sábado, 23 de abril de 2016

Mis Gemelos: Cap. 58; Autora Marambra

Mis Gemelos

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 23 de Abril de 2016.
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Capítulo 58

Alexander y los bien te jue... mal te jue, no lo sé 

Autora: Marambra


La tarde se pintaba hermosísima, para Lex el domingo duro muy poco y ahora el sol le sonreía a todos menos a él que ese lunes estaba encerrado en la oficina de su padre tratando de terminar su tarea, su madre había entrado demasiado temprano a su habitación y le había quitado las sabanas para que se levante y vaya a la ducha que la maestra llegaría sobre las 8:00 aquella mañana a pasar clases con él, habían sido 4 largas e interminables horas de castellano y ya no quería saber nada más de la dichosa lengua que tenía que aprender y todo por culpa según él de los curas del colegio, el almuerzo paso demasiado rápido para su gusto y ahora estaba nuevamente sentado solo que en la oficina de papá haciendo los deberes de la mañana, cabreado como él solo y perdiendo el tiempo, empezó con una larga lista de:  papá ¿que es esto?, papá ¿que es lo otro?, papá ¿como se dice?, papá ¿como se escribe?, papá ¿que significa?, papá ¿me ayudas?, papá ¿me pasas eso?, papá se rompió el lápiz, papá no escribe el bolígrafo, papá ¿que haces?, papá ¿a dónde vas? Papá, papá, papá, papá ….. papá, no es que fuera un niño de 5 años con la curiosidad propia de la edad, más bien eran pretextos, todo con tal de no hacer la tarea.
Y claro Rubén con toda la documentación en la mano, y apurado buscando datos, atendiendo llamadas y demás estaba estresado al día siguiente tenía una reunión con muchos miembros de la CAINCO, la mayoría amigos pero también en el grupo habían invitados, unos inversionistas extranjeros interesados en la soya, así que decidió darle libertad por esa tarde a Lex.

  • LEX; LEX, LEX – papá empezaba a desesperarse, Lex no era un tren, era una locomotora descarrilada – Para el tren hijo… frena un poco ¿si? – agrego – ¿ya acabaste tus cosas?
  • No papá, me falta un montón – y miro sus libros con cara de pena
  • Entonces apúrate – ordeno Rubén volviendo su atención a sus cosas, o bueno procurando hacerlo, pero con Lex ahí era imposible
  • Pero tú me prometiste ayudarme y esto no lo puedo hacer solo, de veras – agrego poniendo cara de conflicto
  • Ajjjj – papá mordió su frustración, pero decidió ver qué era lo que afligía a su hijo –  muéstrame de que trata – le dijo Rubén con los nervios de punta ya, debía preparar unas presentaciones graficas – fufff, no hijo, esto lleva demasiado tiempo, y no lo podemos hacer hoy – declaro derrotado
  • Pero tampoco lo puedo hacer yo solo – demando el mocoso
  • Está bien, está bien – respondió Rubén cada vez más frustrado, nada estaba saliendo bien – …mira – dijo al final – termino esto y lo hacemos luego si? – le propuso una salida a prueba de balas – ahora desaparece de mi vista, piérdete un buen rato
  • ¿Y cuanto es un buen rato? – mejor preguntar
  • Dos horas Lex – contesto sin mirarlo ya, los números bailaban delante de sus ojos – termino esto y nos ponemos luego en tu tarea – prometió – mientras toma esto como un recreo ve a descansar o a estirar la piernas o regresa a la casa – le sugirió, lo que sea con tal de poder hacer su trabajo
  • Mejor estiro las piernas que me canse de estar sentado papá – contesto Lex rechazando la idea de ir a casa con su madre que no quería exponerse a ser esclavizado por ella hasta que llegue su padre – ya no tengo ni raya en el trasero a este paso tendré que dibujármela antes de dormir – se puso a reír y a casa no voy, mamá me dirá "¿terminaste tu tarea? ¿No? Entonces ven leeremos esto juntos y escribirás lo que te dicte” la había imitado moviendo las manos incluso, Rubén se quedo mirando a su hijo sin saber si reírse de lo bien que lo hacía o enojarse por ser mal educado, total, seguro lo imitaba a él también, pero no necesito pensarlo mucho, el teléfono sonó y lo saco de sus pensamientos acelerando la marcha del muchacho
  • Bueno Lex, tú mismo, haz lo que desees ¿sí? – y con eso dio por terminada la charla – Te espero en dos horas aquí mismo – indico mirando el reloj – son las 3 y 30, no te atrases – recomendó por si acaso – yo termino esto y te espero, lleva tu fono, que si concluyo antes te llamo, ¿estamos? – dijo esperando una respuesta, pero antes de que Lex diga esta boca es mía, agrego – ... Y UNA COSA MÁS haz lo que quieras, mientras no me salgas de la hacienda y MENOS para ir al río solo, ¿entendido Lex? – dijo mirándolo a los ojos – NO AL RIO
  • Está bien papa, ESTA MUUUUY BIEN – dijo y se acerco a plantarle un beso en la mejilla, para luego salir de la estancia gritando feliz –  YUPYYYYYYYYYYYYY – grito feliz

Y no necesito mas invitación desapareció del despacho de su padre, abrió la puerta aquella de madera tallada y abrió sus brazos en todo lo ancho para llenarse de libertad, él era un todo con la naturaleza, su alegría revoloteaba como las aves del cielo, de lo alto de un tajibo amarillo los BIEN TE JUE  le trinaban a él, anunciándole los parabienes de la tarde y él, con esa superstición en el pecho, con la premonición de que algo lindo le pasaría empezó a buscar su rumbo….  no quería ir a la casa, mamá estaba horneando pan con Adela, así que buscar  a su gemelo no era dable, seguro además el chichudo (suertudo) estaría disfrutando de su libertad, aunque con lo parco que era, pensaba Lex, su libertad seguro no era nada más que mirar un video, o estar pegado al computador leyendo cosas, charlando, o quien sabe que cosas estaría haciendo, el no podía le habían decomisado el ordenador, la televisión la radio y demás y su madre le había dejado una pila de libros y revistas para leer, incluso comic en castellano con tal que lea en el idioma, estaba harto de las letras de Cervantes. Así con ese pensamiento solo atino a correr, correr, correr y correr hacia…… la hermosa y divina vera del rio, si podía entraría, sino pues nada por lo menos metería los pies al agua, cuando ya estuvo allá, se paró de golpe y metió aire a los pulmones como si fuera a darse un clavado, hondamente, le gustaba el olor del campo, y más cuando había agua, luego se tiro sobre la arena y cerró los ojos oyendo el trino de las avecitas y el rumor del agua, estaba empezando a adormilarse cuando una mano sobre su bragueta lo despertó del letargo, era Marcela que había entrado a la hacienda sin que nadie se percate trepando la valla de la estancia colindante a la de Miguel, su abuelo.

  • Hey ¿que haces? … mmm que rico – murmuro luego antes de que su boca sea apresada por un beso, Marcela se trepo sobre él caminando a gatas justamente como una gata salvaje y no lo dejo moverse, metió las manos hábilmente debajo de la escasa ropa del muchacho y empezó a desvestirlo como si estuviera desvistiendo a sus muñecos – Oye, oye para un rato, alguien nos puede mirar – decía con falso afán, ayudándole a quitarse la remera y los calzados
  • Corrección, te pueden mirar a mi no me mira nadie

Y paso a la acción que realmente estaba buscando y maquinando desde ayer, que había observado a los gemelos desnudos en la orilla del rio, imagino para cada uno una escena igual y diferente al mismo tiempo, era como una extraña fantasía el poseer a ambos en tiempos diferentes y al mismo ritmo… así que mirando a Lex largo rato con los ojos entornados y estudiando las facciones del muchacho como quien estudia a su presa; primero lo jalo hacia un escondrijo de ramas formado por un brazo del árbol aquel que se había caído y aun así crecía en la vera del río, luego lo empujo sobre el montón de hojas secas y arena fina, le desabrocho el cinturón y le jalo los pantalones, la ropa interior fue historia, le dio la vuelta.

  • Oye, oye, oye – decía poniendo las manos esquivándola como mejor podía, sorprendido y algo asustado – ¿qué haces?... suelta, suelta…SUELTA POR FAVOR –  no quería que le viese el puntillado de su nalga ni la línea del chicotazo de su madre, tenia vergüenza y empezó a subirse la ropa, pero ella lo beso en la boca y sus temores se fueron disipando, y lo volvió a volcar boca abajo, y sus dedos caminaron sobre aquella marca que su madre le regalo y que ella se entero por teléfono.
  • Qué bonito dibuja tu mamá – no pudo aguantar y reventó su carcajada a tiempo que le besaba el trasero, el médico tuvo razón, ¡la novia quería besarle las posaderas desde hace algún tiempo!  

Marcela le paso la lengua a pequeños lametazos todo el cardenal aquel, mojando su piel magullada desde su inicio a la altura del hueco poplíteo (detrás de la rodilla) hasta el final de la misma en el otro muslo casi cerca de su glúteo y le mordió la nalga y tumbándolo de nuevo boca arriba jugueteo con su ombligo metiéndole el dedo en él y pasando la yema de sus dedos sobre la fina cicatriz de su vientre y ronroneando como gato Grrrr le gruñía.

  • ¿Quién te hizo chichiu mi caramelito hermoso y dulce?, quién te hizo chichiu mi cucurucho de algodón? – no esperaba respuesta, hablaba para ella sola, el mismo revoloteo de mariposas en el vientre del día anterior le anidaron con fuerza, estaba viva como él

Alexander estaba en las nubes, las manos de Marcela tenían habilidad, subieron y bajaron, apretaron y pellizcaron todo por instinto, Lex solo cerró los ojos y se dejo llevar, no supo en qué momento ella le despojo de todo atuendo y le llovían los besos y caricias en todo el cuerpo,  y le cumplió lo prometido le mordió los pezones y se entrego a él…
Ella no se había quitado la ropa para nada solo los interiores y no le dejo tocar o mirar más de la cuenta, se sentó sobre él y se tumbo a todo lo largo de su pecho, tratando de acomodarse mejor entre su boca que buscaba sus besos y la intimidad del muchacho que ahora empezaba a levantar vuelo, quería penetrarla, hacerla suya, pero el teléfono sonó y los distrajo y Lex se quedo a medias, MALDITA SEA, SEGURO ERA SU PADRE, MIERDA QUE RABIA  pensó Lex y decidió ignorarlo y tratar de intentarlo de nuevo, estaba listo, listo para hacerlo, pero Marcela se retracto, ya no pudo seguir, se vistió y simplemente le dijo

  • Quedémonos un rato así, ¿te parece?

Y Lex no pudo decirle que no, y pese a que oía el insistente llamado de su padre, sabía que era él, porque vio el número y aun así no quiso contestar… ¿y quién querría?, ¿quien querría arruinar tan mágico momento?;  y aun con la certeza de que tendría serios problemas prefirió quedarse allí con ella, con Marcela… abrazándola, mimándola y pensó si así de hermoso habría sido para Iván…  y sin querer ambos se habían quedado dormidos, las 2 horas y más tiempo incluso habían pasado como un rayo y él no se entero ni de las llamadas del fono que siguieron sonando. No quería desprenderse de ella, pero fue ella la que lo saco de sus ensoñaciones.

  • Caramelo, es tarde ya, mira el cielo, ya  anocheció y me tengo que ir a casa… ¿me llevas? – le rogo compungida

Lex se paró de golpe asustado, tenía que estar a las cinco y media en la oficina de su padre y eran más de las 8 de la noche, su padre lo mataría, si no era antes su madre, pero aun con ese pensamiento no pudo negarle a su chica, acompañarla, se vistió como pudo rápidamente y sin abrocharse las franciscanas les faltaron pies para caminar, bordearon la playa aun en esa oscuridad a riesgo de que algo les pase, pero era el camino más cercano a la casa de Miguel y ella siempre podía poner el pretexto de que estuvo en las hamacas del fondo; luego de dejarla sobre las 9 de la noche, Lex se resbalo a su regreso por la playa y perdió los calzados mojo las bermudas chorreando agua fangosa y no le quedo otra que caminar descalzo sobre la gravilla y la arena, resbalando y raspando las piernas en las lajas filosas de la playa que no podía distinguir, se empezó a asustar, se había desubicado y se paso a otro lado, sin linterna, sin fosforo para prender, a tientas logro dar con la entrada al playón de su padre, entonces empezó la carrera contra el reloj, le faltaron pasos para llegar, la oficina estaba apagada y perdió tiempo al ir a ella; a casa aún le quedaba mucho trecho, caminaba agitado casi sin aire de correr tanto, empezó a toser de la desesperación y a tragar bocanadas de aire, la sed lo mataba y la lengua se que pegaba al paladar de no haber tomado agua, el dolor de cabeza era insoportable se había insolado y tenia gran parte de la piel quemada por el sol.
De pronto una luz le ilumino de frente, era su padre en la vagoneta quien freno de golpe haciendo saltar tierra y bajo de ella con la cara más agria que un limón sin madurar, con el ceño fruncido hasta no más y se acerco al muchacho sin perder tiempo y al verlo con la remera puesta del otro lado, los pantalones a medio abotonar y mojado y los pies descalzos en igual condición llenos de barro supo que estuvo en el rio, lo había desobedecido totalmente, pero estar en aquel lugar hasta estas horas le hizo sospechar de que estuvo haciendo algo que no debía, solo que no imagino de que se trataba, y el verlo con la cara asustada le confirmo sus sospechas, se había metido en algún lio que no quería ni imaginar.

  • Esto es el colmo Lex – papá empezó a recriminarlo – ayer se los pase a ambos lo del rio porque bueno, era domingo, pero hoy teníamos un trato y tú te mandas a mudar como mejor te place – aquello era una acusación en serio – te importó una MIERDA la orden que TE DI ¿VERDAD?  –  esa era una seria acusación, definitivo, Lex estaba envuelto en un lio super gordo – y de paso no te da la santa gana de CONTESTAR EL TELÉFONO – eso era lo que más le cabreaba a su padre – te llame toda la estúpida tarde, CARAJO! – exploto por fin subiendo y bajando el tono de voz gritando en medio de las ya feas recriminaciones que venía haciendo – ¿COMO SE TE OCURRE ESTAR EN EL RIO HASTA ESTA HORA? JA? – pregunto y le dio un golpetazo en la nuca como cuando quieres despertar a alguien que se durmió en medio de un concierto – … ¿QUÉ DIABLOS ESTABAS HACIENDO HASTA ESTA HORA ALLÁ? – y aquel reclamo con el grito encima hubiera hecho mear al diablo sobre sus polainas, pero Lex se abstuvo de gritar y solo se encogió de hombros, envuelto en un silencio total, no podía hablar y no solo era por el miedo, tenía la lengua seca de estar deshidratado – ESTOY PREGUNTANDO –  demando su padre y le dio un terrible jalón en las patillas hasta arrancarle lágrimas de dolor – No mides peligros con tal de salirte con la tuya, MOCOSO DE MIERDA – dijo enfadado – TODO ES EL RIO, EL RIO, EL RIO – gesticulaba con las manos – ¡MIERDA! – exclamo mucho más enfadado de lo que estaba – ¿No te BASTA la piscina, la ducha o la tina ? – pregunto enumerado con los dedos – ¿QUE ERES?, ¿UN RENACUAJO? –  otro jalón que hizo nublar los ojos de Lex, pero aun asi no se quejo y aquel silencio fue interpretado como rebeldía por parte de Rubén, así que lanzo su terrible amenaza – ¡¡AHHH PERO!! – dijo con los ojos relampagueando –  yo te voy a curar esa maña tuya de hacer lo que te da la gana y VAMOS A VER  VUELVES A IRTE AL RIO SIN MI PERMISO – le grito mientras caminaba dándose la vuelta
  • iPAPA!

Lex no sabía qué hacer se quedo blanco y frío su padre estaba furioso con él,  y no supo que escusa ponerle para que su padre no lo castigue, pero era demasiado tarde, Rubén arranco una rama de un sauce y probo su flexibilidad golpeando el aire, cortándolo con impulso arrancando un particular soplido al viento con aquella rama verde del grosor de un pulgar en su inicio que terminaba 50 cm más abajo en una delgadísima punta, no se molesto en quitar todas la hojas y con eso en la mano y sin importarle la cara de susto que el chico llevaba lo agarro fuertemente del brazo izquierdo a la altura de su axila y le soltó 6 chirlos sonoros sobre las bermudas mojadas, no era necesario quitar la ropa, de eso se encargaría en casa.

  • Vamos a ver si vuelves a ir al rio otra vez sin mi permiso RRAAZZ– el sonido de aquella rama eran tan fiero como el dolor experimentado pese a estar con la ropa puesta, quizás sea por la humedad de la misma o por el susto que ya llevaba en el cuerpo, pero Lex abrió no solo la boca sino los ojos del dolor
  • AGGGGGG PAPAAAA mmmm – pego un único grito escapando su alma por su garganta, y luego de aquello solo empezó a gemir
  • … O A DESOBEDECERME COMO HOY ALEXANDER – grito su padre encima de su grito asegurándose así de que lo oiga y fue cuando planto otros  doloroso varazo que al igual que el previo cayo en los muslos – rwas   –  aquello sobre la piel mojada aun cubierta con las bermudas de jeans igual dolían, era como si 2 furiosas avispas le besaran con saña, Lex se quería escapar pero solo atinaba a dar cortos pasos por que a cada golpecito sus rodillas lo traicionaban y flexionaba la pierna castigada suspendiéndola y guardando escaso equilibrio con un pie descalzo que además dolía la planta por las muchas espinitas y piedrecillas que se le entraron, y sus manos si bien lograban su objetivo de proteger por lo menos un trozo de carne, eran rápidamente retiradas porque a papa no le importo que la varilla aquella le llegue de lleno también.
  • MMMMGGRMRMRR Lex siguió gimiendo mordiendo la boca, aguantándose  las ganas de gritar, solo el impresionante rubor de su rostro entero, congestionado y el perlado sudor de su frente y la mueca de dolor de su boca daban crédito de lo que debía estar doliendo aquello, por una fracción de segundos la imagen de Marcela montada sobre sus caderas habían hecho que salga un atisbo de valentía y hombría total, el ansia de ser adulto… no lloraría se prometió, no lloraría nunca más; había estado a punto de ser un hombre cabal, un hombre de verdad, a punto de dejar de ser niño, y llorar era de niños se decía a si mismo – No voy a llorar, no voy a llorar, no soy un niño MMMMMGGGGGG  NNNSSSS MMMGRRRR – se obligo a si mismo a no suplicar nada, la respiración se había acelerado demasiado y hacia un extraño ruido con la nariz y con la boca como si fuera un bufido, Rubén dejo de azotarlo, pero estaba lejos de  concluir la paliza que pensaba darle, lo empujo hacia la movilidad y abriendo la puerta del copiloto lo metió en ella y arranco hacia la casa

El trayecto había sido completamente silencioso, ominoso casi de lo largo que se hizo, ambos esperaban que el otro rompa el hielo, Rubén esperaba que Lex empiece a suplicar como siempre que lo perdone, y poder reñirle ahí para quitar en parte la rabia que sentía, porque sino lo hacía, podría ser muy malito con su mano sobre el trasero del crio, que estaba con ganas, y Lex esperaba que su padre le preguntara que había hecho, y él con los enormes ojos claros nublados de lágrimas que se contenían en el dique de sus largas pestañas amarillas desafiando la gravedad para no caer sobre sus mejillas, esperaba eso; que papa pregunte y el poder por fin romperse quería hacerlo quería gritar a los cuatro vientos las emociones que había experimentado y contarle que había sucedido, las sensaciones dulces de los besos de Marcela sobre su piel, brillaban según él con los rayos de la luna llena que apenas le dio oportunidad de caminar a tientas en la playa de regreso a su casa, quería decirle que le ardía el alma de la emoción que le bullía en el pecho, quería decirle “papá, hoy estuve a punto de hacer el amor por amor con mi corteja” era una necesidad para él, confiar en su padre, pero su padre estaba a su lado como un muro de piedra, se abstrajo en sus pensamientos e ilusiones, en algo aquel rayito de dulzura había mitigado el punzante dolor de su pobres piernas azotadas… la movilidad freno frente a la casa y el salió de sus ensoñaciones, su corazón volvió a acelerarse del puro temor, el rostro de papa lo decía todo “ESTAS EN SERIOS PROBLEMAS MUCHACHITO… TU TRASERO ESTA EN SERIOS PROBLEMAS CON MI MANO…”


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