Formando una pequeña manada
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 24 de Abril del 2016.
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Capitulo
5
Autora:
Marambra
Juan Carlos el abuelo de Joaquín, estaba
encerrado en la oficina de su nieto con los ojos cerrados apretando los dientes
de impotencia al saber que nada podía hacer por su único bisnieto, sintiéndose
en parte responsable y culpable… quizás no fue bueno decirle nada a Joaquín,
pero por otra parte Joaquín era el padre del muchacho y tenía todo el derecho
de saber lo que ocurrió, pero al oír ahora mismo a Sebastián llorando como
estaba, el corazón se le hacia un nudo cada vez más apretado, es que papá esta
vez había decidido no solo usar su mano, sino lo malamente prometido: el
cinturón.
- AAAAHHHH YAAA PAPAAA, YAAA PAPI ¡¡AUUU!! –
grito Sebastián en un momento dado, lo que empujo a Juan Carlos a levantarse de
donde estaba y subir las gradas para detener aquello
- VAS A DISCULPARTE ¡AHORA MISMO! SEBASTIÁN –
oyó Juan Carlos detrás de la puerta del dormitorio del muchacho de donde
provenía toda la bulla esa
- ¡NOOO! – chillo
Sebastián en medio del llanto, pero esta vez no era una negación lastimosa sino
un NO de rebeldía
- TE VAS A DISCULPAR DE TU ABUELO… ESTOY HABLANDO EN SERIO – se oyó a Joaquín
- Y YO HE DICHO QUE NOOOO –
Joaquín
no podía creerlo, nunca vio a Sebastián tan tozudo
- TE VAS A DISCULPAR
ZAS ZAS ZAS – y no era necesario
preguntarse nada, para cualquiera era un hecho que papá acababa de enfatizar
aquella sentencia con unos chirlos bien dados, lo que obviamente arranco a
Sebastián un grito lastimoso
- buaaaaaaauuuuu
Y
la puerta se abrió abruptamente dejando a vista y paciencia el singular cuadro
que formaron Joaquín y Sebastián ese momento, lo que provoco que Sebitas llore
a mares…
Por
Dios!... se había olvidado de la vergüenza.
…El
fin de semana había pasado sin mayor inconveniente, Juan Carlos había llegado a
casa de Joaquín cerca del medio día para recoger a su nieto y bisnieto y pasar
un fin de semana familiar en el lago recibiendo la sorpresiva disculpa del
muchacho quien le confesó que uso su tarjeta de crédito para comprar unas
revistas de Batman y que se lo pagaría en dos cuotas con su mesada; claro que
él como todo abuelo no le dio importancia e iba a regalarle la tarjeta a su
único bisnieto, pero algo en la mirada de Joaquín freno aquel impulso y se vio
de pronto aceptando el pedido vergonzoso de Sebastián limitándose a solo
asentir con la cabeza y estrechar su mano como si cerrara un negocio,
enterándose luego de que se trataba todo, entendiendo el dilema de su nieto,
que Sebastián necesitaba reafirmar su autoestima y debía aprender a decir no y
no meterse en problemas por complacer al resto solo para ser aceptado, sobre
todo a ese par que lo tenía sin vida, enterándose también que en realidad ni
siquiera fue Sebastián el que hizo uso de la tarjeta, sino un par de mocosos
que tenían a su bisnieto de comodín, y que por aquello se había llevado una
paliza de papá apenas media hora antes de su llegada.
Y
ahora estaban en el mismo dilema, solo que Sebastián le echaba la culpa a él
por no guardarle el secreto y decirle a su papá lo que paso cuando le había
rogado que no le avise, pero Juan Carlos, aun cuando comprendía el miedo de
Sebastián, no podía socapar aquello porque lo que acababa de hacer simplemente
no era admisible bajo ningún pretexto, es más estuvo tentando en darle una
paliza él mismo pero respetuoso de la jerarquías prefirió que sea su padre
quien tome cartas en el asunto.
- Ve a disculparte de tu abuelo –
ordeno Joaquín jalando del brazo a Sebastián poniéndolo frente a Juan Carlos
apenas se repuso de la sorpresa, en parte agradecido de la interrupción; es que
estaba tan molesto con Sebastián que bien podía seguir dándole una tanda de
cintazos más
- ¡NOOO! – grito
Sebastián enfadado – NO LO VOY A HACER,
EL ES UN CHISMOSO – dijo en un
momento rabia limpiándose la cara con el dorso de la mano
Y
de pronto algo dentro de él lo empujo a hacer aquello que nunca se le paso por
su mente sorprendiendo a todos, incluso a sí mismo: empujo a su abuelo
queriendo hacerlo caer, algo que a él mismo lo dejo en blanco; y es que se
había olvidado por completo de su naturaleza violenta en casos de estrés, detallito
que quedo como escondido o relegado tras la muerte de sus padres raíz de la
culpa que sentía por aquel incendio, obviamente la fracción de segundos que
duro su asombro fueron más que suficientes para que tanto Joaquín como su
bisabuelo ahora reaccionen, solo que el abuelo fue más rápido que papá y jalo a
un nervioso muchacho que apenas podía moverse por tener los pantalones
enredados en los tobillos, y lo volcó boca abajo sobre su regazo y
desempolvando casi 20 años de olvido estampo su mano en el ya rojo trasero de
Sebastián.
- Plaf plaf plaf plaf –
Juan Carlos sujeto a Sebastián sobre su regazo con una maestría increíble que
dejó a Joaquín de piedra, haciéndole pensar que la fragilidad de su abuelo se
resumía a su imagen nada más – PLAF – y como un cohetillo en medio de la noche
estampo un soberano palmetazo en la frontera de las nalgas con las piernas que
hizo estremecerse a Sebastián, que en automático tenso el cuerpo y apretó las
nalgas, la mano del abuelo estaba resultando peor que el cinturón de papá
- Auuuuuu abueeeeloooo peeerdooon – se apuro a decir
tratando de meter la mano, pero su bisabuelo no lo creía conveniente todavía
- PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF – y apretó la
nalguiza apuntando en el mismo lugar – tu no me faltas
el respeto pequeño PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF
- LO SIEEENTO, LO SIIIIIEEENTO AG AG AGGG – empezó a gritar
Sebastián, sintiendo que enormes gotas de lágrimas nublaban sus ojos impidiendo
ver más allá de su nariz dejándose caer rendido sobre las rodillas de su abuelo
comiéndose la vergüenza de que lo vea sin ropa y encima le caliente el poto y
se lo pinte un poco más – perdooon
perdooon auuu uuu
Y
se quedo ahí tirado sobre el regazo de su abuelo llorando a lágrima viva sin
intención de pararse de aquel lugar, esperando que un milagro lo diluya y
desaparezca, creyendo que seguramente su papá seguiría enojado con él y
volvería a castigarlo ahora por empujar al abuelo, pero nada de eso sucedió,
papá se acerco a él y lo ayudo a incorporarse de las faldas del abuelo con la
intención de conversar, pero la reacción de Sebastián los tomo por sorpresa una
vez más, se abrazo a su padre como un koala escondiendo la cara en su pecho y
apretando sus brazos a la espalda de Joaquín…
- Ya hijo, ya paso Sebastián –
que
remedio pensó Joaquín, tenía un hijo todo hormonas en su poder lleno de
inseguridades y miedos – por eso no hay
que hacer cosas malas – decía implicando los hechos que lo trajeron
a este doloroso final cuando más bien deberían disfrutar de la última tarde que
el abuelo estaría con ellos pues pronto viajaría a visitar a su hermana
Alfonsina tía abuela de Joaquín que vivía en Montevideo
- Pero paaapiiii –
musito
compungido queriendo explicar lo inexplicable, mientras sintió de pronto las
manos de su abuelo subirle la ropa, con tanto afán se olvido de su modestia
- No hijo, no – dijo
papá terminando de subirle el pantalón dejando que Sebastián se vista – escúchame por favor – pidió llevando al
niño hasta su cama mientras su abuelo tomaba asiento al otro lado del muchacho,
los tres se sentaron a debatir el problema
– ¿te parece
bien lo que hiciste? – pregunto
Joaquín – ¿te parece bien
fumar?
- Pero lo hice en el paaatio –
Sebastián
simplemente no quería admitir que estaba equivocado
- Ni en el patio ni dentro de la casa – dijo el abuelo
Y
Sebastián se puso a llorar avergonzado, esa había sido la cuestión de todo;
habían ido los tres a comprar al micro mercado al regreso del viaje al lago, el
abuelo pasaría ese lunes con ellos, al fin y al cabo por cuestiones
administrativas y refacciones de los baños del colegio, se suspendieron las
clases por dos días más y Joaquín había pedido permiso por esos mismos dos días
a cuenta de vacaciones para pasarlo con su abuelo y su hijo antes del viaje de
Juan Carlos a Uruguay y fue cuando Sebastián por mala suerte y desgracia del
destino se encontró con los mellizos en el micro mercado y esquivando a papá
porque sabían muy bien que Joaquín no los quería cerca de su hijo, pusieron en
su mano un par de cigarros robados que Sebastián apuro a meter al bolsillo,
algo que empezaba a ser peligrosamente habitual y por la cual papá meses atrás
le había dado a Sebastián una paliza con la promesa de que la próxima seria con
el cinturón… promesa que al final cumplió no tanto por el cigarro sino porque
la actitud de Sebastián.
Un
Sebastián que por alguna razón quería complacer a ese par de díscolos muchachos
en sus desatinadas ocurrencias, aun cuando no estuvieran para verlo, fue así
que se metió al garaje fingiendo sacar las cosas de la compra mientras su padre
acudió un momento al hospital por un compromiso vital con un paciente,
olvidándose de la hora, pero su abuelo alertado por la quietud de la casa y el
silencio, que vamos el hombre había acabado de bañarse y cambiarse y la casa
parecía un mausoleo, creyó que Sebastián se quedo dormido, pero al percatarse
que no estaba en su alcoba, decidió incursionar en toda la vivienda y fue ahí
que pillo a Sebastián en un ataque de tos a casi el ahogo en medio de una nube
de humo en el garaje.
- ¿Pero qué diablos estás
haciendo? – pregunto
Juan Carlos cogiéndole la mano quitándole el cigarrito ya a medio consumir y
dándole un jalón en la patilla
- AUUU Abuelo – se quejo Sebastián
abriendo los ojos
- Te hice una pregunta ¿qué
estás haciendo Sebastián?... ¿mm? –
elevo
una ceja interrogante y se cruzo de brazos
- Solo le di una probada – dijo bajando la
mirada viendo como su abuelo apagaba el cigarro sobre el improvisado cenicero
de lata que puso a un lado
- Que probada ni que nada
Sebastián, eso le voy a mostrar a tu padre –
dijo
el abuelo cogiendo el cigarrito y girándose de donde estaba aguantándose las
ganas de darle de tortazos al mocoso, vamos que él nunca se fumo un cigarro y
sabía que Joaquín tampoco le gustaba aquel tonto vicio
- NOOO ABUELO POR FAVOOOR,
NO LO HAGAS SE VA A ENOJAR CONMIGO –
rogo
Sebastián
- AH pues, debiste pensar
en eso antes jovencito – dijo
Juan
Carlos empujando a Sebastián hacia la casa
– ahora adentro Sebastián – indico el
abuelo esperando que el muchacho camine con él, cosa que hizo pero en todo
tiempo rogando para que no le diga nada a su padre
- Pero abuelo, por favor, no le diga nada a mi papá
- No Sebastián esto no le puedo esconder a tu padre
- Peroooo….
Y
se paso con la misma cantaleta por casi 20 minutos llegando a casi cansar a su
abuelo, quien estuvo a punto de darle de nalgadas por tozudo, y es que
Sebastián, se puso en plan estrecho de miras y se encasillo que no había nada
de malo en probar un cigarro y fue cuando papá los pillo en medio de una
discusión…
- ¿¿PERO POR QUÉEEE??? – oyó Joaquín desde
el patio, era la voz de Sebastián que no sonaba nada amable, estaba gritando
- Porque NO sebastián – oyó a su abuelo
también elevando la voz que detonaba enojo
– yo no voy a tapar esto a tu padre… NO PUEDO HACERLO
- PERO PORQUEEEE, PORQUE – gritaba
- PORQUE NO ESTA BIEN
- ¿Qué no está bien? – interrumpió Joaquín
sobresaltando a ambos
- Nada papá – se apuro a decir
Sebastián con evidente susto en la mirada, una mirada que desvió hacia su
abuelo esperando que a última hora lo apoye
- Pues preferiría que sea
tu abuelo quien me aclare el panorama –
índico
poniendo en jaque a su abuelo – ¿qué es lo que no está bien papá? – pregunto de manera casual Joaquín colocando
las llaves de la movilidad detrás de la puerta, esperando que Sebastián no se
haya metido en líos, considerando que apenas tenía 14 años, era muy probable
- Preferiría que Sebastián
te lo cuente – dijo incomodo
- Y yo dije que no paso
nada papá – aprovecho
Sebastián de muy mala manera – el abuelo se
está inventando – tuvo el descaro de decir
- ¿Qué… qué… qué me estoy
inventando? – pregunto Juan Carlos indignado – ¿ahora vas a decir que no fue verdad que te pille
fumando cigarro en el garaje? – y Joaquín cambio de semblante,
aquello era algo que no se lo esperaba claro ni en un millón de años
- ¿Eso es cierto Sebastián?
– pregunto
papá girándose para mirarlo de frente, esperando que responda, pero Sebastián
se quedo callado mirando fijamente el piso – Sebastián te
hice una pregunta – repitió
- Pues ¡¿porque no le
preguntas a él?! – respondió de mala manera mirando de
frente a su abuelo enojado
- ¡Porque te lo estoy
preguntando a ti! – respondió Joaquín a punto de jalarle las patillas pero
Sebastián salió disparado hacia su habitación acusando a su abuelo
- TODO ESTO ES ¡TU CULPA! – le dijo corriendo
hacia la escaleras más rápido que su padre
– ERES UN CHISMOSO, POR TU CULPA MI PAPA ESTA ENOJADO
CONMIGO
Gritaba
cada vez más fuerte la infantil acusación, porque desde donde se lo veía era
una locura que dichas palabras salgan de la boca de un mozalbete que quería a toda costa ser mayor,
pero Sebastián no se daba cuenta de nada solo gritaba y refunfuñaba a paso de
elefante en las escaleras hasta llegar al segundo piso desde donde se oyó de
fondo la puerta de su alcoba tronar en el marco de la misma y se quedo ahí en
medio de su habitación parado sin hacer otra cosa que quedarse en blanco, con
el desorden de sus emociones a flor de piel.
¿Qué
diablos había hecho?, se pregunto en un minuto de lucidez mental… había faltado
al respeto a su padre y a su abuelo pensaba, oyendo el latido de su corazón
cada vez más alterado no queriendo girarse por evitar encontrarse con la figura
de su papá, abriendo la puerta enojado seguro dispuesto a darle una paliza,
pero nada de eso sucedió, y al final el cansancio lo hizo sentarse en su cama y
meditar y fue así como lo encontró Joaquín después de casi cuarto de hora que
fue el tiempo que le tomo a todos calmar los nervios; bueno en realidad fue Juan
Carlos que se atajo de aquello y conmino a su nieto a calmarse y a tomar un
taza de té caliente en completo silencio, si señor en completo silencio,
dejando que sea Joaquín que llegue a sus conclusiones
- Le dije que si volvía a
enterarme que tiene un cigarro en su poder le daría una paliza con el cinturón
– comento mirando el rojo líquido en su taza disminuir
con cada sorbo, esperando que su abuelo intervenga, es que a Joaquín no le
gustaba mucho la idea de tener que reprende con aquello a Sebastián
- Pues una promesa es una
promesa Joaquín, hay que cumplirla a raja tabla en la medida de las
posibilidades y circunstancias –
contesto
Juan Carlos girando su cucharilla en el té al que acababa de poner limón con un
poco de singani
- Pero es que… – la duda estaba ahí
- Es que nada hijo, la
promesa fue nunca más un cigarro, no importa de dónde lo saco – reflexionó Juan
Carlos procurando hacer memoria para hacerse una idea de donde pudo conseguir
su nieto aquello –
eso es otro tema a tratar, tu cumple con lo que prometiste y luego cuando todo
termine y este más calmado le das un castigo adicional por hacerse con esas
tonterías, pero el mensaje debe ser claro, Cero tolerancia a fumar Joaquín, el
tiene 14 años POR DIOS… es un niño
Y
aquellas palabras fueron más que suficientes para que Joaquín lleve a cabo la
horrible promesa, y tras terminar de sorber el último trago de té, subió las
escaleras con paso de condenado haciendo sonar la madera del pasillo, lo que
puso a Sebastián con los pelos de punta y apreté el abrazo de sus piernas; se
había subido a su cama y apoyo su espalda en el respaldo abrazando sus
rodillas, y fue así que lo encontró Joaquín, ni siquiera tuvo que tocar la
puerta, Sebastián en algún momento la había abierto para que entrara, era como
si lo estuviera esperando.
- Pantalones fuera hijo – dijo Joaquín sin
gritar colocando el cinturón sobre la cama a donde se fue a acomodar
- Paaapiii – musito Sebastián
con un nudo en la boca del estómago, aquello era horrible, sabía lo que iba a
pasar, estaba seguro de eso por eso había rogado tanto a su abuelo que no le
diga nada a papá
- No Sebastián – dijo
papá poniendo su mano en alto haciendo un stop a sus palabras – ¿recuerdas tu
cumpleaños? – pregunto Joaquín y Sebastián asintió con la
cabeza, ¿cómo no acordarse si aparte de la paliza que se llevo en el colegio,
ese día papá lo había adoptado? – pues entonces recordaras que te dije que soy un
hombre de palabra – indico y
Sebastián cerró los ojos, sabía muy bien lo que significaban esas palabras… UNA
BUENA AZOTAINA – y
que si te prometía un regalo o una paliza eso sería lo que tendrías ¿verdad? –
agrego mientras puso sus manos sobre los hombros de Sebastián y Sebastián
dejo caer una lágrima por las mejillas resignado llevando instintivamente las
manos temblorosas a la bragueta, desabotonando el pantalón empujando los
vaqueros hacia las caderas, claro sin emoción alguna dejándose la ropa interior
sin hacer nada más que quedarse parado ahí frente a su padre – tus calzoncillos
no se portaron mal Sebastián – dijo Joaquín sin sarcasmo y
Sebastián no tuvo más opción que meter los dedos a las ligas blancas de sus
bóxer y bajárselos hasta media nalga, sintiéndose enfermo a tal punto que no
pudo evitar dar un quejido lastimoso lo que hizo que Joaquín actúe jalando al
muchacho sobre su regazo bajándole de un tirón el resto de la ropa alzando ya
no más el cinturón doblándolo en la mano para evitar que la hebilla lastime a su
pequeño – y
la última vez que charlamos sobre este tema, te dije que si me volvía a enterar
que estabas fumando o agarrando un cigarrillo de nuevo, yo iba a usar el
cinturón ¿cierto?... – pregunto
y Sebastián apretó más el nudo en la boca del estómago – Sebastián recuerdas o no recuerdas
esa charla – volvió a decir papá mientras acomodaba a Sebastián
sobre su regazo haciendo que apoye las manos en el piso mientras el suspendía
la rodilla y despejaba la polera de la retaguardia – hijo recuerdas o no recuerdas
- Pero paaa
- NO Sebastián, ¿recuerdas
o no recuerdas? – insistió
Joaquín apretando los lumbares de Sebastián esperando que responda y ante el
silencio volvió insistir – Sebastián, recuerdas o no lo recuerdas, o quieres
que te haga un repaso y recién terminamos lo que sabes que va a ocurrir – dijo
y Sebitas no tuvo más opción que responder, después de todo esa era una amenaza
y él no quería recibir ningún previo con la mano y encima una tanda de cintazos
- Siiii – musito Sebastián en
voz muy bajita mirando ya el piso sintiendo la aspereza de la arena en las
palmas, mirando borrosamente el piso
- Bueno pues hijito – dijo papá alzando el cinturón
posándolo sobre las nalgas de su hijo que se estremecieron ya no más al mínimo
contacto – no voy a gastar nuevamente saliva
sobre el mismo tema, porque creo que fui lo suficientemente claro la primera
vez – indico papá – así que espero
que después de esto te quede más que nítido que NO VOY A TOLERAR QUE ME
DESOBEDEZCAS – había elevado la voz al mismo tiempo que el
cinturón al cual dejo caer 30 veces, 15 sobre las nalgas y 15 sobre los muslos – zas Zas zas zas ZAS ZAS zas zas ZAS ZAAAS zas zas ZAS ZAS
ZAS – y ahí iban las 15 primeras todas sobre las nalgas,
dejándolas con rectángulos rojos uno más esponjosos que otros
- Auuuuuu papa AUUU AUUU
AYYY YAAA – empezó
a chillar, Sebastián moviéndose desesperado porque papá no puso pausa alguna y
ni hablo más sobre el tema
- zas Zas zas zas ZAS ZAS zas zas ZAS ZAAAS – y en el corto plazo
de segundos, 10 llovieron en la frontera de muslos y nalgas, haciendo que
Sebastián no solo intente meter las manos sin éxito, sino que quiera abrir las
piernas, pero papá, se había asegurado de que los calzoncillos queden a medio
muslo, lo que impidió que el muchacho haga aquello en un intento desesperado de
moverse y escapar, escapando así de un verdadero daño sobre áreas delicadas
dejando los últimos cinco azote para los muslos – zas
zas ZAS ZAS ZAS – que cayeron como un recordatorio de que además
tenía que ser educado con todos
- AAAAUUUUU AYYYY AUU PAAA
YAAA PAPA, YAAAA – grito al mismo tiempo que sintió un mareo,
papá acababa de suspenderlo de su regazo
mientras recomendaba
- VAS A DISCULPARTE DE TU
ABUELO – había
sentenciado recibiendo una negativa como respuesta
- ¡NOOO! – chillo bullendo de
pronto en la rabia sin sentido al oír aquella orden, era la rabia de buscar un
culpable para su dolor
- ¡Te vas a disculpar de tu
abuelo!… estoy hablando en serio – había sentenciado papá
- Y YO HE DICHO QUE NOOOO
- TE VAS A DISCULPAR – y había vuelto a
poner a Sebastián sobre su regazo soltando aquellos tres sobre los muslos – ZAS ZAS ZAS
- BUAAAH AHHHH AHHH
Y
fue cuando su abuelo comido por la culpa abrió la puerta para parar con aquello
ocasionando que Sebastián se sienta avergonzado y ahora estaban ahí los dos
Joaquín y Juan Carlos, sentados lado a lado de su muchachito lloroso besando su
frente uno y limpiando los mocos el otro mientras iban recomendando que NO
vuelva a portarse mal, y como era de adivinar, Sebastián prometió como siempre
hasta la luna, pero esta vez con la intensión de obedecer por lo menos en lo
que respecta al cigarro, después de todo 30 cintazos a culo visto no eran
chiste….
Con ese abuelo ya vemos de donde salió derechito el doctor, definitivamente algo hay que hacer con esos mellizos, aunque con catorce años le llegan a decir como a los niñitos "con ellos no te juntes" sería una invitación con neón para hacer lo contrario.
ResponderEliminarNo recordaba la historia hasta que la comencé a releer,que bueno que haya salido a la luz de nuevo y que la hayas continuado porque es muy buena y claro deja con ganas de más.
Genial que retor,aras la historia es una de mis favoritas
ResponderEliminarAmiga que increíble que hayas vuelto a escribir de esta historia!!!
ResponderEliminarMe encanta mucho!!
Uuuff pobre Sebastian ahora si le tocó una buena!!!
Pero es que fumar uufff eso esta muy mal!!!