Mis Gemelos: Cap. 325; Autora Marambra

  Mis Gemelos

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 19 de Enero del 2021.

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Capítulo 325

Que calladito te lo tenías Lorencito

Autora: Marambra

Dedicado a Nicole (¿Cuándo las forecillas?)

 

Ya a la hora de partir sobre casi las ocho de la noche, como Rubén advirtió llamo a Arturo preguntándole si podían venían por casa para recogerlos que se había doblado el tobillo y no podía pisar el acelerador y Logan con la mano inmovilizada tampoco podía conducir la movilidad, una treta para llevar a Arturo a la hacienda donde todos los invitados ya habían llegado y lo esperaban ansiosos, como era de suponer Arturo se sintió halagado, feliz y conmovido por todos los detalles y molestias y trabajo que se tomó Clara para prepararle tremendo agasajo.

La gente estaba toda contenta en general, sentados en el patio oyendo música, charlando y conversando, Yhanku a un lado con Yanina hablando de sus planes futuros con los suegros, Jacinto con Iván ya en la piscina, total ellos solo tenían que comer, Alexander estaba tonteando con Pankarita en el jardín imbuidos en una tertulia romántica, él único que parecía descontento era Lorenzo, que no dejaba de mirar el teléfono y colgar a quien llamaba con insistencia, al final contesto el teléfono y se hizo a un lado nada más para reaparecer y disculparse con Clara.

 

• Madrina – le dijo en un susurro áspero, con la cara adusta y los ojos ardiendo de rabia – vuelvo enseguida, tengo que hacerme cargo de un asuntito personal – explico ante la interrogante en la mirada de la mujer, algo serio tenía que ser, pensaba ella, porque Lorenzo rara vez la llamaba madrina – por favor no le diga nada a mi tata… es… es un lio con mi ex – agrego extremadamente serio
• Bueno, pero no te tardes, en media hora serviré la cena y tu abuelo echara de menos tu ausencia
• Lo sé – respondió mirando su reloj y saliendo de la hacienda sin mirar atrás, esperando que su abuelo no se dé cuenta, pero sobre todo que Rafaela entienda que las cosas entre ambos pertenecían al pasado

Pero no fue lo que sucedió, en todo caso los problemas pasaron a mayores cuando Rafaela que lo había estado acosando prácticamente desde hace unos días, decidió acudir a su casa acompañado de su hermano mayor como respaldo, el famoso Sergio, un fosforito de primera que hacia honor a su apellido: Bala, Sergio Bala cuya capacidad de perder los estribos era para preocuparse mucho y la ocasión no fue la excepción.

Cuando llegaron a casa de Lorenzo y vieron que las luces estaban apagadas, ella supo que Lorenzo no le mintió y que realmente iban a salir en familia e iban a estar en casa de don Rubén, a quien ella conocía solo por el nombre y de vista, es que Rubén nunca pasaba desapercibido para nadie.

• Aquí no hay nadie – murmuro malhumorado Sergio
• Debe estar en la hacienda de don Rubén, me dijo que celebrarían el cumpleaños de su padre, mejor vámonos a casa – ella lo tomo como una señal, tenía el presentimiento que las cosas no terminarían bien, pero su hermano no la dejo
• ¡OH, no!, él no va a burlarse y tampoco voy a dejar que lo justifiques, así que sube – le ordeno abriendo la puerta de su vieja camioneta, mientras el hacía lo mismo
• Pero estarán en familia
• No me importa si están con la reina Isabel o el perico de los palotes… ¡sube! – y a Rafaela no le quedó otra que seguirlo haciéndolo prometer que no se irían a los puños

Pero para Sergio aquello en realidad era su prioridad, le tenía unas ganas cocinadas a Lorenzo solo por el hecho de estar con su pequeña hermanita; por eso cuando  llegaron a la hacienda de Rubén y Lorenzo se negó a salir y responder las demandas de su hermana, él marcó su número desde su móvil y lo amenazo con entrar y armar un escándalo en casa ajena, algo que Lorenzo quería evitar a toda costa y al final no pudo.

 

• ¿De verdad quieres hablar de esto estando tu hermano aquí? – le pregunto Lorenzo a Rafaela al ver el rostro en conflicto de la que él consideraba su ex novia
• ¿Porque no iba a querer que yo sepa lo que está sucediendo? – Sergio elevo una ceja interrogante sin dejar de mirar a Lorenzo
• Yo que sé, pregúntaselo a ella, en todo caso yo no quiero hablar de esto contigo o sin ti – respondió Lorenzo dándose la vuelta y entrando de nuevo a la hacienda, considerando que Rafaela se quedó callada
• PERO YO SI CARAJO – y Sergio salto literalmente sobre Lorenzo, el delgado hilo de su paciencia acababa de romperse con esa respuesta y ambos rodaron hacienda adentro trenzándose en una pelea campal en medio del griterío de Rafaela

Tal alboroto se armó que llamo la atención de los gemelos y de Jacinto que justo estaban yendo a la tienda a comprar hielo y fueron ellos, los tojos que alertaron al resto de los invitados haciendo aspavientos, mientras Jacinto trataba de separar a su hermano mayor de aquel otro hombre que no conocía, cosa imposible no solo porque se repartían puñetes o patadas sino porque rodaban en el suelo insultándose y reclamándose cosas sin sentido para él.

 

• ¡No voy a permitir que te HAGÁS LA BURLA de mi hermana, MENOS que la dejés EMBARAZADA después de usarla bien bien – entre golpe y golpe parecía que Sergio se atragantaba con las palabras, se había enterado de pura casualidad que su hermana estaba en cinta y el asumió que el responsable era Lorenzo
• YO NO SOY EL PADRE – se defendió Lorenzo mientras esquivaba como mejor podía los golpes, tratando de soltar su ira
• ¿¡Estas negando a tu hijo!?

Pregunto Sergio más que enfadado, sorprendido; si bien no le gustaba Lorenzo, le tenía en mejor estima que al resto de los pretendientes que tuvo su hermana, no era algo personal, era el hecho de tomarse el papel de hermano mayor muy en serio y cuando los ojos de Lorenzo confirmaron aquello, no pudo evitar lanzar un puñetazo realmente fuerte en la mandíbula de su casi cuñado, que menos mal estaba cerrada sino perdía toda su hermosa dentadura, lo que generó una violenta respuesta del segundo de los rumanitos y ambos jóvenes se agarraron a puñetazo limpio y fue así como los pillaron Arturo, Rubén, Yhanku y dos invitados más, rodando por el suelo rompiéndose incluso la camisa.

 

• ¡Pero qué diablos! – gritaron Rubén y Arturo mientras Yhanku atajaba a su hermano y otro hacendado agarraba a Sergio mientras ellos seguían insultándose – HE DICHO ¿QUE MIERDA ESTA PASANDO? – grito Arturo al final mirando enojado a su nieto
• Nada tata – murmuro el muchacho, aun cuando se notaba que el enojo bullía dentro suyo
• ¡¿Cómo que nada?!... ¡¿y el EMBARAZO de mi hermana?! – Sergio no iba a quedarse callado para mortificación de Rafaela
• NO me digas que no querés responsabilizarte de tus calenturas hijo – murmuro enojado de pronto Arturo haciéndose a la idea de tener un bisnieto, mientras Rubén maldecía a Sergio mentalmente su imprudencia, ese era el asunto que Lorenzo le había confiado y pedido ayuda para tratar con su abuelo
• No es mi hijo – negó Lorenzo ante la mirada atónita de todos, incluso de Rubén, es que hasta hace dos días él estaba entusiasmado con la paternidad –
• ¿Cómo qué no? – pregunto Sergio confundido
• Que no es mi hijo – aseguro de nuevo Lorenzo, incrédulo de lo que le estaba sucediendo; nunca imagino que su vida sexual sería ventilada a los cuatro vientos delante de su abuelo, padrino, hermanos y vecinos
• ¡¿Cómo puedes decir eso?! – Sergio ahora si se sintió herido, no podía creer que Lorenzo sea un desgraciado – todo el mundo sabe que te acuestas con mi hermana
• ¿Es cierto eso? – quiso saber Arturo, avergonzado del escándalo
• Si, pero no es mi hijo
• ¿Cómo qué no? – y un golpe de Arturo le llego a Lorenzo en la cabeza
• A ver, a ver Arturo, dejemos que el muchacho se explique, yo estoy seguro de que tiene sus razones – por fin una intervención sensata pensó Yhanku mirando a Rubén agradecido
• La hay – se sacudió Lorenzo del agarre de su hermano mayor – no niego haber dormido con ella, pero siempre uso condones – explico algo avergonzado
• ¡Pero eso puede fallar! – volvió a intervenir Sergio, queriendo cuidar la modestia de su hermana
• Sí, pero no dos meses – se defendió el chico – mira Sergio ¿queres saber?, te voy a explicar – dijo pensando que al final quizás era mejor quitarse el asunto de tirón y con testigos de peso, a ver si así Rafaela aceptaba su error – yo no tengo sexo todo el tiempo con tu hermana – pero que tonto pensó Jacinto pensando en lo bonita que era Rafalea, con un cuerpo que daba hambre de solo mirarla – y las pocas veces que lo hice que fueron como cinco, siempre use condón aun cuando ella dice usar la píldora, porque soy un hombre precavido que no quiere enfermarse y no quiero tener niños todavía y ella tampoco y ahora me viene con que esta gorda de 2 meses si la última vez que dormimos juntos fue hace quince días después de 3 meses de pausa y no porque yo no quiera, sino que ella siempre estaba con algún achaque propio de viejas – y todos los ojos la miraron con una interrogante suspendida
• No es así Lorenzo – Rafaela se notaba avergonzada – es que tú no te acordás
• Lo que me faltaba, que me acusen de ser desmemoriado – dijo ya fastidiado con la situación
• Es que es cierto, no te estas acordando – Rafaela trataba de convencerlo a toda costa
• ¿No será que tú me estás confundiendo con otra persona? – aquella pregunta era una advertencia, pero Rafaela no lo entendió de esa manera
• ¿Qué estas insinuando?, ¿qué estuve con otro hombre? – y Lorenzo estallo
• ¿Y qué hacía Pavel saliendo de tu cuarto en pelotas la semana pasada? – y el silencio invadió todo, Sergio miro a su hermana sin reconocerla – lo que pasa es que vos me querés chantar el muerto
• ¿¡Cuando!? – Rafaela se puso blanca del susto, tratando de hurgar en su memoria
• El día del desfile – respondió dolido – yo te amo Rafaela, siempre fui sincero y nunca me importaron tus defectos o tu pasado y cuando te dije que adoptaría como mío a tu hijo, lo dije con sinceridad – aclaro pensando en el pequeño Valentín, un nene de dos años que él adoraba – pero no soy opa ni me gusta que me miren las canillas y menos que me mientan
• Pero este niño es tuyo, yo no sé qué habrás visto en mi casa, pero te juro que no hice nada – Rafaela se puso a llorar
• ¡Este niño NO es mío! – grito fuera de sí, ya habían rebasado el límite de su paciencia
• Si no te importa que mi hermana tenga un niño de dos años que querés adoptar, ¿porque ahora le ponés pegas a la paternidad de este niño? – y un puñetazo cayó sobre la boca de Sergio, pero no fue Lorenzo sino Yhanku, lo que tomo por sorpresa a todos, pero mucho más lo que dijo luego
• Dijo que NO le importa su pasado, pero otra cosa es el presente y el fututo idiota, no creo que a mi hermano  le guste compartir a su novia con nadie, para eso preferible una prostituta – y Sergio recién se dio cuenta del error que acababa de cometer
• ¡Calma, calma, calma! – intervino don Alonzo, un abogado vecino y muy amigo de su tata y de don Rubén – ahora… es fácil solucionar esto, se pide un examen de ADN y pare de contar

Y todos escucharon al experto en el tema, con todo eso más claro, Rubén intervino en favor de la pareja, aconsejando a ambos a no precipitarse a tomar decisiones drásticas ni decirse nada hiriente, aun cuando los resultados no sean favorables, siempre se debía conservar sino el amor, el respeto y el recuerdo de los buenos momentos compartidos.

Con ese consejo a cuestas Sergio decidió retirarse con su hermana, dejar que se calmen los ánimos entre todos y esperar que este conflicto se solucione a favor de ambos sobre todo del bebé.

 

• Nosotros nos retiramos – murmuro Sergio mirando a Rubén y a don Arturo – siento mucho importunar de esta manera, pero debe entender… se trata de un bebé
• Pierde cuidado, y si necesitan un mediador, aquí estoy yo – se ofreció amablemente Rubén, mientras que Arturo simplemente asintió con la cabeza, el hombre estaba furioso y de eso se dio cuenta de inmediato Yhanku, pero prefirió no decir nada
• Papi, la mamá dice si van a tardar – pregunto Iván que acababa de acercarse frenándose al ver todavía a Sergio
• No, no, ya estamos de ida – respondió papá girándose hacia su hijo, mirando a Arturo, Yhanku, Lorenzo y Alonzo, lo que hizo que Sergio y Rafaela se apuren en salir – ¿regresamos ya tata Arturo? – le pregunto al ver que no tenía intención de moverse, algo tramaba pensó
• “Aurita” Rubén, “aurita” es que quiero tener dos palabras a solas con mi chichilo – y cogió el brazo de Lorenzo deteniendo su partida, despachando a Rubén y al resto de curiosos
• Tata, iré a casa a traer una camisa pa Lorenzo, esta se ha roto – murmuro y Arturo asintió entregándole las llaves

Después de eso, Arturo conociendo bien la hacienda encamino al joven a un lado, al área donde los trabajadores dejaban su ropa de trabajo, era un lugar discreto de los ojos ajenos y lo mejor, lejos del patio central donde se desarrollaba la fiesta; ya cuando llegaron encendió la luz y le hizo un gesto a Lorenzo para que entre y cierre la puerta y apenas el joven lo hizo y se giró, el alma se le cayó al suelo, su abuelo había cogido un rebenque de los muchos que habían ahí colgados y que eran de los trabajadores de Rubén, incluso estaba el de Yhanku y que se olvidara esa misma tarde.

 

• Tata – susurro quedándose quieto oyendo su corazón galopar en su pecho del puro susto, no podía creer que estuviera a punto de recibir una paliza a estas alturas de su vida y para colmo en casa ajena, lejos de la intimidad de su hogar
• ¡Nada de tata aquí! – advirtió entre dientes el viejo Arturo, mordiendo su enojo y sus ganas de gritar, el anciano acababa de vivir según él, el momento más humillante de su vida y con eso asimilado empezó a azotarlo – WAAASSH WWAASHH WAASSH – y no se tacaño nada al soltar aquellos rebencazos
• AAAAUUUU TAAATA – grito Lorenzo saltando a un lado queriendo zafarse, el dolor había calado en lo profundo de su piel ardiendo como una quemadura pese a la vestimenta que llevaba, aunque pensándolo bien, no estaba con sus habituales vaqueros sino con ropa de vestir dado el evento, aun así, no recordaba que un rebencazo doliera tanto, o era que paso mucho tiempo desde su última paliza o su abuelo se estaba esmerando y prefirió apostar por este último
• ¡SILENCIO!... WAAASSH WWAASHH WAASSH – y tres rebencazos más cayeron en el mismo lugar y aunque Lorenzo quería escapar, por respeto a su abuelo se quedó quieto y callado, lo que no impidió que su rostro se tiñera de rojo tanto por el dolor, como por la vergüenza – no quiero oír ni una sola queja ¡carajo! WAAASSH WWAASHH WAASSH que ya he oído demasiadas mierdas por hoy, WAAASSH WWAASHH WAASSH
• Mgggg auuu – Lorenzo aunque trato de aguantar estoico la reprimenda al final no pudo y empezó a gemir mordiéndose los labios, retrocediendo de cuanto en cuanto y tensando las piernas que fue a donde todos aquellos trallazos fueron a dar
• Chusta he dicho – le previno llevando un dedo a la boca a manera de silencio sin conmovérsele el corazón al viejo que siguió en lo suyo reteando y azotando sin soltar su agarre; aunque bien sabía que si Lorenzo quería se quedaba con las manos vacías, el chico era bastante alto y corpulento, no tanto como Yhanku pero lo suficiente para derribarlo de un solo tirón y si ahora estaba ahí recibiendo esa paliza era por respeto al amor y la fe que deposito en él a lo largo de sus 23 años de vida  – ¿qué es eso de pelearse por una cunumi en casa ajena? – pregunto con enojo renovado –  y encima ¿¡ventilar intimidades!? – eso era lo que más le cocía al abuelo, lo que ardía en el amor propio y avergonzaba a Lorenzo, el más recatado de sus nietos – WAAASSH WWAASHH WAASSH WAAASSH WWAASHH WAASSH
• AAAA AUuuuu mmmgggg yaaa – se quejó Lorenzo con los ojos húmedos ya y la cara desfigurada por el dolor, tanto que no pudo evitar llevar las manos a las piernas en un intento de protegerse y de rascarse la fiera picadura
• ¡Silencio! – repitió Arturo sin dejar a azotar, pensando que de esta paliza su hijo iba tener un recuerdo que perdure a lo largo del tiempo, quizás no por el dolor, no por las huellas en la piel (que dudaba no quedaran), pero si por el conjunto de situaciones en juego – WAAASSH WWAASHH WAASSH
• AUUUUU YAAAA TATA YAAAAAAAA – en serio, no pudo evitarlo y eso avergonzó a Lorenzo, que estaba ahí quejándose como Jacinto en la mañana

Pero parecía que Arturo no se dio por enterado o no quiso hacerlo, porque él estaba dispuesto a seguir castigándolo cuando fue interrumpido por Clara quien atrapo el rebenque en el aire, antes de caer con fuerza sobre el trasero de Lorenzo. La tardanza empezó a poner nerviosos a todos y Clara no quería chismes sin sentido en la casa, además la comida estaba a punto de servirse.

 

• Artuto, ¡es suficiente! – dijo con firmeza ante la mirada de disconformidad del anciano – si tu objetivo fue reprenderlo por lo que sea que pienses que necesitaba una manita ya lo has logrado, pero no lo humilles… él no es un niño – y esas palabras hicieron que Lorenzo tense los músculos de su espalda; él apenas se abrió la puerta y Clara le quito el cuero a su abuelo, prefirió darles la espalda a ambos de pura vergüenza y tragarse sus quejas, pero aquellas palabras no pudieron evitar que las lágrimas de sus ojos se derramen a voluntad propia, porque Clara tenía razón, se sentía humillado, pero no por su abuelo sino por sí mismo así que se limpió los ojos con brusquedad
• Pero ¿no te conto Rubén lo que a pasau?
• Más o menos, pero esto no borra lo que paso, además papá Arturo, Lorenzo es un hombre ya, que sabrá dar la talla con los problemas – “un hombre que llora” pensó el muchacho justo cuando sus emociones lo traicionaron y dejo escapar un sollozo sonoro que desconcertó a Arturo, porque Lorenzo eran de los que preferían guardar silencio
• ¡Estas llorando por la leche derramada?? O por esa – iba a decir esa mierda, pero Clara supo leer entre líneas y prefirió interrumpirlo
• ¡Tata Arturo!, por favor, los invitados lo están esperando, vaya mejor al patio, enseguida iremos nosotros – Clara desvió la atención de Arturo sonriéndole, pero sin dejar de mirarlo, como diciéndole que era mejor darle a Lorenzo una pausa

Menos mal el anciano se dio por enterado y dejo a su hijo al cuidado de su anfitriona y apenas él abuelo salió de aquel lugar, Clara volcó su atención total sobre Lorenzo.

 

• ¡Oh muchacho!... mi muchacho – murmuro abriendo sus brazos en un abrazo invitado que no se hizo esperar, era como si de pronto Lorenzo necesitara de un toque femenino cargado de dulzura que le devuelva su fe en las mujeres – tu secreto está a salvo conmigo – susurro en su oído cuando Lorenzo de buena gana apretó el consuelo
• Me siento aplastado madrina – se quejó en un susurro ahora sin poder esconder las lágrimas que Clara adivinaba tenían una razón más poderosa que la paliza en si, y así era, no importaba la vergüenza de que ella lo viera en tan desventajosa situación, sino por el motivo – yo la amaba y ella me ha traicionado – aquella confesión tomo por sorpresa a Clara porque Rubén no le conto nada en sí, solo sabía lo que todos, que Lorenzo se estaba agarrando a piñas con otro joven en la puerta de la hacienda y todo eso gracias a las dos campanas que tenía en casa, los gemelos
• Aun la amas, por eso duele… pero ningún dolor es eterno Lorenzo, aunque aquí lo que importa es si ese amor es tan grande como para perdonar y seguir adelante o estancarte en el resentimiento – le dijo Clara sabiamente, pero sin poder razonar en nada más porque el tiempo apremiaba – así que no te apresures, esa es una decisión que se debe tomar en frio y tras analizar los pros y los contras

Y Lorenzo se quedó con esas sabías palabras, decidiendo que dejaría pasar unos días antes de enfrentar su futuro, porque ahora mismo tenía que dar la cara a un regimiento de curiosos…