Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 27 de Junio del 2016
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Capítulo 230
En las buenas y en las
malas
Autora:
Marambra
- Hola papá – la voz de Lex no sonaba tan cálida como habitualmente era, aún así abrazo a su padre con mayor fuerza que de costumbre, es que realmente necesitaba aquel abrazo
Pese a la invitación hecha por Illien de quedarse en
casa de los rumanitos, Lex prefirió volver a la hacienda cuando supo que Iván
no vino con papá a casa del abuelo Arturo, por lo que perdió el interés en
quedarse en casa de Illien, después de todo lo divertido siempre era con su
hermano, así que prefirió volver a ver a casa además estaba muy cansado y
deprimido sin ganas de juerga, tenía el cuerpo molido producto del viaje que
hizo con su padre días atrás, un viaje que fue apoteósico y para nada divertido
por muchas razones, desde la incomodidad de dormir en el suelo, el calor sofocante
primero y luego aquella tormenta que arraso con todo, pero sobre todo porque le
faltaba su hermano, su compañía; y estuvo con la esperanza de salvar parte del
día teniendo a Iván a su lado en la hacienda del abuelo Arturo, pero cuando las
horas pasaron y se hizo de noche, se dio cuenta que aquello no sería posible y
empezó a impacientarse sobre todo cuando nadie contestaba el fono en casa, así
que a la primera que papá contesto el móvil tras varios intentos fallidos, le
hizo saber que quería volver a casa, quería ver a su hermano y a su madre le
había dicho y porque no, a Logan pensó dentro suyo y papá no tuvo más remedio
que acceder a su pedido: ir a recogerlo.
- ¿No vino Iván contigo papá? – le pregunto mirando el asiento del copiloto en cuando su padre abrió la puerta en el patio de tierra de Arturo y descendió su madre en vez de Iván – ¿aun está enojado? – agrego, pensando que quizás Iván seguía en su línea de mal humor, ya que por lo general, el enojo solía durarle días
- NO, hijo, no vino – dijo papá sin mucha emoción, y Lex se quedo mirándolo como evaluando la situación, notaba tensa a su madre y a su padre como apagado, quizás era el cansancio decidió por no pensar en cosas malas
- ¿Pero sigue enojado? – pregunto curioso y aprehensivo
- No lo sé Lex – prefirió responder Rubén
- ¿Cómo que no sabes? – quiso saber el muchacho extrañado pero sobre todo intrigado por la respuesta que dio su madre
- Es que no está en casa Lex – dijo mamá – ¿no vas a saludarme? – le pregunto forzando una sonrisa y abriendo los brazos para recibirlo, Clara se había pasado ya varios días llorando y necesitaba abrazar a uno de los gemelos como consuelo
- ¿Qué no está en casa? – pregunto Lex acercándose a su madre dejándose querer, vaya que mamá lo extraño por cierto pensó al recibir tremendo abrazo de parte de ella, un abrazo casi rompe huesos como los de papá – hola mamá – le saludo con una sonrisa preguntando ya no más – ¿a donde fue Iván? – pero la oportuna interrupción de Arturo libero a Rubén y a Clara de tener que dar explicaciones que no quería, por lo menos por ahora
- Vamos tomarnos un turquito caliente – dijo Arturo dando a Illien un codazo para que meta a Lex adentro y Clara ingreso a la cocina donde estaba Yhanku poniendo la mesa
- Papá ¿A dónde fue Iván? – pregunto Lex insistente mirando la hora, era tarde las ocho de la noche ya
- No tengo idea hijo – procuro sonar lo más neutro posible para no alarmarlo, después de todo la policía había confirmado que Iván no abordo ningún bus, tren y menos un avión y los investigadores que una vez contrato para seguir los pasos del muchacho estaban en marcha buscándolo – no estaba cuando llegue y fui al transito toda la tarde – respondió pensando que lo de la grúa era una buena excusa para evadir por el momento a su chango – por lo de la camioneta – agrego
- Pero creí que de eso se hizo cargo Yhanku – respondió frunciendo el ceño
- Y lo hice, pero tu tata tiene que firmar las formas – dijo Yhanku como si nada
- A bueno – respondió sin estar conforme con aquello, el sentía que algo pasaba, algo ocultaban, y de pronto decidió prestar atención al lenguaje corporal de todos, papá estaba tenso y nada tenía que ver con el cansancio del viaje, aun así su padre solía soltar bromas o hablar mucho, pero ahora estaba como ensimismado, mamá tenia la nariz roja y algo tapada y los ojos hinchados y por mucho que ella diga que era por la rinitis alérgica o un resfrío eso no se lo creía ni aun cuando pusiera sus manos al fuego… mamá había llorado por algo, y algo sabía el abuelo Arturo que también estaba ahí hablando bajo y para rematar no vino su hermano, cosa rara, papá no dejaría que Iván vaya a ningún lado si él estaba llegando de un viaje, jamás les daba permiso cuando retornaba, si lo sabría él que se llevo un montón de regaños y jalones de patilla
- Ahora ve a dentro deja que tengo que hablar unas cosas con Arturo – dijo de pronto con algo de rudeza para que el chico se marche y no darle opción a preguntar o decir algo
Y
a Lex no le quedo otra que entrar con Illien y su padre sintió una punzada de
remordimiento, pues no pudo evitar notar la decepción que se dibujo sin tapujos
en el rostro de su hijo y decidió que no podía hacer eso con su muchacho,
Alexander merecía saber la verdad, así que atajo su andar colocando sus enormes
manos sobre sus hombros y se inclino lo suficiente para mirarlo a sus ojos ante
de hablar.
- Tu hermano no está en casa – volvió a decir – pero no porque haya ido a alguna parte con permiso mío o de tu madre y no tengo la menor idea de donde está – y Lex lo miro confundido sin comprender del todo la dimensión de aquellas palabras
- ¿Cómo que no lo sabes papá?... ¿No pidió permiso nadie para salir? – prácticamente se obligo a justificar aquello, es que en el fondo de su corazón adivinaba que algo pasaba y Rubén no pudo guardar más el secreto, su hijo tenía derecho a saber lo que estaba sucediendo en casa, quizás él podría tener una idea de dónde podía haber ido su pequeño
- Alexander – dijo tras un suspiro – tu hermano al parecer huyo de casa el día que viajamos – confeso apretando los hombros del muchacho que iba cambiando su semblante tornándose blanco del susto – y hasta ahora no tengo idea de donde esta – y por fin se quebró abrazando a Lex como si la vida se le fuera en ello, asustando al muchacho, porque era la primera vez que veía el desespero de su padre reflejado en la mirada
- No te creo – si bien negó, se apretó a tu padre porque sabía que papá no le mentiría y menos en algo tan serio como aquello – tiene que haber un error – agrego con la voz velada procurando no quebrarse – Iván no se iría a ninguna parte sin mí, papá – declaro – no me dejaría solo… nunca lo hizo, nunca lo hace – aseguro – siempre está conmigo aunque este enojado – musito
Y
se abrazo a su padre pensando en todos los actos de su hermano y en todas las
veces que él fue egoísta y en toda la presión que estaba viviendo Iván fruto de
la llegada de Logan a casa y aun cuando tenía la certeza de que su gemelo huyo
de casa a raíz de eso y de que seguramente algo más paso con su padre biológico,
no podía creerlo; Iván no tomaría una decisión tan drástica sin decirle una
sola palabra a él, eran hermanos, eran gemelos se decía, odiando de pronto la
inoportuna llegada de Logan, con su supuesta muerte el mundo de ambos se puso
de cabeza, pero al parecer su llegada trastoco totalmente a Iván, ¿pero a quien
mentía?, se pregunto a sí mismo, el no debió decirle nada a su gemelo, no debió
obligarlo a aceptar la paternidad de Logan, lo debió presionarlo, se sentía
responsable de esto, y si algo le pasaba a su hermano no se perdonaría nunca,
era su culpa, su culpa repetía su consciencia
- Todo es mi culpa – declaro mirando a su padre con pena – es mi culpa papá, Iván se fue de casa porque está enojado conmigo – declaro y aun cuando estas palabras muchas veces papá quería oír como preámbulo al perdón, esta vez no lo sintió así, ¿qué culpa podía tener Alexander, sino estuvieron ambos en casa?, para él algo paso en la hacienda, algo que Clara no quería rebelar, pero que él iba a averiguar
- No es tu culpa Lex – consoló papá abrazando con amor a su muchacho queriendo quitarle con ello, la tristeza que tenia reflejada en la cara – en todo caso es la mía – dijo adjudicándose la culpa – fui yo quien le negó el viaje cuando se lo prometí – dijo con pesar, de no haber sido por eso el niño no se habría marchado, hubiese estado con él no importa bajo la lluvia y eso también pensaba Clara con pesar, de haber ido Ivan con su padre ella no hubiese abierto la boca – yo falte a mi palabra – agrego papá – pero te juro que traeré a tu hermano a casa
- Y espero que le des una buena paliza por irse – dijo Lex con los ojos vidriosos entre el enojo y la pena, como si fuera un niño que exige una pequeña recompensa por el dolor experimentado ante aquello que distaba de ser una pequeña travesura cuando en realidad se trataba de un señor susto, pero papá lo tenía más que claro, si encontraba a su hijo sano y salvo, porque no quería ni pensar en lo que le podía haber pasado de no ser una huida sino un secuestro, llenaría de besos la cara de Iván, lo apretaría contra su pecho y quizás ahí le dé una sola nalgada a mano llena sobre la ropa tras decirle: “No lo vuelvas a hacer que casi me matas del susto”…
- No hijo – contesto papá – no voy a castigar a tu hermano por esto – prometió cogiendo la cara de Lex entre sus manos apretando lo suficiente para que sepa que lo iba a decir era una promesa y una muestra de amor – si Dios me concede la gracia de traer a Iván… – dijo con un nudo en la garganta
- NO digas eso papá – sollozo Lex poniendo su mano sobre su boca, como queriendo atajar las palabras de su padre, entendiendo perfectamente la dimensión del miedo de su padre como para nombrar a Dios, cosa que le ocasiono un horrible estremecimiento en su cuerpo
- NO hijo, es necesario que lo sepas – replico – … que seas mi testigo – afirmo con fuerza – si Dios me concede la gracia de traer a mi Ivana casa, sano y salvo yo te prometo que no voy ni a mencionar el tema – y sello aquel juramento con la señal de la cruz sobre sus labios, como si estuviera recibiendo la hostia divina, para que Lex sepa que no estaba jurando en vano e iba a demostrar a Lex que era hombre de palabra – ahora vamos adentro – dijo haciendo acopio de valor empujando a Lex al interior de la casa – no hay porque llorar – le dijo confortándolo al ver que Lex aguo los ojos, abrazándolo con fuerzo – nadie se ha muerto – agrego para espantar los fantasmas que en ocasiones como esta se suelen presentar agrandando el miedo – y el abuelo Arturo nos espera y se enfriara mi café, mientras ve a hacer tu mochila que nos iremos a casa en uno rato más
Y
Lex a regañadientes hizo caso a su padre pensando en dos cosas, o papá era un
brujo y sabía que Iván volvería sano y salvo o era un maestro del disfraz a tal
punto de esconder sus miedos solo para no asustarlo más de lo que ya estaba,
porque él estaba cagado de miedo, no quería ni pensar que sería de su vida sin
Iván, estuvieron juntos desde el momento de ser concebidos como para que ahora
el otro grandísimo se largue sin decirle nada, pero él iba a averiguar dónde
estaba su hermano, pero para eso tenía que estar en casa, iba a confrontar a su
padre a Logan y empezar a atar cabos y de ser necesario confesar a papá lo que
estaba pasando…
Mientras
tanto no le quedaba otra que esperar a que su padre se termine su café, parecía
que Rubén quería hablar con Arturo y decidió su estancia el tiempo suficiente
para dejarse querer por el anciano aquel que tanta estima le tenía y que ahora
estaba ahí de anfitrión con un jarro de café cargado y caliente como ambos
gustaban y que buena falta hacia por el fatal temporal que se llevo al día por
delante sin siquiera un pequeño beso del sol, pero más que eso para ofrecer
como siempre su apoyo moral y físico…
- Sé que querés ir pá la hacienda Rubén, pero me gustaría que te quedés por lo menos a tomar un turquito – dijo el anciano arrastrando las palabras y los pies y tener la oportunidad de ofrecerle su ayuda
- No iba a esperar que me lo pidieras, yo mismo iba a prender el fuego papá Arturo, que a decir verdad aun no quiero volver a casa – confeso y miro al anciano con tristeza, con aquel hombre no podía fingir y menos mentir, si alguien sabia sus desventuras todas, ese era Arturo
- ¿Tan mal están las cosas por esos pagos mi´jo? – pregunto Arturo achicando los ojos, vamos Arturo no tenía necesidad de preguntar, que era obvio que entre Clara y Rubén las cosas estaban torcidas, lo que le causo gran curiosidad y suspicacia, porque él los conocía muy bien y sabía que Clara jamás haría cosas a espaldas de Rubén, pero prefirió guardarse aquella intriga y preguntar primero a Clara a la primera oportunidad que tenga, aun cuando le incomode a la mujer, total no le iba a obligar a contestar ni contar nada que no quisiera, era libre de decidir si responder o no; pero conociendo o creyendo conocer a Clara como suponía, seguro le contaba de que iba el asunto y lograba que aquel par se contente… ¿o no?
- Me ha mentido tata – respondió sin nombrar a su mujer, pero mirando de reojo a Clara que se rato se fue con Lex e Illien a comprar leche, queso, mermelada y pan para tomar café y para que desayunen los chicos a la mañana siguiente, total no había nada en la vieja heladera porque en aquella tapera habitada por cuatro varones – algo esconde mi mujer – agrego achicando los ojos y suspirando sin querer
- Que va ser Rubén – palmeo Arturo la espalda del hombre que tenía a su lado evitando hacer algún comentario fuera de escena y que empeore las cosas – estas mirando como los velatacuses cosas donde no hay – dijo pícaramente para ver si mordía el anzuelo – tu mujer es de ley Rubén, no te sacaría la vuelta jamás, antes se queda ciega – dijo distrayendo la perdiz
- No lo sé – respondió Rubén
- ¿Qué decís Rubén? – le cuestiono el anciano – ¿pensás que te está poniendo cuernos?, que te esta chivando – prefirió preguntar de frente como costumbre era en él, aunque en el fondo sabía que de ser el caso Rubén no hubiese venido con ella a la casa y lo primero que hubiera hecho seria arrastrar a Miguel a farrear hasta que el diablo vomite sus tripas – se por experiencias que las potrancas lo único que bien se guardan dentro los calzones son a sus gallos pisadores, que el resto lo ventilan como bandera, pero no creo que Clara sea ese tipo de gallina, ¡que vaaa! – dijo muy sabido y corrido por las sendas y barrancos de la vida
- No papá – respondió mirando a Arturo dibujando una cínica sonrisa en la boca, entendiendo lo que le decía – tampoco creo que me este sacando la vuelta – sonrió – a estas alturas del partido, hombre sería una locura, son más de 30 años juntos ¿de dónde? – agrego haciendo un gesto con las manos
- ¿Entonces mi´jo?, de que sospechás, ¿tiene algo que ver con Iván? – pregunto con cautela
- Si, tiene que ver con mi Iván
- ¿Ya sabés donde esta? – quiso saber el anciano sorbiendo un largo y caliente trago de café esperando que Rubén haga pasa el suyo mientras miraba el horizonte sin mirar nada en realidad
- Es que mi hijo se marcho de la casa el día que yo salí de viaje con Alexander y no me dijo nada – comento clavando sus enormes ojos azules en los negros de aquel hombre expresando todo, angustia, enojo, ira, decepción pero sobre todo miedo, Rubén adoraba a sus nietos, eran lo único que tenia del finadito, o bueno, del que todos creían muerto
- ¡AYYY pucha! – dijo dando un resoplido y apoyando su cansada y vieja espalda a la silla mirando a Rubén fijamente y palmeando su mano con esa condescendencia propia de la edad, la sabiduría de los años y la amargura de la vida
- ¿Entiendes ahora porque estoy enfadado con mi mujer? – pregunto – todo le pudo haber pasado a mi hijo en estos 4 días y si no es que Adela me dice algo yo ni me hubiera enterado – le comento mordiendo el enojo que bien supo disimular al resto pero no a Arturo, Arturo lo conocía como la palma de su mano
- ¿Pero no hay pistas del muchacho?, porque ahora Rubén, tenés que dejar los enojos que tengas con ella porque ahora lo que importa es el tojito – y Rubén se quedo callado, Arturo tenía razón como siempre – no les conviene estar sacando las uñas ni ventilando trapitos al sol, porque van a perder el rumbo y dar vueltas sin sentido – si, definitivamente el viejo Arturo llevaba razón
- Pero es que no puedo quitarme la rabia de encima Arturo, ¿cómo pudo haberme mentido con esto? – contesto Rubén, aun no le cocía el hecho de que su mujer le mintiera en algo tan delicado como la huida de un hijo, se supone que son matrimonio viejo, que ya se conocen lo suficiente para saber donde están los lunares sin verlos
- Yo creo que tu mujercita se a achicopalao – dijo en defensa de la pobre que estaba ahí huyendo de su marido obligada a estar a su lado
- ¡Que vaaa! – expreso enojado – Clara no es de los sustos, vos la conoces como es, es la primera en saltar – gruño Rubén
- Lo sé, pero vos sabes que esto es nuevo, Logan nunca se ha ido más de algunas horas fuera de casa, y aquí tu estimado calavera – le dijo mirando a Lex sin que este se dé cuenta – no estuvo nunca en situación de pánico
- ¿Qué quieres decir tata? – pregunto suspicaz Rubén
- Que Iván tuvo que estar muy ardido del enojo o del miedo pá sacar las patas de la casa – y Rubén se quedo callado pensando en esas palabras, él no había considerado aquello, creía ciegamente que era por el viaje suspendido a última hora y aun cuando esta nueva perspectiva le quitaba parte del peso de su consciencia, aun así de haberse llevado a su hijo aquella día, no hubiera había motivo alguno para un enojo con su madre porque tuvo que ser ella, ¿quien más? pensaba Rubén y por ende no hubiera miedo de por medio a nada, lo que le hacía pensar en una sola cosa… Raquel, quizás Iván se volvió a ver con ella, quizás Clara vio algo o le dijo algo y lo amenazo y el muchacho salió despavorido – por eso no sirve pue´j que ustedes dos estén caras largas Rubén, Clara tiene información que en su temor puede olvidar y que tú en cambio podes ver con ojo crítico, mejor habla con ella con tranquilidad; tu mujer también sufre Rubén, y debe sentirse más culpable aun
- ¿Te dijo algo? – quiso saber
- No mi estimado, si hasta hora la estoy viendo a la pobre – dijo con una sonrisa – pero se nota a leguas que esta apaleada de la tristeza y la preocupación – agrego y antes de que pueda decir nada Clara entro a la casa con los chicos cargando la compra de la venta esquivando los ojos inquisidores de su marido y fue cuando Arturo palmeo la espalda de Rubén dándole un último consejo – es ahora que deben ser uno Rubén, no solo en la cama, sino en el conflicto – y Rubén no necesito nada más, se paró de donde estaba y cogió la muñeca de su mujer para atraerla a su pecho, Arturo tenía razón, ambos se necesitaban ahora más que nunca.
- Vamos a casa hija – le dijo con cariño besando su frente y Clara lo miro a los ojos con tristeza
- Lo siento tanto – contesto con voz compungida, había tenido tiempo para meditar lo que había pasado – todo esto es mi culpa – agrego – yo soy la culpable – repetía convencida de aquello
- Shuuu Clara todo saldrá bien – la conforto frotando su espalda, ahora se necesitaban más que nunca
- Y si no vuelve Rubén, si Iván no vuelve – empezó a gemir con un nudo enorme apretando su garganta, ese era el gran temor de Clara, que por su estupidez si hijo decida no mirar atrás y no regresar
- ¿Cómo que no va a volver? – le pregunto cogiendo su mentón y mirándola con enorme cariño, era su esposa, su compañera, su amiga, su amante, su madre y su hija al mismo tiempo, y en tiempo de sequia o de guerra no tenía a nadie más que a ella y viceversa, el resto miraba de palco su actuar, sea para levantarse o hundirse aún más, por algo habían jurado en las buenas y en las malas, errando y acertando proveyendo o mermando, no podía culparla ni juzgarla hasta saber qué es lo que había sucedido y aun sabiendo, ¿quién era él para sentenciarla?, si tantas veces se había equivocado a sí mismo; y el verla vulnerable le hizo pensar en las palabras de Arturo, Clara no era otra cosa que una madre no asustada sino aterrada que no necesitaba tener el dedo en la llaga sino una mano para confortarle y que mejor que la suya, porque después de todo el producto de su miedo era el suyo también... era su niño, su hijo, su bebé el que se hallaba perdido – … el volverá a nuestra casa mi vida – aseguro con voz suave como un arrullo sin dejar de abrazarla – nuestro bebé volverá a casa porque yo te lo voy a traer
Le
prometió con suave voz, casi como un susurro musitado en el oído y los ojos de
Clara se llenaron de lágrimas llorando en el pecho de su marido por primera vez
en semanas, vaciando todo su dolor.
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