Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 25 de Abril de 2016.
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Capítulo 82
La culpa la tiene el gato, preguntale a Rubén
Autora: Marambra
Había pasado
una hora más o menos desde que el mocoso aquel salga a la aventura
desobedeciendo a papá; la tormenta empezó a apaciguarse, de toda la borrasca de
nubes negro – rojizas quedaban algunas rasgadas como algodones sobre un manto
estrellado mucho más alto, pero aún las gotas de agua caían sobre toda la
región.
La
luz todavía no había vuelto y la espectral imagen de la hacienda llena de
siluetas borrosas y oscuras fue
confundiendo el mapa geográfico mental de Lex, quien se había perdido en algún
momento de su huida así que simplemente sorteando los árboles que lograba ver
cuando el cielo se iluminaba por los rayos, y por recomendación de su padre: jamás
de los jamases bajo un árbol en tormenta, Lex se topo con el marco de
una puerta clausurada de las caballerizas cerca del sunchal (suncho = ajuga,
objeto punzante, en este caso espinas de un árbol), menos mal se quedo ahí,
porque en un momento dado el agua se volcó con más fuerza como el viento que
arranco de cuajo algunos gigantes de madera, estaba ahí acurrucado totalmente
mojado y ahora temblando de frio, con barro hasta las rodillas
Se
sentó en aquel rincón, sabía que estaba cerca de las caballerizas por el típico
olor a bosta, mierda pensaba, ojala no me enferme, estornudo y suspiro, quería en ese momento estar en
cama, en su casa aun cuando tenga que compartirla con su revoltoso y peleador
hermano, y aun cuando tenga que ponerse en las rodillas de su padre, todo eso
ahora le parecía un pago justo al calor y la comodidad que ahora anhelaba sobre
todo después de lo que había hecho, pelar, desobedecer y huir, joder muchas
cosas malas juntas, pero pese a todo estaba
deseando que papá lo encuentre y la razón era simple, tenía miedo volver
solo a casa porque simplemente no sabía cómo hacerlo, todo estaba a oscuras y
desde donde estaba oía la crecida del rio a grandes bocanadas y sentía que se
desbordaba la acequia, ya le dolían los
pies de haberse rasponeado y pinchado en la grava gruesa del jardín y sé rindió
en aquel rincón gimiendo asustado cuando alguien lo jalo del brazo y él gritó
prometiendo portarse bien.
- Nunca más lo vuelvo a hacer, pero no te enojes, no te enojes tanto papito, por favor – cerro los ojos y escondió la cabeza entre los hombros y los brazos, para luego tentando la suerte abrazar a su padre
- JA JA JA JA JA que sos ocurrente Rubencito uno, no soy papito – dijo en tono jocoso el mocoso aquel – no pa ti claro, pero pa mí corteja si, anda vamos tu tata ta removiendo cielo y tierra buscándote – se le río Jacinto al ver la cara de susto que el muchacho puso, pálido como una vela de cementerio, y le dijo Rubencito uno, ya sabía que era Lex, él solía decirles Rubén 1 y Rubén 2 a Lex e Iván respectivamente cuando estaban juntos, no los llamaba por sus nombres
- AY Jacinto que susto más grande me has dado, carajo no se vale – dijo regalándole un puñete cariñoso – y no me llames Rubencito – trato de salvaguardar la compostura haciéndose el ofendido lanzando otro puñete amigo sobre el hombro del jovenzuelo
- ¡Va!, pero si sos igualingo a tu tata pue´j que querés que te diga – sonrió – ahora ya camina – le ordeno y tras apuntar la linterna sobre él mirándolo de arriba hacia abajo reprocho su pinta – fucha tu, mira no más… elay parecés un taitetú (puerco de monte) lleningo de barro – y le quito unas hojitas del pelo – ¿dónde se metió usté? Pelao porra – agrego – doña Clara se ha torcido el tobillo por salir tras de vos, y tu pa, esta despotricando – ay mierda musito Lex para si – que carajos haces aquí afuera en semejante temporal y medio chuto (desnudo) todavía – y tras un golpecito de camaradería sobre su cabeza, le pregunto – ¿y por qué huís?
- No huía Jacinto que dices
- Ya, esto es nariz no teta – señalo su nariz riendo – anda, ¿di no más que estabas corriendo pa escapar de la mano de tu padre no? – y Lex bajo la mirada – ¡qué!, ¿iba a calentarte el poto por algo? – pregunto y Lex se puso rojo – que a mi no me la charlás con eso de que te saliste pa ver si está haciendo sol en la esquina, jajajajja
- NO te burles ya? No fue así
- YA Rubencito, ya, pensé que éramos amigos – chantajeo el muchacho – no tenés que avergonzarte, a veces a mí también me cae una tunda si me porto mal, no es nada del otro mundo – puso su diestra en el hombro del muchacho
- ¿A ti? – pregunto incrédulo – ¿Tu papá?
- No, yo no conozco a ese tipo, vino preño a mi madre y se largo a Europa, no, ese hombre no, sino mi viejita pero la mas de la veces mi abuelo, pero ahora que estoy trabajando seguro eso es parte del pasado, que aquí como me ves ya soy un hombre, aunque sin un quinto en el bolsillo pero hombre – se reía y golpeaba su pecho haciéndolo sonar refiriéndose al particular regalo de su abuelo que tenía que ver con el sexo – pero la próxima semana cobro mi primer sueldango jjjajj y los invitare a tomar unas cervecitas ¿qué te parece?
Con
la amena charla, Lex no se dio cuenta que llegaron y de pronto estaba ahí
parado frente a su padre que mojado, chorreando agua como él y Jacinto, pero
bravo cómo él solo, lo esperaba parado con los brazos cruzados, Jacinto y él en
un momento se separaron para hallarlo porque la crecida del rio era más que
evidente y ocasionalmente podía ingresar a la hacienda en la parte del playón,
esa era la preocupación de su padre, es que Rubén imagino de todo, que se caía,
se fracturaba, que una rama lo alcanzaba, que un árbol caía sobre él o que el
impulsivo y pasional Lex se iba al rio, y cuando lo vio ahí todo campante
riendo con Jacinto, mojado como si se hubiese ido a una excursión las ganas de
desollarle el poto se reavivaron en su fuero interior, pero tendría que esperar
hasta después de llevar a Illien a casa y posiblemente para eso Lex ya este
durmiendo, pero las cosas cambian en fracción de segundos sobre todo si tienes
un adolescente revoltoso, caprichoso, tozudo, en fin un carajo como el que
Rubén tenia consigo, su Lex.
- ¿Y... donde carajos has estado?, suba de una vez
- Papa, yo – empezó a titubear se había llevado un buen susto estando solo y quería regresar a casa, solo que olvido el pequeño detalle de que papá estaba enfadado con él por pelear con su hermano
- No quiero oír nada Lex, sube a tu habitación y me esperas ahí y pare de contar ¿estamos? – Rubén fue más que tajante, estaba cansado mojado, lleno de cortes en el cuerpo por esquivar de todo buscando a su hijo, no lo buscaba para castigarlo, la tormenta podía ser muy peligrosa sobre todo en la noche, y para no dar pie a que Lex replique algo se dirigió a Jacinto – Gracias Illien – Rubén solía llamarlo por su nombre de pila, era el único que no lo llamaba Jacinto, aun cuando a él le disgustaba ese nombre – entremos ya, ve al comedor hijo Clara esta esperándote con ropa seca, cenaremos y en un momento te llevare a casa… y tú ¿que esperas? Te di una orden Alexander – papá apunto a Lex chasqueando los dedos mientras indicaba las escaleras – sube a la habitación inmediatamente en un momento estaré contigo
- Pero – manifestó su demanda
- No hay peros, te di una orden, o ¿debo recordarte delante de Illien como es obedecer?, no, no ve? – esa era un clara amenaza hasta para un sordo – Además si bien no recuerdo jovencito, usted está castigado y me debe unas cuantas explicaciones que me las dará en cuanto acabe de bañarse y cambiarse – Pero Lex no hizo caso, se cruzo de brazos, papá lo estaba avergonzando delante de Jacinto
- Eres un fastidio YO NO QUIERO SUBIR
- Anda ya Lex, obedece, mañana te dejare castrar al gato
Jacinto
empujo suavemente a Lex y lo llamo por
su nombre para que el chico tome en serio sus palabras, se había dado cuenta
que los ánimos estaban caldeándose demasiado entre padre e hijo, Rubén
agradeció con la mirada la intervención de Jacinto y tanto él como el muchacho
pensaron que Alexander desistiría de su capricho y subiría, pero no, Lex se
encendió como reguero de pólvora e hizo algo totalmente fuera de foco
- NO SOY UN NIÑOOO, MIERDA, NO SOY UN NIÑO PARA QUE ME QUIERAS CHANTAJEAR CON UN ESTÚPIDO GATO – y le lanzo un puñete a Jacinto – PUEDES METERTE EL GATO POR EL CULO – Jacinto lo miro con la boca abierta como Rubén cuyo rostro se encendió tanto que en vez de rojo estada violeta de furia y se dispuso a acercarse y zarandearlo
- ALEXANDER DISCÚLPATE AHORA MISMO, SI NO QUIERES QUE TE ROMPA EL CULO A TI DELANTE DE ILLIEN
- ¡JODER! – chillo Lex para asombro de Illien, si él hubiera soñado siquiera decir eso a su abuelo, sus hermanos lo molían a patadas y su tata a rebencazos – QUE CABRONADA MAS FEA LA TUYA AVERGONZARME SIEMPRE DELANTE DE TODOS MIS AMIGOS – reclamo Lex a su padre – SIEMPRE HACES LA MISMA COSA – se refería a la vez que en el instituto lo amenazo y por ello se metió en un lio con su profesor y su hermano
Y
había levantado las manos para dar énfasis a sus palabras y había fruncido
hasta el ceño, pero el error no fue solo ese, sino que al encaminarse hacia el
pasillo interior para subir a su alcoba queriendo dejar a ambos con la palabra
en la boca, no pudo con su frustración y empujo a su padre con ambas manos
fuertemente y Rubén perdió el equilibrio y se fue de espaldas hacia la pared
cayendo sentado, Iván había bajado las gradas y vio todo el mal espectáculo
montado por su par, y se quedo observando desde las gradas lo que pasaba pero
Lex lo miro y se enfado muchísimo.
- ¿Y tú qué mierda quieres?... quieres ver cómo me castigan? Quieres ver eso? Pues te jodes ¿sabes por qué? Porque me largo de aquí, yo no soy tu mono de feria para que te rías cuando El me pega por tu culpa – grito enfadado, acababa de darse cuenta de su error y enojarse era la mejor salida que le daba en este momento el poco orgullo que le quedaba
Rubén
se incorporo y se acerco a la puerta del comedor donde tenía colgado un
rebenque argentino de adorno, le quito las banderitas y las boleadoras que
estaban unidas a ella y jalo a Alex del brazo, el chico al ver aquello
reacciono y la adrenalina que le corría el cuerpo lo incendio en un calor
insoportable y sin saber cómo se soltó de la mano de su padre y corrió
desesperado hacia la cocina, allá estaba Adela; pues Clara cuando Jacinto
ingreso a la cocina dejando a Lex con su padre en el pasillo pensativo en lo
que había sucedido, lo llevo a la habitación de invitados de la planta baja
para que se bañe y se cambie, después de todo estaba tan sucio de barro como su
marido y su hijo, y desde ahí podían escuchar a Lex gritar tontería y media.
- Disculpa a mi hijo por favor Jacinto – dijo Clara mortificada con aquello – que vergüenza más grande contigo – musito lo que sentía ese momento – NO SE QUE DIABLOS TIENEN ESTE PAR – y levanto las manos en señal de desespero – andan como pirañas desde el día de la reunión de mi marido con esos alemanes, YA ESTOY HARTA – agrego – he dejado a Rubén que se haga cargo del asunto como me lo ha pedido, pero esto está yendo demasiado lejos – refunfuño frunciendo el entrecejo disgustada – pero va a ser hasta que ME REBASEN EL COPETE y ahí se van a enterar ese trío – dijo a modo de amenaza – porque en el paquete está incluido Rubén – le explico a Illien mientras le daba una toalla limpia para que se dé un baño caliente – que es tan impulsivo como el par de demonios que ya conoces, y ahora esto mírate no más la cara con ese golpe – frunció la boca
- No se preocupe doña Clara, más bien me apuro y me marcho es tarde ya y si llego después de las 11 de la noche, mi abuelo me marca el paso a mí a cinturonazo limpio, no le gusta que llegue tarde – hablaban ambos cuando de pronto la charla fue interrumpida por Rubén que ingreso buscando a un Lex que se había puesto detrás de Adela usándola de escudo
- VEN AQUÍ ALEXANDER, ¡VEN AQUÍ! – señalo un punto en el suelo con el dedo – VEN A DISCULPARTE DE ILLIEN COMO ES DEBIDO – ordeno enfadado – ANTES QUE PIERDA LA POCA PACIENCIA QUE AUN ME QUEDA, QUE ESTOY A UN PASO DE QUE ESTRENES ESTO EN EL TRASERO CARAJO MALCRIADO DE MIERDA – despotricaba Rubén – VEN ACÁ HASTA CONTAR HASTA TRES – golpeo la mesa con la palma abierta tres veces
- ¿Qué está pasando aquí? – pregunto Clara
- Que este sinvergüenza malcriado acaba de pegarle un puñetazo a Illien y antes de darme un empujón y hacerme caer me ha soltado un sarta de malcriadeces eso pasa – se acercaba peligrosamente al crío que ahora estaba mudo y que jalaba a Adela de un lado a otro para que su padre no lo coja ya – NO VOY A REPETIRLO ALEXANDER, VEN AQUÍ
- Wa chulla asta (cuerno impar) me haces marear – reclamo Adela por soltarse pero Lex no la dejaba
- Disculpate de tu padre Alexander, , HAZLO AHORA MISMO, sino sere yo quien te de una paliza – agrego Clara enfadada por el puñetazo dado a Jacinto, había fruncido el ceño enojada
Alexander
en todo ese barullo viéndose acorralado por su padre y su madre, dándose cuenta
de lo que hizo y totalmente arrepentido y con el sano temor que cualquier
persona tiene ante las consecuencias de sus actos, Lex rompió a llorar a mares,
el estrés lo supero en una fracción de segundos, no tenía ganas de pelear, no
tenía ganas de aquello, ver ese horrible rectángulo de cuero más grueso que el
cinturón de su padre hizo que no sean mariposas sino murciélagos los que le
comieran la panza de nervios, peor aun cuando su padre grito enojado.
- ¿NO!; yo no quiero una disculpa – manifestó decidido – QUIERO QUE OBEDEZCA – golpeo la mesa con su mano una vez más con bastante fuerza que se cayeron los cubiertos y luego de eso empezó a acercarse a Lex – del que tiene que disculparse es de Illien por su abominable actitud de golpearlo y dar la cara por faltarme el respeto delante de una visita – doblo el rebenquito gaucho en la mano, que para colmo de males era un poco rígido – TE ESTOY HABLANDO ALEXANDER, HE DICHO QUE VENGAS, no lo voy a volver a repetir – advirtió con peligrosa calma – sino lo haces por voluntad propia, te juro que voy a darte una paliza que no vas a olvidar en tu vida, ¿me has entendido?
Pero
Alexander se quedo asustado como él solo, nunca había visto a papá tan enfadado
como ahora, y reparo en la figura completa de su padre parado allá tan mojado o
peor que él, con mucho barro en todas partes incluso en la cara, la venda de su
frente totalmente empapada, y raspetones grandes en los brazos y piernas que no
tenía antes de salir a buscarlo, incluso su ropa estaba rota con espinas
prendidas a nivel de la espalda; definitivamente su padre no se detuvo ante
nada en la lluvia para salir por él, no importaba el temporal, había salido en
semejante tormenta para buscarlo; por su parte Rubén hizo lo mismo, se fijo en
la traza de su hijo ahora con los hombros hundidos, la cara triste y la mirada
opaca y adivino el horrible susto y miedo que tenía en el cuerpo de ser azotado
con eso, bien, se dijo mantendría eso a su favor y relajo el entrecejo y
sobreentendiendo ambos el escrutinio
sostuvieron la mirada unos segundos largos y Lex pudo leer en los ojos
de su padre la decepción, y eso le dolió mucho, porque se había hecho una
promesa a sí mismo, no ser como Iván, no faltar al respeto a papá como su
hermano, y sin embargo acababa de hacerlo; Jacinto se acerco a Lex a su lado
arriesgándolo todo, se dio cuenta que el chico necesitaba un empujoncito para
disculparse de su padre y acepte lo que su papá decida y don Rubén necesitaba
una tregua para no verse en la fea obligación de hacer algo realmente drástico, porque era
obvio ambos no querían hacer aquello por distintas razones pero era mejor
terminar con eso de una vez sino las cosas pasarían a mayores.
- Has caso a tu papá Rubencito, por favor, no lo hagás renegar además esta tan sopa con vos hombre – puso la mano en su hombro dándole ánimos y sonriéndole como diciendo, “son solo unos chicotazos, no pasa nada hermano” y milagrosamente obedeció con docilidad, Rubén mismo relajo el semblante visiblemente afectado, y Lex se acerco a su padre con la cara desencajada de llorar, todo mojado, sucio y temblando de frio y emoción al mismo tiempo, era algo inexplicable
- Discúlpame, por favor, no quise hacer eso, nooo lo quiii se, de veras – cerro los ojos y se acerco a su padre titubeando, Rubén respiraba hondamente haciendo un ruido muy peculiar con las narinas y miro a su hijo a los ojos y supo que lo que decía era verdad, estaba arrepentido, pero no por eso lo pasaría por alto, simplemente no podía, no señor y sin decir otra cosa le dio a Lex una fea pero necesaria lección
- Bájate el pantalón Alexander
Y
el alma se le cayó al suelo al muchacho aquel…
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