domingo, 24 de abril de 2016

Tonino: Cap. 1; Autora Marambra

Tonino
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 24 de Abril del 2016
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Tonino
Capítulo 1
Regalo de Dios
Autora: Marambra


  • ¡OH PAPÁ! POR FIN LLEGASTE – esa es la voz de mi hijo mayor Ian Oliver Küffer, y se nota que estaba preocupado por mi llegada
  • Bueno Oli, no podía empujar al avión – le respondo mientras me sorprende el beso que me da en la mejilla, hace tanto tiempo que dejo de besarme y solo se limitaba a apretar mi mano y posar su abrazo sobre mis hombros, a diferencia de Tonino que siempre donde sea y con quien sea me planta un beso en la mejilla y me regala la mejor de las sonrisas como si nada hubiera pasado
  • Ya, pero ahora estas aquí y tienes que apurarte, Lena esta en ya en sala de parto y Tonino esta que se arranca los pelos de nervios – comenta, bueno, eso es algo que quisiera ver, porque mi Tonino es muy tranquilo, muy sereno sobre todo en situaciones de emergencia, pero supongo que ser padre por primera vez es una situación de extremo estrés, y trato de recordar como estuve yo hace ufff 33 años atrás, y mi hijo interrumpe mis recuerdos – …es más, se compro una caja de habanos para fumar en el pasillo jajajajjja – se ríe claro, pero la verdad yo no le veo la gracia a aquello, mis hijos saben muy bien que no me gustan que fumen, nunca lo hice yo y no tolero a la gente que se mete un estúpido tubo de papel con hierba seca a la boca para quemar sus pulmones, eso es una tontería de dimensiones inmensas –  …¿¿QUÉEE?? – chilla mi hijo como si tuviera 15 en vez de los 33 que ahora lleva –  YA ES GRANDE PAPÁ, ES UN HOMBRE! – asegura como si no supiera que mi hijo menor es un adulto – así que borra esa cara de enojo – supongo que no pude evitar fruncir el ceño como cuando ellos eran adolescentes y me mataban de rabia, en fin
  • Ya hijo, es solo que… UUUFFF espera que no soy tan joven….
  • No, no, no, no viejito, no puedes quedarte aquí, a medio camino cuando Ian está por llegar – asegura él todo entusiasmado – anda apura que sino Tonino me arrancara la cabeza de un cuajo jejej – se sonríe y que remedio tengo que apretar el paso hasta el ascensor, menos mal es solo hasta el segundo piso

Hola, soy Ian Jürgen Küffer Segundo, acabo de llegar de Londres de visitar a mi hermana mayor que está muy delicada, toda mi familia vive en Europa… bueno los sobrevivientes dos hermanas y un hermano menor; yo he migrado a estas tierras de Dios en América del Sur después de tener a Tonino… Antonio Küffer mi hijo menor, a quien había prometido llegar a tiempo para el gran acontecimiento de su vida que se adelanto para hoy, el nacimiento de mi primer nieto varón: Ian Jürgen Küffer Tercero...

SI, se me llena la boca de agua del puro gusto y la dicha de tan grande homenaje hecho a mi persona, es que le lo llamaran como se llamo mi padre y como me llamo yo, es el primer bebé de mi último hijo, de mi Tonino, y debo confesar que es el mejor regalo que puedo recibir vísperas de mi cumpleaños, mañana cumplo 63 años de vida jejeje.

Soy jubilado ya, he trabajado en la policía tanto en mi país natal Austria como aquí cuando llegue viudo con tres niños en la espalda, mis hijos mayores acababan de cumplir 16 años, ellos son mellizos, una niña Anja que me ha dado 4 nietas y las trillizas de apenas 4 años de mi Oliver a quien sé que se le antoja tener un hijo varón... y es que desde que supo que el bebé de Tonino iba a ser hombrecito, no para de decirme que aun no se cerró la fabrica y que en el segundo intento me regalara otro nieto para pavonerarme, jejeje; yo siempre les digo que no me importa el sexo del bebé, total todos son míos, pero tampoco puedo negar que es un gustito aparte tener en medio de tanta florecilla un pequeño cardo jajajajaj, vamos, que todos los niños son traviesos y puntillosos y hacen de la vida de uno unas veces un calvario y otras un paraíso, y si este bebé se parece la mitad a su padre, que Dios pille confesado a Tonino, porque yo me voy a sentar relajado a sonreír al saber que el cielo me ha hecho justicia, jaja…

Y ahí está ahora, Mi Tonino parado con una bata de hospital y un barbijo al lado de su mujer en la sala de parto, y sé que es él por su estatura, Tonino es el más alto de mis tres hijos, mide 190 cm.,  es una bestia, una bestia que está a punto de cosechar si primer fruto, ¡Dios mío!... PADRE YA, UUFF cómo pasa el tiempo, si apenas tenía 14 cumplidos cuando llegamos… ¡oh! bueno… eso es lo que creía, no estoy muy seguro de su edad a decir verdad, tal vez apenas tenía 13  años no lo sé… quizás se preguntan cómo puede ser eso posible si soy su padre, pero a decir verdad solo tengo como referencia un rango de edad entre los 11 y 13 años cuando llego a mi vida; es que mi Tonino es adoptado, adoptado en tremendas circunstancias, cada que recuerdo aquel pedazo de mi vida se me hace un nudo en la garganta y no puedo evitar preguntarme como puede haber gente tan miserable como para hacer lo que hicieron con mi niño… ambos la pasamos de Caín, fue un duro año de reajustes y la razón por la que he migrado a estas tierras desde mi Austria querida, para darle a mi bebé una oportunidad.

Y digo mi bebé, porque puedo jurar que desde que vive conmigo él ha vuelto a nacer a la inocencia y al amor… por lo menos eso es lo que he pretendido hacer.

Por aquel entonces, yo acababa de enviudar, mi espora Sefhora enfermo de cirrosis hepática, consecuencia de una hepatitis mal curada, apenas 3 meses antes de que yo recoja a Tonino de las calles, y digo recoja porque eso fue lo que sucedió… el invierno había empezado un mes antes y la nieve a esas alturas estaba en su punto, por aquel entonces nada me importaba me estaba dejando llevar por la depresión y la pena a tal punto que incluso había enviado a mis dos hijos con mi hermana Laura a la ciudad de Voralberg cerca del lago para que puedan distraerse en algo de su pena por la pérdida de su madre, mientras yo volcaba mi soledad y mi rabia en mi trabajo; dadas las circunstancias con dos hijos a cuestas y un montón de cuentas por pagar no tenía más opción que doblar turnos nocturnos en la patrulla policial o trabajar de mecánico en un taller los fines de semana, actividades que me tuvieron anestesiado y en parte me ayudaron a olvidarme un poco del dolor y del vacío que me dejo Sephora con su  muerte; dolor y vacío que muchas veces me habían tentado a ahogarme en una botella de coñac, y si no lo hice no fue por mis principios o mi moral o mi falta de ganas, sino por la mirada de tristeza de mis hijos que estaban expectantes de mis actos como si tuvieran miedo a perderme a mí también.

Quien sabe quizás me habrían perdido de seguir en ese ritmo autodestructivo sobrecargándome de trabajo para olvidarme de todo de no ser por Tonino y la intervención divina… dicen que Dios tiene sus misterios, que no hay que preguntarle a la vida que es lo que nos depara, que ella se encarga de darte lo que te mereces y ahora sé que me merecía la bendición de ese hijo que no sabía que sería mío hasta muchos meses después, pero que la vida se había encargado de dejarlo caer en mis manos una noche cruda de invierno después de patrullar en las oscuras calles de Salzburgo, si, la misma ciudad de Mozart donde yo vivía… aquella noche estando solo sin nadie en casa, aburrido de recorrer las calles todo el día sentado en la patrulla de la unidad policial decidí dar una vuelta a pie por la plaza para distraerme y olvidarme de mis problemas, quizás entrar a una taberna y beber un coñac con café caliente que pueda darme una nueva perspectiva de mi situación lejos de la distracción que mis hijos suponían; es que con tanto afán, con la enfermedad de mi mujer, con la pena de mis hijos, con el trabajo de casa y oficina a cuestas apenas había tenido tiempo para mi, para pensar en mis opciones y dar rienda suelta a mi dolor y mi amargura, darme cuenta del cansancio que tenia sobre los hombros después de tan desgastante situación como supone la agonía del ser que amas, así que ese día iba a ser el primer día que realmente me encuentre solo sobre la tierra, como había empezado sin mujer y sin hijos, pues esa tarde mis mellizos se  fueron a pasar el invierno en casa de Laura a donde me uniría en unos días más para pasar navidad con ellos… esa había sido la condición que pusieron mis niños y mi hermana para hacer ese viaje.

Recuerdo que aquella noche por un impulso ciego me compre un cigarro negro, tenía la intensión de fumarme aquella villa y beber una botella entera de coñac y tirarme a la cama a roncar como un poseído mientras la chimenea ardía a mis pies anestesiando con aquella botella de alcohol toda mi amargura olvidándome del mundo y sus alrededores arropado por el calor de mi pena, pero uno hace planes que el destino deshace con un leve estornudo, y eso paso, era la una de la madrugada justamente, había vuelto de mi turno media hora antes y me tire en el sofá oyendo la grandeza del silencio sepulcral que se apodero de mi hogar ahora que no estaban mis hijos, haciendo que mi vacío se sienta más grande y más triste, pero había decidido a dejar mi mente en blanco y me quede ahí sentando frente a la pantalla del televisor por casi 20 minutos sin ver nada en realidad y cansado de darle vueltas y vueltas al mando de la tele sin encontrar nada atractivo decidí dar unas vueltas por el centro de la ciudad, fue así que me fui hasta Getreidegasse una de las calles más concurridas por los turistas el resto del año, pero que en invierno se convierte en un verdadero congelador y no hay demasiadas almas que se atrevan a andar a esas horas por el frío que reina y mucho menos un niño que fue justo lo que me encontré debajo de una banca tiritando de frío.

Nunca olvidare ni aun si me diera Alzheimer los gemidos moribundos que llegaron a mi oído cuando me quede a vaciar mi pena en la nieve aquella noche sentado en ese banco de plaza antigua, creí que era un perro, ¡juro por DIOS! que creí que se trataba de algún animal herido, un perrito que lloraba de frío y seguí por instinto la fuente del origen y di con un basurero en una esquina, cerca de algunos restaurantes que apagaban ya sus luces por falta de clientes a causa del clima... y grande fue mi sorpresa al encontrar un bulto con aspecto humano que gemía debajo de unas cajas de cartón, era un menor de apenas 11 o 12 años acurrucado, llorando de frío con la ropa mojada no solo de la nieve sino de orinarse encima producto del miedo o del dolor, cubierto de sangre seca y muchas magulladuras, mi instinto hizo que busque ayuda con la mirada pero no había nadie a mi alrededor y me di cuenta de que YO ERA la ayuda, así que lo alce de aquel lugar y lo metí a mi movilidad en busca de auxilio rumbo al hospital, al mismo maldito hospital de donde había sacado a mi esposa para que pueda morir en casa junto a su familia, y al que había jurado no volver, pero por lo visto la necesidad tiene cara de hereje, y ahí estaba yo con el revés del destino en la mejilla, cargando un menor de edad casi congelado y maltratado buscando  a quien creía mi mayor enemigo, el doctor Gerhard Klovic al que pese a maldecirlo y odiarlo, interesantemente confiaba en su buen juicio, discreción y conocimiento.

Para suerte mía Gerhard estaba de turno aquella noche y acudió apenas pegue el grito en medio pasillo, olvidándome como siempre de que en aquel tipo de lugares, debe reinar el silencio y por ende la paz para los pacientes, pero es que de ese grito me decía mi instinto dependía la vida del que aun no sabía iba a ser mi hijo menor.

  • GERHAAAARDDD… GERHAAARD – reclame su presencia de inmediato con un grito  mientras apretaba contra mi pecho la frialdad de un cuerpo menudo que se iba apagando como una velita de cumpleaños frágil y pequeña, había oídos los gemidos de dolor de Tonino de quien aun no sabía su nombre, ni su edad ni su sexo, vamos que creí incluso que era una niña porque Tonino llevaba el pelo medio largo en graciosas ondas que caían sobre sus hombros, además su rostro indefinido y su pequeña estatura no me revelaban nada más y creí sinceramente que era una nena hasta que Gerhard desnudo a Tonino para examinarlo
  • POR DIOS IAN; DEJA DE GRITAR – me contesto Gerhard con su traje verde oliva de dos piezas que suelen usar en las salas de emergencia poniéndose el mandil encima
  • ES QUE SE MUERE, LA NENA SE MUERE

Grite con todas mis fuerzas, es que de verdad se estaba muriendo, llevaba el cuerpo casi morado del frió, sus labios eran azules ya y sus ojos empezaban a cerrarse, yo lo había alzado y me había quitado el abrigo y lo envolví en él sin quitarle la ropa, quería que entre en calor lo antes posible, aunque claro mi conocimiento indicaba que entraría en calor si le quitaba la ropa mojada, pero vamos, el terror reflejado en sus ojos me dijo que mejor no hacer ni el intento, el crío podía gritar además y la gente creer que era yo el atacante, total no estaba vestido ya con el uniforme policial sino con ropa de civil, fue por eso que lo lleve lo más rápido posible a la movilidad envuelto en mi abrigo mientras su pequeña vocecita imploraba que no lo lastime…

  • Nooo, por favooor, nooo, nooo me pegues – gimoteaba con la voz rasgada seguro del severo dolor en la garganta y una tos que parecía de perro en agonía, si a cada acceso de tos le sonaba el pecho como una orquesta de mocos atascados en una vieja cañería y los ojos se volvían mucho más rojos de lo que ya estaban y se agarraba la garganta con desesperación, la desesperación de respirar y de quitar el dolor, fue ahí que me fije en sus manos, estaban sin uñas, pero no porque se las coma sino porque algún desgraciado se las había arrancado de cuajo, me quede horrorizado, pero ese horror quedo pequeño cuando lo vi en la camilla mientras Gerhard lo atendía.
  • Por favor Ian, déjame solo con el paciente – recuerdo que me pidió Gerhard
  • No, no voy a dejarlo solo, además necesito estar presente como testigo para cuando vengan servicio social y la policía – conteste
  • Bueno, pero por favor, mantén tu distancia – me contesto y yo entendí lo que me estaba pidiendo, que no intervenga con gritos o insultos y demás… me temo que los últimos meses de vida de mi esposa, en medio de una dolorosa agonía, mi desesperación porque alguien haga algo más que mirarla con indiferencia la alivie de su dolor... vamos, la indiferencia que solo yo veía porque no era cierto, nadie era indiferente a su dolor, pero ese error mío hizo que muchas veces rompa el protocolo y la promesa y arremeta en medio de gritos pidiendo el auxilio que quería Sephora y que no podía pedirlo porque ya no tenía voz

Así que aquella noche, procurando aferrarme a las normas de la sociedad y en reivindicación por el esfuerzo que ese hombre hizo por mantener a mi esposa no solo con vida sino sin dolor, fue que me hice a un lado de la camilla cerca de la cabecera de Tonino y vi como las enfermeras en un hábil movimiento desnudaron el menudo cuerpo de aquel pequeño que entraba a un estado de inconsciencia, y grande fue mi sorpresa de ver que se trataba de un varón, yo no podía adivinar con certeza la edad, pero era un hecho que el pequeño estaba entrando a la pubertad, tenía algo de vello púbico fino como una gamuza ligeramente marrón en el pubis sin llegar a cubrir gran cosa y apenas tres o cuatro pelos locos en las axilas del mismo tono, su piel era clara sin tener la blancura nívea de la piel de mis hijos por ser los dos rubios, Tonino me imagino como creyó en su momento Gerhard, que tenía alguna ascendencia hispana o latina, además su espeso pelo negro y sus enormes ojos oscuros de un marrón chocolate me hacia recuerdo a los hermosos ojos de los antiguos moros, en definitiva, mi bebé tenía una mezcla de razas en la piel y en la sangre que lo hacían particularmente angelical y ahí enfermito como estaba parecía un querubín que quería dormir.

Pero no un sueño corto sino el eterno de la muerte,  tanto así que en un momento dado le dio un paro cardíaco y vi a Gerhard apretar su pecho como lo hizo con mi mujer, pero a diferencia de Sephora, Tonino no necesito un resucitador y respondió a tercer intento, luego de aquello vi que lo intubaron y aspiraron un montón de mocos de sus pulmones, Tonino estaba empezando una neumonía, y a medida que todo aquello sucedía Gerhard empezó a indagar las circunstancias del pequeño y yo pues relate aquellas circunstancias viendo a donde quería ir el médico, y fue cuando todos tuvieron la precaución de guardar las ropas de Tonino en bolsas estériles y etiquetarlas para ser enviadas a la policía como evidencia, y uno de los estudiantes de cirugía que portaba siempre una cámara fotográfica, tuvo la gentileza de tomar varias fotos de las lesiones de Tonino antes de ser atendidas…

Y sé exactamente lo que ese joven médico sintió, nauseas... asco de ver la maldad de la gente que se había ensañado con aquel pequeño niño que tenia golpes de puñetes y patadas en todo el cuerpo, las uñitas de las manos arrancadas de cuajo, fracturas en 3 costillas que menos mal no necesitaron cirugía pero que todos sabían dolería un infierno mientras la neumonía no lo deje en paz, su cabeza llevaba un corte de 5 cm en el temporal derecho y tuvieron que cortar su precioso y sedoso pelo al ras para ver otras marcas que sí, que ahí estaban… cicatrices de uñas o de golpes con objetos contundentes, y lo peor… marcas de dedos en las pelvis que gritaban que quizás hubo una violación… en definitiva Tonino había vivido un calvario en tan corta vida.

No recuerdo cuanto duro la intervención de Gerhard y el equipo de médicos y enfermeras que acudieron a atenderlo, solo recuerdo que camine con ellos por el largo pasillo que conduce de emergencias a las salas de internación  o mejor dicho a la UNIDAD DE TERAPIA INTENSIVA UTI, y de pronto me di cuenta que no estaba solo, a mi lado estaba mi compañero de trabajo que había tomado mi turno nocturno y como buen policía que sé que era empezó a interrogarme tomando mi declaración al pie de la cama de aquel niño que por alguna razón me había robado el corazón…

  • Guaaa!!! ¡¡¡¡guaaaa!!! ¡¡¡guaaaa!!!

¡OH POR DIOS!; ¡POR DIOS!… mi nieto acaba de nacer…






4 comentarios:

  1. Una vez recuperado el aliento puedo decir que la historia es maravillosa, llena de dolor en un principio, dolor de dos vidas sacudidas por la desgracia, pero que el destino entrelazo para mostrar luz.
    No se como es la modalidad con la imagen de la semana pero esta historia da para mucho más que un sólo capítulo, conocer más sobre el renacer de este pobre niño y de esta nueva familia.
    Me encantó.

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  2. Marambra,has logrado encogerme el corazón,(una vez mas)y llenar mis ojos de lagrimas.Creo que ya Tonino se filtró bajo mi piel.
    Espero saber pronto lo que se viene ,ya que la historia me cautivó
    ¡felicidades por esta nueva creación!
    Kenny

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  3. Buaaaa pobrecito......esta excelente.... prometo tratar de no llorar....pero no garantizao nada


    Excelente amiga ...como siempre

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  4. Marambra dime que ya estas continuando esta historia!!
    Me atrapó como no tienes idea!!!
    De lujo como siempre amiga!!

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