lunes, 27 de junio de 2016

El Jefe "1", Primera Temporada: Cap. 7; Autora Little Hoshi

El Jefe
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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 27 de Junio del 2016.
Etiquetas: M/m - M/f
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Capítulo 7
Eres muy joven para el romance
Autora: Little Hoshi  

Victor estaba muy nervioso era la primera vez que iba hacer un viaje tan lejos, Suiza e Italia 12 días fuera con gente que hablaban raro, vestían raro y comían cosas raras. No es que se comportara muy bien en el avión, pero como en aquel vuelo viajaban tres niños que se comportaron mucho peor que Victor sus padres no pensaron que lo hacían tan mal.
Al llegar a Suiza la hermana pequeña de Simón fue a recogerlos al aeropuerto. Ernesto se quedó prendado de su tía, no se parecía nada a Simón, era guapa, delicada, elegante rezumaba estilo y refinamiento por todos los poros. ¡Además era informática! Se pasaron todo el trayecto a casa hablando de ordenadores.
Lucia se había dado cuenta al segundo que su hijo miraba con ojos de devoción a su nueva tía. Aquello le parecía gracioso porque Ernesto tenía justo 15 años y Anabela tenía 34, quizás 35, Simón no supo sacarles de dudas. Es muy joven se limitaba a decir y la miraba con los mismos ojos con que miraba a Victor cuando se quedaba dormidito viendo alguna película en su pijama de dinosaurios.
Simón estaba tan en la inopia que fue el único que no se dio cuenta del comentario tan inapropiado que Ernesto hizo al ver uno de los álbumes de fotos de vacaciones de su ahora tía  Anabela. Hasta Victor en su inocencia supo que aquello no era algo que decir de tu tía.  Lucia tuvo que ponerse roja varias veces en aquellos días que pasaron en casa de su cuñada, una cosa es que su hijo tuviera 15 años y las hormonas totalmente descontroladas y otra bien distinta era tener que ver ante sus propias narices como al niño se le iban los ojos al escote de su tía como los mosquitos a la luz.

  • Eres un cerdo – dijo Olga a su hermano cuando su tía se levantó para hacer unos cafés  en la cocina
  • Cállate, imbécil – le contestó Ernesto flojito para que sus padres no les oyeran
  • Estás haciendo el ridículo, no sabes la pena que das – dijo Olga mirando con asco a tu hermano
  • Tu lo que eres es una envidiosa amargada.
  • ¿Envidiosa yo? Ninguna mujer envidia ser mirada como tu la miras a ella, es asqueroso y patético – dijo Olga hablando como si ella fuera  muy adulta
  • Olvídame, adefesio – dijo Ernesto levantándose de la mesa – Anabela te ayudo con los cafés? – dijo Ernesto agravando la voz dos octavas. Olga miró a Victor y Victor se limitó a imitar a su hermano mofándose de lo divertido que se le veía hablando así

Cuando quedaba un día para viajar a Italia y despedirse ya de Anabela, Lucia tuvo que llamarle la atención a su hijo. Y no hay mayor reparo para una madre que tener que reñir por ser un baboso. Pero visto que Simón no veía lo evidente, no le quedó más remedio. Porque podía pasar lo de las miraditas y lo de las vocecitas y los cumplidos a todas horas. Pero lo que no iba a consentirle es que incomodara a su tía en su propia casa. La mujer había sido un amor acogiéndoles a los 5 en su minúsculo apartamento y tomándose unos días libres para pasarlos con ellos y no tenía porque sufrir un quinceañero baboso y salidorro.
Así que cuando Lucia pilló a Enrique intentando ver como su tía se cambiaba de blusa (algo muy infantil hay que decir) no pudo más y todo lo que llevaba días aguantándose salió.

  • Ernesto, hijo ¿Me puedes ayudar ¿Me puedes acompañar al coche? Me he dejado allí el portátil.
  • ¿No puede ir Victor o Olga? – dijo molesto porque no quería irse en ese momento precisamente
  • Te lo he pedido a ti, Ernesto – y el tono que usó su madre le puso los pelos de punta, era ese tono que te deja claro que está muy enojada y que no hay que enojar más. Ernesto puso una mueca de disgusto pero fue hacia el salón y empujó la silla de ruedas de su madre hasta la puerta . Lucia esperó a estar en el garaje para volver a abrir la boca – ¿Qué demonios pasa contigo? ¿Es que no tienes la más mínima decencia?
  • Mamá, no sé de qué demonios hablas.
  • Hablo de tu comportamiento desde que llegamos, Anabela no sólo podría ser tu madre sino que es tu tía. Nos ha invitado a su casa y tú te comportas como un perrito en celo. Hace rato que dejó de ser simpático para ser pesado, hijo – era más que evidente que su madre estaba algo más que molesta ese tono solía reservarlo para cosas serias
  • Mamá, estás fatal, no sé de qué me hablas – dijo sonriendo Ernesto intentando quitarle importancia
  • ¿No sabes, eh? Pues tranquilo hijo, ya lo dejo. Pero grávate esto, si hubiera sido tu padre en vez de yo el que te hubiera pillado espiando a Anabela mientras se cambiaba estate seguro que ahora estarías teniendo otro tipo de charla –  Lucia dijo muy seria y Ernesto no sabía si palidecer de miedo o enrojecerse de vergüenza
  • No se lo dirás ¿verdad? – el pánico se podía oler
  • Eso solo depende de ti, hijo. Quedan solo dos días para que nos vayamos a Florencia y quiero ver cómo te comportas ¿entendido? – Ernesto debía de reconocer que su madre sí que sabía cómo amedrentar a alguien, hubiera sido una gran mafiosa
  • Si, señora – dijo abañando la cabeza

Olga se dio cuenta que su madre le había cantado las cuarenta en cuanto vio subir de nuevo a su madre y a su hermano. La cara de los dos era inconfundible, incluso Simón supo que Lucia había bajado para reñir a su hermano y no por el portátil. Aunque desconocía el motivo de la riña estaba claro que había sido algo serio porque Ernesto se pasó el resto de la tarde evitando a su madre. Pero Ernesto de la charla con su madre solo sacó que debía ser más disimulado y vigilar mejor sus espaldas.
Pero a los quince años uno es tan sutil como una patada en los cojones. Y a la mañana siguiente Lucia volvió a enfurecerse cuando con la excusa de que el autobús iba lleno hasta los topes Ernesto se pegó a base de bien a su tía. Lucia como estaba en la zona destinada a las sillas de ruedas y los cochecitos de bebé no pudo pararle los píes, tendría que esperar a que bajaran y volver a pillar a su hijo por banda y darle otro rapapolvo.
Pero no tuvo tiempo, a dos paradas el autobús dio un frenazo y Ernesto aplastó a Anabela y lo que hubiera sido un accidente gracioso acabó muy mal, porque Ernesto tardó demasiado en apartar sus manos del pecho de Anabela. Y para rematarlo en vez de disculparse enseguida le sonrió con cara de sátiro. Y todo eso con su padre justo a unos centímetros de ellos. La cara de Simón se transformó, cuando Anabela vio la cara de su hermano supo que la visita no iba a acabar bien. Conocía demasiado bien a su hermano y esa cara era la cara de “Simón, el terrible” y las pocas veces que se la había visto su hermano había acabado o a puñetazos o cometiendo otro tipo de actos nada propios del santo varón que sus padres creían tener por hijo.
Ernesto en cuanto vio la cara de su padre apartó la mano del pecho de su tía y tragó saliva, la había cagado, rezó porque aquel autobús no llegará nunca a destino. Incluso pensó que sería bonito que todos tuvieran un accidente y murieran todos, la muerte era preferible a lo que le esperaba cuando se parara y bajaran.
Como pudo Simón fue acercándose a donde estaba su hijo hasta tenerlo justo al ladito, por un instante Ernesto creyó que su padre empezaría a gritarle y a zurrarlo allí mismo. Pero solo se quedó a su lado en silencio fulminándolo con la mirada.
Al bajar en la parada que les tocaba, Simón en vez de ponerse a empujar la silla de Lucia, como hacían cuando estaban de paseo, le indicó con la cabeza a Olga que se encargara de la silla y le pasó el brazo por la nuca a  su hijo Ernesto. Si se veía desde fuera bien parecía un agarre cariñoso de un padre a un hijo, pero todos ellos sabían que eso de todo menos cariñoso.
Simón no solo no perdió de vista a Enrique ni un segundo sino que se puede decir que se aferró a él como una lapa. Enrique ni protestó ni intentó zafarse de su padre. Sabía que era cuestión de tiempo que se quedaran solas y toda la furia de Simón cayera sobre él.
Ernesto tuvo que esperar hasta la hora de comer, la suerte no estaba de su lado, su tía había reservado en un buen restaurante y estaba casi vacío, además el camarero al ver que eran una familia les dio un reservado. En cuanto el camarero les tomó nota y desapareció, Simón agarró por la oreja a su hijo y le obligó a disculparse con su Tía.
Por mucho que Anabela le dijera que no era para tanto, que había sido sin malicia, que era por el traqueteó y el frenazo del autobús. A Simón no se le quitaba de la cabeza el descaro del chico, y nada más ni menos que con su propia tía. Ernesto muerto de vergüenza no le quedó otra que disculparse, hubiera llorado de la pena, pero ya se había visto menoscabada suficientemente su hombría como para encima ponerse a llorar como un bebé.
La comida fue algo más que tensa, por mucho que Lucia, Anabela y los chicos intentaron animarla. Antes que trajeran los postres, Ernesto se levantó y se excusó, necesitaba vaciar la vejiga o iba a reventar. Su madre le dio permiso y tras preguntarle al camarero donde estaban los servicios, se levantó y fue. Al minuto Simón se levantó y salió también del reservado Olga y Victor se miraron entre ellos y pusieron cara de dolor. La cara de Simón no se había relajado lo más mínimo después de la disculpa de Ernesto. Y ahora había salido justo después que Ernesto lo hiciera. No había que ser un genio para saber que iba a pasar en el baño.
Cuando Simón entró en el baño Ernesto se estaba ya lavando las manos, no dijo ni una palabra solo fue hasta él lo agarró por el brazo y le soltó las nalgadas más fuertes que jamás había dado. Fueron menos de 10 pero madre de dios si dolieron.

  • PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
  • AAAAAAAAY AU AUUUUUUUUUUUU AY NOO AUU PAPÁ PARA, POR FAVOR
  • ¡QUE VERGÜENZA, ERNESTO, QUE VERGÜENZA! MI PROPIO HIJO UN ACOSADOR, Y DE SU PROPIA TÍA, DA GRACIAS QUE NO ESTAMOS EN CASA…PORQUE… – Simón estaba tan enfadado que ni ordenaba sus ideas
  • Papá fue un accidente, el autobús frenó y…
  • Plass – y esta vez no fue una nalgada sino una bofetada – NI TE ATREVAS A MENTIRME A LA CARA, no me tomes por estúpido, hijo. Quizás el autobús frenó pero tú no tenías intención alguna de apartar esa mano sino me hubieras visto a mí. Y sabías que tu tía no montaría ninguna escena porque eres mi hijo y nos ha invitado a su casa y quiere que todo vaya bien. Te has aprovechado de su hospitalidad, y de la peor forma que hay.
  • Solo fueron unos segundos  – dijo a la defensiva Ernesto. Simón estaba muy tentado de girarle la cara de un guantazo, pero apretó los dientes y se aguantó
  • ¿Te gustaría que alguien le tocara las tetas a Olga como tu se las has tocado a Anabela? – le preguntó Simón intentando recuperar un poco de calma. Ernesto pensó que nadie en su sano juicio querría tocar las tetas a Olga, apenas tenía pecho y era una estúpida de mucho cuidado. Ernesto se encogió de hombros y puso cara de que eso era una tremenda estupidez – Piénsalo bien, ¿te gustaría que cada vez que fuera en el autobús te hermana lo manosearan con la excusa del traqueteo del bus? O a tu madre? – Ernesto entonces abrió mucho los ojos horrorizado – Pues todas las mujeres son madres o hijas o hermanas de alguien, piénsalo bien antes de volver a tratarlas como si fueran un simple cacho de carne. Pensé que al haberos criado una mujer serías más respetuoso – esto lo dijo para si mismo pero lo soltó en voz alta
  • Lo siento  – y este lo siento si que fue sincero. Simón seguía enfadado pero ya no furioso
  • De verdad hijo hoy has caído realmente bajo, nunca había sentido una vergüenza tan grande, mi propio hijo… – Ernesto se dio cuenta que para Simón ellos ya no eran sus hijastros, sino que eran sus  hijos, como si realmente él hubiera estado allí en su concepción, nacimiento y primeros años
  • Papá, yo lo siento, no pensé con la cabeza
  • Hijo, mejor te callas. No lo estás mejorando en absoluto. Sé que tienes 15 años y que solo piensas en eso, pero no eres un animalito, eres una persona, y las personas podemos controlar nuestros impulsos. Si puedes aguantarte el pis puedes aguantarte lo otro también – Simón se sentía incomodo hablando de eso con su hijo y más cuando el objeto de deseo era su hermanita pequeña
  • No volverá a pasar, lo juro, papá.
  • Más te vale, porque aunque tu madre y yo nos muramos de vergüenza el que queda mal aquí eres tú. Y toma nota que jamás lograrás el respeto y amor de una mujer si tú no eres capaz de respetarlas. Y no me pongas los ojitos en blanco porque lo otro – refiriéndose al sexo – rara vez viene sin amor o al menos deseo, e hijo te aseguro que aún he de conocer a una mujer que le guste un hombre que no sabe controlar sus impulsos y anda metiendo mano siempre que tiene ocasión – Simón ya no tenía nada más que decirle a su hijo y al ver la cara de compungido se dio por satisfecho
  • Papá, de verdad, de verdad que lo siento – y lo decía en serio. Simón asintió con la cabeza respiró hondo y le dio un achuchoncito como para hacerle entender que estaba perdonado aunque siguiera molesto
  • Anda, vamos para dentro, antes que tu hermano se coma nuestros postres también – dijo Simón forzando una sonrisa. No estaba nada contento pero no quería que Ernesto pensara que le guardaba rencor

Los dos días que siguieron Simón no quitaba la vista de Ernesto de una forma muy disimulada pero no acababa de fiarse no tanto de su hijo como de las hormonas de un chico de 15 años. Por su puesto Anabel ale quitó importancia y lo olvidó todo. Al fin y al cabo para ella solo había sido una travesura de un niño. Y en parte aquella actitud también le dolía a Ernesto, porque lo último que quería es que Anabela lo viera como a Victor.
Anabela prometió devolverles la visita y se despidieron en el aeropuerto Zúrich, ella debía regresar a su vida cotidiana y ellos aún tenían una semana en Italia por delante.
Simón Y Lucia respiraron aliviados cuando el avión despegó, lo cierto es que tras el incidente del autobús se habían sentido algo incómodos con Anabela. Y el pensar que ahora solo estarían ellos solos les daba mucha tranquilidad. Pero la tranquilidad y alegría duró bien poco, apenas unas horas.
Lucia había buscado una especie de Parador en la Toscana para pasar sus vacaciones, estaba a menos de una hora de Florencia y a hora y media de Boloña. El parador estaba regentado por una familia, los Ferrato, que se ocupaban del mantenimiento y de la cocina. Y los Ferrato tenían tres chicos. Michele de 16, Tonino de 12 y Daniel de 10. Y si las hormonas de un chico de 15 no respetan ni a una tía, las hormonas de una chica de 15 no tienen mucho que hacer con la galantería típica italiana. Olga nada más ver a Michele se quedó prendadita de sus huesos. Y por supuesto Michele vio en Olga, una extranjera bonita y simpática y también le hizo gracia. Así que como buen Italiano empezó a regalarle el oído desde el mismo instante en que bajó del taxi.
Quizás Olga no fuera tan descarada como Ernesto, pero Michele si. Y eso no sentó nada bien a ninguno de ellos, solo a Olga claro, que estaba como una nube. Italia y un amor de verano, ¿Podían haber unas vacaciones mejores? Michele no se separaba de Olga ni un segundo, era tan empalagoso que hasta a Victor le parecía un pesado. Pero Olga se sentía como una reina agasajada por sus súbditos y aunque delante de sus padres y hermanos no se mostraba especialmente cariñosa con Michele estaba claro que le encantaba tenerlo revoloteando como una mosca.
La misma noche que llegaron, Michele invitó a Olga a dar un paseo por la finca, para enseñársela, y Olga no era idiota, le pidió permiso a su madre que tras endosarle a Victor, le dio permiso. Pero Victor enseguida encontró con que entretenerse y dejó a los tortolitos que dijeran bobadas en paz. Cuando Lucia le preguntó a Victor cómo había ido el paseo se dio cuenta que Victor no era una gran carabina precisamente. La próxima vez le diría a Ernesto que los acompañara. Olga y Michele eran inseparables, y eso empezó a molestar a Simón y a Lucia porque se suponía que eran unas vacaciones familiares, pero Olga se había escaqueado de un par de excursiones con la excusa de que estaba cansada o que le dolía la tripa. Pero al regresar estaba en la piscina metida con el chico de los Ferrato, como lo llamaban ellos.
Y el fin de semana llegó, y como en todos los sitios los viernes y los sábado están llenos de propuestas para que losjóvenes salgan y se lo pasen bien. Michele ni se lo pensó cuando le dijo a Olga que la llevaría en su moto al centro donde había un montón de terracitas para tomar el fresco y después salir a bailar. Olga se sentía tan mayor y tan glamurosa que no caminaba, flotaba.  Olga cuando buscó entre los vestidos que había metido en la maleta que ponerse para esa cita, su primera cita, tampoco pensaba que su madre pudiera negarle el permiso para salir. Así que ilusionada se vistió, se maquilló y perfumó y ensayó algunas frases ante el espejo y algunas risitas para cuando Michele dijera lago gracioso.

  • Guaaaaaaaaaaau que linda – dijo Simón aplaudiendo cuando vió bajar a Olga – que afortunados somos esta noche cenaremos con una estrella de cine – Victor y enrique pusieron muecas e hicieron como si fueran a vomitar
  • Gracias papá – y le dio un beso en la mejilla – pero esta noche Michele me llevará a San Gimignano a cenar y después iremos a un baile de esos que hacen al aire libre como en las películas antiguas – Olga estaba tan feliz que irradiaba luz propia
  • ¿Perdón? – saltó Lucia al oírlo
  • Si, mamá ¿No es maravilloso? Seré como una de esas artistas de blanco y negro
  • ¿y a quién has pedido permiso tú para hacer esos planes? –  Lucia frunció ln ceño y Olga de repente aterrizó en la tierra
  • Estamos de vacaciones – dijo mirándola con la cara descompuesta
  • Si, vacaciones familiares ¿recuerdas? – le dijo muy seca Lucia
  • Y nos hemos pasado el día juntos – Olga se volteó y miró a Simón buscando ayuda – venga papá dile que también tengo derecho a pasármelo bien en las vacaciones – Simón de repente se sintió entre la espada y la pared. La niña se la veía tan contenta pero Lucia lo estaba fulminando con la mirada
  • Olga, cielito, tu madre lleva razón, estas vacaciones son para pasarlas en familia – dijo simón como si Olga fuera la cosa más delicada del mundo y entonces Olga se enfurruñó
  • ¡Y las estamos pasando! No pasa nada porque yo me ausente un ratito, Ernesto se fue esta tarde a no sé dónde y nadie dijo nada – dijo Olga enfadada
  • No es lo mismo, las cenas y las comidas son sagradas, Olga –  saltó Lucia aún más enfadada – Además eres muy joven aún para salir a solas con un chico
  • ¡No es justo, eres una amargada, porque tú estés ahí en esa estúpida silla no significa que los demás no podamos divertirnos! – dijo furiosa Olga y de repente se hizo el silencio
  • ¡OLGA! Discúlpate de inmediato con tu madre – le ordenó Simón poniéndose de píe
  • No, os odio, os odio a todos, sois unos malditos egoístas, no queréis que me lo pase bien y sea feliz, solo queréis joderme  la vida – y salió corriendo escaleras arriba y el portazo que dio sonó hasta en Livorno
  • Voy a por ella, enseguida bajamos y se disculpa – le dijo Simón a  su esposa
  • No, déjala, déjala que se calme, es solo una rabieta porque no se sale con la suya – dijo Lucia que no le gustaba disgustar a su hija pero tampoco iba a dejarla salir de noche con un chico, no con solo 15 años

El resto de la familia cenaron tranquilamente disfrutando de una preciosa noche estrellada. La comida era deliciosa, corría una brisa agradable y Simón puso un poco de música típica Italiana para amenizar la cena. Después de cenar los Ferrato sacaron unos juegos de mesa y ambas familias jugaron hasta altas horas de la noche. Eran casi las dos de la noche cuando Victor finalmente se quedó dormido en una de las tumbonas  de la piscina. La señora Ferrato llevó a su Daniel y a su Tonino a acostar y Simón se cargó a Victor y lo subió también a su cuarto.
Simón no pudo evitar sentirse mal al pasar por delante de la habitación de Olga. La pobre se la veía tan ilusionada cuando bajó y después se llevó aquel disgustado. Lo que le había dicho a su madre era imperdonable pero aún así sentía un poco de pena por la niña. Simón picó a la puerta de Olga por si aún estaba despierta al no recibir respuesta, abrió la puerta para ver si al menos se había puesto el pijama y se había acostado o si se habría quedado dormida vestida llorando sobre la cama. Pero la cama estaba sin deshacer y la niña no estaba allí. Lo primero que fue a ver era si la moto del chico de los Ferrato estaba estacionado en el patio como acostumbraba. Respiró aliviado al verla allí. Al menos no se había fugado, nunca se sabe con estos Italianos. Pero tampoco estaba Olga en su habitación ¿Dónde diablos se habría metido la niña? ¿Y si ese muchacho se aprovechaba de su pequeña? ¡Italianos y su sangre caliente!
Simón empezó a buscar por todo el parador, habitación por habitación, incluido el cuarto de las escobas. A cada puerta que abría y no veía  asu hija su angustia aumentaba, no fue hasta que bajó a la bodega que escuchó unas risitas que respiró al fin aliviado, pero duró poco. Risitas, una bodega, casi a oscuras y su niñita sola con un Italiano. De haber tenido una escopeta a mano la habría cogido. Lo que vio aunque no le gustó tampoco era lo peor que había imaginado. Estaban los dos tortolitos recostados en un viejo y polvoriento  sofá escuchando música, en el suelo había un par de platos con embutidos y queso y dos copas de…¡VINO!

  • ¡Olga María Rosa Soto! – rugió Simón haciendo que ambos chicos se cayeran del sofá del susto
  • ¡Papá! ¿Qué haces aquí? ¡Nos asustaste! – dijo poniéndose de píe y claramente nerviosa
  • ¿Os asusté? ¡Bien! ¿se puede saber qué narices crees que estás haciendo?
  • Papá por favor – dijo mirando a Michele, la estaba avergonzando delante del que ella creía el chico más sexy del mundo
  • Y tú, ya saben tus padres que emborrachas a niñas pequeñas y te las llevas aquí para grrrr – la sangre le hervía
  • Señor Soto, vera deje que le explique – Michele dijo en su tosco español
  • No me llamo Soto me llamo Gómez – dijo aún más irritado porque el padre de los chicos era una mala pieza que los había abandonado – señor Gómez para ti, maldito playboy de tres al cuarto.
  • No es lo que cree, señor Gómez – dijo muy asustado Michele – solo estábamos hablando.
  • ¿Hablando a oscuras, con vino y tumbados en un sofá? ¿Tú te crees que soy idiota o qué?
  • Papá por favor – dijo enfadada Olga – estás haciendo el ridículo, Michele y yo no estábamos haciendo nada malo.
  • Tú, señorita – señalándola muy amenazadoramente con el dedo – subes a tu cuarto ahora mismo, luego subiré yo y hablaremos – y tanto a Michele como a Olga ese “hablaremos” no les sonó a una conversación sino más bien a una buena zurra. Pero Olga no se movió así que Simón dio cuatro pasos la agarró por el brazo y le dio 6 fuertes palmadas sobre su lindo pero muy arrugado vestidito de noche – PLASS He PLASS dicho PLASS que PLASS subas PLASS a tu cuarto PLASSdijo Simón en un tono que no dejaba lugar a la discusión. Olga con lágrimas en los ojos por haber sido tratada como un niño de pañales ante Michele salió corriendo de la bodega – Y tú, grrrrr –  Simón debía tranquilizarse o iba a cometer un italianicidio – ahora tú, tu padre y yo vamos a tener unas palabritas sobre la cortesía Italiana – dijo Simón a Michele en cuanto Olga salió
  • Señor, por favor, no meta a mi padre en esto, por favor, se lo ruego. Le prometo que no volveré a intentar nada con su hija, pero no meta a mi padre – Michele le rogó porque sabía que su padre se iba a poner como un basilisco cuando supiera que había intentado ligarse a la hija de unos clientes
  • Oh, no, claro que no. Que tú no vas a acercarte más a mi niña eso es tan cierto como que yo me llamo Simón – Michele pensó que ese tipo no tenía nada que envidiar a los mafiosos Sicilianos – Y ahora tira delante de mí que te vea, vamos a hablar con tus padres, tengo un par de cositas que decirles
  • Señor, por favor, se lo imploro – dijo ajuntando las manitas como quien reza, pero a diferencia de su Olga ese tipo no le daba la más mínima pena
  • Acaba de cumplir 15 ¡15! Lo oíste… y tú estabas aquí emborrachándola para…tira para delante porque no respondo, te juro que si no fuera por lo de la cárcel ahora mismo estarías en el otro barrio, sinvergüenza.
  • Yo no iba a forzarla a nada, y fue idea de ella lo del vino
  • Pronto se acabó la caballerosidad italiana ¿eh? – dijo con ironía Simón – ¡Que tires para delante, coño! – dijo dándole un empujón para que caminara y el muchacho empezó a subir las escaleritas que daban a la cocina

La conversación entre el señor Ferrato y Simón no fue nada agradable, unos minutos antes estaban todos riendo y disfrutando de una agradable noche y ahora estaban pidiendo explicaciones uno y el otro disculpándose. Al señor Ferrato no le sentó nada bien que por culpa de su hijo le sacaran los colores. Y tuvo que intervenir la señora Ferrato y el mismísimo Simón para evitar que el hombre moliera a palos a su hijo. Simón aunque no lo pasó nada bien se sentía un poco mejor porque algo le decía que aquel muchachito no iba a querer acercarse a su niña más.
Cuando Lucia se enteró de lo que había pasado no se puso mucho más contenta que Simón, pero a diferencia de su marido que había echado toda lal culpa al muchacho, ella culpaba a su hija. Estaba convencida que solo lo había hecho para demostrarle que ya era mayor, vaya que en resumidas cuentas, solo para chincharla.  Ernesto no entendía nada, solo vio como de repente todos se enfadaron con todos y que el señor Ferrato se había vuelto medio loco y que había perseguido a Michele por todo el patio con uan enorme correa en l amano y diciendo un montón de palabras a cual más pintoresca en Italiano. Cuando el espéctaculo se acabó subió a su dormitorio a dormir, ya era muy tarde y estaba cansado. Pero al pasar por la habitación de Olga, pudo escuchar el llanto de su hermana. Aí que más por curiosidad que por preocupación entró para ver que demonios le pasaba a esa ahora.

  • ¿Por qué lloras? – dijo sentándose a su lado en la cama
  • Ernie, lárgate, no quiero hablar – dijo furiosa lánzandole un cojín
  • Vale, idiota, tú misma, así revientes – dijo y le devolvió el cojinazo, ya hacía muchos años que ellos dos no se peleaban de una forma física, solo insultos
  • Estúpido me hiciste daño – dijo al recibir el cojinazo en toda la cara
  • Empezaste tu, idiota, además ya estabas llorando cuando entré… – Ernesto respiró hondo y Olga también. Se apartó un poco para que su hermano se pudiera sentar de nuevo – ¿Me vas a decir que te pasa ahora? ¿Esto es por qué mamá no te dejó ir a ese baile con tu noviete?
  • No – dijo secándose las lágrimas con las palmas de la mano
  • Menos mal, porque ni en mil años mamá te iba a dejar con un chico mayor
  • Solo tiene dos años más que yo.
  • Guaaaaaaaaau – dijo burlándose de ella – ¿entonces a que viene ese drama?
  • Papá nos pilló
  • ¿Os pilló qué? – dijo Ernesto sin entender nada
  • Nos pilló enrollándonos – dijo rodando los ojos
  • Ahora entiendo lo de ahí abajo
  • ¿Qué pasó? Papá me mandó a quí arriba y solo he oído los gritos
  • Pues nada, solo que tu Romeo a ahora es un romeo a rayas – Olga fue a hora quien puso cara de no entender – que su viejo le ha dado una buena tunda con una especie de correa de barbero
  • ¡Dios mío! Pobre Michele – se levantó de la cama – he de ir a ver cómo está
  • Ey sister – Ernesto agarró a su hermana por los hombros – si sales ahí y vas a su habitación ese chico no ve la luz del día. Su viejo aún le tiene ganas sino es por papá que lo paró aún le está dando.
  • Quiero morirme – y se volvió a echar en la cama a llorar
  • ¿Y estabais muy muy muy enrollados? – preguntó Ernesto con cara de asco
  • Y a ti eso que te importa, idiota –  se volteó solo para echarle una mirada de pura furia
  • A mi nada, solo es para saber si mamá y papá te van a matar rápidamente o lentamente – dijo burlándose de ella
  • Solo un poco – dijo flojito Olga
  • Un poco rollo besitos o un poco rollo manitas o un poco de…
  • Oh, por dios, Enrique, cállate, haces que suene sucio
  • ¡Oh, por dios, lo habéis hecho! – dijo alucinando
  • No, idiota, no, no hemos hecho nada, solo unos besitos y bueno caricias
  • ¿Qué tipo de caricias? – dijo con cara de pocos amigos
  • Eso no te lo voy a decir – dijo enfadada – además papá nos pilló… – y no sabía si contárselo o no – nos pilló bebiendo y acarameladitos en el sofá y se pensó no sé qué cosas y se puso…ni te imaginas como se puso
  • Me hago una idea – recordando la cara de su padre cuando lo recogio de la fiesta a la que había ido su primo Salva
  • No, fue mucho peor, jamás lo ví así, pensé que iba a matar a Michele – dijo asustada Olga
  • No, de eso ya se encargó el padre de Michele jajaja
  • ¡No tiene puta gracia, Ernesto!
  • Bueno hermanita papá acojona así de primeras pero después se desinfla bastante, te lo digo yo, que me he comido más zurras que ninguno. Lo del vino una solemne cagada, te lo digo eso te va a costar caro, pero lo de bajar y darte besitos con el italiano ese, bueno seguro que con papá nada, él sigue pensando que todo fue cosa de él.
  • Pero mamá – dijo con cara de preocupación
  • Ya ese es otro cantar – dijo él también un poco preocupado –  fue ella la que me dio la bronca con lo de Anabela y mucho antes de lo del autobús ¿sabes?
  • En el garaje ¿no?
  • ¿Lo sabes? – dijo abriendo mucho los ojos
  • Tío subiste con una cara…no sabía porque había sido la bronca pero que tuvo que ser de campeonato seguro – dijo Olga
  • Lo fue. Y no creo que la que te espera a ti, vaya a ser más suave. Por muy princesita que seas.
  • ¡No soy ninguna princesita, idiota!
  • Venga ya, si te tienen super consentida.
  • ¿yo? – dijo indignada
  • Si tú, con el rollo ese de ir de compras, no hay semana que no estrenes algo.
  • Mamá siempre te está diciendo de ir a comprar
  • Ella lo que quiere es escoger ropa de niño fifí y hacer que me la pruebe delante de las dependientas… ¡ni loco! – dijo Ernesto con horror
  • Eres imposible
  • Ya pero esta vez no es mi trasero el que está en el punto de mira.
  • ¡Eres un gilipollas, Ernie! Si no vas a ayudarme mejor te largas
  • ¿Ayudarte? No sé cómo, monina. Ni mamá ni papá está preparados para que nos hagamos mayores, les dá pánico – dijo un poco deprimido – lo tenemos chungo, Olga.
  • Si – dijo triste – y no creo que lo del vino me vaya ayudar mucho. ¿Papá fue muy duro con lo de la cerveza? – esa fue la primera vez que su padre le pegó difícilmente lo iba olvidar
  • Se cabreó mucho – era imposible decir lo contrario – pero …fue mucho peor cuando me escapé – Ernesto puso una mueca de dolor – al menos tú no te largaste con Michele al baile ese.
  • Espero que lo vean así – dijo Olga apoyando la cabeza en el hombro de su hermano, pocas veces eran amables el uno con el otro así que Ernesto se calló y le pasó el brazo por encima para darle un poco de apoyo moral.

En cuanto Ernesto escuchó las voces de sus padres se despidió y salió pitando de la habitación de Olga, no quería que por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado acabar recibiendo él también. Olga tragó saliva y se preparó para la que seguramente sería la peor noche de su vida. Sus padres no tardaron mucho en entrar en su habitación. Su madre aún se veía enfadadísima Simón en cambio solo se le veía cansado. Estuvieron un rato largo sin decir nada, ninguno de ellos tenía el cuerpo para discusiones, Lucia un poco pero no encontraba las palabras.

  • ¿Está bien, Michele? – preguntó tímidamente Olga cansada ya de tantas miraditas de reproche
  • Mejor de lo que debería – dijo Simón muy duro – ¿En que estabas pensando, hija? A solas con un chico mayor, bebiendo a oscuras…
  • No ha sido así – protestó Olga
  • Pues eso es exactamente lo que ví cuando bajé, una niña de 15 años bebiendo vino y dándose arrumacos echada en un sofá mohoso con un chico mayor – Simón no estaba de humor para discusiones dialécticas
  • No estábamos haciendo nada malo, papá – Olga no sonaba tan segura de si misma como acostumbraba
  • Nada bueno, es lo que estabais haciendo – saltó Lucia – Pero que mierdas tienes en la cabeza, que quieres que te embaracen a los 15, que quieres arruinarte la vida! ¿Eso es lo que quieres?
  • ¡No! Ya te he dicho que no hacíamos nada de eso – dijo con lágrimas de impotencia
  • ¿y cuanto crees que habrías tardado si tu padre no llega a bajar, a caso crees que es chico se iba a contentar con un par de besitos, por supuesto que no, y el hecho que intentara emborracharte, solo…
  • Lo del vino fue idea mía – dio un pisotón en el suelo – …era más romántico – esto último fue casi un susurro
  • ¿Perdón? – Simón estaba alucinando – pero tú sabes ¿cuántos años tienes? Sabes lo que hace el alcohol a chicas como tú. Las deja a merced de que cualquier aprovechado pueda… maldita sea Olga, que para lo que quieres eres muy lista.
  • SOLO BEBÍ UNA COPITA, NO ESTABA PARA NADA BORRACHA, y Michele no es así, él jamás me hubiera hecho algo que yo no quisiera.
  • Solo eres una niña ya tendrás tiempo para salir con chicos y todas esas cosas, ahora simplemente es una antojo de niña mimada, esa fiesta de cumpleaños se te subió a la cabeza, eres una niña, que se te meta en la cabeza, 15 años no te convierte en mujer, ni siquiera lo que se te pasara por la cabeza hacer esta noche – dijo Lucia relinchando como un caballo
  • No soy ninguna niña, aunque vosotros os empecinéis a verme así, no lo soy, me he hecho mayor y es normal que me gusten los chicos y que quiera salir con ellos y pasármelo bien, no hacíamos daño a nadie. No te desobedecí al final no fui a ese baile, así que no tenéis nada por lo que castigarme – Olga se fue creciendo a medida que iba hablando
  • Aparte de lo del vino ¿no? – dijo Simón alzando una ceja y cruzándose de brazos y Olga dio un paso hacia atrás y se le bajaron los humos de golpe – Según tú lo único que hiciste mal es beber el vino ¿no? Perfecto – dijo sacándose el cinturón del pantalón y al ver la cara de horror de Olga, Simón quiso aclararle bien las cosas. No por ser la princesita de la casa iba a recibir un trato de favor, no, en algo tan serio como lo que había hecho – en ese caso recibirás el mismo castigo que recibió tu hermano cuando lo pillé con aquella cerveza. Y mañana por la mañana haremos el check out y buscaremos un hotel en Florencia para acabar de pasar las vacaciones.
  • ¿qué? No nos podemos ir – protestó dando otro pisotón en el suelo
  • ¡Y tanto! Ahora y gracias a vuestra noche romántica, ya nadie se siente cómodo aquí. Ni los Ferrato están cómodos ni nosotros – le dijo su madre – Mientras tu padre y tu acabáis de hablar sobre lo de beber alcohol con 15 años yo voy a  empezar a buscar hoteles – dijo Lucia empujando la silla hacia la puerta
  • Papá, por favor – le suplicó Olga esperando que su padre hiciera entrar en razón a su madre
  • No, Olga, en esto estoy totalmente de acuerdo con tu madre, mañana mismo nos vamos de aquí. Será lo mejor para todos – dijo simón arrugando el morro porque no estaba nada contento con que Olga siguiera emperrada con lo de ver a ese chico que había demostrado no ser ningún caballero
  • Para mí no – dijo cruzándose de brazos y poniendo morros. Simón respiró hondo y contó hasta 20.
  • Después tomó a su hija por el brazo, se sentó en la cama, la colocó sobre su regazo y haciendo de tripas corazón cumplió con lo prometido. Él solo los castigaría por cosas serias de verdad, y el alcohol lo era, había castigado a su hermano meses antes por eso mismo, así que no podía pillarle por sorpresa. Además estaba todo ese asunto de citarse a escondidas con un chico mayor a solas y de noche y con aquel sofá y…solo recordarlo le daban ganas de meter a la niña interna en una escuela de monjas y matar a aquel muchacho. Pero ahora debía apartar esos pensamientos y centrarse en su labor de educar a los chicos como el padre que ahora era.

  •  
  • ZWASSSSS – silbó como lo haría una serpiente de acero. Y de repente un dolor intenso fue desde el muslo hasta el mismísimo cerebro de Olga
  • Aaaaaaaaaaaaaaaaaah bwuaaaaaaaaa coff coff Nooooooooooooooo – gritó al ver que Simón se disponía a repetir la acción y puso la mano que al fin tenía libre como defensa de su pobre retaguardia
  • Aparta esa mano Olga, porque si duele en el trasero en la mano ni te cuento – le advirtió Simón pero Olga solo lloraba y no oía nada ni a nadie – ¡Olga, la mano! – alzó más la voz –  aparta la mano o te haré daño de verdad
  • Noooooooooo. Duele, duele  de verdad bwuaaaaaaaaa – dijo entre sollozos pero sin apartar la mano. Simón rodó los ojos pero no perdió la paciencia
  • Olga, no te lo repetiré “esa mano fuera” – Simón ordenó esperando un rato a que la niña finalmente obedeciera. Pero tras un par de minutos decidió que ya le había dado suficiente tiempo para reconsiderarlo. Así que dejó el cinto sobre la cama, agarró la mano de la niña y la inmovilizó contra su espalda. Entonces hizo algo que Olga pensó que jamás pasaría, Simón le bajó la ropa interior justo hasta debajo de las nalgas y antes de que pudiera ni protestar, empezó a descargar la mano. Y no estaba siendo nada gentilPLASS Plass Plass Plass – Simón maldijo que con esa cría fuera testaruda como una mula. Su terquedad había hecho que tuviera que ir  por las malas. Cuando le dijo que apartara la mano, lo dijo porque solo intentaba no lastimar a la niña. Pero ella siempre tenía que quedar por encima como una maldita gota de aceite en un vaso de agua – PLASS PLASS PLASS PLASS –  Las siguientes 4 nalgadas fueron aún más fuertes que las primeras
  • Aaaaaaaaaauuuu – Olga Auyó al ver que la cosa iba a más
  • PLASS PLASS PLASS PLASS Te estoy castigando porque hiciste algo que estaba muy mal, algo que sabías perfectamente que estaba mal y que no podías hacer PLASS PLASS PLASS PLASS y aun así lo hiciste PLASS PLASS PLASS  así que te castigue no es algo ni injusto ni cruel ni desproporcionado PLASS PLASS y lo mínimo que puedo esperar de ti es que ya que no supiste comportarte al menos sepas  aceptar tus errores y las consecuencias de estos  PLASS PLASS PLASS PLASS
  • Bwuaaaaaa lo siento, lo siento papá, lo siento bwuaaaaaaaaaa te obedeceré, lo prometo lo juro bwuaaaaaaaa pero perdóname por favor bwuaaaaaaaaaa
  • Cuando te diga que hagas algo, lo haces, estoy cansado ya de repetiros la misma cantinela una y otra vez PLASS PLASS PLASS PLASS Si digo que apartes la mano, la apartas.  Si digo que vengas, vienes. Si digo que te pongas sobre mi regazo para darte unos azotes, te pones y punto PLASS PLASS PLASS PLASS Porque señorita, sino estás dispuesta a obedecer por la s buenas tendré que enseñarte por las malas, PLASS PLASS PLASS PLASS
  • Aaaaaaaaaaaaaaau bwuaaaaaaaaaaaaaa bwuaaaa papá nooo, bwuaaaaaaaa lo siento lo siento, bwuaaaaaaaa dueleeeeeeeeeee – Olga  lloraba intentando incorporarse para salir del regazo de su padre, pero ahora Simón la tenía bien sujeta y ni un tornado lo hubiera movido
  • Te voy a soltar, y espero que te quedes aquí quietecita, y aceptes tu castigo. Pero si vuelvo a tener que parar para decirte que quites la mano o porque intentas evitarlo, volveré a parar y volveremos a repasar lo que acabamos de hablar ¿entendido? – dijo Simón soltándole el brazo y dejando que la niña se calmara un poco
  • Sí, lo juro, no pondré más la mano y obedeceré – balbuceó  finalmente. Simón volvió a agarra la correa, le volvió a subir la ropa interior  y retomó el castigo
  • Zwass Zwass – dos cintazos rápidos cayeron sobre las nalgas de Olga
  • Aaaaaaaaaaaaaaaaah – Olga daba saltitos pero se concentraba en no poner la mano en la trayectoria del cinturón – papá por favoooooor bwuaaaaaaaaaa
  • Grábate bien esto, hija, mientras vivas bajo nuestro mismo techo obedecerás nuestras normas ZWASS ZWASS Tengas 15 tengas 25. Y la de prohibido el alcohol a menores no es solo una norma de nuestra casa es también la ley. ZWASS ZWASSZWASS ZWASS
  • Nooooooooooooooo aabwuaaaaaaaaaaa no más duele Aaaaaaaaay lo siento aaaah
  • Y como bien sabes en nuestra casa hay tolerancia cero alcohol. Lo tenéis rotundamente prohibido. Y eso funciona cuando estamos en casa o de vacaciones. ZWASS ZWASS ¿Me expresé esta vez con claridad?
  • Sí, si, si pero ya no más, papá – Olga lloraba como si la vida le fuera en ello
  • Quiero oírtelo decir a ti  ¿En que hemos quedado, Olga? –  preguntó muy serio Simón, pero Olga estaba demasiado centrado en su dolor que ni lo escuchó – ZWASS
  • Aaaaaaaaaaaaaaaaaaahh – el aullido salió de lo más profundo de Olga
  • Te he preguntado… ¿En qué es lo que hemos quedado hoy? – repitió una vez más con el ceño fruncido
  • Que no puedo beber alcohol bwuaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Simón la ayudó a levantarse y ella en seguida se echó a sus brazos para llorar hasta quedarse dormida. Era muy tarde y había sido una noche muy intensa, no tardó mucho en quedar totalmente sumida en un profundo sueño. Simón la acomodó en la cama, la arropó bien y se quedó un arto mirándola. 15 años pero así dormida parecía no tener más de 8. Ahora entendía a Lucia cuando decía que sus bebés estaban creciendo demasiado rápido. Simón nunca pensó que llegara el día que tuviera que lidiar con novietes o novietas, y ese día estaba ya asomando a la esquina. Recién acababa de estrenarse en eso de ser padre y ahora tendría que enfrentarse a la adolescencia y con los mellizos era enfrentarse al cuadrado.

  • ¿Cómo fue? – dijo Lucia al ver entrar a su marido agotado en la habitación
  • Horrible – dijo dejándose caer sobre la cama, mientras contemplaba a su esposa mirra hoteles en el portátil
  • Castigarlos, nunca es un trago agradable. ¿Entró a razones?
  • Sobre el alcohol…creo que si. Sobre todo lo demás….es terca como su madre
  • Ala, ahora ya recibí yo.
  • Huiste cual cobarde – dijo aguantándose la risa, cosa que no le pareció gracioso a Lucia
  • No había nada por lo que quedarse, y esto – enseñándole una web de hoteles – no se hace solo, y sé la pereza que te dá a ti todo esto del internet
  • Oh, si, muchas gracias por pensar en mi – dijo con toneladas de sarcasmo Simón y rodó en la cama hasta ponerse con la cabeza en la almohada
  • Te juro que si yo me hubiera quedado, la hubiera acabado matando, todo esto es porque la mocosa se cree tan mayor, esa fiesta solo le dio más alas a sus fantasías….grrr la muy boba, aun iba a lograr que la embarazasen. ¡Niños teniendo niños, que locura! – Lucia empezaba de nuevo a enfadarse
  • Bueno, mañana ya nos iremos y en unos días se habrá olvidado del muchacho ese – dijo Simón para calmar a su esposa
  • ¿En serio crees que es cosa del chico ese? – Lucia miraba incrédula a su marido – Dios, Simón, si que te tiene cegado la niña. Estoy segura que todo eso fue idea de ella para demostrarme, en cuanto le prohibí ir a ese baile esa cabecita suya empezó a maquinar una forma para salirse con la suya y pasarme por los morros  que podía salir con chicos mayores.
  • El chico tiene 17 años, y desde que llegamos no ha dejado de revolotear como un moscardón alrededor de Olga
  • Y ella encantada y es más, a más zalamero se ponía el chico ella más coqueteaba. Debí pararlo de un buen principio pero pensé que solo era una chiquillada.
  • Mujer – dijo respirando hondo pensando que su esposa exageraba
  • No, Simón. No son cosas mías, la he parido la conozco mejor que nadie. Si no es todo cosa de mi hija, al menos es el 50%. Olga, no es ninguna mosquita muerta precisamente – dijo clicando con muy mal genio en una de las ventanas
  • No sé, la veo tan inocente – dijo Simón en voz alta, pero era solo un reflejo de  sus pensamientos
  • Mi hija no ha sido inocente en su vida, siempre ha tenido mucha picardía, créeme. Quizás engañe con esa carita y esos buenos modales suyos, pero de mis tres hijos de la que tengo que tener más cuidad es de ella. Los chicos serán alocados e irreflexivos pero ella es una pequeña Maquiavelo.
  • Ahora lo dices porque estás enfadada, pero Olga es un cielo, se ha equivocado, pero lo hacemos todos, sobre todo a estas edades.
  • ¿En serio? No te recuerdo tan comprensivo cuando Ernesto devoraba con los ojos a tu hermana – y la cara de Simón se transformó
  • No es lo mismo – y justo después de decir eso se rió, había sonado exactamente igual que los niños
  • Son las dichosas hormonas, es exactamente lo mismo – dijo furiosa mirando fijamente a su marido – Se acabó preocuparme por si se tropiezan o se cortan o se pierden o si pillan un catarro. Ahora viene otro tipo de preocupaciones, ahora vienen los verdaderos quebraderos de cabeza, porque las consecuencias de sus errores son cada vez mayores. Así que cariñito, mejor nos vamos atando los machos porque vienen curvas.
  • No sé si estoy preparado – dijo Simón  tapándose los ojos con las manos
  • Jajaja – empezó a reírse de repente Lucia, Simón se incorporó y miró a su esposa sin entender nada
  • Acabas de decir lo mismo que dije yo hace 16 años cuando el médico me dijo que estaba embarazada, y eso que aún no sabía que eran mellizos jajajaja – Simón entendió y se rió también


4 comentarios:

  1. MI querida y estimada Litlle.

    Sabes?, este fue un capitulo muy interesante, jejejje variado y equitativo, ocurrio lo que nunca hubiera imaginado, que le den una tunda a Olga con el cinto, jajajjaja.

    Bueno particularmente se lo merecia por beber, pero no creo que por enamorarse, pero bueno, Lucia y Simón son dos padres muy comprometidos y pues quisquillosos.
    EN cuanto a Ernesto, si se gano todos y cada uno de los azotes, es más le hubiera dado unos cuantos cintazos en las manos, donde se ha visto eso de meter la mano en una mujer? y peor en una familiar, pero bueno.... hormonas vienen y hormonas van.
    NO creo que sea el primer o único muchacho cuya calentura de la edad le haga traspasar lineas familiares, jjajja

    te felicito guapisima, estuvo muy hermoso, hermoso hermoso jajajaja

    Marambra

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  2. A mi también me sorprendió que Simón se decida por el cinturón pero soy una feminista y creo en la igualdad de género y acá igualdad es indiscutible. Claro hasta que paso el castigo y papá volvió a ser el papá al que Olga tiene comiendo de la mano jajaja típico que le he han la culpa a los muchachos aunque todos sabemos que las chicas somos más picaras. Y hablando de eso con tanta repartija de castigos el italianito se llevó la peor parte pobre jejeje y

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  3. Si, pero seguro no le dio tan fuerte como al pobre de Ernesto, la verdad Olga no me cae muy bien, es manipuladora... y pobre del italianito...excelente cap Litlle

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  4. Mm pobre Olga ahora no le sirvió de mucho ser la princesa de la casa!!..
    Pero Ernesto si se pasó con su tía!!...
    Que capi tan más interesante!!
    Me gusta mucho tu historia!!

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