martes, 3 de mayo de 2016

Mis Gemelos: Cap. 172; Autora Marambra

Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 03 de Mayo del 2016
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Capítulo 172
Del baúl de los recuerdos
Autora: Marambra

  • ¿Rubén? – la aterciopelada voz de Almudena rompió la paz del momento, hasta ese instante los único acompañantes que tenía Rubén al cobijo de aquella cálida noche era el concierto de grillos del jardín y la ópera de ranas y rococos que croaban sus amores en algún oculto curichi anunciando que pronto llovería
  • ¿Almudena? – contesto y se giró ligeramente sobresaltado, después de todo lo sucedido y el gran susto por el secuestro de sus niños, Rubén apenas pudo descansar y ahora estaba ahí tratando de recuperar un poco el aliento y lo último que hubiera imaginado era ver a su cuñada acercarse a él en un etéreo camisón que transparentaba todo – ¿y Ulrich?, no está contigo? – pregunto con una clara mueca de disgusto, no le gustaba estar cerca de ella y no sabía si era porque entre ambos había un pendiente, el pendiente del adiós… borrón y cuenta nueva, aunque ya no era un adolescente y aquello no debería significar nada para él, pero humano era como el resto y como el resto tenía sus dudas y sus secretos bien guardados
  • Durmiendo ya – miro su reloj de pulsera –  tuvo un día muy pesado ¿sabes?, demasiado para su salud mental – agrego y Rubén frunció el ceño desconfiado, que significaba eso? Que su hermano estaba enfermo?, o era uno de los tantos juegos de palabras de ella, después de todo era un as en enredar a la gente – ¿y Clara?
  • Acostada…

Respondió con un dejo de fastidio que no pudo eludir en la voz y que parecía no quería disimular y le dio una calada profunda al cigarro que tenía en la mano, mirando el pequeño fuego de la punta, el único punto de luz como un diminuto curucusi (escarabajo luminoso) en el firmamento, pues Rubén se había ido a echar a una tumbona sin prender la luz del pasillo disfrutando de la luz natural de la luna pensando en las restricciones de su médico de cabecera y de los que hoy lo vieron….decidiendo por hacer caso omiso a la prohibición aquella de decir terminantemente adiós a las farras y al cigarro, cosas que no eran en su vida una cotidianeidad pasando a ser una excentricidad más bien.
Pero que tras lo vivido como en una cinta de una película de suspenso el estrés despertó en su ser el ansia de envenenarse un poco, total el cianuro y otras basuras del cigarro no lo matarían hoy pero si le dejarían la falsa sensación de paz que tanta falta le hacía y así lo hizo… metió el cigarro a la boca y le dio una profunda calada, llenado la boca de sucio humo y lo dejo escapar sin tragar haciendo aros en el aire, fue una pitada en realidad, al final la voz de su consciencia no permitió que se meta aquella cosa a los pulmones, esa vocecita que le gritaba de vez en cuando que había mucha gente que lo amaba y que demostraba ese amor cuidándolo como lo cuidaba Clara, preocupándose de que duerma tranquilo, de que coma a su hora, de que la comida no sea demasiado salada o grasosa… en fin cuidando diminutos detalles cotidianos que el resto de la gente no se daba cuenta ni menos apreciaba como una forma casera, primitiva y demasiado domestica de amar.
Y sonrió ante el recuerdo de la incansable manía que tenía Clara de que no reniegue lo que era una utopía claro está, y si lo hace, que era lo cotidiano que sea poco, una meta más o menos realista pero igual difícil de cumplir, sobre todo desde que a su vida irrumpieron con cara de conejos asustados sus nietos, tristes, desubicados, inseguros y temerosos tras el fallecimiento de Logan, y cerró los ojos recordando aquello, y como tras el primer vidrioroto de su sala por un planchazo de la pelota de futbol que además destrozo los adornos de porcelana despertó de un susto de su preciosa siesta y al oír el grito acusador deLex y el de defensa de un histérico Iván dijo Adiós divina paz… y se quedó mirando el techo oyendo el tropel de pasos como cascos de caballos entrar y salir de la sala y sacar seguramente al cuerpo del delito… la pelota, para que nadie se entere de lo que sucedió como si nadie se fuera a dar cuenta de que fueron ellos y luego el grito de Clara enfadada por sus cosas desparramadas y su amenaza de darles un chirlo en el poto, sí, eso mismo les dijo.

  • LES DIJE QUE NO JUEGUEN CON LA PELOTA A ESTE LADO, MIREN LO QUE HAN HECHO – les grito enfadada mostrándoles los trozos rotos de un jarrón de tulipanes rojos recuerdos de doña Macachita
  • FUE EEEEL – se acusaron ambos apuntándose, para ese momento Rubén se acercó a la ventana a ver qué sucedía y como resolvía Clara el asunto, observando los gemelos modos, no solo la gemela forma de sus nietos sino sus gestos como en un espejo, desde fruncir el ceño, arrugar la nariz, mover los hombros o las manos y el andar pausado…
  • Fueron los dos – reprocho mamá sonriendo dentro suyo, como él; después de todo y después de muchos años en que su casa parecía un mausoleo por fin brilló la luz con la sonrisa de sus nietos, llegaron como un remolino sacudiendo todo y alegrando sus vidas, sacándolos de su monotonía y de su prematura vejez, limpiando las telarañas de su risa que ser viejo no es sumar años sino penas y tristezas en el corazón y ellos fueron un bálsamo en su ser… sí, no podían quejarse los chicos no solo los rejuvenecieron sino resucitaron
  • ¡¡¡Yaaaa!!!... no te enojes abuelita por favor, por favor… fue sin querer de veritas, estábamos practicando y se nos fue la mano, o mejor dicho el pie – Alexander se acercó a Clara y la abrazo compungido, temeroso de que el enojo sea en serio, después de todo los chicos estaban aprendiendo a caminar en aquel lugar y claro derritieron el corazón de su mujer, por aquel entonces los llamaban abuelos
  • Si abue… no pude atajar la pelota se me fue de las manos – aseguro Iván – pero por favor, no le digas al abuelo, sí? – rogo con verdadero temor en la voz, ambos le tenían miedo tanto así que cuando estaba él en casa procuraban ser invisibles, incluso el simple acto de almorzar juntos generaba un vacío en el estómago de los chicos y se sentaban en completo silencio en la mesa como si estuvieran en la misa
  • Bueno, bueno…. vayan a jugar a otro lado, tanto campo tienen para patear y hacer lo que quieran, no quiero verlos cerca de mis ventanas con esa amenaza de pelota – oyó decirles estando ya en la puerta – que si los pillo de nuevo no se libran, les voy a dar un chirlo en el poto pelado y luego no se quejen – amenazo Clara con una media sonrisa besando la cara de Iván que se había acercado a abrazarla
  • ¿En el poto? – pregunto un poco confundido por el termino Alexander y su abuela lo saco de sus dudas
  • Si hijo…. en el poto – declaro regalándole una palmada cariñosa y sonrió cuando los chicos se dieron cuenta de que iba la cosa
  • ABUEEEELA!!! – gritaron – ESO NO SE DICE NI EN CHISTE – proclamaron ambos al mismo tiempo abriendo los ojos como platos y tapando la boca de su abuela, no les gusto precisamente ese tipo de amenazas y decirles aquello los hacía sentir demasiado mocosos, y Rubén disfruto observándolos porque para él, era un placer verlos actuar en dúo sobre todo cuando sus muecas eran calcadas
  • ¿Qué paso aquí? – pregunto Rubén, ninguno de ellos se percató de su presencia y fue entonces que se dio cuenta de que los chicos le tenían temor, no era respeto era temor pues se sobresaltaron y escondieron tras su abuela sin abrir la boca y se apretaron las manos entre los dos no queriendo soltarse y ninguno contesto y decidió volver a preguntar – he preguntado ¿que paso aquí? – y alzo un trozo de porcelana que exploto sobre la mesa y la huella del balón lleno de barro y pasto fresco estaba calcada a un lado de la lámpara de cristal en toda su pared antes blanca
  • Nada, no  pasó nada, la pelota choco con la ventana – respondió Clara y él solo asintió con la cabeza pero Iván cogió coraje cuando Lex lo empujo con su gran despliegue de sutileza como siempre pellizcándolo de estrés
  • Auuu, no me pellizques – se agarró del brazo y miro a su hermano enfadado para finalmente decir a su abuelo – lo sentimos
  • Si, si lo sentimos mucho – acoto Lex aun sin salir de la espalda de su madre e Iván prosiguió
  • Estábamos jugando y se nos fue la mano, no volverá a pasar señor – y no alzo la mirada del piso y Rubén frunció el ceño abrumado porque quería que los chicos hablen con él como hablaban con Clara y decidió poner en práctica el consejo de su mujer… simplemente sonreír y recordar a Logan, y el recordó aquello, recordó que lo primero que hacía era alegrarse al solo verlo, acariciarle la cabeza mientras comía o le daba un beso antes de dormir… así que sonrió y despeino a su nieto y le acaricio la mejilla contestando tranquilo pese a que casi podía poner sus manos al fuego y jurar que a su Iván se le paro el corazón del susto cuando puso su mano sobre su cabeza, quizás creyendo que lo fuera a golpear
  • Bueno no pasa nada entonces, hay que llamar al vidriero y a un cerrajero, hay que poner protectores porque si no estaremos cambiando vidrios cada dos por tres por lo visto – y se dio la vuelta camino al potrero – y que sean de estilo colonial – agrego en parte contento, él quería poner protectores en las ventanas y Clara no y aunque ella lo hizo, no lo hizo inmediatamente sino tras muchos vidrios rotos después, y cuando los protectores llegaron él solo movió la cabeza como diciendo, te lo dije, y es que para él estaba más que claro que eso de no te acerques a mi ventana con esa pelota estaba lejos de ser una orden obedecida, que sabía muy bien como era ser un crio con una pelota en la mano, el tiempo se te va volando, y la distancia no es nada, y aun cuando tenía un montón de hectáreas para que ellos disfruten, cuando se trata de corretear con un balón en el pie, falta espacio para patear, y pensó incluso en cambiar el color de la fachada de blanca a un gris porque a ese paso su pared estaría adornada de huellas de chutazos estampados, calzados y manos sucias por doquier

Tras aquello las trastadas de los chicos fueron mucho más continuas es que a medida de que ganaban terreno iban ganando confianza y con ellas llegaron las primeras quejas de que son desobedientes y que no les caería mal un par de azotes… una amenaza que no pasaba de eso para Clara pero no para él, según ella solo hacía falta asustarlos  para que los muchachos se moderen pero cuando tal amenaza nunca llego a su término prácticamente ambos se rieron en la tapa del órgano y fue cuando empezaron las restricción de actividades, el decomiso de objetos de valor, tiempo fuera, limitación parcial o total de privilegios y cuando esto no funciono, lavar su ropa algo que realmente odiaban, y una buena temporada funciono pero con el diario vivir y el fluir de la relación cada vez menos temerosa y más temeraria por parte de los gemelos, la primera huasca sucedió tarde o temprano cuando se fueron al rio sin permiso y el abuelo estrenó sus traseros con la palma abierta de su mano… algo para nunca olvidar

  • ¿Vas a seguir ignorándome? – pregunto Almudena quitándole el cigarro que se le quedo en la boca como pegado teniendo la colilla larga sin caer como desafiando a la gravedad y en un acto reflejo se lo llevo a sus labios
  • No me di cuenta de ello, disculpa ¿Lo estoy haciendo?... – contesto Rubén clavando sus profundos ojos en las pupilas de su interlocutora, dejando claro con aquel acto que su presencia le incomodaba y no era bienvenida y que si, la estaba rehuyendo, aun cuando sus palabras decían otra cosa; pero Almudera era decidida y ahora había decidido ir por su presa y se sentó a su frente justo cruzando las piernas muy sugerentemente dejando a la vista un buen trozo de piel desnuda
  • Tu dime – reto ella disimulando el enfado que le suponía la total indiferencia de Rubén…
  • Y te incomoda o te molesta – respondió Rubén no pudiendo aguantarse las ganas de ser agrio con ella, prendiendo otro cigarro negando con la mano que ella le devuelva el pucho pitado ya como si tuviera lepra

Y ella se quedó fastidiada mirándolo pero sin irse de su lado, si él quería marcharse que lo haga, ella se quedaría ahí a disfrutar de verlo entre las sombras de la noche, lo había visto todo este mes que estuvo en su casa, recordando al joven que fue comprándolo con el hombre de hoy, y ambos tenían mucho en común como cosas en contra, los gestos rudos eran los mismos, la autoritaria presencia de siempre se hizo patente con más fuerza ahora, su imperiosa forma de querer controlarlo todo era nuevo para ella pero igual de poderosamente afrodisiaca como lo era el verlo fungir como el padre de los gemelos; y pensó en ello… en cómo pudo haber sido como padre de aquella niña que murió a los pocos días de nacer como adivinando que no era bienvenida, una niña que engendró y que hasta el día de hoy no estaba segura de si era de él o de Ulrich y se convenció a si misma que era de Rubén a manera de consuelo y pensó en lo feliz que pudo haber sido de no haber errado, estarían ahora juntos, casados y ella sería dueña de todo lo que poseía Rubén, viviendo en una lujosa casa, y movió la cabeza por el absurdo pensamiento si ella no lo hubiera engañado, y se hubiesen casado Rubén no tendría una granja sino estaría mar adentro seguro en Australia.
Y sin embargo ahora estaba ahí al lado del hombre que nunca pudo olvidar teniendo que conformarse con solo mirarlo y cruzar un par de palabras de cortesía y aguatarse las ansias y ganas de abrazarlo y besarlo sintiendo envidia de aquel amor que Rubén no dudaba en mostrar a su mujer y a sus hijos… sus hijos  qué bien engañada la tuvo, nunca imagino que fueran sus nietos y aquello le genero sorpresa y rabia al mismo tiempo sobre todo al pensar en la edad de Rubén, que no era mayor que ella más que con dos años así que juventud le sobraba y eso inevitablemente la lleno de cólera; ella lo había engañado en un lapsus de su loca juventud… SI, sentimientos confusos y contradictorios anidaron su pecho aquel entonces sin saber a cuál de los hermanos amaba más, si a Rubén que bajo esa capa fría de tener todo medido y controlado ardía un volcán calentando de a poco y solo supo cuanto quemaba cuando fue demasiado tarde  para evitar aquello o al taciturno Ulrich que a fuerza de congojas y abandono maduro de golpe y en su afán de agradar a su padre y ser digno ante sus ojos y borrar la errada culpa de que se marcho del hogar por él, timo a su hermano con su ayuda y cuando las cosas se dieron como se dieron y él se marcho de su lado sin pedir explicación alguna tras verla en su cama bajo su hermano primero y luego rodar sus cuerpos obscenamente desnudos y quedar montada sobre Ulrich, enterándose ambos de que fueron descubiertos cuando a Rubén se le cayeron las llaves de la impresión y lo vieron girarse sobre su talones yéndose a una fonda a pasar la noche y rascar los bolsillos para desaparecer de la noche a la mañana como lo hizo y ahora se volvían a ver y todo porque Ludwig no hizo más que buscarlo cielo y tierra contratando incluso investigadores privados gastándose una pequeña fortuna en conseguir una pista de su hijo tras que su consciencia lo haga preso tras el accidente que vivió Hans y casi lo pierde, nunca pensó volverlo a ver… y sin embargo estaba ahí, el mismo hombre que se marchara con la boca sellada de repudio o de reclamo generando en ella una horrenda depresión incluso al punto de ser internada, tocando fondo a su absurdo proceder y aceptar y aprender a vivir con lo que acababa de darse cuenta, de que perdió al amor de su vida por un tonto desliz, al amor de su vida y a su hija prematura… y tras una larga pausa en la que ambos se sumieron sin cruzar de nuevo palabra alguna, al final Almudena no pudo con su naturaleza y agrego apagando el cigarro aquel en el brazo de metal de la tumbona donde estaba tirada.

  • Me enoja – contesto sin poder disimular la amargura de su voz, una amargura que fue acrecentando desde que se enterara que los gemelos eran sus nietos – me enoja porque nunca me amaste como dijiste – y Rubén dejo de respirar, a que venía todo eso? Habían pasado años, más de cuarto de siglo, aquello sonaba a reclamo injustificado, y lo último que quería era ser definitivamente un pendiente en la vida de Almudena y saber o entender aquello no le gustaba para nada
  • Lo siento por ti, pero nada puedo hacer al respecto – dijo tratando de incorporarse, para él la charla había concluido pero no para ella que se paró a su vez y se tiró a su boca robándole, o mejor dicho depositando un sucio beso que a Rubén le puso la piel de gallina
  • Puedes – murmuro en un desesperado intento de que se quede, desgarrando la voz – puedes hacerlo si quieres – aseguro decidida y lo miro con sobrada carga sexual, en una sugerencia que de sutil no tenía nada – mi vida con Ulrich es una pantalla, un mero acuerdo comercial, yo no lo amo, nunca lo ame y me arrepiento de todo lo que hice y deje de hacer

Declaro arrastrando las palabras casi involuntariamente desde el fondo de su corazón, los años habían madurado su tristeza y resignación y aunque con Ulrich querían darse una oportunidad con aquel viaje, creyendo fervientemente que debían hacer las paces como familia, el verlo le jugó una mala pasada despertando sensaciones que creyó olvidadas sintiendo como aquella confesión la desarmaba, se había jurado que nunca le haría saber a Rubén cuanto le dolió aquella indiferencia, y saber que cumplió su palabra dolía más y ambos como en telepático sentimiento, pensaron en lo mismo, y cruzaron sus pupilas y la mirada quedo ahí suspendida en el aire, y galoparon sus pechos alborotados, de Almudena por revivir y reencontrar el amor que adivinaba dormía en su ser o así lo creía y él el enojo de todo aquello, y ambos sin querer posaron su recuerdo a aquel cuarto de soltero en Munich a donde se fue a vivir solo, una cama sin cabecera lo suficientemente grande para albergar a dos personas pegadas era el único mueble propio, el resto era prestado por su arrendador, tras la primera impresión vivida Rubén regreso a casa con un solo afán a los pocos días del suceso, poner sus pertenencias en una mochila y entregar las llaves a su casero y ella lo siguió y a ella la siguió Ulrich, y la pelea se desato mejor dicho el montado teatro por parte de ella cuando lo vio poner y poner su ropa en aquel macuto de acampada, lo poco que pudo rescatar de sus manos, que en su locura ella empezó a picar sus cosas con sus manos o con tijeras, incluso le prendió fuego a sus calcetines menos mal no vio el pasaporte, y cuando se dio cuenta de que no le daría ni la hora ella empezó a rogar que la disculpe, que le hable, que le dé la oportunidad de explicarse pero Rubén nunca dijo esta boca es mía y entre jalones y empujones logro llegar a la puerta y a ella le dio un típico cuadro de histeria, se jalo los cabellos, se empezó a adormecer, le dolían los dedos incluso y perdió la sensibilidad y en su locura el orgullo salto sobre su arrepentimiento y le grito a Rubén un sinfín de barbaridades….

  • TÚ ME AMAS – aseguro en medio del escándalo armado en el pasillo – ME AMAS, ME AMAS TANTO QUE TE DUELE EL ORGULLO QUE ME HAYA REVOLCADO CON OTRO – apunto a Ulrich para que lo vea y Ulrich nunca se sintió más mierda que en aquel momento y hubiera preferido que la tierra se lo trague entero – NUNCA SERÁS FELIZ, ¿ME HAZ OÍDO? NUNCA SERÁS FELIZ – aseguro como una maldición – MUJER QUE TENGAS EN TU CAMA LA COMPRARAS CONMIGO  Y TE DARÁS CUENTA QUE SOY ÚNICA – declaraba desaforada golpeándose el pecho con la cara roja del enojo y del llanto, con el pelo despeinado y la ropa casi arrancada en su ataque –  Y POBRE DE LA INFELIZ QUE VIVA A TU LADO… PORQUE SIEMPRE VIVIRÁ A MI SOMBRA Y ME BUSCARAS EN ELLA, TE VAS A QUEDAR SOLO, Y VAS A BUSCARME Y VAS A LAMER EL POLVO DE MIS ZAPATOS – grito y Rubén dijo suficiente y se giró sobre sus talones y le apretó el cuello como queriendo ahogar la voz esa estridente y zafada de contexto y contraataco con un sereno
  • Mujer que meta a mi cama será mi esposa y seré feliz, tan feliz que tendré nietos para cuanto tú me veas… – y luego miro a su hermano a quien reclamo un poco de respeto por sí mismo – ¿y tú qué?, ¿no te pones pantalones? Porque no te llevas a tu mujer a otro lado y desaparecen ambos de mi vista, no quiero volver a verlos nunca más…

Y ahí estaban más de 30 años después y no es que fuera justicia poética sino simplemente las bondades de la vida que  habían hecho que Rubén se tropiece con la fortuna, el resto fue consecuencia lógica del buen querer, no un acto de venganza como la irracional parte de su dolor hacia ver a Almudena, que cuando lo vio no pudo creer de lo afortunado que fue, tener un negocio propio, ser próspero en su trabajo, gozar de los frutos aquellos resumidos en una casa quinta, una enorme hacienda y ganado y plantaciones que en su vida hubiera imaginado relacionado con Rubén, creyó sinceramente que se marchó a Australia y se perdió en las profundidades de tan salvajes mares, incluso su padre y sus hermanos creyeron lo mismo ya que durante años viajaban para ver si podían dar con él o alguien que lo conozca perdiendo la esperanza incluso.
Y lo peor fue el revés de lo vaticinado aquel aciago día, de que si algún día lo vería, lo vería feliz, casado y con nietos y ver a los gemelos aguijoneo su alma, por alguna extraña razón ella en el fondo de su corazón albergo la esperanza de verlo solo sin poder olvidarla a ella como ella no pudo hacerlo, y encontrarse con Clara a la que presento como su esposa y ver como la miraba, como la protegía y amaba y como cuidaba de los niños y todos ellos respondían a su amor con total naturalidad le dolió en el alma, pero nada comparado con el momento aquel que se enteró que los niños esos eran más bien sus nietos, porque eso le grito a la cara que la olvido en un suspiro, porque para tener nietos de la edad que tenían los gemelos, el hijo debería estar rondando la treintena quizás la misma edad que hubiera tenido la niña que perdió y fue el tormento de Ulrich, la duda de saber si aquella criatura que duro apenas una semana era o no suya, y al final ambos se acostumbraron a esa parca relación, a la frialdad y la costumbre y Franz fue fruto de una noche de copas donde dejaron de lado sus habituales manías y se dejaron llevar por la pasión como en los primeros tiempos de su enfermiza relación, y tras darse cuenta de aquello decidieron quedarse juntos por el bien del bebe que venía en camino, y por eso le dolía a Almudena, le dolía que Ulrich se quedara con ella solo por Franz y no porque la amara, dolía porque se dio cuenta que Rubén apenas un tiempo después a los sumo año y medio rehízo su vida desde los cimientos y nunca le dedico al parecer ni un solo pensamiento, mientras ella noche que se desnudaba, era noche que pensaba en él, en como estaría, con quien, si sería o no feliz, si la olvido o la recordaba… en fin una tortura.

  • …… Mi vida con Ulrich es una pantalla, un mero acuerdo comercial, yo no lo amo, nunca lo ame y me arrepiento de todo lo que hice y deje de hacer –
  • Almudena… Almudena – le retiro las manos que se prendieron  con desespero a la solapa de su casaca de dormir, después de todo él también estaba en pijama – deja, DEJA – ordeno y ella se quedó callada expectante – siento mucho que no ames a mi hermano pero yo nada puedo hacer al respecto
  • Te estás vengando ¿verdad? – se atrevió a preguntar
  • No Almudena, no me he vengado de ti ni me voy a vengar nunca, tu traición ha sido una bendición en mi vida, gracias a ti conocí a mi alma gemela, la mujer que está esperándome en mi cama, que me ha dado un hijo y dos nietos, que cada día que pasa me cuida, me ama, me adora y me respeta más y más
  • Eres un cerdo machista – gruño por lo bajo enfadada ante la gala esa que hacía Rubén de cómo lo amaban a él, como lo amaba Clara limpiamente, si definitivamente Rubén le estaba restregando en la cara lo que él tenía, algo iba a decir ella y la luz de una de las ventanas se prendió de la nada, quizás estaban buscándolos
  • Sí, soy un cerdo machista y así me ama Clara y así la amo a ella y cada día soy más feliz, comiendo piedras también – y ella se paró de golpe al ver que Rubén lo hacía y se disponía a abandonarla en medio del patio y lo abrazo y lo beso y él forcejeo para que lo deje en paz, la empujo enfadado y asqueado de aquello zarandeándola del brazo para que recapacite – ten un poco de dignidad – escupió en repudio – no te amo, no me gustas, no me atraes – iba a decir algo más pero oyeron la puerta abrirse 
  • ¿Rubén?, ¿estás ahí?.... – ninguno supo que más hacer, pensando en que Clara los vio, pero al final Rubén la soltó de golpe casi haciéndola caer, dándose cuenta de que de haber sido así la reacción de su mujer no se haría esperar y le contesto con toda la seguridad del mundo
  • Si amor, aquí estoy…ya voy – endulzó la voz que previamente estaba cargada de veneno por culpa de Almudena y sin poder evitar la acidez de sus palabra se despidió de ella – no vuelvas a acercarte a mí ¿me entiendes? y menos tocarme como lo hiciste ahora… definitivamente le tenía asco y manía – ahora si me disculpas mi esposa me necesita – agrego y se dio la vuelta dejándola como viuda alegre, toda vestida y alborotada



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