jueves, 5 de mayo de 2016

Mis Gemelos: Cap. 203; Autora Marambra

Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 05 de Mayo del 2016
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Capítulo 203
Párvulos  caprichos
Autora: Marambra

Apenas Rubén abandono la casa, Clara tras que los gemelos desayunaran los sentó en la mesa de la cocina para que resuelvan los exámenes que día antes mandara el profesor, mientras ella cocina algo ligero en vista de que no iba a estar papá a la hora del almuerzo, ya que la reunión con la CAINCO incluía un almuerzo de negocios, por lo que ella decidió tener a ambos muchachos bajo su estrecha vigilancia en sus propios dominios, la cocina.
Así que mientras ella gestaba la orden del día entre sartenes, verduras frescas y aromas propios del corazón del hogar, los gemelos se sentaron de mala gana en el pequeño comedor familiar bajo la atenta mirada de su madre, con un montón de hojas en blanco, dos lápices, dos borradores y dos tajadores (sacapuntas); algo realmente vergonzoso para la edad de ambos, cualquiera que viera aquellas cosas en la mesa hubiese pensando que era para que dos niños de parvulario estén entretenidos haciendo dibujitos en hojas sueltas, muy humillante, si solo faltaba que coloquen crayones y plastilina de colores.

  • MAMAAAA – chillo Alexander disconforme con aquel cuadro sobre la mesa, pero más que eso era la intención de tenerlos bajo su vigilancia
  • ¿Que quieres Alexander? – Clara desvió su atención de las verduras al rostro enojado de su hijo sin entender que era lo que quería, hasta que lo vio mover las manos señalando las cosas de la mesa como si fuera algo asqueroso, así que decidió ser paciente con ambos, sobre todo con Lex ya que sabía que por nada del mundo quería sentarse a repasar clases que ya sabía y dominaba solo que en Inglés, porque no concordaba con el nuevo idioma que debía aprender a conjugar sin equivocarse  – ¿qué cosa?, ¿qué hay? – le pregunto haciéndose la desentendida
  • EEESTOOO – y esta vez alzo los lápices
  • Son lápices Alexander – siguió en lo suyo tratando de ignorar el mal genio de su hijo, que a leguas se notaba que estaba haciendo méritos para llevarse un buen jalón de orejas, e Iván al oír decir Alexander capto la indirecta, su madre estaba de mal humor, o poniéndose de mal humor, así que se sentó en la mesa y decidió alzar las hojas y ver que eran, su padre ya le hablo de que el profesor mando unos exámenes, que aburrido, pero bueno, él particularmente no tenía otra salida, Clara al ver a Iván poner interés en las hojas suavizo su tono y conmino a lo mismo a Lex, sinceramente no quería pelear con él – siéntate Lex sin hacer ruido, sin hacer renegar y sin protestar por lo menos una vez en la vida y resuelve lo que puedas de esos exámenes – le indico, alzando las hojas del muchacho – pero ojo he? – advirtió – que no es que luego me digas que no sabes nada y te salgas sin hacer ni una letra, que si haces eso me voy a ver en la penosa situación de tener que buscar un maestro para cada una de las materias y repasar de cero para los dos – obviamente ese anuncio no era del agrado de Iván, el no tenia porque pagar los platos rotos por su hermano así que fue él quien apelo a la cordura de Alexander
  • Hey, siéntate ya, estás perdiendo tu tiempo, y no esta tan difícil – le dijo esperando la colaboración de su par; pero obviamente Alexander estaba en otro tren – además yo no tengo porque estar aquí ya que YO SI aprobé el examen, y eso lo hago por vos, así que ponte las pilas, flaco – y jalo la silla para que su hermano se siente lo que claro enfado a Lex, se supone que Iván tiene que estar de su lado, no del enemigo y por ese nimio detalle se le ocurrió hacer un desaire no solo a él sino a su madre
  • Yo no voy a hacer esta tarea aquí, voy a ir a resolverla al estudio de papá – declaro alzando ya no más sus hojas y su madre decidió coger al toro por las astas, estaba de buen tamaño y apenas habían empezado el día, así que hurgo bajo las cajoneras de la isla que había en la cocina sacando algo que los chicos no llegaron a ver y golpeo el mesón con aquello, era un rebenque grande que dejo Armando en la cocina asustando a ambos muchachos, dejando parado a Lex más por el susto que hizo esa cosa al impactar sobre el brillante granito de la cocina de su madre que por rebelión, pero Clara interpreto aquella quietud como un desafío y elevo la voz, esta vez no se dejaría tomar el pelo
  • ¡SIÉNTATE! – grito para luego agregar con voz más calmada pero sin dejar de ser firme e intimidante a manera de advertencia – siéntate Alexander si no quieres que estampe eso en tu trasero – y a Lex le sobraron segundos para estar pegado a la silla abriendo las hojas con cara de susto


Ambos gemelos se asustaron muchísimo del extraño ruido que hizo aquella cosa, era un pedazo de cuero más ancho que el cinturón de su padre y a doble grosor, como si a dos cinturones de papá los hubieran partido desde su mitad y tirado la hebilla, quedándose las lengüetas de más o menos 30 cm sin perforaciones a las cuales las hubieran colado con algo, lo que hacía que fueran de mayor grosor que un cinturón normal, y el mango era exactamente igual que el simbadito de papá solo que más grande, de unos 15 cm, cabal para una gran mano de hombre; obviamente era la dar de lleno en las ancas de las bestias que arreaban… los gemelos observaron esa cosa con verdadera alergia y luego intercambiaron silenciosas miradas que decían todo y manifestaban en silencio la voz de sus pensamientos, llegando ambos a la misma conclusión: si eso hacía correr a un caballo de dolor, ¿cómo sería sentirlo sobre la piel desnuda?... lo que produjo un horrible estremecimiento que circuló desde su coxis a lo largo de toda su columna vertebral, como si el trasero de ambos mandara una orden al cerebro, o mejor dicho una súplica: por favor que obedezcan y no me metan en problemas.
Y así estuvieron por casi dos horas, por lo menos Alexander a quien su madre no lo dejo moverse de su lado hasta la hora del almuerzo, estaba enfadada, realmente enojada, pero no iba a decirle nada, vería como se comportaría cuando el profesor venga en la tarde y luego hablaría con Rubén a su regreso sobre el tema.

  • ¿Hay algo que no entiendas Iván? – pregunto su madre a Iván haciendo que este se sobresalte, se había concentrado tanto en aquellas hojas que al final resulto conveniente estar en la cocina haciendo algo que de una o de otra manera hizo que se olvide de su preocupación más inmediata: LOGAN – sino entiendes algo enciérralo en un circulo para que luego lo puedas discutir con más calma con el profesor esta tarde – le indico abriendo la olla donde se cocía el tallarín, ella sabía que el chico si puso su mejor esfuerzo en aquellas hojas a diferencia de su tojo
  • No, ya termine, y si hay dos o tres cosas que no entiendo – confeso mirando los verbos que no supo conjugar y algunas formulas químicas de las que no sabía nada – le preguntare esta tarde cuando venga – agrego dándose cuenta de que aun cuando no quería reconocerlo, necesitaba algún apoyo para despejar sus dudas
  • Bueno pues entonces, puedes ir a hacer lo quieras, deja esas hojas aquí en mi cajón de recetas, yo lo guardare hasta que venga el profesor – Clara era astuta, no dejaría las pruebas cerca de Lex sobre todo cuando este ya estaba mirando las respuesta de su hermano, tenía que mínimamente esforzarse un poco, estaba más que claro que solo estaba dándole vueltas al asunto de puro capricho
  • ¿Y yo? – pregunto Lex con evidente fastidio en la voz, Iván resolvió aquello en aproximadamente 40 minutos, nada en realidad, y ahora ver que su madre lo liberaba y que tenía el resto de la mañana libre le dio coraje, sinceramente creyó que Iván no haría nada como él en apoyo moral, además se suponía que era mucho más injusto para Iván estar sentado ahí repasando esas tontas lecciones que él, sobre todo porque había aprobado el examen de ingreso, Iván era un estúpido traidor, gruño por lo bajo, y no supo si manifestó en voz alta aquel pensamiento o solo era el eco de su voz en el cerebro, pero se quedo quieto cuando su madre le regalo una mirada de fuego que lo hizo recular en sus intentos de reclamo
  • Tú te quedas donde estas Alexander hasta que termines esos exámenes – y miro a Lex con los ojos muy serios – cuando los acabes como deben ser me avisas, yo lo revisare y te dejare marchar como a tu hermano – declaro impávida sin dejar de hacer lo suyo, comprobar la carne que se cocinaba a fuego lento; eso era horrible, pensaba Lex, lo que acababa de decir su madre era ominoso hasta la pared del frente, ¿revisar su tarea con él a su lado?, ¿como cuando se revisan los deberes de un niño de párvulo porque no tiene idea de lo que hace y hay que explicarle jugando y haciendo malabares?... era humillante
  • ¿Por qué? – quiso saber
  • Porque, ¿qué? – inquirió Clara sin entender a que venía esa pregunta, lo mismo que Iván, que en vez de salirse se quedo a exprimir mandarinas para hacerse un jugo, intrigado por aquella pregunta y por el tiempo que pasaría entre esta bravura que se vislumbraba en Lex y el tiempo en que terminaría llorando, estaba más que claro que su hermano estaba metiéndose solito en un montón de problemas con su madre y a la larga con papá
  • ¿Por qué vas a revisar mis respuestas y no haces lo mismo con las hojas de Iván? – dijo sosteniendo la mirada de su madre en claro desafío, era más que obvio que Lex estaba buscando tres pies al gato
  • Simple hijo – dijo su madre sin emoción en la voz que delate su enojo – tu hermano resolvió los cuestionarios como el adolescente de quince años que es – indico – se tomo la molestia de sentarse revisar y analizar esos exámenes, en cambio tu estas dándole vueltas al asunto como un niño de cinco – aseguro y eso hizo que Lex se sienta mucho mas enfadado, pero su madre no lo dejo seguir en su línea de enojo – y si piensas por un momento que vas a engañarme encerrando cualquier repuesta solo por salir del paso y librarte de tus responsabilidades estas muy equivocado, yo me voy a sentar contigo a revisar ese examen Alexander y por cada burrera que tu pongas y que yo sepa que sabes la respuesta, no dudes en que voy a azotarte con ese rebenque que está en la mesa – anuncio con la voz dura al final, después de todo Alexander tenía un poder, el poder de sacer de quicio a cualquiera, pero aun así sabiendo que jamás usaría esa cosa en su hijo, si esa bestialidad bien podría reventar la piel y hacer sangrar a cualquiera peor a un mocoso como su hijo – ahora si eres tan astuto como sé que lo eres, te pones las pilas y resolverás ese cuestionario sin hacer renegar y luego disfrutas de lo que quieras hasta la hora del almuerzo incluso ir a montar al potrero, como lo hizo Iván – tentó con lo que más le gustaba y dolía a Lex, lo que claro disparo el gatillo de su mal humor
  • ESO ES ¡¡¡INJUSTO!!!

Grito Alexander parándose de la silla en claro desafío y desobediencia y su madre dejo las cosas que estaba haciendo en respuesta a esa actitud y ambos se pulsearon con la mirada por el lapso de aproximadamente 3 minutos, demasiado tiempo para estar con la bravura corriendo por las venas tensando los músculos como una cuerda de arco pronta a disparar una flecha sin dirección, y el horrible silencio que dio por respuesta su madre ahondo peor el asunto.
Alexander quería que su madre diga algo para rebatir sus argumentos y discutir y salirse con la suya a puro cansancio como otras veces, pero aquel silencio tan ominoso al final lo doblego a él y lo obligo además a sentarse mientras veía a Iván escabullirse a los potreros; estaba condenado a hacerse hongo en la cocina de su madre, pensó con amargura; al final Clara se acerco a él y lo abrazo por detrás, sintiendo la rabia y la frustración fluir por su cuerpo como una sacudida, Alexander era un volcán en todo lo que hacía, su naturaleza era apabullante e incluso autodestructiva, ¿no se daba cuenta acaso, de que lo que hacía ocasionalmente iba en detrimento suyo?

  • ¿Por qué eres tan obstinado?

Pregunto su madre a Alexander besando su cabeza desde esa altura, lo atrapo en un abrazo por detrás estando el sentado, sino nunca podría hacer aquello: besar su corona, como solía hacer Rubén y ella se le antojaba delicioso desde hace algún tiempo y apretó un poco los contracturados hombros queriendo precipitar una respuesta que nunca vendría, Alexander se cerró como una almeja de puro, puro, puro capricho y ante aquello pues nada, Clara se retiro y no volvió a hablar del tema ni para protestar, ni para arrear, ni gritar; dejaría a Lex ahí sentado sin moverse, ¿quería estar sin hacer nada?, estaría sin hacer absolutamente nada, pero nada divertido hasta que llegue Rubén.
Obviamente el silencio y la inactividad son los peores compañeros para un adolescente cuya brío está a flor de piel y cuyo motivo de risa es la libertad, sin darse cuenta habían pasado ya dos horas y esas dos horas pasaron  factura en su comportamiento y en su estado de ánimo, su madre domino su mal carácter usando el silencio como arma mortal, es que tampoco había de que hablar sino resolvía el fajo de exámenes que tenía en la mano, no había nada de que discutir y tampoco podía moverse, a no ser que sea al baño y ni eso se podría considerar como algún alivio, ya que había un baño pequeño en el área de limpieza al lado de la cocina que se podía ver perfectamente desde donde estaba su madre, no había escapatoria, era horrible, era simple y llanamente horrible; realmente mamá esta vez se paso de la raya pensó Alexander.
Mientras vio con algo de envidia a su hermano, que para ese entonces volvía del potrero a trote pelado con uno de los galanes, bueno con el que era suyo a quien apeo en la parte trasera del jardín donde había un mojón para aquello bajo la fronda tupida de una arboleda de toborochis y tajibos, después de todo ya era medio día, era hora de almorzar o por lo menos de poner la mesa y picar hasta que mamá sirva el almuerzo máximo hasta la una de la tarde; Iván ingreso acalorado y sediento y se sorprendió de ver aun a su hermano sentado en el mismo lugar que lo dejo en la mañana, a este paso estaría sin raya en el trasero se dijo a sí mismo, pero sin querer decir nada, se notaba que el ambiente estaba turbio y tanto su madre como su hermano estaban tensos y con la cara de disgusto que daba miedo acercárseles

  • Mamá por favor, ¿puedo levantarme?, ya estoy cansado – musito de pronto Lex totalmente abatido, estar sentado por tanto tiempo, hambriento como él solo y cansado de puro aburrimiento era el peor castigo que podían haberle dado
  • ¿Terminaste por lo menos una hoja? – fue su respuesta y a Lex se le llenaron los ojos de lágrimas, no había hecho absolutamente nada; desde que su hermano saliera puso las hojas sobre la mesa y apoyo su frente en ellas con los brazos caídos y ahora caían sus lágrimas de pura frustración, era un hecho irrefutable, Lex siempre terminaba mal por terco, a estas alturas de estar su padre hubiera terminado con un trasero rojo y llenando el  cuestionario tonto aquel con los mocos colgando – Alexander deja de llorar que no hay motivo para eso – ordeno Clara, esa era una orden con doble partida, deja de llorar sin motivo que estas buscando uno, era lo que se oía entre líneas – te hice una pregunta, ¿terminaste por lo menos una hoja? – volvió a decir mamá con la voz peligrosamente serena
  • Nooo – respondió Lex en un gemido levantando la vista mirando con cara de pena a su madre por si le despertaba compasión
  • Entonces haz el intento que aun falta media hora para que este la comida – fue toda la respuesta de su madre quien se dio la vuelta a hacer lo suyo como si hablara de cualquier cosa
  • ¡PERO ES QUE YA ESTOY CANSAAADO! – y Lex exploto como una dinamita parándose de golpe y tirando la silla hacia atrás y fue basta, mamá abrió la puertas de bajo mueble de la cocina y saco no el rebenque de Armando, de donde!!!, sino una varita de sauce que ya tenía cortadita y metida en un cubo de agua avinagrada para aderezar mejor el azote
  • RWASS – aquel varillazo hizo sisear a  Alexander porque le llego de lleno sobre el trozo de piel desnuda de sus pantorillas dibujando una fina línea roja en ellas
  • Auuuuuu – Lex se quejo en cuanto el aire se corto en sus pulmones, maldita sea, maldita vara, diminuta, flexible, inocente a los ajenos ojos que desconocen el fuego que guarda en sus entrañas, seguro que en vez de clorofila el maldito sauce llora lava, por eso arde tanto la piel, pensaba muy a su pesar Alexander, y se llevo las manos a la picadura frotándola con vigor queriendo disipar su quemadura, sintiendo la piel enronchada donde se calco aquella vara de mierda, pero no pudo calmar su dolor porque su madre se lo impidió al cogerlo de la axila y sentarlo pero no en el mismo lugar de siempre, sino mirando la pared
  • Te quedas ahí sentado – dijo alzando las hojas del examen – estas cansado?, descansa, pero descansas aquí, Y NO TE ME MUEVES DE ESTE LUGAR HASTA QUE YO TE LO ORDENE

Y fue suficiente, Clara no lo dejo moverse hasta que ella misma lo saco de esa esquina para almorzar volviéndolo a tronar ahí tras la comida, lo que claro rompió las barreras de Alexander y pidió solito las hojas del examen, mismo que resolvió llorando como de costumbre y por puro capricho.



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