lunes, 25 de abril de 2016

Mis Gemelos: Cap. 81; Autora Marambra

Mis Gemelos

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 25 de Abril de 2016.
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Capítulo 81

Batman y el caballero del azote 

Autora: Marambra


  • Joder los mocosos estos, todo el día jorobando… no hay derecho ni de ver la tele, se han pasado los dos, vamos a ver si luego de esto les quedan ganas de seguir peleando – Tumbo a Iván sobre la cama mientras el crio gemía y gemía y se llevaba la mano al trasero retira la mano Iván, no eres una guagua (bebe), a dormir de una vez, voy a traer a tu hermano y que oiga un solo grito de cualquiera, le digo a tu madre que les ponga un estate quieto pero después de la tunda que les voy a volver a dar por peleadores – amenazo papá al tiempo que alzando el maldito cepillo del suelo lo fue a colocar en el velador de Iván como un recordatorio visual de su actual dolor, eso era crueldad mental y de las puras, Iván solo abrió los ojos al horrible objeto autor de las pesadillas más abominables de su pobre trasero pero no se atrevió a decir nada de nada, solo sorbía los mocos o se los limpiaba con el borde del pijama que su padre le obligo a  poner preguntándose qué diablos era un estate quieto de mamá, pero no pregunto, algo le decía que era mejor no averiguar de qué se trataba eso – Anda ya Iván, para de llorar, y no te limpies con el pijama, no seas cochino que dejas todo con mocos como mi ropa esta mañana y ahora –  se miro la remera y estaba ahí con una mancha húmeda pegajosa – en fin a dormir – le apago la luz y se encamino a la puerta murmurando “son el colmo, el colmo”

Y la tenie luz del pasillo traspaso el umbral de la puerta, Iván pudo ver a su par parado a una distancia prudente de su padre yyy con las manos vacías pese a que papá había dado una orden clara pero nada sencilla de llevar a cabo sobre todo si sabes que lo que traerás te calentara el poto como si te hubieran sentado en un fogón… entendió a su par en su dilema; pero sonrió sabiendo que consecuencia traería eso.

  • La paleta Alexander – papá estiro la mano y la puerta se cerró dejando los ojos de Iván a oscuras pero no su imaginación, e imagino a Lex con cara de susto y más adelante se imagino el trasero de su hermano rojo, muy rojo y dolorido, jjjj sonrío satisfecho, después de todo no era difícil imaginar el culo de su hermano, era igual al suyo
  • ES que mmm, no laaaa, no la tengo papi
  • Y se puede saber porque?
  • No lo sé – respondió mirando el suelo compungido y alzando los hombros
  • Pero yo si sé porque, porque te encanta desobedecerme Alexander – papá levanto una mano haciendo un gesto de disgusto con la palma abierta como reclamando – no eres TU si no lo haces ¿verdad?, pero yo te voy a repasar una lección Alexander, la primera lección que te di en el potrero cuando llegaste de Londres – Papá se refería a aquellos 5 memorables azotes con el simbao que le dio por no hacer caso tras fugarse del instituto, al pobre Lex se le frunció el trasero, sintió los vellos de su nuca erizarse diminutos y rubios y la boca del estómago estrangular a todas las mariposas que revoloteaban desordenadamente hace un rato mientras complacientemente oía como la mano de su padre se calcaba entera dedos y palma muy abierta sobre el armiño culo de su gemelo ahora acostado sin querer en aquella habitación cárcel que papá habilito para ambos
  • NOOOO PAPAAA NOOOOO ya la traigo, ya la traigo – grito Lex asustadísimo cuando vio a Rubén decidido a agarrarlo de la muñeca y llevarlo a rastras a su habitación donde guardaba en el velador aquel macabro instrumento del demonio, aquel no era para Lex un simple objeto, era la cola del diablo que atizaba bien feo sobre el poto dejando su quemante quemadura hasta de segundo grado si te portabas muy mal como Iván por irse de amores paganos, pero el muchacho en una fracción insignificante de minutos, que va, de segundos su mente cambio de idea y en vez de ir por lo pedido, maquino la huida, y corrió escaleras abajo
  • ALEXANDER VEN AQUÍ, ESTOY HABLANDO CONTIGO MOCOSO – Rubén se quedo con las manos vacías había logrado rozar el brazo de Lex – OYE, TE ESTOY HABLANDO ALEXANDER…. VEN AQUÍ… ¡¡AHORA!!

Pero Lex se hizo pepa en la oscuridad de la noche, su padre, su madre, Adela y Jacinto vieron al mozuelo correr las gradas descalzo haciendo sonar las plantas de sus pies en el frio cerámico a una velocidad que parecía que en cualquier momento perdería el equilibrio, Clara cerró los ojos.

  • Oye, ¿donde vas? No salgas que está lloviendo, ¡¡¡vuelve!!! había gritado Clara tratando de detener al muchacho que sin mirar atrás contestaba a su padre
  • Nooo, yo no quiero, nooo voy a ir contigo
  • CARAJITO ESTAS EN MUCHOS PROBLEMAS NO TE SUMES MAS LIOS, VEN AQUÍ
  • NOOOOO, NO VOY A  HACERTE CASO HE DICHO, TU ME QUIERES PEG… –  aquella frase murió en su boca al ver a Jacinto

Y la puerta del holl fue tirada con fuerza  y  temblaron los vidrios mientras un enorme rayo caía muy cerca de la casa haciendo que la vivienda se haga espeluznantemente blanca en un inicio para quedar en tinieblas luego, la luz de la ciudad se había ido efecto de la tormenta eléctrica, afuera Lex no se dio ni por enterado que aquello paso, solo veía la negra noche, más oscura ahora por las nubes tormentosas, salto la barda de macetas del corredor externo como un felino y el pijama sin botones se abrió como enormes alas de murciélago mientras el chico este abría los brazos para darse impulso, el agua caía en todo sentido por el viento desordenado que había, caprichos de la naturaleza arrebatada, se había desatado una lucha a voluntades eólicas del norte y del sur, tronando el cielo como si a San Pedro le hubiera dado indigestión, voluntades encontradas como las de Rubén y Alexander ahora mismo, caracteres similares y al mismo tiempo antagónicos luchando entre sí, logrando unas veces victoria para uno y otras para el otro…
Iván cerró los ojos imaginando a su hermano huir, no, imaginando no, lo estaba viendo desde la ventaba, se había parado de la cama con el pijama algo bajado y se asomo al balcón y lo vio ahí, era Batman abriéndose paso ante las circunstancias, anónimo en las tinieblas de la  tormenta, desafiándolo todo, sobre todo al iracundo enojo del enemigo público número uno de sus traseros: PAPA… a su modo y sin querer su gemelo estaba reivindicando su rebeldía;  lástima que él no lo hiciera por propio mérito, golpeo con ambas manos la baranda perdido en esa ilusión; de haber podido, ¡OH!, de haber podido, pensaba apoyando los codos en el borde de la ventana mirando el patio y mirando a su hermano correr sin sentido bajo el agua, a cada paso que daba una estrella de barro salpicaba sus pies enlodando su piel y su ropa y el viento abría su pijama sin botones desnudando la blancura de su pecho juvenil… si, definitivamente era BATMAN solo que asustado, indeciso, mojado y prontamente si no encontraba un buen escondrijo seria un BATMAN AZOTADO, si estaría con el culete encendido; pero de poco valdría esconderse igual papá se lo encendería…
Si hubiera logrado huir se decía a sí mismo Iván,  habría logrado salvaguardar mejor su trasero  como lo  hacía Lex ahora solo que en lugar de correr al patio en semejante lluvia a sabiendas que si te enfermas te pinchan, él, Iván hubiera huido dentro de la casa y se habría metido en alguno de los tantos armarios de la hacienda, sequito y calentito, pero pensándolo bien, eso solo sumaba mas líos luego, es que si, en casa había una inquebrantable política paterna que se cumplía si o si, haya truenos, relámpagos, o terremotos de por medio, en casa papá bajaba los calzones al que grita y al que hace gritar, y si a eso se sumaba una tontería como no obedecer las cosas se ponían color hormiga para el pecador, y bueno, la mano de papá ya había ajusticiado a un juvenil trasero; el suyo, y estaba ahora a la caza del otro, es que aparte de ser siempre juez y parte de esa tarea, era quisquilloso en cumplir al pie de la letra aquella ley en su auto impuesto rol de verdugo  y ahora él estaba ahí con el trasero magullado, observando a su  hermano correr en dirección al potrero como alma que se lleva el diablo, pero también vio a papá con una linterna en la mano y a Jacinto con otra buscando al infractor para cumplir la sentencia.
Llevaría su  tiempo lograr hacerlo, Lex era veloz aún cuando su fuga era un escape desorganizado, es que parecía que Lex no sabía a dónde lo llevaban sus pies, y efectivamente, el muchacho corría por correr, más que por miedo a su padre, miedo a la tormenta, salió exaltado en un momento tonto, había estado concentrado en oír los lamentos de su menor que no oyó llegar a Jacinto a casa, ni a la lluvia romper la noche con tal violencia, salió disparado solo por hacer renegar a papá, por salirse con la suya como siempre para variar, es que al ver ahí a mamá charlar amenamente con Jacinto y Adela le entro pánico que papá lo reprenda y regañe y él no era de vivir bochornos, apenas aguantaba que en casa se enteren que estaba castigado su madre y hermano, pero un ajeno, NO, antes morir al pie del cadalso.
Es que le daba vergüenza Jacinto… el muchachito de unos 18 años, bastante bien parecido, bonito como el solo y atlético, hijo de padre rumano y madre nativa, muy hábil y servicial que vino a casa a esas horas de la noche, trayendo una canasta llena de guayabas maduras para hacer mermelada a su madre en agradecimiento a que le consiguió trabajo en la hacienda de Rubén, un trabajo que le permitía también estudiar, el chico y ellos, Lex e Iván hicieron buenas migas y solían montar a caballo y estaba enseñando a Lex a castrar y a Iván hacer taxidermia, claro, era un joven héroe para ellos, y de haber sabido Iván que Jacinto estaba en el corredor con su madre y Adelita, él también hubiese huido para poner su orgullo a salvo aun que no tanto su trasero como ocurría con Lex, pero al parecer ni el orgullo de su hermano estaba a salvo en este momento, porque oyó a su padre anunciar a los cuatro vientos peleados, a la lluvia, a los truenos y relámpagos, a su madre, a Adela y a Jacinto que le rompería el poto a Lex por desobediente y por salirse en semejante temporal sin prever peligros o enfermedades futuras, Lex estaba frito, por lo menos una parte de su anatomía, su pobre trasero seria cocinado en aceite hirviendo.


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