Postales Navideñas
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 24 de Diciembre del 2016.
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¿Doce villancicos?
¡No!... dieciséis
¡Buumm!, resonaban
a lo lejos algunos fuegos artificiales, es que algunos mocosos no podían
esperar a las doce de la noche para encenderlos, aunque tampoco es que faltara
mucho, eran las once de la noche.
En
algunas casas de Warnes la gente se estaba sentando a comer para terminar a las
doce y brindar en familia para luego salir a saludar a los vecinos y otros
esperaban las doce para brindar y recién después sentarse a cenar, todo
dependiendo de la costumbre. Lo que de seguro nadie más hacia era llorar en el
asiento trasero de una camioneta de camino a casa, lamentándose por la propia
desgracia ya que en minutos iba a llegar a destino y seguro no iba a ser una
linda navidad.
Ahora
mismo Jacinto rogaba que la llegada del niño Dios lo ilumine con su gracia
pinchando una de las ruedas de la camioneta de don Rubén para no tener que
llegar nunca, aunque con lo enojado que estaba su tata tal vez aprovechaba el
percance y lo sonaba a donde sea que paren. Es que solo faltaba verlo para
darse cuenta que Arturo estaba peor que perro con rabia.
- Y ya deje de moquear que todavía no le he dao motivos! – retó sin mirarlo. No hacía falta porque el llanto se escuchaba claro desde el asiento del copiloto – así como calladingo se ha mandao a mudar, calladingo se la chupa aura carajo – zanjo el tema y dio un manotazo en el tablero de la camioneta haciendo que el muchachito pegue un salto y se trague los mocos intentando en vano de dejar de llorar
Arturo
no trasmitía ahora ningún consuelo como para calmarse, traía en las manos un
trenzadito y lo retorcía con fuerza para descargar la tensión y a Illien se
erizo el vello de todo el cuerpo de pensar que si no fuera por Rubén en vez de
retorcer el trenzado le estaría retorciendo el pescuezo… bueno, su tata no era
capaz de tal cosa, pero que si no lo frenaban lo sonaba delante de todos eso
desconocidos era seguro.
En
qué hora maldita habría tomado aquella terrible decisión, no hacía falta una
paliza para que se dé cuenta de que había metido la pata sin retorno y lo peor
había arruinado la navidad para todos, seguro nadie se lo perdonaría. Ya podía
imaginarse la cara de sus hermanos mayores, con miradas de reproches dirigidas
hacia él, confirmado, esa no iba a ser una buena Navidad. De repente un pozo lo
hizo saltar en el asiento reviviendo el dolorcito del único azote que le había
dado su tata como incentivo para subir rápido a la camioneta cuando fue a
buscarlo, entrando por la fuerza a ese lugar y sacándolo de la oreja sin
esperar explicaciones y solo se paró a hablar con el dueño de casa y enterarse
de los pormenores de la aventura del Jacinto cuando lo tenía con el cinturón
bien puesto, sentado en el asiento trasero de la camioneta que ahora mismo
estaba tan cerca de la casa y pensar que toda su desgracia empezó una semana
atrás por montarse en esa misma camioneta.
Como
todos los años en vísperas de las fiestas Rubén y Clara se estaban por ir a la
ciudad para mandar una encomienda a su hijo y sus nietos. Una caja con ropa
para que estrenen en Noche Buena, un pan dulce casero con nueces que Clara
envolvía en papel madera en una lata hermética para que llegue fresco hasta
Inglaterra y los regalos para los gemelos, unos juegos y unos libros juveniles
que le habían recomendado en la tienda que eran ideales para niños de trece
años. Ya tenían todo listo para salir y de paso harían unas compras y como
todos los años se llevarían a los rumanitos con la excusa de que necesitaban
ayuda para cargar las cosas y Clara obligaría a los muchachos a comprar ropa
para vestirse de pies a cabeza y jamás aceptaba un no por respuesta.
Lo
único que faltaba en la camioneta era los muchachos y no porque sean
incumplidos o impuntuales, nada más lejos de eso. Lo que pasaba es que a una
semana de Navidad Rubén había recibido una mayor demanda de ganado para
exportar, algo que en realidad ya tenía previsto porque era cosa de todos los
años, lo que no había previsto era que Miguel se esguince el día anterior y a
cinco peones se enferman justo el día que tenían que contar las reses y
despachar tres camiones. Por eso Yhanku y Lorenzo estaban más que sobrecargados
ayudando. Realmente era un pésimo día para salir de la hacienda pero también
era el último día para enviar la encomienda si querían que llegue a tiempo a
Londres.
Al
final resolvieron que sólo Clara ira a la ciudad y dejarían las compras para
otro día, pero Illien tenía otros planes, él no se iba a quedar a esperar a que
todos se desocupen. Es que sabiendo de antemano que ese día iría a la ciudad
había hecho cita con la niña con la que se estaba viendo hace una semana,
Indiana, la hija menor y consentida de un banquero que tenía acciones en una
finca pero sólo por gusto e iba a visitar sus tierras más como una distracción
pasando ahí las vacaciones junto a su mujer y sus tres hijas.
Jacinto
había conocido a la niña una semana antes de ese día en un espectáculo que
había en la plaza para los chicos debido a la culminación de las clases y él se
había ganado el permiso de ir gracias a sus muy buenas notas. Claro que del
espectáculo no había visto nada porque Indiana había capado toda su atención,
pasándose toda la tarde hablando y encontrando cosas en común. Ambos hermanos
menores en el odiado puesto del que recibe las órdenes y nunca las dá, ambos
amantes de la buena música (música de la que no escucharon ni una nota porque
estaban enfrascados en la charla) ambos buenos estudiantes y después de un rato
y más coincidencias eran almas gemelas que hasta el mismo número de hijos
querían tener.
Lo
malo es que la tarde resultó muy corta para los tortolos recién estrenados y se
citaron para verse al día siguiente. Obviamente Arturo no iba a dejar que su
pichón ande pataiperreando dos días seguidos y Jacinto lo sabía por eso al día
siguiente tenía la excusa perfecta.
- Tatita – empezó en la mañana apenas se sentaron a desayunar – ayer en la plaza me encontré con el Italo – y Arturo creyó que le iba a contar lo que había hecho el día anterior, después de todo cuando el volvió del viaje que había hecho para acompañar a su hija Narda a Montero donde había conseguido un trabajo de cocinera hasta que terminen las fiestas, su hijo ya estaba dormido como correspondía a un chico de 16 años y no habían podido hablar de cómo había sido su primer matiné – …¿y sabe qué? El burro se quedo con tres materias? – contó moviendo la cabeza con desaprobación, era cierto que el burro de su compañero probablemente no pasaba el curso pero la verdad eso no le preocupaba ni importaba en lo más mínimo
- Mmm – fue toda la respuesta de su padre, la verdad no le gustaba que su hijo ande como vieja cotorra en chismes ajenos pero quería saber a dónde iba la charla y lo animó a seguir con la mirada
- Y bueno pues – dijo ahora titubeando un poco sobre si seguir con el plan o no, pero Indiana era Indiana y después de un día sabía que debía pedirle a esa niña ser su novia, estaba segurísimo que era la indicada – pues me pidió que le enseñe – dijo mirando la taza de leche que tenía en manos por las dudas su padre se de cuenta que estaba mintiendo, podía jurar que a veces su tata le leía el pensamiento cuando lo miraba a los ojos – sus papás están de acuerdo – se apresuró a decir ante el silencio del abuelo – y me van a pagar! – agregó arrepintiéndose ya nomas, pero un trabajo de verano era algo que ya había hablado con su tata y ya le había dado permiso, puesto que durante las clases no lo había dejado trabajar más que ayudando en casa o algún fin de semana en casa de Rubén y seguro no le podía negar aquello si era trabajo, pero quedaba la posibilidad de que su tata quiera hablar con los padres de su compañero y pague caro su mentira. Además de que segurito se daba cuenta que no traía dinero a casa después de su “trabajo” y no es que Arturo le pida su paga, sino que controlaba que no lo gaste en tonterías, un gusto sí, pero ya le había pasado con Illien que como era su dinero se había comprado una cervecita para probar creyendo que como tenía paga era muy mayor y con derecho a gastar en lo que se le dé la gana, lo malo de aquello fue darse cuenta lo rápido que se termino su libertad y su supuesta mayoría de edad cuando papá le calco el cinturón en el pelado y no le dio más permiso para trabajar. Pero eso era parte del pasado, ya había rogado permiso para trabajar este verano y su tata le había dicho que si, le había dado su palabra y ahora no podía negarse – usté me prometió que me iba a dejar trabajar – recordó convenientemente y así logró el permiso para ver a la mocosa todas las tardes
Pero
ese día era especial, Jacinto sabía que cuando don Rubén y doña Clara iban a la
ciudad lo mimaban llevándolo al cine y comer, por eso había invitado a su,
ahora, novia a que lo espere en el centro comercial para ir al cine. Es más
había aprovechado que estaban todos locos con la entrega de las reces para
pedirle el teléfono de casa a Clara para llamar supuestamente a su compañero y
llamó a Indiana para confirmar la salida.
Por
eso fue tan grande la desilusión cuándo le dijeron que se suspendía la salida,
haciendo que se ponga de un humor de perros y se empaque sentado sobre unos
troncos apilados y no se mueva aún cuando Yhanku y Lorenzo le pidieron ayuda en
varias oportunidades y no porque la necesiten sino porque era claro que a su
tata se le estaba agotando la paciencia y querían sacar a su hermano de la
diana donde solito se estaba poniendo para que Arturo le dé una paliza. Algo
que era inminente y hasta obvio para todos menos para Jacinto que tenía la jeta
por el suelo del mal humor hasta que Clara tomó cartas en el asunto y convenció
a Arturo de dejarla llevarse a Illien por la paz de todos.
Y
que más quería el muchacho, saltaba en una pata de la alegría, ¡que tonto!,
pesaba ahora recordando ese día, de no haber estado tan feliz no se habría metido
en el quilombo en el que estaba ahora pero la alegría, el amor adolescente, las
hormonas o no sabía bien que, habían logrado que cuando Indiana sugirió un leve
cambio de planes y en vez de ir al cine vayan a su hacienda, Jacinto diga que
si, pero fue un si casi forzado y solo acepto cuando Indiana le aseguro que
ella había conseguido permiso para llevar al suyo, como un derecho igualitario,
ya que sus hermanas mayores iban a ir con los novios y como ellos llevaban
saliendo una semana prácticamente estaban a puertas de la iglesia con esa
relación, entonces que mejor oportunidad de conocer a los suegros.
Lo
que la mocosa no le había dicho a Illien era que para lograr el permiso había
mentido en casa diciendo que Jacinto era hijo de un magnate y que iba a pasar
solo las fiestas porque sus padres viajaban por negocios y que además se había
mandado un teatro terrible con amenazas de huir incluidas y los padres habían aceptado,
primero porque no tenían idea de cómo lidiar con la caprichosa de su hija sin
una nana o internado de por medio y segundo porque estaban con visitas y
querían mantener los escándalos bajo la alfombra. Todo esto claro que Illlen se
fue enterando a medida que paso la convivencia ya que las cosas estuvieron turbias
desde el inicio y no hicieron más que empeorar tanto que ahora estaba ahí a
puntito de que lo huasqueen, ¡a pasitos más bien! Que la camioneta de su padrino acababa de
estacionar en el patio de la casa.
Lo
peor de todo era que no tenía como justificar el mal trago que les había hecho
pasar a todos, había sido una angustia terrible estar buscándolo tres días sin
saber de su paradero haciendo que Arturo pase por todos los estados de ánimos
posibles desde el enojo cuando no volvía de su supuesta clase a la hora que debía
y cuando lo fue a buscar enterándose que jamás había ido a casa de su
compañero, hasta el desespero cuando después de poner la denuncia y buscar
cielo y tierra el niño de sus ojos, su “adulao” como decían sus otros hijos, no
aparecía y ahora rabia al enterarse donde había estado metido. Definitivamente
se había ganado la paliza con méritos, pero los azotes eran lo que menos le
preocupaba a Illien en ese momento ahora lo que más temía era no tener el
perdón de su tata.
Nunca
pero nunca antes se le había cruzado por la cabeza el miedo que tenía ahora, es
que dentro de todas las cosas inciertas que podía vivir producto de lo
económico, había algo que era seguro, llueva o truene, este contento o enojado,
se haya portado bien o no y eso era el amor de su tata, pero después de lo que
había hecho tal vez ya no era tan seguro. Sino como explicaba la reacción de
Arturo, que en vez de sonarlo ni bien llegaron a la casa, lo mandó a su cuarto
sólo como un apestado mientras todos estaban en el patio alrededor de la mesa
que Clara había preparado a menos de una hora de Navidad haciendo de cuenta que
el no existía. Nada más lejos de la realidad.
- Pa’dentro! – había ordenado Arturo abriendo una de las puertas de la camioneta para que su nieto baje, pero el muchacho no estaba para obedecer y menos esa orden, que sólo ver a su tata querido con ese trenzado del demonio le daba pánico – ahura Jacinto que no estoy pa’esperarle las ganas! – y que Arturo no grite y para el colmo lo ustee era lo peor que podía hacer en ese momento porque se veía aterrador
- Nooo tatita noooo – rogó poniendo las manos de escudo
- ¡ABAJO HE DICHO! ASÍ COMO MACHANGO HA SIDO PA’ DISPARAR PAL MONTE, MACHANGO SE AGUANTA! PA LA HUASQUEADA – gritó y metió medio cuerpo dentro de la camioneta dispuesto a sacar al mocoso mientras todos los que estaban en la casa salieron a ver lo que pasaba, Clara que hasta hace poco había estado cocinando ya que antes de saber donde estaba Jacinto nadie había pensado siquiera en la cena de Navidad y los hermanos Tominovich para comprobar la llegada y se sienta más real y les vuelva el alma al cuerpo.
Y
antes de que el abuelo logre agarrarlo para sacarlo del rincón del asiento
donde se había atrincherado, Illien salió corriendo como alma que lleva el
diablo abriendo la otra puerta y corriendo a su cuarto. Iba tan rápido y tan
asustado que no vio a nadie y se “encerró” aunque mucho encierro no podía tener
porque la puerta de su habitación que generalmente no tenía seguro ahora ni
siquiera existía ya que hacía como un mes le habían entrado termitas y la habían
sacado para curar la madera dejando una cortina temporal para darle algo de
privacidad al cuarto.
Y
ahora estaba ahí hace sólo cinco minutos de su llegada pero si le preguntaban a
Jacinto había pasado media hora fácilmente, tiempo en el que los nervios le
comían la panza, le sudaban las manos y la cabeza le jugaba la mala pasada de
imaginar tonterías la cual más descabellada. Que llegar a pensar que su papá,
su tata del alma ya no lo quería más era un pensamiento absurdo para todos
menos para él, porque no se explicaba ¿cómo era posible que lo hayan mandaron
ahí mientras todos disfrutaban según él?. Lo que no se había puesto a pensar ni
imagino era que afuera se estaba obrando el milagro de navidad porque Clara,
Yhankur y Lorenzo habían atajado el avance de Arturo que había salido pisándole
los talones a Illien para sonarlo como debía y como tenia pesado hacer apenas
llego a recogerlo. Porque SI, como pensó Jacinto, su tata lo iba a sonar sin
importarle que estén esos desconocidos delante.
La
verdad se merecía flor de paliza y eso lo tenían bien claro todos en casa,
desaparecer tres días así no era para menos y lo peor es que ni siquiera había
valido la pena. Es que el único consuelo que quedaba tras una sobada, además
del consuelo paterno, era saber que al menos lo había disfrutado y este no era
el caso. La huida y su estancia en la hacienda esa, que era más una casa de
verano en vez de ser un paraíso como creyó Illien había sido una pesadilla que había
ido empeorando con el pasar de los días, la mocosa estaba loca, lo tenía
acorralado entre las mentiras que había dicho y que lo obligaba a comportarse
como los novios de las hermanas, como un estirado, que ni de la pileta lo había
dejado disfrutar haciéndolo tomar sol a un lado como si eso tuviera alguna gracia,
haciéndolo vestir con ropa de marca que quien sabe de dónde había ido a sacar
la bicha y logrando que Jacinto se dé cuenta que ella no lo quería realmente y
se avergonzaba de él. Una lástima porque cuando se dio cuenta ya era tarde,
tarde para volver, tarde para llamar a su tata y tarde para ir a casa porque
estaba lejos y habiendo tomado conciencia del tamaño de su cagada le daba miedo
enfrentar las consecuencias.
De
repente un viento movió la cortina y Jacinto casi se prende del techo creyendo
que era su abuelo, pero no, era solo el viento y cuando ya casi se había acostumbrado
al vaivén de la tela Arturo apareció en la puerta, de pie, casi casi como de
película de terror, peor teniendo en cuenta que las lucecitas navideñas rojas
que estaban por fuera de la ventana alumbraban tiñendo todo de ese color que
hasta entonces era tan navideño y ahora de hacía temblar las patas. Había
llegado la hora de ser hombre y enfrentar su destino.
- Taataaa – dijo Illlien temblándole la voz y echando por el piso al hombre, al destino y a las intenciones de hacerle frente. Pero quien podía juzgarlo cuando el milagro de navidad había sido lograr que Arturo se tome un vaso de agua y suelte por fin el trenzadito, pero el cinturón no se lo quitaba nadie. El iba a escarmentar al mocosito – yo lee explicoo – se le ocurrió decir mientras le temblaba la quijada y se apuraba a cubrirse con una colcha, terrible calor pero tenía que cubrirse el poto y el calor de la colcha no era nada en comparación del que le iba a dejar su tata
- No vine a buscar explicaciones Jacinto y eso lo sabés bien! - corto Arturo rabiando – o es que acaso tenias algo de vida o muerte que hacer allá, ¡no! ¿verdá? – preguntó dando nomas la oportunidad de explica.
Pero
Arturo sabía bien dos cosas, que Jacinto no tenia como justificarse y acabaría
por darse cuenta solo y que diga lo que diga su hijo, había algo indiscutible…
había salido sin permiso y no una hora sino tres días, ¡TRES DÍAS! y como lo
supuso papá las explicaciones valederas nunca llegaron. Es que Jacinto no tenia
manera de explicar cómo había acabado en esa casa, con esa ropa y con un nombre
falso de apellido pomposo que le había inventado la mocosa para el colmo.
- Noo tata – admitió sin ganas, de vida o muerte no era, aunque tenía que admitir que llego a temer por su vida cuando vio que la casa quinta tenía una seguridad terrible y estaba lejísimos para salir a pie, y de noche lejos de su tata se imaginaba que pasaría si lo raptaban, nadie sabía que él estaba ahí después de todo
- Entonces no hay explicación que valga – sentenció y termino de entrar para levantar a Illien de la cama tomándolo del brazo y tirando sin mucha fuerza, después de todo el chico no se estaba resistiendo, no estaba hasta que Arturo dijo dos palabras – fuera pantalones – y las piernas de Jacinto se hicieron de trapo
- Noooo tata lo que querás menos esooo – gritó y se agarró del pantalón, ya sabía que su tata se lo podía quitar en un santiamén si quería, pero no era el caso, Arturo estaba malo y queria que obedezca – pedíme lo que quieras pero no sin pantaloón – rogó poniéndose en peso muerto cuando Arturo lo suspendió del brazo del que lo había agarrado sacando de paso una mano del camino, un escudo menos. Pero después de un forcejeo papá se hartó
- ZAAASSS – sonó con fuerza sobre los jeans de marca con los que lo había vestido la mocosa loca y malmandada esa, y para ser tan caros no cubrían nada pensó Jacinto cuando las piernas le ardieron, para que pagar tanto por un pantalón si no sirven ni para atajar un azote de su tata
- AUUUU!! Auuu au – había gritado y fue cuando su tata lo sentencio
- Si yo digo fuera pantalones se los saca carajo zas zas zas – fue una orden clara e irrebatible y después soltó a su nieto para que haga caso y Jacinto se dio cuenta que no tenia salida más que hacer caso, pero sabiendo que se tenía que quedar en cueros como un mocoso para que su tata lo suene a culo pelado se arriesgó a pedir una indulgencia
- Ya me sacoooo tata ya mmme saco snifff – lloro sobándose y hablando como podía, entre mocos y sollozos – me sacoo pero no me pegués con el cintoo – pidió pero a su abuelo le sonó a orden
- Pero faltaba más… mocoso arrofaldao este – se enojó mas sin era posible y decidió que él se encargaría de sacarle el pantalón y lo agarró de bajo la axila para maniobrarlo, pero un segundo antes de hacerlo se dijo a si mismo que iba a darle el gusto a su nieto y a escarmentarlo, que cuando él de una orden se cumple sin peros de por medio y lo soltó – vos ganás Jacinto, te sacás el pantalón y yo no te doy con el cinto – anunció tirando el cinturón a la cama y a Illien se le desencajo la quijada, ¿había ganado?, ¿le había ganado una batalla a su tata?. Y con desconfianza asintió y se saco el pantalón, seguro de los calzones se ocupaba su tata y cuando a mano temblorosa había dejado la ropa a un lado papá enterró las ilusiones de victoria de su muchacho – ahora vaya a traer el trenzao.
Cualquiera
que pudiera escucharlo diría que Jacinto se estaba llevando la paliza del siglo
y su abuelo todavía no le había tocado ni un pelo, pero la sola idea de probar
el cuerito sobre la piel de hacía temblar el cuerpo y dar ganas de mearse
encima.
- NOOOOO – gritó con desespero y se lanzo a atajar a su tata por las dudas no quiera ir él a traer el trenzado macabro ese – POR FAVOR TATITA POR FAVOOOR CITOOO CON ESO NOOOO CON E SOO NUUUUU POR LOO QUE MAAS QUIEE RAAA!!! – Illien ya daba pena y mas pena le daba a su tata que desde que se había enterado por el supuesto alumno, el tal Italo, que su hijo andaba tonteando con una mocosa y después de averiguar poder al fin saber dónde estaba, lo único que quería era abrazar y besar a su chichilo que tanto había extrañado, pero tenía que ser firme para dar la ultima estocada
- ¿Pero no era lo que querías? – dijo separándolo un poco para verle la cara – ya te di el gusto y dejé el cinturón! – le dijo serio y agregó el tiro de gracia – pero si querés que sea con el cinto me lo das y terminamos con esto de una buena vez
Y
Illien no le quedo otra que tragarse los mocos junto a las ilusiones, bajar la
cabeza e ir por propio pie a buscar el cinturón que juraría reposaba sobre la
cama con gusto mientras se reía de él que caminaba en calzones a buscarlo, un
momento feo a más no poder. Y tuvo que entregarle en cinto a su tata y quedarse
sumiso, un poco porque tenia sobre él la posibilidad de que Arturo cambie de
opinión y vaya por el trenzado pero sobre todo porque la cola que arrastraba
por tan grande cagada que se había mandado era demasiado larga de arrastrar y
la culpa no lo dejaba tranquilo. Por suerte o por desgracia no tuvo que hacer
mayores esfuerzos por no sucumbir a las ganas de salir corriendo y meterse bajo
la cama porque papá lo agarro de las manos tirando para arriba, no hacía falta
sentarse ni alargar los preámbulos, porque la media noche estaba muy cerca y
Arturo pensaba ser clarito y conciso.
- ZAASS – llegó el primero apenas papá le bajó el calzoncillo hasta medio muslo y – ZAASSS ZASSS ZASSS ZASS – quemaron los demás en medio del poto, sin tregua y con fuerza
- AWWWWWW – el grito no se hizo esperar junto con los mocos y las babas, es que habían dolido – AUUU TATAAA YA NO MASSSS NUNCA MAS SALGO SIN PEEER MII SOOO AUUU – juró pero Aturo recién estaba empezando, no iba a hablar todavía pero había decidido darle dieciséis azotes, uno por cada año, así se acordaba la próxima que no tenia edad suficiente para mandarse solo
- ZASSS ZAAAS ZAAS ZASSS ZASSS – llegaron cinco mas y dolieron aun mas, tanto que a Jacinto no le hacía falta ver para saber que tenía en culito rojo y las marcas del cinto bien dibujadas
- YAAAA YAAA TATA YAAAA POR FAA VOORRR – rogó mientras zapateaba con el calzón enredado en los tobillos, porque no podía hacer mas, el agarre de su tata era firme
- ZAAAS ZASSSS ZAAAS ZASSSS – cuatro más dieron justo en la frontera entre las nalgas y las piernas quemando mientras Illien meneaba el trasero sin lograr esquivar ninguno. El viejito tenía una puntería magistral
- BWWWUAAAAAA DUEEE LEEE TATAA DUUUEELE AAAHHHGG AHHGA AJS AJS – empezó a atorarse
- ZAAAS ZAAAS – y esas fueron por fin las últimas y Arturo no dejó a Jacinto chuparse su dolor, esta vez no, porque papá tenía tanta urgencia como su hijo para abrazarse y hacer las paces
Por
eso lo apretó contra su pecho mientras Illien balbuceaba y terminaba de llorar
y casi sin que el chico lo note Arturo lo llevo a la cama y lo sentó sobre sus
piernas para mimarlo a gusto.
- AGGGG AIII AIIII SNIF ME DO LIOO – dijo más calmado Jacinto, como si con el griterío no lo hubiera dejado claro – perdón taata – musito inseguro, ya llevaban un rato ahí y su tata no le decía nada… tal vez no lo había perdonado
- Claro que te perdono Jacinto, ya estabas perdonado cuanto te fui a buscar hijo – aclaró con cariño sin dejar de mimar a su chango
- Entonces porque me pego tan fuerte – se quejó
- A ver m'ijo, pa empezar ¿qué estaba haciendo usté en esa casa? – dijo Arturo sin gritar – usté me pidió permiso o mejor dicho me ha mentido para salir, dizque pa dar clases al Italo y se ha perdiu tres días – agrego con calma mientras Illien bajo la mirada – y pa colmo mientras sus hermanos y yo buscamos hasta en los hospitales poniendo el mundo de cabeza de sus padrinos más, el señorito bien pituco pajareando donde no debe, fingiendo ser harina de otro costal, ¿si o no? – pregunto y reclamó a la vez, había llegado el momento de reflexiona y a Jacinto se le cayó la cara de vergüenza – y todo por un pirañeo de fin semana – agrego papá que ya sabía que todo fue por esa mocosa
- Es que yo creí que ella me quería papá y no ha hecho más que tenerme disfrazao y fingiendo pa' mostrarme como mono de feria – confesó y a Arturo le dolió el pecho, su hijo la había pasado mal, había tenido su primera desilusión amorosa
- ¿Y por qué no volviste a casa antes, entonces? – pregunto clavando la mirada en los ojos de Illien – ¿por qué esperaste a que te encuentre, haciéndome sufrir tanto por no saber de vos? – reprocho sin poder evitarlo
- Es que usté iba a estar enojado conmigo – dijo mientras se le escapaba una lágrima y esa frase decían más de lo que decían las palabras y Arturo supo descifrarlo
- De mi no tenés que temer hijo, que yo te puedo dar una huasca cuando te la tengás merecida pero siempre voy a estar pa cuidarte – y le calco el beso que tenía guardado hace tres días – y de mi siempre vas a recibir perdón Jacinto, porque vos sos mío, si sangre, mi hirpita, ¿mm? – mimo el abuelo abrazándolo como cuando tenía 4 años
Y
los fuegos artificiales que tiraba la alcaldía empezaron a sonar, era hora de
salir y dejar el mal trago atrás y Arturo se ocupo de eso porque después de que
Yhanku y Lorenzo abrasaron y saludaron por fin al hijo prodigo y empezaron con los
regaños, el abuelo corto de cuajo todo eso, quería disfrutar la fiesta en paz
además Rubén y Clara estaban queriendo también compartir en familia y Arturo no
iba hacerles un desaire, su casa era pobre y su mesa humilde pero nunca faltaba
el amor y la alegría, además Clara ya estaba sirviendo la riquísima picana, su
plan era hacerle pasar el enojo del todo
a Arturo para que ellos puedan darle el regalo que trajeron para el muchacho,
pensamiento que también tenía Arturo, con mucho sacrificio le había comprado un
presente a su mimado aunque con el enfado, estuvo a punto de no darte nada,
pensando poner un saco de carbón bajo el arbolito del patio con el nombre
Jacinto, pero ya con la huasqueada estaba saldada la deuda y todos podía darle
el regalo que tenían para él por sus buenas notas.
Feliz Navidad
24de Diciembre del 2016
Bueno... primero que nada feliz navidad a todas las personas que
escriben, comentan o leen en el blog, en especial a Mary C. a quien va dirigido
este regalito.
Espero haber logrado darte el gusto aunque sino al menos yo lo
disfrute aunque llevé el límite de tiempo de entrega al límite porque, la
verdad, me acojone un poquito jeje, es que adoro a los rumanitos y en especial
a Jacinto es uno de mis favoritos y nunca me imagine escribiendo de él, espero
haber dado en punto con las personalidades.
Y Mary aunque no sabías que yo iba a escribirlo te tengo que
agradecer porque fue un regalo para mí al fin me saque las ganas de escribir la
celebre frase "FUERA PANTALONES" JAJAJA.
Feliz Navidad Chany amiguita.
ResponderEliminarSi bien el regalo es para Mary, yo estoy que salto de alegria, escribiste una hermosa historia y me hace ilusion que uno de mis personajes haya sido el mimado, me gusto que te tomaras la molestia que buscar la forma de hablar de ellos. Eso es un mimo especial
QUe Dios te come de bendiciones y cuide de ti y los tuyos, un abrazo en la distancia.
Marambra
Pues yo e quedado encantada con la historia :3 Me encantan los rumanitos jeje y Jacinto es un de ellos ;)
ResponderEliminarGracias Chany por darte el tiempo de tal hermosa historia :)
Y feliz navidad
Chany magistral tu trabajo!! Me imagino acudiendo al Martín Fierro y Don segundo sombra jaja para sacar las palabras gauchescas. Te quedo perfecto, mantuviste el estilo de marambra y quedo genial
ResponderEliminarwaao me sorprendiste mucho Chany, te juro que yo pensé que era Marambra!!!
ResponderEliminarjajajaja pobrecito pero como se le ocurre 3 días 3 DIAS uuff lo bueno que sigue vivo!!
muy lindo Chany
Mary espero hayas pasado una linda navidad!!
Que mete más retorcida dejas el cinturón dale esperadas y luego decirle que valla por el trezadillo ,me encanto
ResponderEliminarTERRY
Me alegra wue les haya gustado en especial a Mary c xq era su regalo Y marambra que es laa mama de estoa niños y mucho mejor q les guste a todos espero hayan pasado una linda navidad
ResponderEliminarLo adore. Te quedo muy genial CHANY la verdad cuidaste todos los detalles y mantuviste la esencia de los personajes y eso me reeencanto!!! Me quito el sombrero, aplausos para ti y para Marambra por tomarse el tiempo de editar es simplemente genial. Adore cada palabra vertida en este relato. Me encanta cuando un padre o abuelo ustea cuando van a regañar esa frase fuera pantalones la adoro. Pero te voy a ser sincera para ser Navidad y esta bien que metió las cuatro este muchacho, se paso Arturo con la huesca así se dice jajajaja, pero adore todo y nada que ponga carbón al Jacinto después de semejante pela y sin calzones jajaja adoro ese estilo de marambra... espero más....FELIZ NAVIDAD.
ResponderEliminarOH pobre Jacitno, realmente el amor duele, solo que a veces a algunos en el culito, ajajjaja
ResponderEliminarGinebra
Feliz Navidad Chany y Mary C, que regalo
Lindo lindo Channy, me gusto mucho
ResponderEliminar