domingo, 20 de marzo de 2022

El precio de una dulce infancia: Cap. 5; Autor Arthur Maya

 El precio de una dulce infancia

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 20 de Marzo del 2022. 

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Un momento de terror

Capítulo 5


Autor: Arthur Maya

¿Recuerdan que el último día que vine, les dije que había amanecido con mi pañalito secó?... No, no lo digo porque hoy también haya sido igual, de hecho, por el contrario, estoy hecho un "meonsote" solo esta noche Armando me cambió dos veces mientras yo dormía y otras tres antes de venir con ustedes.

A lo que iba es que por penita a lo que pudieran pensar no les conté toda la verdad, no, no mentí, ya no me gusta decir mentiras, eso es de niños malos y yo quiero ser un niño bueno para Armando y para ustedes, así que solo omití ciertos "detalles" bastante importantes je,je… "joo" no me vean así no lo hice con mala intención, me daba vergüenza  decirlo y miedito a qué ustedes también me regañen, aún me da poquito de hecho pero igual quiero contarlo.

Veran cuando Alim, Jerry y Armando me traían en brazos de arriba pa' bajó haciendo bulla después de que les conté que amanecí secó, entró a la cabaña Yamile y todos se pararon en alto nada más ver la cara de enojo que tenía.

 

  • ¿Pero que están haciendo con ese bebé, bola de soquetes? – escupió furiosa la amable jovencita al ver qué entre sus festejos me traían como muñeco de trapo, justo un día después de decirles que yo necesitaba reposó total de por lo menos una semana para curarme y; oh veo que no están entendiendo nada jejeje, perdón creo que me pasa lo que a los niños chiquitos que dan por sentado que lo que ellos saben los demás también jejeje.

 

Umm creo que mejor vamos por partes, lo primero sería hacerles saber quién es Yamile, o Yasymusic como le digo yo y por qué estaba tan enojada, bueno pues Yasymusic, es la chica más linda que he visto, además es la que más sabe de enfermedades, medicina y tratamientos en todo el campamento después de mí, esto por qué aún siendo solo una jovencita de trece años pertenecía a los White: una familia muy reconocida de médicos entre los cuales ella soñaba ser la mejor pediatra y créanme cuando les digo que en verdad es una genio en el ramo médico.

Bien ahora que ya saben quién es ella, déjenme decirles cómo la conocí, lo cual fue casi después de que Armando estuviera apunto de darme una "señora zurra" en mis pompitas por atacar a mi nuevo pupilo Neutron y de la cual me salve solo por qué, cuando Armando me quito mi pañalito para propinarme mi muy merecido castigó lo que encontró no solo lo detuvo en secó, sino que lo hizo salir corriendo en busca de Yasymusic sin importarle un carajo llenarse de lo que yo tenía a lo largo de mis glúteos y mi ingle.

 

  • ¡Yasymusic, ayúdalo por favor! – grito Armando mientras golpeaba fuera de sí la puerta de la enfermería, a lo que Yasyc salió corriendo esperando ver a alguien casi muerto y enojarse al ver qué Armando solo traía para ella lo que parecía un nene enojado por qué lo cargarán desnudo, claro que su enojó se esfumó por completo y en cambio una cara de preocupación y alarma tomó su lugar al dar un simple vistazo a mi zona de pañal.
  • Dame al bebé – ordenó nuestra joven médico, con premura.
  • Noo – contesté yo al no querer que una extraña me cargará desnudo entre sus brazos, seguido de un dolido y angustioso grito de dolor al sentir como Armando despegaba sus manos y brazos de mis nalgas.
  • No, no ¿Qué haces idiota? ¡con cuidado! — le reprochó escandalizada de ver cómo pedacitos de mi piel se desprendían al intentar dejarme en sus brazos. Yasymusic me tomó por las axilas y me quitó de los brazos de un compungido Armando que ya estaba sollozando mientras que yo le pedía entre lágrimas y gritos que me devolvieran a sus brazos.
  • Ya bebé, tranquilo mi amor, solo quiero ayudarte – me hizo saber ella, hablando con suma dulzura. Mientras que yo rogaba desesperado.
  • Armando por favor no me dejes, seré niño bueno no me dejes – entre otras tantas cosas partiéndole el corazón a ambos mayores y a un bebé de dos o tres añitos que me miraba con su carita llena de lágrimas detrás de Yasymusic.
  • ¿Qué tiene? preguntó Armando viendo como Yasymusic tomaba de varios anaqueles gasas estériles, ungüentos, soluciones salinas e ¡Inyecciones! y las dejaba en la mesita que quedaba a unos pasos de la camilla donde yo lloraba y pedía por Armando con mis manos en mis ojos.
  • Lo que tiene es un imbécil negligente como cuidador contestó la que todos en el campamento conocían por una damita, amable y cordial que por la situación se dirigió a Armando con un desprecio si no es que odió, que lo achicó tanto que por un momento me pareció ver a un simple niño de doce años regañado y no a la persona que tanto respetaba como mi mayor.
  • No es su culpa – quise decirle, pues en mi búsqueda por la total dependencia de Armando, que a mí ver ya tenía suficiente lidiando con el catastrófico error que yo había ocasionado, no había permitido que nadie me ayudara a darme de comer, bañarme ni mucho menos a cambiarme el pañal, cosa que yo estuve haciendo por mi cuenta de una forma bastante deplorable; no, no es que Armando no hubiera intentado solucionar ese problema lo intentó, verdad de la buena que lo hizo; cada día me pedía por no decir que me rogaba que lo dejará ayudarme, aún cuando yo un tanto harto de todo, llegué incluso a amenazar, él sin duda no tenía la culpa de nada y lo más correcto de mi parte era decírselo a la dama que lo miraba de una forma que hasta a mí me daba miedo, sin embargo por más que intente articular palabra lo único que salía de mi boca era un llanto agudo y lamentable.

 

No podía controlarme, ni siquiera la "Bestia" podía ayudar a serenarme, había abusado del poder de mi sangre por varias semanas sumado, a la casi nula alimentación y falta de sueño, sin contar que me había dado a la tarea de reprimir cada deseo infantil me tenía en una condición por lo menos alarmante.

Mi llanto ya me tenía al borde de un ataqué, Armando debió notarlo pues quiso acercarse pero Yasymusic le paró en seco e incluso le amenazó con llamar a los chicos de guardia para que lo tomarán preso, eso claro nunca iba a pasar, Armando era respetado en todo el campamento y aunque muchos tenían disconformidades con él no se atreverían a tocarle un pelo sabiendo lo que yo les podría hacer a ellos, eso ella no lo sabía pues no tenía mucho de haber llegado y aunque nosotros notamos de inmediato sus grandes dotes en medicina, ella junto a su hermanitos pequeños: Linahol y Frederick, apenas estaban conociéndonos y adaptándose a nosotros.

Armando igual se detuvo, sabía que discutir con ella solo era perder el tiempo, y en ese momento cada segundo era lo más valioso para ambos mayores, ella terminó de acomodar cuánto necesitaba se acercó al lavabo y tomó su largo cabello color del alba para amarrarlo en una simple trenza, cogió agua con ambas manos en canastita y la utilizó en un intento por quitarse el sueño que le tenía rojos a sus lindos ojos azules un tanto hinchados, la damita aún estaba en pijama, el bebé a su lado aún tenía su pañalito de noche, lo cual era más que comprensible pues aún era temprano por la mañana; Armando había decidido hacer la asamblea la madrugada de ese mismo día pensando que de esa forma yo que soy un dormilón no participaría, lo cual ustedes ya saben que no fue así.

Mi llanto no paraba, quería estar en los brazos de Armando y en cambio el solo podía decirme cosas dulces a unos pocos metros de mí sin evitar sonar preocupado, culpable… ¡desechó!, aún entre mi llanto podía ver cómo miraba con cara de dolor y culpa mi pajarito todo rojo e hinchado, supurando pus por varios abscesos que me recorrían toda la ingle y mis nalguitas. Yasymusic debió notar lo preocupado que estaba Armando por mí, pues su semblante hacia él se relajó un poco.

 

  • El bebé estará bien, lo prometo, pero para eso necesito que seas fuerte por él – habló con voz calma la ojiazul lavando sus manos. Armando la miró y asintió, dispuesto a todo por ayudarme Bien – dijo ella antes de continuar – el bebé tiene un claro caso de celulitis, hay partes ya demasiado dañadas y por ello temo que la infección haya llegado hasta el torrente sanguíneo, le administrare un antibiótico de amplio espectro por vía intravenosa…
  • Nooooo agujas no, NO quielo Bua, Bua – me hizo hablar mi miedo para el gran desconcierto de la joven pues obvio, por lo pequeño soy nada tendría que saber yo de esos procedimientos.
  • Demi odia las agujas, les tiene fobia – Intervino Armando acercándose a mí.
  • No, quielo, Almando no quielo, no la dejes – le hice saber entre gimoteos mientras me hundía en su pecho.
  • Tranquilo bebé yo estoy contigo, todo estará bien, mi conejito hermoso, lo prometo – respondió Armando a mi angustia en un fuerte abrazo.
  • ¿No hay otra forma? – preguntó mi guardián en una súplica. La médica negó con la cabeza.
  • No la hay, es indispensable tratar la infección y los medios tópicos y orales ya no son una opción, además debo lavar la zona afectada por lo que en la intravenosa también irá la anestesia que necesita para aguantar la intervención – Armando me apretó contra su pecho y deposito un beso en mi cabeza al sentir como me estremecí entre sus brazos; les juro que hay veces como en esos casos que preferiría no saber más de lo que cualquier otro nene de mi edad debería saber, pues estaba tan asustado con lo que me iban a hacer que sentí como se me escapaba un chisguete de pipí el cual no solo me dolió horrible si no que terminó en la camiseta del pobre de Armando.
  • ¿Hermanita? – preguntó una pequeña niña de linda cabellera castaña, tallando su ojito derecho el cual compartía el color del de su hermana.
  • Oh Lina, cariño llegas en el momento perfecto tenemos un paciente, ¿puedes ayudarme con el suero intravenoso? – se dirigió a la pequeña la cual se veía súper tierna vistiendo solo calzoncillos especiales como los que Armando me deja usar de vez en cuando.


La pequeña Linahol que a mi ver no podía tener menos de diez añitos contestó con un somnoliento.

 

  • Si – rascándose el culete tratando de despertar por completo; no la culpo yo sé lo que es eso, a mí también me costaba mucho desperezarme.

 

Lina se acercó a una mesita donde se lavó las manos y se sanitizó con alcohol isopropílico antes de tomar lo necesario desde una de las vitrinas que recorrían a lo ancho de la enfermería. Verla haciendo eso de una manera tan eficiente vestida solo con su pañalito de princesas hinchado de pipí me llamó mucho la atención tanto que puede calmarme un poco, pues me distraje pensando que tal vez usar protección no era tan inusual como yo me he aferrado a creer.

 

  • Veo que el bebé se ha calmado un poco, eso es bueno, mientras más tranquilo mejor efecto tendrá la anestesia, umm tal vez si le das su biberón o su chupete se terminé de calmar por com…
  • No-sniff… soy un-hip bebé – Interrumpí a la joven médico, que me miró extrañada.
  • Yasy ¿cuánto suero preparó para el bebé? – quiso saber su pequeña ayudante.
  • Que no soy un bebé – recalque en contra de su afán por llámame bebé, que para eso ya me bastaba con que me lo diga Armando a cada rato.
  • Vale nene grandote, entonces dile a esta insensata médico cuántos añitos tienes – pidió en tono divertido, no sé si por verme contestarle con un puchero o por qué mi pancita gruñó nada más escuchar que me darían un rico "bibi".
  • Tengo siete – contesté para el ya cansado asombro de todos cuántos escuchaban mi edad.
  • Aww tiene siete añitos – expresó su ternura la joven dama, sorprendiéndome a mí por qué me había creído a la primera
  • No me parece de siete, ¿seguro que no tienes cuatro, bebé? – preguntó Linahol con la mejor de las intenciones, pensando tal vez que yo era demasiado pequeño para saber mi propia edad.
  • Que si tengo siete idio… umm.
  • Demi si tiene siete de hecho casi cumple los ocho, solo es un poco chiquito para su edad – intervino Armando tapándome la boca.
  • Vale entiendo, entonces ¿me puedes decir cuánto pesa y mide el nene? – preguntó la chiquilla remarcando muy bien lo de el nene, que a mí ver es lo mismo que bebé; mientras que yo pensaba muy en serio comer Linahol para la cena.
  • Mi peque mide un metro con seis centímetros y pesa diecisiete kilos, tal vez dieciocho pues no tenía popo en su pañal.
  • ¡Hey! eso está por demás – me queje con la boca suelta de Armando. Linahol me miró con ternura hasta que vio que le saque la lengua a lo cuál cambió su mirada por una de picardía antes de decirle a su hermana.
  • Pues el bebé de siete añotes es muy chiquito para tratarlo como a un nene de su edad – Si, hoy cenó Linahol, pensé entre mí convencido.
  • Umm, es verdad no podemos suministrarle al bebé la misma dosis que a un nene de siete años sería contraproducente – reflexionaba la joven médico con una mano en la barbilla  Lina cariño, prepara la dosis necesaria para un bebé de cuatro años por fa   pidió con gran dulzura en su voz.

 

Y dale con lo de bebé, ¿es que no se cansa de ese apelativo?, pensé entre mí antes de que Armando sacará una toallita del bolsillo de su camisa y me limpiará la cara de lágrimas y mocos.

La ojiazul y su hermanita Lina terminaron los preparativos y yo me tense de miedo, incluso un par de lágrimas volvieron a mi rostro.

 

  • No tengas miedo bebé, tu hermanita Yasy te pondrá bueno en un santiamén – habló la damita con tal dulzura y seguridad en su voz que de alguna forma me recordó a mi angelito Manuel y eso me tranquilizó.
  • Ujum – respondí cohibido en el pecho de Armando justo antes de sentir una suave manita en mi pie: era el adorable Frederick que me sonrió con todos sus dientecitos de leche.
  • Es pala ti – dijo el pequeño bebé de ojitos tiernos ofreciéndome un chupón que apenas si cabía en su manita. Yo no quería el chupón, pues si lo tomaba sería demasiada tentación no metérmelo a la boca y nunca me ha gustado que me vean mamando ni "bibi," ni chupones ni te… digo mamando nada jejeje.
  • ¡Oh Freddy pequeño!, eres un amor – dijo Yasy con profundo orgullo ante la loable acción de su hermanito bebé. El nene seguía con su manita estirada mientras yo luchaba contra las ganas de tomar el chupón, aun cuando el maldito destino casi me pedía a gritos que lo tomara pues este tenía forma de conejito.

 

Jamás entenderé lo contradictorio de mis sentimientos y emociones por un lado estaba la parte que deseaba a gritos el lindo chupon en mi boca para dejar atrás mi ansiedad y por el otro la que me recriminaba lo ridículo que me vería chupando esa cosa. La decisión lógica era negarme, pero ver al nene con una adorable sonrisa, tratando de consolarme con su regaló me hizo caer en la certeza de que ignorarlo debía ser una clase de crimen, uno que ni con mi amplio historial delictivo estaba dispuesto a cometer, por lo que tomé el dichoso chupón y justo como había contemplado no tardé ni tres segundos en tenerlo mi boca.

 

  • Aww pero que lindo bebé, se ve aún más adorable con su nuevo chupete – exclamó la damita ojiazul derritiéndose de ternura, mientras que yo saboreaba con gran gusto el sabor a miel y anestesia de mi chupete, sip, han oído bien dije anestesia misma que debería haber notado antes junto a la peculiar esencia que emanaba el pequeño Frederick, el cual me miró con un semblante más serio del que debería tener cualquier nene de su corta edad. Me han engañado pensé al tiempo que intentaba liberar a la Bestia, pero era inútil la anestesia era bastante fuerte y mi condición en cambio estaba por los suelos
  • Corre Armando – dije segundos antes de caer en la inconsciencia y umm…


Hice cuánto pude para luchar contra el efecto de la anestesia más fue inútil, caí dormido en un profundo sueño en el que a momentos lo único que podía sentir era como lavaban toda mi zona de pañal con agua tibia, intentaba moverme en mis momentos de mayor lucidez, pero apenas si podía abrir los ojos y después de un ligero pinchazo en mi brazo ya no supe de mí.

Cuando desperté lo primero que note fue el fuerte aroma a antiséptico y a shampoo para bebé, mi vista era incapaz de enfocar nada, todo me daba vueltas, el solo moverme era ya toda una proeza, aun así lo intenté pues Armando corría peligro pero al levantarme una mano en mi pecho me detuvo con cariño.

 

  • No te muevas Demi, estás canalizado además te han intervenido tu pajarito y nalguitas, te puedes lastimar – apresuro a decir mi cuidador.
  • Armando estás bien – respondí aliviado sin tomar muy en cuenta lo que me había dicho.
  • Claro que estoy bien conejito, ¿por qué no lo estaría? – inquirió extrañado.
  • Me han drogado, pensé que nos estaban atacando – le hice saber mientras agudizaba cada uno de mis sentidos en busca de posibles enemigos. Armando en cambio ajeno a mi preocupación pasó su mano por mi mejilla derecha en una cálida caricia. 
  • Si sabes que eres todo para mí ¿verdad Demi?, ¿que jamás dejaras de ser mi tesoro, mi pequeño milagro, mi conejito hermoso… mi bebé ¿y que si algo le llegará a pasar a mi bebé yo me muero? ¿lo entiendes? – me cuestionó con un semblante dolido – no claro que no lo entiendes, como lo vas a entender si por orgulloso y testarudo has puesto en riesgo lo que yo más adoró en el mundo? – se respondió él mismo en el reproche más grande que me ha hecho.
  • Armando yo…
  • No me vuelvas a hacer a un lado Demi – interrumpió mi disculpa antes de apartar un mechón de mi frente y depositar un beso en mis labios, haciéndome saber que él ya me había perdonado.
  • Gracias Armando, digo umm…
  • Déjalo así Demi, me duele que me digas Armando, pues tú y yo somos mucho más que simples conocidos, pero me dolería aún más si me dijeras algo solo por hacerme sentir bien – declaró lo que su corazón gritaba con toda la serenidad del mundo.
  • Perdón – me disculpé y agaché la mirada con ganas de volver a llorar. Armando lo notó de inmediato, tomó mi mentón y con gentileza dirigió mi mirada a esos sinceros ojos color de la caoba que tanto quiero y respeto.
  • Se que algún día mi bebé estará listo para llamarme otra vez como se debe – sentenció mi implacable guardián.
  • Gracias Armando, te quiero – le hice saber lo que mi corazón me pedía decirle a diario.
  • Yo también te quiero, mi chiquito hermoso, aún si eso me deja un poco pálido de vez en cuando – hablo con gallardía, haciéndome notar el horrible sabor que tanto detesto tener en la boca.
  • Sonso no debiste hacer eso sabes que… – intente reprocharle molesto por haberme alimentado con un poquito de su vida.
  • No Demi, lo que no debí hacer es dejarte jugar por tanto tiempo al niño grande, si te hubiera puesto un alto antes, mi bebé no tendría lesiones por las que cualquier otro nene ya estuviera muerto – me recriminó con cara de quererme hacer pam, pam en mis nalguitas.
  • Joo, pero es que no me gusta el sabor y siempre me dura horas en la boca – le hice saber inflado los cachetes en lo que él siempre decía que eran mis lindos pucheros.
  • Serían minutos si no fueras tan terco en no tomarte tu bibi – rebatió él para mi mala suerte, justo en el instante en qué entró Yasy con su pequeño hermanito en brazos.
  • Shi-quiele bibi yo le compalto del mío – convidó un muy apetecible bibi en sus manitas.
  • Tú – dije señalando al nene semidesnudo sonriendo feliz después de su baño en los brazos de su hermana – ¿qué fue lo que me diste moco de mi… umm – me interrumpió Armando tapando mi boca… otra vez.
  • Gracias Yasymusic, no sé cómo pagarte lo que has hecho, pero juro que algún día te lo pagaré.
  • El único pago que necesito es ver a ese pequeño bebé sano y feliz, así que cuídalo muy bien o te juro que tú serás el que necesite un doctor – contestó la damita con una radiante sonrisa muy desacorde a su comentario.
  • Estaré más al pendiente de mi pequeño je, je – rió nervioso ante la amenaza, mientras que yo hacía nota mental para jamás hacerla enojar.
  • Me alegro que así sea Armando – respondió contenta acercándose a nosotros.
  • Aún así queda pendiente el pago por tus honorarios, dime qué necesitas y yo me encargaré personalmente de conseguirlo – se ofreció Armando muy a mi disgusto pues el de la deuda era yo y lo justo era que yo la pagará, por ello iba opinar algo al respecto y digo iba porque para variar los mayores se me adelantaron.
  • No hace falta pago alguno, por lo que los chicos en el campamento dicen, todos los insumos y medicamentos los has conseguido tú y el tocayo de este lindo pequeño – ¿Tocayo, de qué tocayo está hablando?", me cuestioné desconcertado pues en el grupo de búsqueda no había nadie con ninguno de mis dos nombres – pero si aún así quieres hacerme un favor, tal vez puedas dejarme cuidar a tu bebé de vez en cuando – convino la damita ajena a mi desconcierto.
  • Ese no es un favor – me adelante esa vez a los mayores – ¿cómo podría serlo? – pregunté desconcertado.
  • Pero claro que es un favor pequeño, ¿a qué persona no le gustaría tener un bebé tan adorable cómo tú a su cuidado? – contestó ella con ese tonito que siempre usan los mayores cuando hablan con los nenes más pequeños además Freddy estará encantado de tener un amiguito con quién jugar, aunque no lo creas mi pequeño suele ser muy tímido, incluso con los más chiquitos y tú bebé le has caído súper bien a la primera ¿verdad pequeño? – se dirigió al nene entre sus brazos el cuál sonrió, estiró sus bracitos, abriendo y cerrando sus manitas tirando así el rico bibi que tenía; lo que en mi opinión sin duda alguna fue un gran desperdicio antes decir…
  • Demi, Demi – sin pena alguna de mostrar su diminuto pajarito ante todos al tumbar la toalla que cubría su inocente desnudes; debo admitir que el nene es un verdadero amor, si es que deberían haber visto lo tierno que se veía vistiendo su traje de Adán en los brazos de Yasy, les confieso que ahora entendido un poquito más a los mayores al decir que me veo lindo cuando Armando me deja jugando con Dante sin ponerme mi pañal para que se oreen mis cositas, además por si fuera poco lo adorable que se veía, su esencia extraña y peculiar huele de maravilla, como a canela y vainilla mezclados con un no sé qué fuera de este mundo.


Ese olor tán rico me recordó a mi amiguito Lucyfer y a su hermanito Samu y eso sumado a la ilusión de tener un nuevo amiguito bebé con quién jugar iluminó mi rostro.

 

  • ¿Serías mi amiguito, bebé Freddy? pregunte con toda la ilusión del mundo para el gran asombro de Armando, que me conocía de sobra para saber que era de lo más inusual en mí buscar la amistad de otro niño.
  • Shiii respondió eufórico el nene removiéndose entre los brazos de su hermana quien hacía lo posible por qué no se cayera.
  • Pequeño tranquilo, te me puedes caer – le llamó la atención sin dejar de lado la dulzura en su voz.
  • Peldon – respondió el infante apenado antes de solicitar en su tierna voz de bebé Me bajas pala, gugar con Demi polfavol – pidió el adorable nene.
  • Que linda voz tiene el bebé, se ollé muy tierno hablando así jiji – hice saber entre mi risa  qué, ¿por qué me miran así? – pregunté al darme cuenta de que todos me miraron antes de reír divertidos   ¿de qué se ríen? – quise saber.
  • Es que es gracioso que lo diga alguien que se escucha igual de tierno cuando habla así – comentó la muy canija de Yasy limpiándose una lágrima del ojo.
  • Yo no hablo así – respondí avergonzado.
  • Pero claro que sí lo haces conejito, sobre todo cuando estás muy asustado, contento o distraído jugando con Dante, y ni se hable cuando tienes tu chupón, o te estoy dando tu bibi, porque hay si te olvidas de todas tus palabras de niño grande – me expuso el muy sonso de Armando.
  • No es sielto – contesté llevándome la mano a la boca, a lo que los tres mayores exclamaron.
  • Qué lindo – antes de tomar de vuelta su risa.
  • No se bulden de mí – gimotee otra vez solo para empezar a sollozar, lo cual llevó al pequeño Freddy a mostrar una carita de reproche a los mayores que no tardaron ni un poco en cambiar su risa por un incómodo silencio y miradas intercaladas de culpa.
  • Demi bebé nadie se está burlando de ti, nada tiene de malo que hables así, todos los nenes gimotean de vez en cuando, es parte de crecer – afirmó Yasy, seguida de su hermanita Lina.
  • Además, te escuchas muy tierno hablando como bebé.
  • Pelo-sniff, yo ya tengo casi sniff-ocho, no quielo hablal así buu... quielo sel un niño glande como Alin, no quielo sel un bebé, quielo clecel como los otlos niños de mi edad Bua, Buaa – comencé a llorar desconsolado.
  • No lloles Demi – habló de pronto Freddy llamando mi atención todos clesemos difilente – compartió con la carita más sería que había visto jamás en un nene tan pequeño yo también soy más glande de lo que apalento y aún que a veces también me gustalia clesel y sel un niño glande, me gusta mas sel el "pequeño" de Yasy – su carita irradio felicidad y orgullo al mencionar la palabra "pequeño" como si en esta se guardara un significado más personal y profundo ella siemple me tlata muy bien – el nene mostró sus puñitos y según decía iba sacando un dedito me cuida, me lee cuentos, juega conmigo, me hace cadicias en mi pancita, me dice cosas lindas, me da comel cosas dicas y aunque a veces me da penita también me baña, me pone mis lindos pañalitos y me dueme en sus blazos mientas me da mi mamila – terminó con su carita roja antes de esconderse en los pequeños pechos de su hermana desde donde agrego Admando segulo hace lo mismo poti y eso solo los pequeños lo podemos disfutal.

 

Lo que dijo el nene no era más que la verdad, desde que me aceptó como su familia, Armando se había dedicado a hacer todo eso e incluso más y aún que me dé vergüenza y cierto pesar admitirlo, la verdad es que disfrutaba mucho ser su pequeño y a veces hasta su bebé, sin embargo mi maldito orgullo es muy grande tan grande que pocas veces puedo con él...

 

  • Demi bebé ya no llores chiquito, te va hacer mal – intervino Armando, sobando mi pecho ya hemos hablado de esto muchas veces y acordado que juntos encontraremos la solución para lo que te hizo Leonardo – continúo con esa voz tan suya cargada cariño hacía mí, pero sin guardar reparo en el odió que demostró al mencionar a Padre por su nombre.
  • ¿De qué están hablando?, ¿quién es ese tal Leonardo y que le hizo a este pobre pequeño? – preguntó Yasy escandalizada. Armando volteó con ella.
  • Es un maldi…
  • Noo – intervine yo antes de que ofendiera a Padre. Mi querido guardián regresó su mirada hacia mí y con profundo recelo dijo.
  • Jamás entenderé por qué lo defiendes – apretó los puños y tenso la quijada él se merece todo lo que pienso de él y más – sentenció furioso haciéndome encogerme de hombros y cerrar los ojos; nunca me ha gustado verlo enojado me da miedo y tristeza a la vez, pues el jamás se enoja por nada que no tenga que ver conmigo y eso me hace sentir muy mal.
  • ¡Oh! Demi, perdón no te quise asustar – se disculpó Armando en el acto Abre tus ojitos, chiquito ya no estoy enojado – pidió mi guardián bastante sentido
  • No quielo – gimotee reacio a mirarlo.
  • Anda bebé hazme caso y… umm ya sé, nos iremos de caza tú y yo solitos ¿qué te parece? – ofreció lo que no podía dejar pasar.
  • ¿De-hip verdad? – respondí de inmediato a su propuesta y abrí los ojos para corroborar por su semblante que me decía a claras luces que hablaba en serio – Si-sniff si quielo, si quielo-hip – le hice saber entre mis mosquitos e hipidos.
  • Pues perfecto mañana seremos solo tú, yo y las grandes sorpresas de una inhóspita aventura – exageró un poco con lo último, pues yo conocía hasta el último rincón de los bosques alrededor del campamento, claro que por el bien de mis nalguitas ni loco se lo confesaba.
  • Vamos de-hip... de ca-hip...caza Yupi – festeje con gran jubiló pues ir de cacería con Armando era de las cosas que más disfrutaba hacer con él; pues en los lugares peligrosos con la ayudita de la "Bestia" podía actuar como niño grande sin que mi estricto guardián me la liara.
  • Que casería ni qué ocho cuartos – bramo Yasy interrumpiendo el momento con una cara de querer despellejar vivo al pobre de Armando que no hallaba la salida ante el enojo de la dama, que dejó al pequeño Freddy en los brazos de Lina, misma que al notar así a su hermana salió de la habitación para que Yasy continuará con el regaño  El bosque no es lugar para llevar a un bebé, mucho menos a uno que debe estar en absoluto reposo por dos semanas.
  • Qué ¿en serio dos semanas? – cuestionamos incrédulos Armando y yo.
  • Sí, dos semanas – respondió con suficiencia mientras se acercaba a revisarme.
  • Joo, pero dos semanas es muchoooo tiempo – hice notar mi descontento con un puchero ante la damita.
  • Al contrario, bebé, estoy siendo muy optimista al contemplar tan poco tiem… – quedó a media frase justo antes de poner cara extrañada y que, un dolido...
  • Aui – escapara de mi boca al sentir como la damita revisaba mi zona de pañal.
  • ¿Cómo es posible? – se cuestionó escéptica la joven médico de lo que veía en mí.
  • ¿Qué sucede, acaso Demi tiene algo más? – quiso saber Armando, que poco entendía de su reacción.
  • Ya me parecía de lo más inusual que el bebé despertara tan rápido con toda la anestesia que le suministre, supuse que su metabolismo era especial pero entre eso y esto – suspendió su frase en un breve pero muy incómodo silencio antes de tomar mi "costalito" y examinarlo de manera meticulosa Sus heridas ya están cicatrizando fascinante esto...
  • Yasy, me duele – interrumpí entre compungido y avergonzado.
  • Oh lo siento bebé, pero es que jamás había visto una recuperación tan rápida como la tuya – expuso Yasy antes de que tomara mi mano entre las suyas y acercará su rostro al mío opacado en una extraña sonrisa esto puede ser justo la prueba que Biel y yo hemos estado buscando – expuso la joven genio con esa típica cara que ponen los mayores cuando los rebasa su propia ambición Incluso tal vez pueda ser la luz para entender un poco de lo que sucede allá afuera – comentó la damita emocionada, mientras a mí se me formaba un puchero al saber cómo podría terminar aquello. 
  • Aléjate de él – demandó mi noble guardián interponiéndose entre la ambición de Yasy y su, su bueno... su bebé; hay que  penita decirlo así.
  • ¿Pero es que no entiendes la magnitud de la situación? – cuestionó en tono de urgencia y esperanza mezcladas por igual un poco de su sangre podría ser el precio para que Demi tenga una dulce infancia ¡para cambiarlo todo! – intentó dialogar con Armando por lo que para ella podría ser la más justa de las causas.
  • ¡Demián no es ningún conejillo de indias! – bramó furioso mi implacable cuidador ni nada que se le parezca, es solo un niño pequeño, un bebé, ¡mi bebé! y no tiene por qué pagar nada para tener una infancia feliz – masculló lo último con una notoria furia y tristeza contenida.
  • Pero, pero…
  • NADA – la interrumpió no hay razón en el mundo que me haga cambiar de opinión y si llegó a saber qué molestas a Demi con un tema similar… te mataré – puntualizó con enorme convicción; lo sé lo sé, sé que parece una completa exageración por una simple muestra de sangre incluso para serles sensatos, entre tanto relajo Yasy es quien tenía la razón, eso yo lo entendía de sobre manera, pues si los Facio eran el origen de todo, los Vurietry podrían ser el final de lo que estaba pasando, sin embargo ver Armando defenderme de esa manera me hizo sentir algo muy lindo en mi pecho.

 

Ante la amenaza de mi guardián Yasy dio dos pasos hacia atrás, antes de cambiar su cara de miedo por una desafiante y plantarse en su lugar.

 

  • A mí no me amenaza nadie, machito de cuarta menos por querer hacer lo mejor para todos – aseveró con fervor y reto en su mirada.
  • Pero me va a doler – comenté con simpleza y cierto deje de reproche rompiendo por completo la tensión entre ambos mayores que dirigieron su mirada hacía mí.
  • No bebé, solo será un piquetito de nada – razonó conmigo ignorando por completo la cara de miedo que tenía para ella mi guardián.
  • Pero no me gustan las agujas me dan miedo – me sincere jugando con mis dedos avergonzado por mi miedo infantil.
  • Lo se chiquitín, pero es que es algo muy, muy importante – exagero su voz sin abandonar ese tonito exclusivo para los bebés tú sangre puede tener algo que necesitamos todos para...
  • Pero duele – la interrumpí buscando con la vista de forma más que irracional a mi amiguito Dante.
  • Prometo que será rápido y casi indoloro – aseguró la joven damita Incluso puedo darte otro chupón especial para que no sientas nada mientras estás dormidito – propuso lo lógico ante la capacidad de razonamiento de un nene de mí edad.
  • Peró, ¿y si no está en mi sangre? – le pregunté algo de lo más sencillo de suponer.
  • Bueno harían falta otros estudios, aunque lo que busco no podría estar más que en lugares concretos como…
  • Cómo en mi médula espinal – complete su frase.
  • Siii – respondió ella arrastrando la última letra incrédula de lo que había escuchado de mi boca.
  • Entonces, de ser así, por la naturaleza del líquido cefalorraquídeo la punción lumbar debe hacerse sin anestesia, ¿verdad?
  • Si...pero…
  • Aún así me prometerías que sería rápido e indoloro – la volví ha cuestionar dándole está vez unos segundos para una respuesta que nunca llegó no, no podrías y en el dado caso que aún así por alguna clase de milagro me convencieras a mí de pasar por ese horrible dolor, Armando no lo permitiría, y aún dentro de la remota y ajena posibilidad tan apartada de la realidad de que también lo consiguieras, ¿qué tal si lo que tanto deseas para el bien de todos, necesite de muchas punciones y extracciones de médula?, ¿entonces qué harías...?
  • Yo… 
  • Otra vez sin respuesta ¿eh?, no importa, yo contesto por ti, tus estudios han dado resultados sorprendentes pero no son suficiente para lograr tu cometido por llevar el bien a todos, entonces eso te lleva a hacerme más dolorosos exámenes los cuales te revelan que lo que siempre has buscado está en mi… en mis testículos, en mi corazón, o incluso en mi cerebro y tú entonces tomas un bisturí y…
  • ¡Basta, basta yo jamás le haría eso a un bebé! – gritó horrorizada con los ojos cerrados y las manos en los oídos, asqueada de la imagen que ella misma había plantado en su cabeza, antes de empezar a sollozar y que a mí se me dibujara una amplia sonrisa, pues por su esencia con olor a primeros días de primavera yo bien sabía que Yasy era una buena persona y jamás me haría daño alguno.

 

Armando dejó su enojo de lado y sacó a relucir ese enorme corazón que siempre antepone, ante todo, se acercó Yasy y la acompañó en silencio mientras le sobaba su espalda como si de una niña pequeña tratase. Yasy volteó a verle y tal vez sea sobrecogida por todo lo que había pasado se abrazó a Armando y con un profundo…

 

  • Lo siento – se soltó a llorar. Armando volteó hacia mi y negó con la cabeza mientras que yo tomaba entre mis manos un chupón que para gran fortuna también tenía la forma de un lindo conejito y lo metía a mi boca al darme cuenta que este solo tenía rica miel sin ningún tipo de anestesia.

 

Después de todo aquello el día transcurrió tan normal como era posible, los chicos y mis amiguitos fueron llegando poco a poco a visitarme por lo que mi tarde pasó volando entre pláticas y juegos, y aunque muy a desgana de Yasy me dio de alta al ver qué mis heridas ya no eran la gran cosa que digamos, aun así para mí muy mala suerte le indico a Armando que me mantuviera desnudo el resto de la tarde y me limpiará con toallitas húmedas cada vez que me hiciera encima lo cual fue un verdadero asco ya que Armando no me dejaba jugar en otro lugar que no fuera su cama o mi cu… digo mi cama especial y al estar acostado disfrutando de uno de mis juegos con Dante y el inquieto Leo me empapé todito de pipí.

Lo curioso es que después de que Armando me bañara y me pudiera poner por fin mi pañalito de noche para acostarme a dormir, me levanté por la mañana y como cada día que me levanto reviso mi pañal esperando por lo menos no tenerlo llenó… bueno de algo más que no sea pipí, al palpar mi pañalito me di cuenta que este no estaba para nada hinchado, incrédulo metí mi mano dentro del pañal solo para encontrarlo seco, no me lo podía creer por más que rebuscaba en mi pañalito rastros de humedad no me encontraba ni una gotita de pipí.

 

  • Demi chiquito ¿qué te he dicho de tocarte antes de lavarte las manos?, te puede hacer daño – me regaño Armando pensando que estaba haciendo lo que los niños grandes hacen tan seguido
  • No Armando no es lo que crees, no estoy tocando mi cosita – le hice saber, pues como cualquier otro niño pequeño – ¡hoy amanecí secó! – festeje en voz alta y él no tardó un segundo en unirse a mi felicidad, pues bien sabía lo raro e importante que era eso para mí.

 

En medió de todo nuestro bullicio Jerry, el pequeño Alim y su hermanito Polaris que sin que yo me diera cuenta se habían quedado a dormir en mi cuarto se despertaron y uno a uno se sumaron a nuestro festejo, de allí, bueno ya saben lo que pasó, llegó Yasy, con su hermanito Freddy y la pequeña Lina que habían dado a nuestra cabaña para saber cómo seguía y de paso dejar a Freddy conmigo para jugar.

Todos cómo les dije se quedaron quietos temerosos de lo que la mano de Yasy podría hacerle a sus pequeños culetes pues es bien sabido en el campamento que ella no solo es buena a la hora de brindar un tratamiento médico, también lo es de administrar unas muy efectivas nalgadas para quién no sigue sus tratamientos e indicaciones, sin embargo yo muy ajeno a todo eso le compartí la noticia que nos tenía tan contentos y sin más se unió sin pensarlo un poquito a nuestra improvisada fiesta.

Por último les puedo decir que estuvo increíble, nos la pasamos jugando casi toda la tarde, incluso después de que Armando me dejara poner calzoncillos de niño grande pude venir con ustedes, hoy de hecho me pude escapar con la ayuda de mi pupilo ProTbdl al cuál ahora le digo Wiggle Bum pues camina muy curioso cuándo tiene puesto su pañal... sip jiji el jovencito a pesar de tener doce añitos aún usa pañal y por si eso ya me parecía curioso, según me dice él lo hace por mero gustó ¿pueden creerlo? pero bueno yo creo que por hoy así lo dejamos, hoy quedé de ir a jugar con WinterBear, Polaris, Agatha y los otros nenes en casa de Yasy y seguro el pequeño Freddy y Lina ya me han de estar esperando, así que se cuidan mucho va, hasta la próxima.


1 comentario:

  1. Muy buen capítulo, me encanta Demi, así todo infantil, voy entendiendo poco a poco como va esta historia aunque hay partes un tanto vergonzosas para el personaje principal, me gusta mucho, porque es una historia fuera de lo común y yo amo lo diferente.

    Espero que la continues lo antes posible, porque me quedé con curiosidad de saber lo que sigue. Por fa no te tardes.

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