Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 02 de Mayo del 2016
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Capítulo 160
Ojo con el ojo del
vigilante
Autora: Marambra
Clara y Rubén estaban inmersos en el
almuerzo en un tosco silencio que ella no entendía bien de que se trataba, Rubén
estaba así desde hace dos días, tras aquella extraña llamada algo estaba
perturbando a Rubén quien como siempre no menciono nada seguro por no
preocuparla, pero ella que conocía a su conyugue como la palma de su mano podía
fácilmente apostar que tenía una espina en al corazón, quizás eran los chicos,
después de todo también eran dos días que aquel par de mocosos no llamo ni
contesto las llamadas; pero en realidad era otra cosa que Rubén por cautela y
no asustar a su mujer decidió investigar por cuenta propia desde hace unos días
que los peones hablaban de un hombre que estaba merodeando la hacienda y uno de
ellos lo pillo fotografiando los predios, la casa y todo lo que pudiera y nada
fuera eso sino que estuvo preguntando por él como que no sabe nada y solo es
curiosidad.
- Estas seguro Pascual, ¿no te habrás imaginado al tipo eso?... quizás te estás equivocando – declaro Rubén
- No doncito, si el tipo es tiene pinta de gringo, choco como usté de ojo azul claro y todo es – empezó a describirlo al detalle – a pero eso si de pelo rojo, trampa mismo (diablo) que a la legua se ve que es matón, si hasta carabina llevaba encima ¿pa´que pue´en esta tierra? – y eso hizo que Rubén frunza el ceño preocupado – naides viene a cazar por estos lares, ¿si Warnes acaso monte es? – decía con la lógica de todo un lugareño – pa mi que el forajido ese algo sucio trae entre manos hay que estar ojo al charque… hay que estar ojo al charque no más digo – repitió como una letanía propia de su edad
- ¿Y cuántos años le calculas Pascual? – pregunto Miguel también muy preocupado, todos los peones lo vieron menos Rubén y él – ¿solo lo viste vos?, o alguien más estuvo contigo, o estabas de copas con algo de jumechi en la sangre y estás viendo al jichi del pauro del fondo de la Tapora (estás viendo al monstruo de la poza de agua…)
- Que jichi, ni que jichi ni que pue´, acaso peladingo fuera yo pa que el bulto me aparezca – dijo el paisano riendo de la ocurrencia de don Rubén – … si el Rodolfo estaba conmigo, pa que le vua mentir y juradinga que no estaba farreao – hizo la señal de la cruz teatralmente – ese hombre me trae mala espina don Rubén, cuatrero debe ser, todo cotiojo (mirando de reojo) estaba ahí… debe estar divisando las guachas… o querra meter aquí el negocito de la blanca, si hay cada gringo y mierda que joder no más sabe – decía refiriéndose el narcotráfico y luego agrego recordando la pregunta que le hizo Miguel – tendrá pa´ sus 40 a lo mucho, o quizá menos, pero matrero se notaba al cojudito, querer engañarme a mi haciéndose el caiu de la estera – dijo con enfado – hacerse el opa dizque diciendo que se ha perdiu, quien si pierde en este lado de la ciudad si todo esta enmallao y bien identificao… o será por eso doncito – le dijo suspicaz – no será que ese mierda ta viniendo a joderle la vida a uste, vaya a saber que estarán maquinando los envidiosos que nunca faltan en la vera del camino
- Pero yo no tengo enemigos, al menos que yo sepa – declaro Rubén
- Don Rubén la buena fortuna es enemiga de los envidiosos y los que progresan plagaos de ellos anda a cuestas – dijo poniendo su palma abierta sobre el hombro de Rubén con la confianza que le daba el ser hombre simple y de campo traviesa como era él – yo siendo usté – le dijo sacando un charuto (cigarro negro artesanal hecho en chala de maíz) que llevaba palcado en la oreja ya no más prendiendo fuego y dándole una calada profunda disfrutando el sabor – tendría más cuidao con las amistades, quien sabe y alguno de ellos está vichando tras alguna desgracia pá alegrarse, pero a mí más me late que este mierda está queriendo meter la blanca en la hacienda pa que luego el gobierno diga que usté es narco, como le paso a La jacaré (jacaré: caimán, entiéndase por el nombre de una hacienda) – aseguro – no sería la primera vez que los pacos (policías) plantan evidencia
Y
eso preocupo a Rubén, pensando en los líos que tuvo Alexander, quizás alguno de
esos amigotes suyos eran unos forajidos que estaban buscando tres pies al gato,
o quizás le vendieron algo al muchacho y este no pago, un millón y medio de
posibilidades a cual más torcida le lleno la mente, y empezó a recodar cuando
reviso los predios de la hacienda por si se saltó la seguridad o se confió
demasiado en sus trabajadores; quizás deba hacerlo el personalmente pues todas
las fincas estaban cercadas y no había día que no se revise los predios incluso
del rio y todos los que caminaban de un lado a otro de las haciendas vecinas
eran conocidos, no había nadie que sea ajeno, muchos de los trabajadores vivían
incluso con sus familias en las haciendas, pues Rubén como muchos preferían
contratar familias integras para trabajar y les daban vivienda, seguro de salud
y los chicos podían ir a los colegios… así no había ausentismo laboral y se
mataba dos pájaros de un tiro, pues podían viajar sin miedo a que pase algo en
las haciendas.
- Ahhh yo también me lo he pillao de nuevo como hace una semana – hablo Higinio el hijo de Pascual – ese tipo está merodeando don, desde hace mucho ya ¿y sabe qué?, una cámara pa hacer fotos tiene, grande… el Tufo – dijo por el perro que en realidad se llama Rufo pero algunos niños de la hacienda vecina le dicen Tufo – lo ha correteao y se cayó uno de sus vidrios, mire aquí lo tengo – y saco de su bolsillo un lente grande de cámara fotográfica
- ¿Lo viste sacando fotos? – le pregunto Rubén ocultando el temor en la voz, aquello no le gusto para nada
- Si don Rubén le vi sacar fotos a los tojitos y a usté, pero de eso ya hace un mes será pué
- PELAO Y MIERDA Y RECIÉN ABRÍS EL PICO CARAJO – le grito Pascual – porque no dijiste eso antes, ME LLEVA LA TRAMPA – se enfado
- VAAAAAAAAAAAA, que voy saber yo que el merodeador sea un maleante, yo creí que eran los fotógrafos de la revista esa de ganadería que saben venir, pero luego pensé… ¿pa que se esconde?, porque los que vinieron la ves pasada, ¿se acuerda Don? – le pregunto a Rubén con la confianza de siempre – usté nos los presento y el hablo con todos, pero este zarco de escondidas saca fotos
- ¿Y puedes describirlo, como era? – pregunto Rubén – ¿Si vamos a la policía me ayudas? – agrego
- Claro, si su cara es única, yo me le quede mirando largo rato porque su pelo parecía de fuego y sus cejas y pestañas eran igual rojas – dijo dándole el drama que requería ver un personaje de esas dimensiones – y tiene una tatuaje en el cuello, dice DEAD, además lo vi hablando con otro hombre en inglés… no entendí muy bien porque hablaban muy rápido y todavía yo no tengo práctica, pero sé que hablaban de quintos, y parecían pelearse entre ellos, se estaban insultando – hizo memoria frunciendo el ceño
- ¿Y vos de cómo sabes eso?, si recién estás aprendiendo inglés – le dijo Gerardo su hermano
- Aaaa porque se estaban diciendo malas palabras
- Yaaaa… y tu sabés mucho de ellas – ironizo Gerardo
- Sé pué, los tojitos me han enseñado algunas, ellos siempre que discuten dicen palabrotas en inglés pa que doña Clara no sepa lo que se están diciendo – dijo todo canchero y luego miro a Rubén que levanto una ceja muy interesado en ese detalle que incumbía a sus hijos – usté perdone don Rubén – dijo dando vueltas el sombre de sao nervioso – pero no se los diga… ¿ya?, si no, no querrán enseñarme inglés, usté sabe, los tojos me ayudan con la tarea y si se enteran que conté su secreto no me ayudaran más – dijo pensando en las consecuencias de su indiscreción – y yo no tengo quien me ayude con eso de la tarea del cole y del instituto… y como ellos han vivido en Inglaterra saben bien el idioma, si no pues no sabrían tanta palabrota, digo yo, tienen autoridá pa este trote – aseguro poniendo cara de circunstancias y Rubén no sabía si reírse en voz alta o en silencio, al parecer sus hijos eran el ejemplo a seguir de Higinio, un muchacho de unos 15 años muy vivo, tiluchi como el solo para los mandados y avivado en los detalles y siguió en lo suyo hablando – además yo me divierto cuando dicen lisuras, don – y se rio y Pascual le dio un cocacho fuerte – AUUUUCH QUE TE PASA PÁAAA
- Salte de aquí pelao porra……. Faltaba más, pero si es cierto lo que dicen – dijo todo sabio – los hirpas ríen cuando cagan las gallinas
- Bueno, bueno – dijo Rubén sonriendo – Higinio si los vuelves a ver me avisas ya no más, y toma, para tu recreo – le dijo dándole un billete de 100 pesos, toda una millonada para el crio que cogió el billete con los ojos abiertos como platos gritando
- Guauuu, 100 pesos, voy a estar vichando doncito y si vuelve ese atintilao yo le canto ya no más – aseguro – ahora me voy tengo que ir pal mercado con mi mamá
Y
el muchacho se marchó como dijo al mercado, mirando de un lado a otro atento
por si aquel hombre estaba vigilando, pero no, el hombre no estaba vigilando,
el hombre estaba negociando turbios menesteres.
- ¿Me tienes alguna noticia? – la áspera voz ronca y sonó detrás del mueble aquel sin dar la cara, una penumbra envolvía el ambiente ese de hotelucho de mala muerte oliendo a moho donde se citarón ambos
- Costo un poco, pero creo que son ellos
- ¿Crees? o estás seguro – exhalo el vaho de hediondo humo de tabaco negro que ya habían impregnado de nicotina la piel de sus dedos y su boca y hacia que desde hace unos meses atrás empiece a toser con mayor frecuencia
- Debe verlo usted – dijo abriendo un maletín – yo seguí sus instrucciones nada más – le aseguro como diciendo si usted se equivoco es su problema – y sin tener un algo de dónde agarrarse pues, debería estar agradecido ¿no? – le tiro un fajo de fotos sobre la mesa, el anónimo aquel las cogió y la fue mirando una por una – no puede decirme que no sé hacer mi trabajo
- Vaya, vaya, al parecer es un hombre impresionante – dijo pasando los dedos sobre el retrato que tenía en la mano mirando otro que sacó del bolsillo y cerró los ojos recordando algo, murmurando para sí – así hubieras sido sino te hubieras ido
- ¿Cómo dice?
- Nada, solo cosas mías – respondió – ¿y los críos?
- Ahí los tiene – dijo y tiro un fajo más de fotografías donde se veía el alegre rostro de los gemelos
- ¿Hay forma de acercarse a ellos? – quiso saber
- Depende… ¿Quiere raptarlos? – pregunto el otro sagaz, no iba a dejar las cosas al azar
- Haces demasiadas preguntas… ¿estás interesado? – respondió con otra pregunta
- Depende – volvió a repetir
- Depende ¿de qué?
- De cuando valore mi silencio – movió los dedos como contando billetes – Yo por un buen pago no me hago problema
- Y eres mudo o tartamudo – se miró las uñas en un eufemismo tonto y el interesado respondió
- Las dos cosas y antes de que me pregunte ¿porque? Le voy diciendo que depende de la cosecha – y le clavo los ojos a los ojos de su interlocutor, hace varios meses ya que estaba investigado para él y por fin, por fin dio resultados el fruto de su esfuerzo, no fue fácil sobre todo teniendo como único dato la foto de un hombre de hace más de 10 o 20 años, ni siquiera su nombre – y yo como todos pues elegiré siempre la cosecha en grano de oro – y se rio a carcajada limpia con un eco que sonaba irritante, irritante y asquerosamente peligrosa
- Mmm, eso parece, eres un hombre de interesantes habilidades y de gran plasticidad en el trabajo – entrecomillo con los dedos la última frase acompañando el gesto con una torcida sonrisa – se lo hare saber al cliente de todas formas aunque no sé si cumplas sus cánones, total, él es el mandamás – cogió una maleta cubierta de nylon y la abrió tras ponerla sobre su regazo – pero por ahora nada, ya sabemos dónde vive, que hace, y que los muchachos están con él, solo hay que vigilarlos, ya te hare saber si hay algún cambio de planes – indico y coloco en la mesa un sobre con dinero en metálico – esto es por las fotos…– le dijo empujando el sobre para que le hombre lo alce agregando ya no más sacando algo de la maleta que estaba sobre sus rodillas en donde guardo las fotos de Rubén y los gemelos – y esto por tu discreción
Y
un tiro con silenciador le golpeo la frente sin que se diera cuenta y sienta a
medida que moría un chorro de sangre caer por su cara y mojar su camisa, un
largo estertor apenas audible se escapó de su garganta y el hombre que lo
asesino se marchó de allá sin hacerse notar, tal cual ingreso vestido de mujer
con peluca, nadie diría que se trataba de un hombre…solo el asesinado…
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