domingo, 24 de abril de 2016

Mis Gemelos: Cap. 63; Autora Marambra

Mis Gemelos

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 24 de Abril de 2016.
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Capítulo 63

Un ogro suelto 

Autora: Marambra


  • Looo sieeento, lo sieeento – el muchacho era un solo sollozo delante de papá – de ver.. veras loooo sieenntooo. Perdooon papaaa,  estoy bien, estoy bien – aseguraba asustado, pero sin dejar de quejarse, vale que dolía aquello – auuuu, no me pasooo auuu naaaa daaa
  • Plaf, plaf, plaf, plaf, plaf, plaf, plaf – sonaba de fondo la respuesta de papá
  • Auuuu pappaaa, por favor – volvió a rogar
  • Plaf, plaf, plaf, plaf, plaf, plaf plaf plaf plaf – y nada, solo los manotazos en el trasero
  • Auuuu, yyyy yaaa, papaaa – rogo queriendo esquivar el dolor – aquí estoy, aquí estoy no me pasoooo naaa daaa, no me paso naaada – volvió a repetir
  • No vuelvas a hacer – y papá por fin decidió hablar –  PLAF, PLAF, PLAF  a hacer PLAF, PLAF, PLAF – definitivo a papá decidió hablar y azotar al mismo tiempo lo que PLAF, PLAF, PLAF, PLAF acabas de hacer PLAF, PLAF, PLA,F PLAF, nunca más
  • NOO – contesto sin saber si era el NO que quería oír su padre como una promesa o era solo una súplica –  nunca más, nunca más papá, pero yaaa auuuu paraaaa por  favor, ya no

Iván se había aferrado a su padre en un abrazo de oso apenas pudo entrar en razón tras el estruendoso choque ocasionado por aquel camión frutero contra el inmenso toboroche que yacía arrancado de cuajo en medio de la carretera, se había llevado el susto de su vida lo mismo que Rubén que con la nariz sangrando había logrado bajar de la movilidad y encamino el más largo trecho de su existencia, le habían parecido kilómetros y kilómetros de distancia entre la vagoneta y aquel camión cuando en realidad eran apenas escasos 100 metros o algo más y no le importo que a vista y paciencia de todo el mundo Rubén le haya bajado la ropa y estando así parado abrazado de su padre, este recibiendo un duro escarmiento.
Y no era para menos los pies de Rubén se hicieron de plomo, un grillete lo tenía acorralado, por más que avanzaba o hacia el amague de avanzar no le era posible, parecía que nunca podría llegar a aquel lugar, el árbol que había sido arrancado de raíz  se llevo por delante un poste de luz, las huellas de las llantas en el asfalto se habían pintado de negro dejando su firma y constancia de lo que acababa de suceder, un largo y quejumbroso quejido hizo que Rubén apurara los pasos, sin percatarse de que aquel quejido era de angustia y era el suyo propio, la sangre que le manaba de la nariz había dejado de hacerlo y tenía la camisa cubierta de líquido rojo, el sudor de su frente le perlaba la misma y solo rezaba en silencio pidiendo a Dios que no le haya pasado nada a su niño.
Y allá estaba él, Iván estaba paralizado más blanco que un papel, temblaba del susto que se dio, el camión había perdido control y por no atropellar al muchacho giro el volante y perdió equilibrio, un montón de fruta estaba desparramada en medio de la carretera, la gente había empezado a aglomerarse para ayudar o para simplemente curiosear, menos mal no era la hora punta de tráfico, apenas eran las 9 de la mañana y a esas horas aquella carretera era visitada casi solo por transporte pesado que andaban a paso de tortuga, sino era eso, otra seria la historia…
Rubén apuro el paso a trote prácticamente y no lo podía creer, allá estaba él, ileso de semejante choque, parecía que el muchacho quería decir algo y había abierto la boca pero no podía decir nada… el miedo le quito la voz, estaba mudo.
Tras el susto inicial de Rubén y su desesperación de que el milagro que pedía a gritos con el alma se haga realidad sin poder aun dar crédito a que Dios lo haya escuchado, se acerco a su hijo con premura, lo abrazo largo rato y luego lo empezó a tocar por todos lados para cerciorarse de que este bien, y cuando  vio la frente con sangre pensó que era la suya sin percatarse que el chico se mancho con su camisa, así que empezó a buscar señas de que algo tenía en el rostro, como no había nada busco en la cabeza metiendo los dedos en su cabello,  le abrió la camisa, le alzo los brazos, le miro hasta tras la orejas, no encontraba nada… y de pronto sintió que algo caliente le bajaba por la nariz y recién se percato que aquella sangre era la suya….pero el crio no reaccionaba estaba en shock, Rubén se agacho un poco para fijarse en su rostro y lo cogió de los hombros y empezó a sacudirlo.

  • ¿Por qué hiciste eso? – pregunto papá con la voz medio quebrada – responde Iván ¿por qué hiciste eso?, ¿por qué corriste?

Pero no había respuesta Iván no podía gesticular palabras, solo miraba a su padre aturdido, y abría la boca para decir algo pero ni siquiera un sonido gutural se escapo de sus labios, solo abría y cerraba los ojos del asombro, del miedo, de la tranquilidad, pero no se percataba que su padre le hablaba y era como si su mente se hubiera desprendido lejos y solo viera una pantomima moviendo los brazos y las boca, no oía siquiera que a lo lejos la sirena de la ambulancia y de la policía se acercaban a toda velocidad, pero eso tampoco oía Rubén, él solo podía oír que su hijo respiraba aun cuando no contestaba, al final no sabía si era el susto o el capricho de no decir nada lo que lo mantenía callado, y el enojo empezó a fluir por sus venas calentando el cuerpo y escociendo las manos, así que solo atino a abrazar al muchacho sin dejar de preguntar por qué había hecho lo que hizo y como Iván no respondía, en un momento dado metió la mano al deportivo del jovenzuelo y ahí, delante  de todo el mundo, y sin dejar de abrazarlo empezó a darle una buena paliza, liberando en parte la tensión de ambos, la desesperación, el enojo, el miedo, la rabia inicial, el sentimiento de culpa… todo en realidad.
Lo interesante de  eso fue, que Iván ni se entero de lo que sucedía, solo el soplo de aire fresco de la mañana le hizo darse cuenta de que su padre acababa de bajarle el slip negro y de pronto un inconfundible calor le incendiaba las blancas nalgas, papá había empezado a castigarlo a vista y paciencia de la gente aquella, pero lo más raro era que él no se quejaba, ni tampoco quería huir, ni atajarse a las nalgadas, quería permanecer ahí, en el abrazo de su padre pese al dolor, pese a  que aquello ardía, molestaba escocía e incomodaba; pero pese a todo, se sentía seguro, era como si aquellas nalgadas le hicieran regresar de donde su mente lo había llevado, de donde su corazón había huido del susto y del temor de morir o de que su padre colisione con el camión, el había visto la maniobra de papá y vio como la vagoneta giraba de un lado a otro hasta que la fruta al caer sobre la tierra le impidiera la visión de lo que siguió a continuación, no solo Rubén pensó que perdía de nuevo a un ser amado, sino también Iván, que creyó que perdía al ser más importante de su vida, SU PADRE.

  • Plaf, plaf, plaf, plaf, plaf ¿por qué hiciste eso? – pregunto anonadado, estupefacto sin dejar de azotar – plaf, plaf, plaf, plaf, ¿por qué hiciste eso?. Contesta Iván – demandaba una respuesta – contesta plaf, plaf, plaf plaf, plaf, plaf plaf plaf plaf, contesta, contesta – había mucho enojo inicialmente, demasiado, pero luego solo había desesperación porque Iván no decía nada – Plaf, plaf, plaf plaf plaf plaf, plaf, plaf

Iván a cada manotazo dado, solo se aferraba más a su padre, en su abrazo había desesperación, emoción, alegría (contradictorio, pero si) al saber que Rubén estaba vivo, y bien vivo, sino no estaría ahí con el trasero al aire… pero claro, aun cuando quería permanecer en ese abrazo férreo que le daba seguridad y amparo, amor y ternura, la mano de papa empezó a escocer terriblemente y las nalgas empezaron a resentirse lo malo era que su lengua estaba hecha un nudo y no podía quejarse, su garganta entonces empezó a hacer lo suyo, a hacer un gutural ruido que poco a poco dio paso a los habituales gemidos de dolor, al llanto y por fin a la suplica.

  • Casi te pierdo, casi te pierdo, plaf plaf plaf plaf, no vuelvas a hacer plaf plaf plaf plaf algo así plaf plaf, plaf en tu vida plaf, plaf plaf ¿me has entendido?, plaf plaf plaf plaf Rubén prácticamente lloraba mientras azotaba a Iván permaneciendo ambos en pie
  • MMmrrrram agaggggrrrra agrrrra auuuu auuu
  • Plaf, plaf plaf plaf plaf, si algo te pasa plaf, plaf plaf plaf me muero, plaf, plaf plaf plaf las lágrimas de ambos empezaron a derramarse, de Rubén se le caían al cabello de su hijo y de este le mojaba la camisa, y ninguno de los dos se dio cuenta de que eso estaba sucediendo
  • Ya papa, auuu, auuu, perdón, perdón, no lo vuelvo a hacer, auuu auua agggr agggr yyyyy, yaaa, me duele – por fin las palabras le volvieron, por fin pudo decir algo, por fin le había vuelto la voz
  • Plaf, plaf, plaf, plaf, ¿por qué corriste?, ¿por qué huiste de mi?... ¿por qué querías dejarme Iván plaf, plaf, plaf, plaf plaf porque? ¿Por qué?, ¿POR QUÉ?... – al parecer, Rubén en lo más profundo de su inconsciente pensaba que Iván quería huir de él, desaparecer en todo el sentido literal de la palabra, era como si Logan hubiese vuelto para huir de nuevo para hacerlo sufrir nuevamente, de ahí el reclamo, al presente y al pasado confusamente
  • Uuuuchh, auuuchhchc papaaaa, no me fui, estoy aquí, auuu, auuu, me duele perdón, perdón por favorIván por no soltarse y poner sus manos para protegerse agarro fuertemente la ropa de su padre arañándolo incluso, no quería desprenderse de él
  • Te amo, si algo te pasa no me lo perdonaría, porque me hacen esto ustedes? – pregunto Rubén mirando el cielo, recordando que día antes Lex había desaparecido por largas horas y él pensó lo peor – plaf, plaf pla plaf, plaf – sonaban a compas los azotes sobre las ya rojas nalgas de Iván plaf, plaf, plaf, plaf, plaf, plaf
  • Aaayyy ayyyy auuuu auuu auau au au au au yaaa, mmgggg, mgggg mgmggg mmmggg auuu ya, papa, yaaa, auuu auuu
  • Plaf, plaf plaf plaf, plaf – parecía que nunca terminaría, los manotazos eran firmes, rápidos y a ciegas, Rubén no se fijaba donde golpeteaba, daba donde llegaba, así que más de una vez, la azotada se concentro a un lado del trasero dejándolo mucho mas rojo que el resto

Pero Rubén continuo un buen rato más en su tarea, con su hijo abrazado a su cintura sin hacer amago de alejarse pese al dolor que lo mordía ya, y él, Rubén, con el brazo izquierdo tenia sujeto el cuerpo de su hijo al suyo como queriendo que se le entre a la carne y nunca más salga de sí, y tenerlo ahí toda la vida, libre de cualquier daño, ojala hubiese podido tenerlo así antes de que Raquel osara poner los ojos en él, ojala fuera posible hacer eso, fusionarse a su hijo y liberarlo de aquel mal recuerdo que le dejo esa infeliz rata, ojala fuera un ogro y se tragara a su hijo vivo… Ojala y pudiera comérselo entero a besos, a abrazos o a nalgadas como ahora…
Después de un buen rato de lo mismo, por fin paro, y solo oía el llanto de Iván amortiguado por su pecho, no se había soltado ni un solo momento, y seguía ahí, con las manos agarrando fuertemente la camisa de papá por la espalda, pues había abrazado a su padre con todo su ser, con los brazos abiertos, el dolor empezaba a atenuar, pero no el calor, Rubén alzo la vista, la policía estaba ahí tomando declaraciones de los testigos, no se había percatado de la gente a su alrededor, incluso se olvido del otro protagonista del choque, el chofer del camión… pero nadie había interrumpido aquel momento en que padre e hijo experimentaron semejante susto y reencuentro, nadie quiso decir nada…

  • ¿Está usted bien señor?, ¿tiene algo el niño? – pregunto un hombre vestido de médico que había bajado de la ambulancia, el chofer del camión estaba sentado siendo atendido, no había pasado a mayores aquel incidente, pero todos los protagonistas tenían el AMEN en la boca
  • SI, estamos bien, no se preocupe – acariciaba el pelo de su hijo que gemía entrecortadamente en su pecho a tiempo de besar su frente sin darse cuenta que sus ojos estaban anegados en su propio llanto
  • Pero… ¿y esa sangre? – apunto la camisa enrojecida medio húmeda, y Rubén recién se dio cuenta de lo que acababa de pasar
  • Me ha salido de la nariz, no es nada, es solo la impresión
  • Preferimos estar seguros, será mejor que nos acompañe al hospital

Y así, con esa sugerencia Rubén e Iván ingresaron a la ambulancia, durante ese breve intercambio de palabras, Rubén había vestido a su hijo y este no se desprendió de su padre, volvió a sonar la sirena de camino al hospital….


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