víctor empezó a liarse un poco porque sabía que eso de que fueran a buscar discotecas no era precisamente lo que más ilusión le podía hacer a su madre – y quizás cojamos alguna excursión también, bueno que han quedado para planearlo todo y bueno como yo también voy a ir y…
- Victor – le interrumpió – déjalo, cielito. ¿Dónde os vas a reunir? ¿En una de las aulas de la escuela? – preguntó con malicia porque sabía que de ser ahí Victor no estaría dando tantas largas
- No, bueno en casa de Javi – dijo lo más rápido que pudo
- Pues entonces como no es una actividad escolar “per se” me temo que no puedes ir. Deberás de confiar del buen juicio de tus compañeros para elegir vuestras actividades en el viaje – dijo y acto seguido regresó al email que estaba a medio escribir cuando su hijo empezó la conversa
- Pero mamá… – empezó a protestar
- No, Victor. Además, si no recuerdo mal, no fui yo quien te castigó. Fue tu padre, es a él a quién deberías preguntar y no a mí
- Pero el va a decir que no – dijo enfadado. Lucia rodó los ojos a veces le costaba creer que aquel mocoso estuviera a punto de acabar que el instituto
- Pues yo no voy a ser la que te diga que sí. Y estoy harta de decirte que no me gusta que juegues a este jueguecito tuyo de intentar que o tu padre o yo te levantemos el castigo que el otro te ha puesto.
- Vale, vale, sino vas a ayudar a tu hijo pequeño no hace falta que me sermonees tampoco ¿eh? – dijo de muy malos modo levantándose de la silla y regresando a su habitación
- Victor, te recuerdo que soy tu madre no uno de tus amigotes, así que a menos que quieras alargar aún más tu castigo, yo empezaría a cuidarme muy mucho como le hablas a tu madre ¿Hable suficientemente claro, hijo? – dijo echándole una mirada muy fea
- Si – dijo entre dientes pero se dio cuenta que aquella era una batalla perdida y se fue cabizbajo a su habitación. En cuanto Lucia escuchó la puerta de la habitación de Victor cerrarse se rio. Aquel niño no iba a cambiar nunca ni que le salieran un millón de canas
A
Simón le era imposible centrarse, ni la natación le había ayudado, estaba más
pendiente si sonaba el teléfono que en otra cosa. Pero el teléfono no sonó y
sabía que no lo haría hasta pasadas las cuatro al menos. Si Silvia estaba
trabajando lo más seguro es que no recibiera el recado hasta que regresar a
casa.
No
quería hablar con Lucia hasta que hubiera hablado primero con Silvia así que
debía hacer tiempo. ¿Pero cómo?, se decia a si mismo, cuando lo único que haces
es darle vueltas a la cabeza a la idea de ser padre de alguien de quien hasta
hacia un par de horas no sabía ni de su existencia.
Por
alguna extraña razón Simón se encontró marcando el teléfono de su viejo amigo
Antonio, hacía meses que no hablaban pero su amistad no era del tipo que
necesitara hablarse cada día para mantenerse. Ambos ya eran mayores, tenían sus
familias, sus trabajos y sus historias.
- ¿Simón? – la voz de su amigo le hizo salir del ensimismamiento
- Hola Antonio. ¿Qué es de tu vida?
- Hola Simón, pues nada, disfrutando de unos días de la nietecita
- ¿Cuánto tiempo tiene ya, Ariadna?
- Adriana – le corrigió – hará 2 años en mayo
- Bufé como vuela el tiempo si aún recuerdo la cara de asustado cuando agarraste por primera vez a su padre en brazos
- Si, ya ves, para mí fue ayer y ahora es él que hace de padre jojana ¿Qué tal Lucia y los chicos?
- Bien, todos bien – dijo un poco seco y después dio un largo suspiro
- ¿Pasa algo Simón? Te noto raro
- Lo cierto es que si ¿te acuerdas de Silvia? – y se hizo un silencio – era secretaria mía, un poco redondita – Antonio seguía sin caer de quien le hablaba – la chica aquella con la que fui a recoger el premio del empresario del año cuando me lo dieron a la vez que Juanfra
- Aaaaaaaaaaah si, ahora, si, es la chica que trajo aquellas flores tan bonitas cuando murió el padre de Reme ¿verdad?
- Sí, esa
- ¿Y qué pasa con esa chica?
- Me ha interpuesto una demanda de paternidad
- ¡La Hostia! – Antonio no pudo disimular la sorpresa – ¿pero tú sabías algo?
- ¿Qué narices iba a saber yo? ¿En serio? Crees que soy el tipo que abandona a un hijo? ¡Maldita sea Antonio! que me conoces bien, que sabes mi historia – dijo un poco herido
- Si, perdona, es que estoy en shock – le dijo disculpándose
- Supongo que necesitas de mis servicios ¿no?
- No, bueno, no sé, no te llamaba para asesoramiento legal. Lo cierto es que no sé porque te llamaba
- ¿Qué HA DICHO Lucia?
- Pues aún no se lo he dicho, justo acabado de saberlo
- Deberías hablar con Lucia, no es como si le hubierais engañado, entiendo que la criatura es de cuando trabajaba para ti ¿no?
- ¡Sí, claro! – dijo indignado – Y hablaré con ella, pero primero quería hablar con Silvia, la demanda me vino de manos de un oficial de los juzgados
- Luego, cuando ya hayas hablado con Silvia y con Lucia, mándame ese escrito por fax ¿vale? Le echaré un vistazo
- ¿Y si tengo un hijo? ¿tú qué harías si estuvieras en mis zapatos?
- Bueno, no sé, Simón, supongo que querría conocerlo ¿no?
- Sí – dijo casi en un susurro
- Pero tú estás seguro de que no se trata de un mal entendido o un intento de extorsión o
- Conozco a Silvia, no – le interrumpió muy tajante
- Bueno también no la conocerás porque está claro que esto de la demanda de paternidad te ha pillado por sorpresa
- Tengo que hablar con ella – dijo pasándose la mano por la cara abrumado
- Sí, será lo mejor. Pero Simón que nos conocemos, déjala hablar primero a ella, no le lances la caballería nada más descolgar que para algunas cosa eres muy tosco y ésta es una de esas cosas con las que hay que ir con guantes de seda – no pudo evitar darle un consejillo profesional
- Escucharla es precisamente lo que más quiero ahora mismo. Antonio ¿Te acuerdas cuando tu mujer se enteró que su padre había estado casado antes de casarse con su madre y que tenía dos medios hermanos?
- ¡Joder, Simón! cómo para olvidarlo, si el primero en enterarse fui yo, si no es porque el hombre se murió y tuvieron que hacer el llamamiento de herederos que ni nos enteramos, que callado se lo tenía el Sargento
- Sé que no es lo mismo, pero… Teresita se puso en contacto con sus medio hermanos
- No, pero no fue por ella, fue por ellos. Ni si quiera aceptaron la parte que les correspondían de la herencia por ser hijos, ya sabes. Sabe que tiene dos hermanos mayores y los vio en la notaria aquella tarde pero ya está, no hemos sabido de ellos más, lo dejaron muy claro. Para ellos el Sargento había muerto en el momento en que salió por la puerta de su casa
- Ya. Lo entiendo. Lo mismo no fue del todo lo mismo y durante mucho tiempo no guardé muy buenos sentimientos hacia mis padres biológicos – le confesó a su mejor amigo aquello que guardaba de su pasado – A día de hoy sigo pensando en ellos como unos meros cuidadores y siendo generoso – agrego con algo de amargura – …Antonio si realmente tengo un hijo con Silvia y no he estado a su lado todos estos años, no se lo podré perdonar – dijo de pronto pensando en eso, algo que Antonio se lo temía, Simón era un poco rencoroso por ponerlo suave – ¡Si es mío no solo aceptaré esa demanda sino que voy a pedir la custodia! – dijo de una forma algo siniestra, Antonio tomó aire porque conocía muy bien ese tono de voz de su amigo. Una batalla estaba a punto de estallar y Simón iba a luchar sin descanso y con todo lo que estuviera a su poder – Te dejo me está entrando otra llamada, quizás sea ella – y Simón colgó – ¿diga? y la voz sonó extrañamente enojada, Simón se aclaró la voz y probó de nuevo esta vez usando un tonó más suave – ¿diga?
- Hola Simón – Simón reconoció la voz al instante como si justo hiciera unos minutos que la acabara de escuchar por última vez
- Hola Silvia – dijo Simón como si aquella fuera la primera vez que hablara con una chica
- ¿Supongo que mis abogados fueron a verte hoy, ¿no? – Silvia era una mujer directa, poco le gustaba irse con rodeos
- Sí, ¿qué es eso de que tengo un hijo?
- Bueno, ya sabes que yo siempre quise formar una familia y Eusebio llegó en el mejor momento,
- ¿Por qué no he sabido nada de él hasta hoy?
- Tú no querías cargas ¿lo recuerdas? – Simón tragó saliva, debía reconocer que había cambiado mucho des de entonces – pero recientemente me enteré que no solo cambiaste de idea sino que lo hiciste con los hijos de otra mujer
- Silvia no estás en posición de pedirme explicaciones, soy yo el que debería – empezó a calentarse
- No te estoy echando en cara nada. Solo te digo que siempre pensé que no eras del tipo “familiar” yo si que lo era y lo sigo siendo – dijo sentándose en el sillón, esto iba para largo – Y no quería obligarte a nada… Tú no querías hijos, pues no te forcé a hacer algo que en el fondo no querías – y Simón tuvo que darle su crédito, si en ese tiempo se lo hubiera dicho el hubiera hecho cosas por la ley forzado por la moral – Te conozco Simón, sé que de decírtelo hubieras hecho lo que se esperaba de ti. Pero no quería que mi hijo tuviera un padre por imposición o porque es lo debido – dijo a la defensiva
- ¿Y porque ahora? – dijo finalmente Simón
- Este verano falleció mi madre, estábamos bastante mal y unos viejos amigos nos invitaron a pasar unos días por ahí. Pregunté por ti – era normal al fin y al cabo era el padre de su único hijo – Y me pusieron al día. Al principio pensé que me tomaban el pelo, pero cuando me di cuenta que no era así, empecé a darle vueltas. Si no me había precipitado, si no te había juzgado tan bien como creía…
- Porque una demanda de paternidad, porque no simplemente me llamaste y
- No lo sé… como te he dicho estaba pasando un mal momento, y supongo que no lo pensé bien – dijo Silvia y en su voz se notaba que aún no estaba bien
- Si es mi hijo, no necesitas ningún juicio, lo reconoceré en el acto, si quieres iremos juntos al notario y al registro para hacerlo – dijo Simón muy digno – Aún no entiendo porque todo este teatro de abogados, procuradores, agentes judiciales… – Simón estaba herido y enfadado
- Te pido disculpas nuevamente – dijo sin mucha fuerza en la voz
- ¿Él sabe de mí? – preguntó Simón yéndole el corazón a mil por hora
- Algo le he dicho
- ¿Qué?
- Pues tu nombre, como nos conocimos que no eras del tipo familiar, bueno eso creía – corrigió en seguida – que eras un buen hombre, muy trabajador… – se detuvo – Simón solo le dije cosas buenas.
- ¿Y no ha querido saber de mí nunca? – eso era algo para temer, si ella solo hablo bien raro que su hijo no quiera conocerlo
- De muy pequeño…tuvo una fase en que le decía a sus amigos que eras un espía y llegó hasta creérselo – recordó con nostalgia aquel evento, que en su momento la lastimo porque no podía decirle la verdad – y a veces cuando se enfadaba conmigo, me decía que se haría espía como su papá y se marcharía muy lejos y me quedaría sola con los abuelos – Silvia no pudo evitar sonreír al recordar – Pero después se hizo mayor y se le pasó. Lo cierto es que hasta este verano que le saqué yo el tema no habíamos vuelto hablar de su padre
- ¿Y qué opina él? – menudo lio, ¡espía!
- Es un chico, ya sabes, no les gusta hablar de sus sentimientos – dijo para restarle importancia
- No quiere conocerme ¿no? – y Simón se dio cuenta que eso lo apenaba, escuchó una larga expiración al otro lado de la línea
- Tiene 14 años, si por él fuera ni a mí me querría cerca – Silvia se dio cuenta de lo que sentía Simón y en parte quiso aliviar aquello con esa frase – Simón siento no haberte dicho nada de Eusebio, en serio si lo hubiera sabido antes, si yo hubiera sabido que si eras capaz de…solo pensé que hacía lo mejor – Silvia no sabía cómo explicarse, entendía que ahora mismo Simón la considerara un mal bicho, pero ella solo hizo lo que pensó que era mejor para su hijo
- ¡Pues te equivocaste! – dijo con veneno en su voz
- Ya me he dado cuenta, Simón – ella intento sonar lo más entera posible
- ¡Y la escenita de la demanda, eso ha sido la guindita!
- Te vuelvo a pedir disculpas una vez más por eso – y se hizo un largo e incomodo silencio
- Me gustaría conocerlo, sin jueces ni abogados de por medio – dijo sin poder evitar la coletilla – Podría ir este fin de semana para allá
- Hablaré con él. Lo cierto es que no le he dicho nada sobre lo de la demanda
- Ja – Simón dio una especie de risotada sarcástica
- Es solo un niño. No quería preocuparlo o angustiarlo o darle falsas esperanzas, no sabía cómo te lo ibas a tomar
- Mal. Pero no me mal interpretes. No es con él con quien estoy molesto. ¡El es mi hijo! Un hijo al cual no conozco al cual no he podido hacer de padre – le reclamo con la voz acerada – …Silvia, te las gastas de solo hacer lo que más le conviene a tu hijo, pero eres un ser sin entrañas. Yo hubiera sido un gran padre para él, eso es lo que le has negado todos estos años – Simón se daba cuenta que estaba perdiendo el control de la conversación pero no quiso tener autocontrol quería desquitarse – Te llamaré mañana, para confirmarte cuando llegaremos
- ¿Llegaremos? – preguntó Silvia esperando ilusamente que hubiera entendido mal
- Sí, llegaremos. Mi familia, la familia de Eusebio – remarcó – y yo.
- Quizás no sea buena idea, mejor sería si al principio solo vinieras tú y os conocieras poco a poco – dijo Silvia algo nerviosa
- Pues Silvia, eso no va a poder ser, porque tu hijo no solo tiene un padre sino también tiene una gran familia. Hablamos mañana – dijo Simón y colgó furiosamente el teléfono
- ¿Qué tal fue? – le preguntó su hermana en cuanto colgó
- Mal – le dijo Silvia pasándose la mano por la cara – Pfffff – resopló – pero ya me lo esperaba, en el mismo instante que supe que Simón tenía una gran familia supe que la había cagado ocultando lo de Eusebio y que no se lo iba a tomar bien cuando supiera que su hijo había crecido sin saber de él
- Aún no entiendo porque narices has tenido que decírselo – le reprocho su hermana, ella nunca estuvo de acuerdo que le avise a estas alturas – Eusebio no lo necesita, nos tiene a nosotros y como le has dicho ya no está en una edad en que se muera por estar con sus viejos precisamente
- No lo hice por egoísmo Dessy, lo hice porque realmente creía que lo conocía, creía que Simón no era del tipo paternal – estaba molesta con la situación porque eso mismo acababa de decirle a Simón por teléfono – ¡Por supuesto que me hubiera encantado que mi hijo tuviera un padre! ¡Pero solo estar por obligación, no! El niño no se merecía eso.
- El “niño” te la va a montar cuando se entere lo que has estado haciendo estos meses a sus espaldas – con eso ya contaba ella si no era ciega
- Del niño me encargo yo
Suspiro,
levantándose del sofá y caminando hacía su habitación, dejando a su hermana en
el salón, con la palabra en la boca.
No sabes la sonrisa que se me dibujo al ver que ya estaba la segunda temporada little! Hace unos días termine de releer el jefe así que estoy con todos los detalles bien frescos. Ya quiero saber de este nuevo niño y como reacciona Víctor y todos
ResponderEliminarMe gustó mucho. Quiero seguir leyendo para ver que sigue a continuación.
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