Los Th, una estirpe donde el amor es la medicina
Capítulo 19
El excéntrico amor de mama
Autora: Marambra
Miranda clavo
a vista en su hijo, húmedo por donde se lo vea, con la piel pálida y los ojos
algo hinchados, la cara más triste que Peter Pan al perder su sombra, los
hombros caídos, la espalda algo encorvada por el peso que llevaba, el pulóver
de papá un poco grande para él a nivel de los hombros pero no de altura,
aquella ropa en particular lo hizo ver menudo, y Miranda se acordó de una
travesura suya a los 6 años cuando se vació tintura de yodo sobre su ropa nueva
en casa de un amigo y no quería estar así, y se quito todo y la metió al agua
con el frio que hacía y Ethan lo fue a recoger y se saco su cardigán y se lo
puso para que no esté desnudo de la cintura para arriba porque se negó en
redondo ponerse ropa ajena, justo como ahora con el pantalón mojado.
Nathan
se quedo mirando a su madre sin decir absolutamente nada, mientras subía las
gradas había mentalmente ensayado una disculpa, decirle lo siento mamá, no fue
mi intención esto y lo demás o lo que sea que haya que decir, pero cuando se
prendió la luz, supo que ella estaba esperándolo en la sala como tantas veces
que llegaba tarde unas para reñirle por no llamar o mentir en la hora y otras
para calentarle la cena y acompañarlo en la mesa mientras charlaban amenamente,
de pronto su madre tomo acción, y no supo en qué momento, pero la sorpresa no
solo fue para él sino también para Mikel, que no se esperaba aquello.
- ¿NO VAS A
SALUDAR A TU MADRE?... JA – y el revés le cruzo la cara – ZAAAS – Nat abrió los ojos y retrocedió,
agarrándose la cara donde le cruzo el sopapo, pero mamá lo acorralo en la
puerta de calle con la seguridad que no la abriría aun cuando quisiera porque
Mikel acababa de colgar las llaves en la vitrina, ninguno de los dos supo de
donde apareció, pero ambos giraron los ojos al mismo sitio, las piernas de
Nathan, su madre estaba armada del cinturón del ejercito de su marido, el viejo
enemigo de su trasero del que no guardaba más que feos y dolorosos recuerdos,
creyó que aquello se perdió pero al parecer mamá fue su guardiana y ahora su
comandanta, aquel viejo instrumento acababa de aterrizar sobre su mojada piel,
como dolió aquello, y al primer beso siguieron muchos más a cual más
dolorosos
- ZAAS, ZAAS, ZZAAASS, ZZASSS, ZZASSS
- Mamita,
mamita, mamita, mamitaaaa auuuuu auuauuaua mamaaa mamacita, mamita auchacuhhh
agggg – la reacción de Nathan no se hizo
esperar, el rostro se le congestiono enseguida del dolor y aun cuando hacia
acopio de valor no pudo aguantar la idea de sobarse los muslos ni emitir
algunos gritos por no decir que parecía un disco rayado repitiendo mamita,
mamita, mamita como si con esa sola palabra bastara para disculparse o hacerle
entender su miedo, su dolor, su pena y su vergüenza, ante todo
- MIRANDA
SUÉLTALO… ¡suelta!, suelta mujer ¡estas enojadas!... no hagas esto enojada – grito
Mikel tratando de acercarse a ella o a su hijo pero la mirada de su mujer lo
detuvo y lo que le dijo después
- SI, estoy
enojada y ¡MUY ¡ENOJADA! y él va a sentirlo en la piel y sabes PORQUE… porque
es mi HIJO, he estado toda la puta tarde con el amen en la boca, llamándolo
desde que salió del hospital disparado como una bala perdida, y no le dio la
gana de contestarme, y tu – se giró mirando a su hijo que se sobaba
las piernas tratando de mantener su compostura – ¿qué
MIERDA estabas pensando? ¿te gusta hacerme sufrir verdad?, sabes cómo odio
estar sentada esperándote cuando te atrasas y lo haces a propósito – las
lágrimas empezaron a fluirle sobre la cara – has salido sin rumbo, sin dinero, sin tarjetas sin
abrigo en este temporal, ¡MÁS DE 8 HORAS CARAJO!... que crees tú, ¿que soy de
piedra?, ¿qué no me preocupo?, ¿QUÉ NO SUFRO?, un millón de cosas han pasado
por mi mente y ninguna con un buen final por no decirte que te imagine muerto o
herido o votado en algún canal lleno de agua –
se limpiaba los ojos con la punta de los dedos – ¿vas
a decirme que no es mi derecho? – le
pregunto a Mikel
– Yo lo he parido, YO, y si quiero me lo voy
a comer, pero ahora solo lo voy a castigar, porque tú sabes que jamás le toco
un pelo y estoy siempre para consolarlo y mimarlo, pero lo de hoy A REBASADO
TODO LÍMITE PERMISIBLE DE RESPETO – giro el rostro hacia NAt – y no lo digo porque Ethan este en el hospital
o porque me hayas hecho esto – le agarro la cara para que le mire
mientras le mostraba la nariz hinchada y los parpados de mapache por no decir
los ojos hemorrágicos del golpe – esto nada tiene que
ver, sino el respeto por el amor que te tengo, el cariño que te siento, por
todo lo que hoy he vivido como calvario de no saber dónde carajos has estado
¡hasta esta hora!, sin comer, sin abrigarte sin decirme ¡perro estoy bien, no
te preocupes por mi!… ¿VAS A SEGUIR DICIÉNDOME QUE NO ES MI DERECHO? – pregunto a su marido y solo el silencio
contesto, nadie hablo – ¿Y TU VAS A DECIRME
QUE NO ES MI DERECHO CASTIGARTE?, ¿QUE NO TENGO EL DERECHO DE AMARTE? porque
ten por seguro Nathan, que después de ESTO no te va a quedar duda alguna del
amor que te siente tu madre, YO, MIRANDA PERALTA, AHORA SUBE A TU HABITACIÓN
CARAJO DE MIERDA Y QUÍTATE LA PUTA ROPA MOJADA QUE LLEVAS – gritando aquello Nathan salió disparado de la
sala a su habitación asustado como él solo, no sin antes recibir al paso un
cintazo que le hizo zapatear de lo ardido que estuvo aquello – ZZZAAAASSSS
- Miranda
cariño, por favor, por favor, no me lo castigues, no lo hagas – Mikel
le agarró del brazo en cuanto Miranda empezó a subir pisando los talones de
su hijo que le faltaron pies para subir
las gradas, trataba por todo los medios evitar aquello, sabía que su mujer
tenía razón en estar enojada y era verdad que nunca lo castigaba, y para tomar
semejante decisión, es que lo de hoy rebaso todo límite de su paciencia, y
realmente debió estar muy afligida por el muchacho que ahora corría, no podía
negárselo pero aun así quiso mediar entre su enojo y su hijo, lo había visto
tan desvalido en ese puente que se le hizo
un nudo el corazón de verlo vencido, pero ¿cómo explicarle eso a su mujer?
- ¡SUÉLTAME!,
que esto me duele MÁS A MÍ QUE A TI, eso te lo puedo asegurar, pero me voy a
encargar de QUE LE DUELA MUCHO A EL PARA QUE APRENDA A RESPETAR NUESTRO AMOR Y
NUESTRA PREOCUPACIÓN POR EL MISMO – contesto con la cara
totalmente furiosa y la boca en un rictus terrible, y las lágrimas que caían
por su cara en silencio, pero había tomado una decisión y no era de las que se
retractaban en sus decisiones
Nathan
entro como un rayo a su habitación desorientado totalmente, su madre no era su
madre, era papa enfadado mil veces, eso lo asustaba; pero era mucho mejor
lidiar con su padre, ya lo conocía, sabia como era cuando lo castigaba, esto
era totalmente nuevo, su madre nunca lo había castigado en su vida, y se quedó
ahí mirando el vacío aturdido, los azotes empezaron a adormecerse sobre su piel
fría y húmeda, de pronto se abrió la puerta y no supo más como termino en los
brazos de su padre para que su madre termine de castigarlo, solo recordaba los
cintazos que iban y venían de un lado a otro sobre los muslos.
- Te he dado una
orden Nathan, he dicho bien claro que te quites la ropa mojada – le
dijo sin gritar, pero temblando del coraje – SÁCATE EL PANTALÓN ZAAAS
- AUUUU NIFUUUU
– y el muchacho empezó a desvestirse
quitándose todo de la cintura para abajo sobre todo las medias que estaban que
chorreaban menos del slip
- He dicho toda la ropa mojada
- Pero ya me la
quite – respondió Nathan en un susurro tratando
de agarrar ese pequeño trapo que salvaguardaba su dignidad, pero a Miranda no
le dio lo mismo, se acercó ella y de un jalón se lo bajo todo, Nat quería morir
de la vergüenza que sintió, no sabía cómo pararse o acomodarse, su padre solía
tumbarlo sobre sus piernas, mamá no estaba ahí para protocolos de castigo que
no conocía, así que mientras el trataba de resguardar sus genitales su madre
lanzaba cintazos de lleno por el derecho y el revés, es que alzaba la diestra
en todo su alto e impactaba a un lado de los muslos del chico y luego cruzaba
el mismo brazo sobre su pecho e imprimía fuerza por el lado contrario y se
calcaba en el otro muslo, mientras el muchacho no sabía que atender entre
tropezones en su slip que se enredaban en sus pies, no sabía si cubrirse la
intimidad o sus muslos y todo mirando de frente a su madre acorralado en una
esquina y recibiendo entre idas y venidas cintazos en las manos lastimadas que
de tanto en tanto intentaban esquivar el cinturón aquel que lo golpeaba con
dureza
- zas, zaas zass
- AYYY AUUUU, AU AU AU POR FAVOOR, POR FAVOR MAMITA, MAMITA, MAMITA, MAMITA
- Vamos a ver si
te quedan ganas de huir de mi – le dijo su madre en un momento de esos
sin dejar de azotarlo – zaaas, zas, zasss
- No huía de ti,
no huía de tiiii – repetía queriendo entablar dialogo con
su madre, pero sin éxito – AUUU AUU POR FAVOR,
POR FAVOR, NOOO HUIIIAAA achichiu, chichiiiuuu chichiuuu – metió sus dedos a la boca, acaba de recibir
un chirlazo sobre sus dedos magullados que empezaron a latir como pequeños
corazones, las manos dolían de solo tocarlas
- ¿Y correr como
lo hiciste no es huir? ¿No es escapar? ZAAAS, ZAAS ZASS ¿cómo lo estás
haciendo ahora? en vez de afrontar las consecuencias? – y
Nathan se paró ante esa declaración, ¿él huía?... sí, huía, en todo el proceso
este de recibir chicotazos, había estado de un lado a otro esquivando a su
madre que mal que mal lo agarró del brazo para sujetarlo mientras forcejeaba
con ella y en más de una ocasión casi caen los dos y se golpearon en el
escritorio
- Auuu, auuuu
yaaaa, para mamá, por favor, auuuu auuu yyyaaa aiii aiiiii duee leee, dueeele,
por fa, por favoooor, AUUU,AUU AI AU AUA UA
auu, au, au, au, au, au – empezó a quejarse cortito, au, au porque
ya le empezaba a faltar el aire y trataba de encogerse por esconderse dentro de
si
- ZZASS, ZAS, ZAS,
- BASTA MIRANDA,
BASTA YA, DEJA A MI HIJO, DÉJALO, LO LASTIMAS – Mikel
no pudo quedarse impasible ante el alboroto armado, el estómago era un nudo
terrible de solo oír como impactaba el cinturón sobre la piel desnuda de su
hijo, aquello era inigualable, vea por donde lo vea, se sentía terriblemente
afectado, y los gritos y zapateos de Nat no ayudaban; entro al cuarto y lo vio
ahí acorralado en un rincón de cara a su madre mientras ella adornaba las
piernas del chico con rectángulos rojos a ambos lado, Nat zapateaba, y alzaba
de tanto en tanto las piernas y metía las manos que retiraba pronto del dolor
ganado se dio la vuelta y el trasero llevaba los mismos dibujos, rectángulos en
relieve, cuando Nat lo vio en la puerta y lo oyó, el corrió hacia su padre para
abrazarlo con desesperación, era su tabla de salvación
- Papaaaaaaaa,
AUUUU, YAAA MAMA YAAA, PARA, papaaa, ayudame, por favor, que ya AUUU AUUUA nooo
me peeegue, AU AU AU que ya no me pegue,
auuuu POR FAVOOOR – había
corrido con las manos hacia arriba
queriendo que su padre se acerque a él y se abrazo a su padre ocultando la cara
sobre su pecho, mientras Miranda se acerco decidida y le alzo el pulóver del
padre a nivel de la cintura y le regalo los últimos chirlos en el trasero
- ZASS, ZAS, ZAAS, VAS A APRENDER
A NO HUIR DE MIIIII, ZASS DE NOSOTROS, ZAS, ZZAS ZAAS ME ESTAS ESCUCHANDO
- YA NOOO, AUU
AUUU AUUA NUUUNN CAAA MAAAS MAMITA, NUNCA MAS, papaaa por favorrr PAPAAA, QUE
TERMINE, QUE TERMINE YA NO MAAASSS – Mikel metió la mano
para proteger a Nat de los chicotazos y sintió sobre si algunos de ellos
Y
todo termino, él y Miranda se quedaron mirando uno al otro fijamente en un
silencio roto por los AU, AU, AUU, AUU DUELE, DUELE de Nat;
papá estaba con la mano en actitud de protección a su hijo, Nathan
tratando de perder su cuerpo en el abrazo de su padre, es más quería treparse
sobre él y mamá en actitud de azote suspendido en el aire, al final se llevó el
cinturón, estaba temblando, casi se cae al bajar las gradas, cuando abrió la
puerta lo vio ahí con la cara roja llena de llanto a Lothar que se le abrazo
pese a todo.
- Shuuu no
llores ¿ya?, no pasó nada amor, ve a dormir ¿sí? Mañana hay cole cariño – le
dijo con vos temblorosa, procurando sonar normal
- Pegaste a
Nathan nf, nif, nif, ¿por qué?, ¿por qué abuelita por qué?, ha sido mi culpa,
iiiii, iiii nif, nif – lloraba él por su tío – yo lo empuje y él se salió enojado conmigo, no debiste
pegarle nif, nif nif
- Shuuu, calma
ya, vete a tu cuarto, necesito salir – le dijo Mirando, de
verdad muy afectada, con ganas de vomitar bilis
- Pero dime ¿por qué?
- Porque hay cosas cariño que no se pueden pasar por alto
- Lo vas ninif nif nif a, aa peeer donar?
- Si amor, ya lo
perdoné – le dio un beso en la cabeza mientras se
desprendía del abrazo y le secaba las lágrimas – a la
cama ¿si?, por favor Lothar, a la cama ¿sí?, mañana tienes cole por favor…
Y
salió a la calle bajo la lluvia menuda que caía sobre su cara, mezclando
lágrimas y bendiciones del cielo, estaba con el corazón destrozado, había dado
una paliza de película a su hijo menor y aun no podía creérselo… ¿cómo pudo ser capaz? ¡Por Dios!
Podía
oír en todo el camino como un audífono incorporado el llanto de Nathan; en todo
el proceso no pidió perdón, ni suplico disculpas, ni expuso escusas, solo
lloro, tampoco hacia amague de protestas, fue simplemente horrible dar aquel
castigo, y él ver a su hijo correr hacia su marido pidiendo ayuda y protección
le hizo dar cuenta que fue muy dura con él; mientras tanto Mikel, abrazaba al
muchacho que de pronto estaba hirviendo de la cintura para abajo, era de la
paliza recibida.
- Nunca nif nif
nif meee habíiia pegado papá – se
abrazo a su padre – nunca antes me pegooo – se quejaba, recibir una tunda de su madre fue
realmente para estar en shock
- Siempre hay
una primera vez hijo, para todo – papá le beso la
frente – lo siento tanto, de veras, yo tengo la culpa, debí
prever que te exaltarías con lo que paso en el hospital, debía haber salido
detrás de ti y hacerte entrar en razón, no esperar que ocurra lo que paso, pero
de veras que pensé que te calmarías y si bien no volverías al hospital por lo
menos vendrías a casa – paso sus
brazos por su espalda para confortarlo acercándolo hacia sí, besando su frente
- Me acuso de
huir de ella, yo no huía de ella papá – se quejo mirándolo
con ojos velados
– yo no lo hice
- Pero huiste
Nathan – dijo papá cogiendo su mentón y limpiando sus ojos con sus dedos – huiste de todos modos, hijo – y un beso cayó sobre su frente – ¿sabes lo que ambos estuvimos pensando? – pregunto cerrando los ojos – ¿cada uno
encerrado en su preocupación hijo? – y Nathan se sintió avergonzado
y apenado, lo último que quería era hacer pasar un infierno a sus padres, no
después de lo que paso en casa – me he pasado más de
tres horas dando vueltas toda la ciudad buscándote – le conto a manera de reflexión y confidencia
abrazándolo y frotado su espalda – al único lugar que
no fui, fue a la morgue – y un
nudo se formó en la boca del estómago de Nathan, nunca imagino que su arrebato
causara tanto dolor a su familia – y tu madre aquí,
sin poder salir, con la frustración de pensar que no estaba haciendo nada para
buscarte, para encontrarte, a más de llamar y llamar a tu teléfono, y tú nunca
contestaste, ¿tiene derecho a estar enojada no crees? – le pregunto
y Nat se avergonzó – Porque no contestaste el teléfono hijo si
sabes cómo se angustia tu mama cuando no le contestas? – le secaba
los ojos con su pañuelo
- No lo oí – respondió
sinceramente
–
estuve tan preocupado por Ethan que no oí el teléfono – agrego – camine sin
rumbo, no sabía dónde ir, o que hacer – y se abrazó a su padre como
si fuera un niño
– me asuste tanto de ver a mi hermano tirado
en el piso y ahora no se si está bien o mal
- Tu confía en mi ¿sí? Tu hermano está bien, deja que yo me haga cargo de eso, ahora solo entra a bañarte hijo, esta frio, vas a pegarte un catarro descomunal si sigues así
- Ahora mismo
estoy con calor, pero en las piernas y atrás – murmuro Nathan,
haciendo referencia a la paliza, y es que si, sentía oleadas de calor en la
piel magullada
- No importa ve
a bañarte yo bajare a calentar tu comida y ver cómo está tu madre, aunque creo
que salió a dar una vuelta en esta lluvia, mujer más terca no podía tener – dijo
para sí mientras llenaba la tina
Nathan
lloraba suavecito, hipando en todo momento como un crio de 10 años, se sintió
desvalido totalmente tras retirar su padre el abrazo de su cuerpo, pero aun así
lo insto a bañarse, tenía que entrar en calor, a esas alturas del partido no le
dio vergüenza ni pudor alguno que papá le quite el pulóver y lo meta al agua,
Miranda se había lucido con aquellos cintazos, sus muslos sobre todo estaban
llenos de rojeces y relieves bajos, dolían de solo mirarlos, Mikel hizo una
mueca, era la primera vez que veía los efectos reales de una paliza en la piel
de uno de sus vástagos, siempre era él, el que repartía el azote y concluía sin
más, y consolaba un rato luego, pero era la primera vez que se puso en la piel
del otro lado, del que consuela en todo momento, del que recibe las quejas, del
que besa y abraza y explica las razones reales e imaginarias del que castiga,
de ser puente, el nexo de comunicación entre las partes ofendidas, miraba y
miraba a su hijo después de vestirse y abrigarse, estaba ahí entrando en calor,
tenía la cara un poco rosada brillante de haber llorado tanto, los ojos
hinchadísimos y rojos, la boca seca, el pelo revuelto, y se sentó a su lado a
cenar con él, Lothar hace mucho que estaba en cama ya, le agarro la mano y se
la beso percatándose de que estaba muy hinchada su zurda sobre todo.
- ¿Mira lo que
te hiciste hijo – examinaba sus nudillos rojos incluso uno
reventado –
te voy a dar algo para el dolor y friccionaremos, mañana iremos a sacar placas,
bueno? – Nat apenas asintió
El
chico estaba deprimido de que su madre no le haya dicho nada tras aquel
encuentro tan peculiar y poco ortodoxo que tuvieron, las lágrimas seguían
cayendo por su cara en silencio, lloraba por todo, por su madre y su padre que
se llevaron el susto de sus vidas primero por lo que él hizo y segundo por lo
que volvió a hacer: golpear a Ethan y luego huir despavorido sin medir
consecuencias, lloraba por su hermano internado por su culpa, por sus sobrinos
a los que no pudo decir nada, estaba Lothar en casa pero no podía acercarse a
él sin sentir remordimiento…
- ¿Vas a seguir
llorando Nathan? – pregunto su padre besando sus dedos
largos y fríos sin dejar de mirar si no había algo más – basta
¿ya? Va a darte migraña hijo, por favor, cálmate
- He sido un
egoísta, mamá piensa que hui de ella, no huía de ella, huía de mí, de lo que
hice, me dio miedo, no quiero ir a la cárcel papá – declaro
mirando a su padre, y se lanzó sobre él buscando un abrazo, en eso se abrió la
puerta, Miranda oyó lo que su hijo dijo y un nudo se le hizo en el corazón
- No iras a
ninguna otra parte que no sea la universidad y la casa Nathan, no has hecho
nada para ir a la cárcel, tu hermano está bien, además estas castigado
jovencito – declaro abrazando a su hijo por detrás
uniéndose el abrazo de su familia
- Mamaaa
perdóname – su vos era un ruego pequeño
Y el
perdón le beso la frente y seco sus ojos y lo acuno en su lecho hasta que dejo
de murmurar mientras dormía, si, su madre lo acababa de perdonar…
Esa señora está como loca, basada en suposiciones creadas en su cabeza. Eso pareció un desquite o venganza.
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