Una verdad inquietante 6: Cap. 6; Autora Cath Blue Red

Una verdad inquietante

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 27 de Junio del 2016

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Capitulo 7

Hermanos

Autora: Cath Blue Red

  Estuve llorando un buen rato sobre el pecho de papá, que se quedó conmigo hasta que calme por completo, me beso por enésima vez la cabeza y se levantó.

• ¿Qué pasa papá? Porqué te vas? – me resulto extraño ya que generalmente se quedaba mucho más tiempo conmigo reflexionando cariñosamente sobre lo sucedido
• Debo ver a tu hermano – respondió mientras me regalaba una sonrisa triste. Joel, me había olvidado de él, de pronto recordé la conversación que tuve con ese niño y decidí contarle a papá lo que me comentó, seguro estaba muy asustado
• Aahh, claro – respondí sin saber cómo abordar el tema
• Te amo hijo – y se giró para salir
• Papi, debo decirte algo sobre tu hijo – le dije con angustia en mi voz
• ¿Sobre ti? –  preguntó maliciosamente
• No papá sobre Joel – respondí rodando los ojos
• Después, ¿si? –  respondió triste guiándome un ojo
• No papá es importante, lo tienes que saber antes de ……tu sabes –  me cuesta mucho pronunciar la palabra en voz alta, sé que es ridículo pero pienso que si no la digo  es más el tiempo que pasará antes de la siguiente…bueno, ustedes saben.
• Te escucho –  dijo papá levantando sus cejas
• El me comentó que…. que cuando el esposo de su madre le pegaba, muchas veces fue a parar en un hospital
• ¿QUÉ COSA? – gritó papá acercándose a mí de una forma muy intimidante y con una mirada asesina
• Eso es lo que me dijo, papi – respondí rápidamente muy asustado, haciéndome hacia atrás, al verme así papá cambio su postura y yo me relaje un poco – pensé que debías saberlo – continué
• Sí, mi hijito, gracias
• No le digas que te dije… y por fa no seas muy duro con él, solo quería verme, estaba muy asustado –  trate de ayudarlo, me sentía culpable por haberlo asustado así
• Tranquilo, chiquito sabes que jamás les haría daño a ninguno de ustedes
• Aja  – dije escéptico y haciendo una mueca mientras me frotaba mi colita

Papá solo sonrió y me dio un último beso en mi cabeza y salió a demostrarle su amor a Joel, aunque estaba consciente de que papá no lo mandaría al hospital, sentí unos enormes deseos de protegerlo, de no dejar que nada le pase a ese niño, que sensación más extraña total solo éramos…… hermanos.

Hermanos, que lata nunca pensé en que ser hermano mayor provocara este tipo de sentimientos, bien decían mis amigos que tener hermanos menores era una verdadera sarna, pues acabo de comprobar que tienen razón, a pesar de que mis cuentas con papá ya están en cero, aún tengo una sensación extraña en la panza, estoy angustiado por ese idiota.

Escuché la puerta de Joel abriéndose y supe que papá hacia su entrada, ay no pobrecito Joe. Sabía que mamá se fue a su trabajo y que volvería al caer la noche así que sin poder evitarlo y sabiendo que si papá me encontraba espiando me tendría al menos por dos semanas bajo ley marcial, es decir que me debería comportar como un angelito porque a la primera ZASS, me atreví a abrir la puerta de mi cuarto y pude notar que papá no cerró la puerta del Joe y que su interior se reflejaba claramente desde el espejo que había en la sala de estar, así que pude verlo y escucharlo todo.

• Acércate mi hijo –  le dijo mi padre, muy cerca de su cama, Joe tenía los ojos rojos, se notaba que estaba llorando – Ven, abrázame no tengas miedo – le dijo papá sonriendo y se agachó como para quedar a la altura de Joel mientras abría los brazos de par en par, Joel se levantó de la cama y casi corriendo se abrazó con fuerza a papá  le decía papá una y otra vez mientras –  tranquilo mi chiquitito, cálmate bebé – besaba su cabeza y le pasaba la mano acariciando su espalda

Sentí una sensación extraña al escucharlo mimar a su hijo, vaya al menos yo seguía siendo su chiquito…. Me pareció gracioso que en lugar de cambiarme el apodo cariñoso y usarlo en su hijo, ya que él era más pequeño que yo, solo haya inventado otro para él, sentí que mantenía mi lugar en su corazón y que aunque tuviera 100 años siempre sería su chiquito.

• Tranquilo hijito mío, no tengas miedo de mí, jamás  te lastimaría, hagas lo que hagas siempre voy a perdonarte – Joel sonrió – aunque eso no significa que no vaya a castigarte –  le dijo papá con tristeza y el Joe solo agachó la cabeza pero ya no lloraba, por lo menos a mi así me pareció – Chiquitito, hoy hiciste cosas que no debiste hacer, tu madre me llamó super angustiada porque le informaron del Colegio que no fuiste a clase y se suponía que estabas en clase, viajaste solo podía pasarte cualquier cosa en el trayecto, fumaste colillas del parque y yo ya te dije que tu tío Arturo murió de cáncer por ese feo vicio y que si algo en esta casa era un pecado capital es el fumar –  papá enumeraba sus faltas pero lo hacía con una voz tan dulce que parecía que en lugar de regañarlo le estaba cantando una canción de cuna.
• Perdón papá – dijo Joel alzando mirándolo directamente a los ojos
• Por supuesto que te perdono bebé – devolviendo la mirada
• ¿Pero vas a castigarme verdad? – preguntó tímidamente Joel y papá movió afirmativamente la cabeza – Tengo miedo – le dijo
• Chiquitito, en esta casa, las faltas leves se penalizan con una llamada de atención hasta un tirón de orejas, las faltas medias te dejaran sin privilegios y pueda que incluya unas nalgadas, y las graves te garantizan unos buenos correazos y tal vez la perdida de privilegios, pero si hay reincidencia con una falta grave los correazos serán con el trasero al aire, lo entiendes – Joel solo asintió con una carita que daba pena.
• Solo debes portarte bien – le dijo papá, si como si fuera tan fácil
• ¿Qué me vas a hacer? – preguntó con una vocecita llena de miedo pero sin llorar
• Pues por faltar a clase te quedarás sin privilegios por dos semanas, pero lo de huir y fumar son faltas graves
• ¿La correa verdad? – preguntó con los ojos llenos de lágrimas
• Si – respondió papá con pesar en su voz  – Pero por esta vez y solo por esta vez serán solo unas buenas palmadas en el trasero al aire
• UFFFFF – Joe resopló, definitivamente no estaba agradecido por tamaña indulgencia, y la verdad tenía muy poco que agradecer la mano de papá arde y duele de lo lindo
• Ven acá –  ordenó con voz dulce papá
• Noooo papito – rogó Joel y se dio vuelta para tratar de huir. Papá lo tomó del brazo y lo volvió a abrazar fuerte hasta que se calmó, fue entonces que luego de besarle la cabeza se sentó en la cama y los puso sobre sus rodillas,  y de un tirón lo dejo como vino al mundo, no representó ningún problema para papá ya que el Joe estaba con el deportivo de su colegio.
• NOOOO – gritó el pobre, pero papá no se inmuto levantó alto la mano y cerré los ojos y me apoyé sobre la pared de mi cuarto, pero no pude dejar de escuchar el horrible sonido que hace la mano de papá al caer con fuerza sobre la piel desnuda, me estremecí por completo, fueron como veinte.
• plaf plaf plaf PLAF PLAF PLAF Plaf plaf plaf PLAF PLAF
• Noo, noo auuu auu NOOO AYYYAYAYAY NOOO PAPIIIII NOOOOO YAAA NOOOOO AAA
• PLAF PLAF Plaf plaf plaf PLAF PLAF
• PERDON PAPITO PERDOOOOONNNNN POOOOOR FAAAVOOORR YAAA NOOO

El horrible sonido dejó de escucharse, y los gritos pararon, pensé que me sentiría bien cuando papá castigara a Joel, pero no, siento pena del enano. Total lo hizo por conocerme mejor, si yo no lo hubiese tratado como si fuera una peste seguro que no hubiese hecho tantas estupideces y papá no lo hubiese castigado así, al menos no en su primera vez. Cerré mi puerta despacio y me lancé a mi cama a llorar, me sentía culpable.

Después de muuuuucho rato sentí los pasos de papá bajar a la cocina.

• Los quiero a los dos – nos dijo – abajo en medio hora – ordenó papá 
• Si papá – respondimos casi en coro

Después de un tiempo prudente que considere que Joel ya estaba mejor, decidí salir de mi cuarto y tímidamente golpee la puerta de su habitación, necesitaba ver a Joel

• Pasa – respondió, estaba acostado boca abajo en su cama, sus rojos estaban tan hinchados y rojos como los míos, extrañamente no sentí tanta vergüenza de que me vea así como había imaginado
• ¿Cómo estás? – le dije con una sonrisa triste
• Bien – sonrió – Tenías razón es una experiencia que no quiero repetir
• Ni yo – le dije – bueno, al menos hasta la próxima
• ¿Quéee? – preguntó con sorpresa
• Sí, tú sabes, hay muchas cosas por descubrir y probar y seguro que algunas de las formas que elijamos para hacerlo no serán del agrado de papá
• Si, es verdad – los dos lanzamos un suspiro de resignación
• Raúl, lamento haber hecho que papá te castigue – me dijo con la mayor solemnidad del mundo
• No es tu culpa – respondí con una sonrisa – si yo te hubiese tratado mejor, si te hubiese presentado a mis amigos como me pediste seguro no tendríamos esta conversación. Lo siento.
• ¿Amigos? – me dijo extendiéndome la mano y con una gran sonrisa nerviosa
• ¡Hermanos! – le respondí apretando su mano y de inmediato se apretó a mí en un fuerte abrazo, al que yo correspondí con gusto
• Ya bajen, la comida está servida – el grito papá nos separó
• A que yo llego primero, seguro eres muy lento – lo reté
• El único lento aquí eres tú

Respondió sonriendo y los dos salimos corriendo y entre risas y juegos bajamos a almorzar.