Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 25 de Abril de 2016.
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Capítulo 75
Prometeo encadenado
Autora: Marambra
Las pesadillas... sueños inconclusos, fobias intimas, batallas secretas con el propio ego, dolor
que nace de lo más profundo del ser y que roe las entrañas del alma hasta
dejarlas jirones, lástima que al despertar, al abrir los ojos sigas intacto
ahí, parado o sentado, respirando….. viviendo, ¿viviendo? Noooooooo,
existiendo, existiendo como existen las cosas simples, las cosas complicadas,
lo feo y lo bonito, lo vivo y lo muerto, dualidades, contrapartes, espejos que
te reflejan a conveniencia y entonces piensas, porque en este pedazo de cristal
me veo así y en este otro no?.
Iván
estaba ahí rompiéndose la cabeza, no se animaba a salir del confinamiento de su
habitación, se había mirado una y otra y otra e infinidad de veces más en el
mismo espejo de su baño, fragmentos cruentos le rompían el coco, la cefalea era
intensa pese a la nula actividad del día por lo insipiente de las horas que
empezaban a latir, pero los sucesos vividos el día anterior habían dejado su
huella en el alma y el rostro, las profundas ojeras indicaban que no había
descansado nada, quien lo diría si estuvo toda la noche con los ojos cerrados,
soñando y soñando la misma escena, unos pasos que rompen el silencio de aquel
pasillo semioscuro que huele a viejo, a antiguo, el chirrido de una puerta y el
golpe al cerrarse, si, se cierra y lo
deja ahí adentro a él, ¿por qué?, ¿qué hizo?...
Se
le nublan los ojos pero no de lágrimas, es que ya no tiene lágrimas se las
vacio día antes cuando lloro de todo y de nada, lloro de rabia, de dolor, de
frustración, enojo, culpa y arrepentimiento, pero hubo momentos por otro lado
que le asaltaban otras sensaciones ¿la pena?, no de donde, si se sinceraba
consigo mismo, no fue pena… era la satisfacción de haber hecho daño, un nuevo
sentir se le anido en el pecho, en la mente, satisfacción que le supo amargo en
la boca, con notas agridulces, era como si estuviera catando el vino de la
vida, averiguando la textura, el color, el cuerpo, el fondo, el matiz… y
recordó como flechazos las cosas que hizo, y no sabía ahora si estaban bien o
mal, era tan extraño sentirse así, oscuro, sucio, ruin.
Los
pasos de su padre irrumpiendo en la habitación, con Lex a su lado, un Lex que
tenía la cara con signos de haber llorado y ¿qué? El también acababa de llorar,
su padre lo había castigado, si aquellos fueron azotes duros y se le había
negado como padre, y mamá le sobo el trasero y lo abrazo, su corazón entendió
el daño hecho y la reacción visceral hasta ahí todo bien, pero un algo le calo
el corazón con ponzoña, el beso en la frente, el abrazo de papá a su hermano y
las responsabilidades en sus hombros chicos, y todo como una mala cinta de
video viejo.
Lex
corriendo en la hacienda llevando un tonto cuaderno con borrones y tachones
descuidados, con hojas arrancadas, sin la pulcritud que el tenia y de la nunca
hizo gala… y verlos regresar desde la ventana aquella que tantas veces trepo
para escapar y dar la bienvenida a la alegría que parecía desde ayer, haberse
enojado definitivamente con él; allá, a los lejos con paso cansino, enorme como
siempre lo recordaba estaba su padre, rubio tostado por el sol con el sombrero
de ala, la inmensa mano suya, aquella que podía ser dulzura o dolor posada
sobre los hombros tiernos de su par, la cabeza de su hermano apoyada a un lado
sobre el dorso de su padre y el beso que le dejo sobre los dorados de su pelo y
se le cruzaron los cables con cortos circuitos que cegaron su cordura.
Un
subido sabor a rabia le enveneno la boca, que amargo sentía el paladar, le vino
arcadas de nervios, se sentó en su lecho aún sin hacer, el pijama sudoroso, el
pelo revuelto, la piel ardida, y el enojo en el corazón, se limpio los ojos con
resolución, la que había tomado, ¿llorar? Ni una sola lágrima más, ¿perdón?
tampoco, ¿venganza?... si venganza; él quería vengarse de todos ellos,
de su padre y su hermano, de los causantes de su rabia, de su dolor de su
impotencia, estaba harto de tener que ser perfecto, de disculparse siempre, de
dar la cara por las boludeces que se llevaba o mandaba el estúpido engreído y
cobarde de su hermano, estaba hasta las pelotas de todo lo que tenía que hacer,
ser servil, ¡BASTA YA!, para hombre, se decía a sí mismo, se tu mismo, grita,
reclama y odia, es tu derecho nato, entro a la habitación de Lex
rebusco entre sus cosas, y hallo lo que quería; lo guardo en el bolsillo de su
pijama y mascullo su venganza, la planifico, la deletreo y degusto con todos
los sabores imaginarios en su boca ensangrentada, se estaba mordiendo los
labios, no los oyó, y sin embargo allá estaban ambos, ¿su padre?.
No,
no era su padre, acababa de gritárselo a la cara, era el padre de Logan de ese
puto desgraciado hijo de la gran siete y de Lex, esa rata traidora, infeliz,
ladrón que le robaba la sonrisa y la paz, que incordiaba como solo él, que
fastidiaba hasta hincharle las pelotas, maldito, maldito mil veces maldito, y
se acordó de todo, de todas las veces que tuvo que poner el culo por él,
llevarse las raspas y los retos, las nalgadas y los castigos extras por su
culpa… pero si pudiera, si pudiera, si tan solo pudiera… y pudo, no supo cómo
pero pudo, allá estaba la cruel mano del destino mostrándole su palma abierta y
la otra engañosa llamando a su puerta, la venganza, y la saboreo, corto rato
pero lo disfruto, y como lo hizo, un cosquilleo le recorrió en el corazón y se
transporto por su columna vertebral, se le erizaron los pelos de la nuca y podía incluso jurar que hasta los vellos
del pubis se le pararon de satisfacción, fue casi tan placentero como cuando se
masturbaba, tenía tinte sexual, algo parecido a eyacular, definitivamente era
un orgasmo mental insípido lo que disfruto y lo mejor de todo se lo entregaron
en bandeja de oro con agarraderas de diamante tallado.
Si;
le entregaron el culo de su hermano para disponer de él como mejor pudiera…
todas esas fueron sensaciones nuevas, placeres nuevos que no supo hasta después
que podían existir, por un momento
pensó; sobre todo cuando lo vio allá, parado en el umbral de su puerta que su
padre venia a disculparse y a decirle que lo amaba y perdonaba, estaba deseando
por un lado eso inconscientemente y por otro mandarlo a la mierda
nuevamente, si Rubén lo hubiese
hecho ese momento, disculparse antes de
que Lex hablara se hubiesen ahorrado todos las tristezas futuras, pero quien es
adivino?; nadie… lo que no imagino es que su padre sentenciara a Lex delante de
él y el aprovecho aquel detalle mínimo para cuajar su gloria, le vino como
anillo al dedo, inicialmente fue por instinto, luego por retorcido placer….
Rubén
había ido con Lex, a la habitación del muchacho con la intensión de disculparse,
había reflexionado las palabras de su otro hijo y cayó en cuenta en todos sus
errores y estaba dispuesto a disculparse con Iván y explicarse su irracional
actitud, el dolor que le causo sus palabras producto del infinito amor que
tenia a los dos chicos pero sobre todo el orgullo que sentía por él, ese
orgullo individual que los padres tienen por uno u otro hijo, y quería también
saber las disconformidades del chico; pero en vez de eso por alguna tonta
razón… prefirió que Lex hablara primero, en realidad no fue una tonta razón,
había dado una tunda a Lex en el potrero, estaba tan enfadado con lo de Iván
que fue muy duro con Lex quizás, y el crío en algún momento dado logro que su
padre en vez de ser boca y mano, sea
corazón y oído.
Y
Lex pudo confiarle sus miedos más profundos, sus tristezas y reclamos, y todo
estaba dirigido a una sola cosa, celos, celos de la atención que Rubén le daba
a Iván, lo que derivo en un sinfín de travesuras un poco malintencionadas con
el afán de sabotear la perfección supuesta que Lex miraba en los actos de su
hermano menor, y esta había sido una de esas oportunidades en que hizo una de
las suyas y no solo fastidio a su hermano sino arruino una reunión importante
del abuelo, enfadándolo y haciendo que Rubén reproche a Iván y lo castigue, la
reacción sobresaltada como respuesta enfado más a papá y todo derivo en una
reacción en cadena de nefastos acontecimientos, al darse cuenta Rubén de esto,
y tras conversar con Lex lo sentencio que tenía el deber moral de disculparse
de su hermano y añadió que si no lo hacía, él como padre, lo reprendería como
mejor decida Iván siendo él el agredido para que aprenda a respetar a su
hermano, y prefirió que hablara primero, porque aquello duraría minutitos nada
más, por otra parte el coraje que sentía Lex tenía un límite muy pequeño, si
eso no se aprovechaba ahora, no lo harían
nunca, y Rubén prefería que sea Lex por su propia voluntad quien se
disculpe de su hermano, y no obligarlo a ello, y si tenía que castigarlo debía
ser Lex que le diga a su padre, que Iván no lo perdono, por eso debía de
disponer de un cuarto de hora por lo menos y luego de eso podría hablar con su
otro nene con más tranquilidad.
Era
en resumidas cuentas cuestión de disponer de tiempo, porque sabía además que
con Iván, el necesitaría quizás media mañana o media tarde para disculparse de
su hijo, oír sus quejas, sus temores y el exponer su cariño, su amor, sus
errores y reconstruir la fracturada relación, hacer como siempre borrón y
cuenta nueva… Iván los miro con reproche, tuvo tiempo de asimilar su vano
supuesto papel, del hijo que sobraba que pese a todo su esfuerzo por ser bueno,
Lex siempre se llevaba el amor y le robaba los mimos de su padre, de mamá no
era el lio, era de papá, de ese hombre que el tanto amaba y ahora debía
arrancar ese sentimiento de su corazón, hacerlo a un lado y reconstruirse con
los pedazos que él creía de si, se sentía fracturado, fragmentado, ya estaba
así antes de todo, cuando llego de Londres, era ya un ente imperfecto, un trapo
mal zurcido con puntadas toscas, a veces un jarrón viejo al que pegaron de mala
manera el pico o la oreja por simple placer…
- Tu hermano tiene algo que decirte – Rubén empujo suavemente a Lex un paso delante suyo y se coloco detrás del muchacho como diciendo, aquí estoy contigo para ayudarte a dar la cara por las cosas malas que hiciste y que es tiempo de redimir, Lex se había agachado muy avergonzado pero levanto la vista mirando a su papá hasta que por fin hablo
- Lo siento Iván, discúlpame – tenía un enorme discurso practicado en la mente, y en vez de eso solo le salió aquellas parcas y huecas palabras, simplemente no pudo manifestar lo que quería decirle y lo que él deseaba mas bien, era hacerle saber que lo quería, que se sentía mal por haberle hecho castigar con su papá, que fue mala idea fastidiar la presentación, que fue mala idea usar su compu y grabar todas esas páginas sucias cuando sus padres le habían a él decomisado el internet y que se aprovecho de su bondad, que era un mal hermano pero que ahora quería una oportunidad para remediar sus errores
- Yo NO quiero tu disculpa… NO VOY A PERDONARTE, vete ¿si? ¡DÉJAME EN PAZ! – Iván se armo de valor y una vez que aprendió a decir NO, no le fue difícil, el mismo se desconocía y desconocía la voz fría que le broto de la boca, se dio la vuelta y se tiro a la cama escondiéndose tras un libro de fotografías que se compro con la mesada que el abuelo les regalaba
- ¿Iván? – había intervenido papá, extrañado un poco por la tosca actitud del niño
- ¡QUÉ! – respondió desafiante – dije que no quiero disculparlo y ya está – y frunció el ceño – y sabes que no puedes obligarme a hacerlo solo para que él no llore como una mariquita… ¿ o SI?... – lo reto con toda su estatura, se paró de la cama, papá se percato recién del estirón que habían dado los chicos, casi, casi y estaban a la altura de su frente, Iván lo miro duramente y le sostuvo la mirada largo rato sin hacer otra cosa que respirar ignorando a su hermano
- Iván por favor, si tu no me disculpas papá va a… va aaa – y no se animo a seguir por vergüenza
- ¿Papá?, no es mi papá, es el tuyo, yo no tengo padre, el mío esta muerto… a DIOS gracias – tuvo la satisfacción de decir y un escalofrío recorrió la espalda de Rubén
- IVÁN – grito Lex, sorprendió de aquello – él es nuestro papá, papá no está muerto – aquella declaración y afirmación en voz alta, retumbo en los oídos de Rubén, que por fracción de segundos se perdió en sus pensamientos no queriendo ahondar en ellos, le dolió la negación de su paternidad, pero él se lo había buscado en su brutalidad, estaba enfado si, pero no era escusa para decir lo que dijo y ahora Iván se lo restregaba en la cara, y además no mentía el padre de los gemelos estaba muerto
- ¿De verdad?, Logan está enterrado, así que me vale madre lo que te pase, si él te da una paliza o no, es tu problema ¡NO LE MÍO! – señalo a Rubén con el dedo pero sin mirarlo – Y si te las dan, bien hecho, te la mereces, ahora déjame en paz, NO VOY A DISCULPARTE – lo empujo a un lado
- PAAAA – Lex busco la ayuda de su padre agarrando su mano, inconscientemente quería que papá reflexione a su par para disculparlo; Iván desvió la vista a ese gesto y se enfureció más frunciendo la boca y la frente en señal obvia de disgusto y Rubén prefirió no intervenir, si hacia aquello su posibilidad de arreglar las cosas caerían en saco roto, no le gusto oír de la boca de su hijo que no era su padre, aquello dolió feo en el corazón y no quiso ahondar en eso, así que pensó que aún era muy pronto para que Iván vaya repartiendo rositas y opto por declarar levantando la mano en señal de paz a ambos que estaban ya por tirarse uno encima del otro con ojos a cual más asesinos
- Shuuu, silencio Lex, tienes hasta la noche para convencer a tu hermano de que lo sientes, sino tu y yo tendremos esa larga conversación sobre respetar a la gente, ¿verdad?
- NO TE MOLESTES – miro a su padre y hermano, y ellos no supieron si la respuesta era para ambos o no, era todo tan confuso – mi respuesta seguirá siendo LA MISMA, no voy a disculpar a nadie ¿entendido?, A NADIEEEE, PORQUE YA ME HARTE DE TODO, SOBRE TODO DE TUS TONTERÍAS, ALLÁ TU SI TE ROMPEN EL CULO O TE LO BESAN – Clavo los ojos a su padre que se sorprendió de la acides de sus palabras, estuvo tentado de agarrarle y jalarle las orejas y luego conversar con él, pero dudo que si hacia eso, Iván luego oiga lo que tenía que decirle, pero al parecer hubiese sido preferible eso, y entre riña y riña decirle que no era cierto que no era su padre, que fue producto de su mal genio y que no era algo que sintiese así, y que sinceramente quería su perdón y empezar de nuevo, pero Iván le ahorro todo, se paro y se metió a la ducha, o mejor dicho fingió hacerlo cerrando el pestillo y abriendo el agua
- No se valeeee, abre Iván, por favor – suplico Lex mientras Rubén se quedo ahí para ver en que concluía aquello
- NO ME FASTIDIES ESTOY BAÑÁNDOME, DÉJAME EN PAZ, VETE – grito desde adentro apoyando la espalda en la puerta y resbalando al piso de agobio
- Perooooo – Lex golpeaba la puerta con la palma
- HE DICHO QUE TE MARCHES, NO QUIERO VEEERTEEEEE – abrió la puerta, le deletreo alzando la voz su deseo y lo empujo violentamente pero con sutileza, con el dedo índice, no era torpe, no era algo que debería cuestionarse como violento, las palabras si lo eran pero no sus actos, Iván estaba midiendo su valía, su diplomacia, y controlando lo mejor que podía su rabia, y eso? Eso porque tenía en mente algo que hacer…
Solo
que ahora que lo había hecho, tenía un caos orbitando en su cerebro de niño -
viejo, su consciencia no lo dejaba en paz, su consciencia lo hacía preso como
antaño, y durante las noches mientras dormía los fantasmas del pasado y del
presente le carcomían el alma dejándolo exhausto, como ahora, había dormido y
sin embargo el cansancio lo mataba, las ojeras de su rostro le llegaban a la
nuca y no sabía cómo actuar que hacer, que decir, el reloj golpeaba el tiempo
avanzando, era hora de bajar, de dar la cara pero no lo hizo, la cobardía lo
hizo preso, el miedo, la vergüenza de ver a su padre. Rubén le había abrazado y
se disculpo diciendo tu padre, cuanto quiso oía esas
palabras, esa declaración…. ¿Aun seria su padre?, después de aquella pedrada
como respuesta a la suplica de Rubén, ¿aún era su padre?... ¿cómo iba a
enfrentar a todos en casa? Debía dar muchas explicaciones pensaba luego de las
crudas palabras de Miguel, solo que no sabía cómo empezar o si tenía el derecho
de hacerlo, las manos le sudaban, y estaba tan cansado, con tanto sueño,
agobiado, lento, torpe.
- ¡QUIERO IRME A LONDRES! – había gritado, ¿realmente quería aquello?... NO, pero y ¿si ahora le hacían caso y lo enviaban allá?
De
pronto la puerta se abrió, como en sus sueños, el largo pasillo de la casa y de
la que tenía en Londres con su padre, y el pasillo de aquel internado se
confundieron en su mente y no supo donde estaba o si estaba dormido con
pesadillas o despierto enfrentando sus temores; alguien que entraba o salía, no
lo sabía, y aquí estaba él; y frente suyo estaba Rubén, el hombre al que él
insulto de todos los modos posibles, tenía una venda ensangrentada en la
frente, sangre seca pero sangre al fin, bajo la miraba al suelo, ¿dónde mas
después de semejante vergüenza?, el rostro se le encendió como una chimenea,
estaba ardiendo, sentía que debía decir algo pero la lengua se le hizo de trapo
y solo tragaba saliva imaginariamente, se fijo en su ropa, no se ato los scrach
de las sandalias, las bermudas sobre las rodillas cubrían la única rojez que le
quedo del azote de día previo, una línea larga y ligeramente dolorosa, la última que le dio papá como papá; la
polera roja y en la muñeca un cuerito atado que al subirse dejo entre ver la
blancura real de su piel que estaba protegida del sol, cerro sus ojos y se miro
por dentro, queriendo encontrarse en alguna parte, pero solo había rotos trozos
de confusas sensaciones en una interminable oscuridad.
- ¿Estás bien? – Rubén rompió el silencio de su habitación que empezaba a pesar sobre los hombros de todos los presentes, Iván levanto los ojos y una lágrima humilde rodo por sus mejillas, papá se acerco, con cautela, quería abrazarlo como anoche mientras sollozaba en sus pesadillas pero no lo hizo, y no supo bien porque… – ¿Estás bien? – volvió a repetir, el muchacho solo atino a mover la cabeza afirmativamente sin hablar y con los ojos clavados a suelo, entonces papá se acerco a él, le levanto el mentón para mirarlo, los segundos que sostuvo su mirada parecían eternos, Rubén miraba sus pupilas naufragando en ellas, buscando un salvavidas y el rostro se le lleno de amargura y le dijo con la voz muy triste antes de salir dejando la puerta abierta – Bien, cuando estés preparado, cuando sientas que es necesario, vamos a conversar de lo sucedido, ¿estamos? – y le beso la frente, un beso simple y fugaz y sin decir nada más que eso, sin dejar matices de alguna otra cosa en el tono de la voz, se dio la vuelta sin poder mirarlo más a los ojos, Iván no supo si era enojo, dolor, odio, miedo, asco, reproche, vergüenza, amor, tristeza perdón, preocupación o lo que sea, lo que la voz de su viejo expresaba, y papá se salió dejándolo ahí parado temblando en medio de la habitación más confundido aún de lo que estuvo al abrir los ojos, más confundido que Confucio en sus meditaciones….
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