Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 22 de Abril de 2016.
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Capítulo 39
Introspección y ensalada de brócoli
Autora: Marambra
Rubén esperó que Iván se calme del todo, sin dejar de mimar y
querer, sintiendo que tenía las manos tiesas como la canción que se oía llegar
de la cocina junto al delicioso aroma de la comida…
“tengo las manos tiesas de arañar el
tiempo,
tengo la voz
cansada de gritar mañana….
esperando el
rocío de un nuevo amanecer”
Recitaba aquellos versos y cuando lo creyó
conveniente lo condujo en silencio al baño, y al cerrar la puerta se maldijo a
sí mismo, Iván lloraba desconsoladamente debajo de la ducha, porque pensaba que
su padre seguía enojado con él y que no lo quería, por su parte Rubén se quedo
mirando la puerta meditando en lo que acababa de suceder; acababa de dejar a su
hijo sin haber podido abrazarlo ni consolarlo después de esa azotaina, no pudo
decirle “YA PASO; YA TERMINO” y no porque no lo sintiera o no quisiera sino por
su inhabilidad para demostrar sus sentimientos… y es que cuando Rubén tenía un
dolor tan grande o una preocupación enorme como lo que sentía ahora, no podía
sacar su vulnerabilidad y se tapiaba en sí mismo; no podía consolar a nadie,
era terrible llevar dentro suyo esa carga, y ver a Iván tan desmoralizado como
estaba le produjo dentro un enorme conflicto de emociones, no pudo agarrarlo,
besarlo, abrazarlo, nada… estaba con el amor encarcelado y solo había una llave
para eso, la cárcel de Raquel.
Al ver el franjazo en la pantorrilla de
su niño se prometió a si mismo que ver eso cada día solo servía para un solo
propósito, apurar el lio legal y limpiar la vida de su hijo; ya que devolverle
la inocencia era un casi imposible pero buscaría la forma de hacerlo, sea como
sea él trataría que Iván se olvide de este mal trago y vuelva a sonreír… vuelva
a ser un crio cualquiera que vive el día a día las emociones de descubrir la
vida.
Iván por su parte estaba llorando
abrazándose a sí mismo, confortándose con el agua fría que caía y que le supo
más fría todavía al no sentirse querido por su papá; pero
pensó, su padre había tenido toda la razón del mundo de estar tan
enojado con él, no podía cuestionar nada, no había mencionado nada con respecto
al internado, eso aun estaba latente, “ojala
se olvide de eso pensaba, por favor Diosito si existes, no permitas que me
lleve a un internado, pensaba todo lloroso, prometo ser bueno y no pórtame mal repetía en voz baja… de aquí en adelante no voy a desobedecer a
papa, ¿si? Dame una señal de que me oyes, rogaba para sí cuando Adela le
golpeo la puerta del baño, había perdido la noción del tiempo que estuvo bajo
la regadera.
- Te esperan en el comedor Ivancito – le dijo Adela, el muchacho estaba mirándose la uña que sangraba un poco con un gesto de dolor mientras se colocaba la toalla y respondía desde adentro
- No quiero ir Adela – contesto – no tengo hambre – ¿quien tendría ganas de comer si acabas de almorzarte una paliza completa?
- ¡AY no sé guaguay! – dijo ella preocupada – ¿mejor bajas si? Te están llamado – y se disponía a llamar a Lex, en eso salió Iván con gotitas de agua en la cara y el cuerpo secándose el pelo y Adela se acerco al muchacho y le beso la frente – baja… Te lo hice keperí (carne al horno) como te gusta
Pero Iván no bajo, después de todo no
sabía que ropa ponerse, todo estaba
arrugado o en suelo o en la maleta, así que sin vestirse se tiro a su cama hecho un ovillo enredado en la toalla
húmeda mirando la foto de Raquel que fue a parar a la basura toda arrugada, e
hizo lo mismo con la foto de Logan, te
odio murmuro, tenia sentimientos encontrados cuando pensaba en él, se
abrazo a la almohada y cerró los ojos recordando los momentos tan bonitos que
paso con Rubén en diferentes oportunidades; las veces que lo había mimado con
tanto amor casi más que a Lex o eso pensaba como consuelo, y ahora lo había
echado todo a perder por culpa de un par de tetas caídas, se dijo en silencio.
Sintiéndose de pronto vacio, era como
si al llorar todo se hubiera desparecido de golpe… solo quería que Rubén
subiera y le dijera algo, algo que llene esa sensación de tener un hueco en el
estomago y en el corazón, había sido duro tener que soportar aquellos azotes en
su regazo, pero también era como volver a ser solo un adolescente sin el
conocimiento del sexo en su cabeza, como volver a ser el de antes, el que tiene
que afrontar el castigo después de una travesura común y corriente, por lo
menos papá ya no le insistió en que la decisión era suya, eso lo hacía sentirse
obligado a ser un adulto y él no quería ser eso, quería ser como Lex, vivir
como Lex haciendo lo que le venía en gana cuando le daba la gana y no importa
si luego te calientan el culete, porque sabes que mañana igual te seguirán
queriendo, como el resto de los chicos de su edad…
“Libre
de culpas”, sin
saber lo que él ya sabía, eso lo fastidiaba, en que maldita hora se habría
acostado con aquella zorra en el potrero, en que maldita hora habría clavado
sus ojos en esa mujerzuela que ahora le causaba tantos problemas; tenía que
hacer algo, Rubén su PADRE lo merecía, y él lo necesitaba, necesitaba con todo
su corazón limpiar los estragos que había causado su locura… su papa merecía
una disculpa, pero no solo verbal, sino con sus actos y por una fracción de
segundos pensó en Rubén como si fuera su padre biológico, ojala lo fuera decía,
y eso también lo llevo a otra situación, si
algo le pasa a papá de nuevo ¿qué será de mi? y pensó en Logan y Rubén como
si fueran uno solo y volvió ese volcán de resentimiento – amor que lo
amargaba, no había podido disculparse de Logan por aquel miserable error cometido
producto de la rabia y del rencor, se acordó de cómo se deshizo de él por culpa
de…
Desecho ese pensamiento como si le
doliera horriblemente recordar… pero no podía evitar sentir la sensación de ser
un estorbo para Logan que lo trato como si fuera un zapato viejo, lo encerró en
aquel horrible internado a las afueras de Londres y cuando tenía que llevárselo
de regreso a casa simplemente se dio la vuelta y él lo insulto, renegó de él,
lo maldijo, le deseo la muerte incluso y como si Dios o el diablo oyeran, Logan
nunca más vino por él, en vez de eso llegaron los servicios sociales y se lo llevaron a un hospicio hasta que su abuelo
se hizo cargo de su custodia, desde aquel entonces vivió atormentado con la
idea de que no pudo disculparse de Logan por lo ocurrido, lo que lo condujo a
otro pensamiento: podía disculparse de Rubén, debía disculparse con él,
sino la conciencia no lo dejaría tranquilo.
AY, que dolor, como le estaba haciendo
falta papá, el papá de ayer y el papá de ahora, quería por un lado que Logan
estuviera allá para darle caramelos de menta y hacerlas paces sin decir nada
más que ¿te gusta?, pero extrañaba más a Rubén y a su forma torpe de
disculparse y consolarlo, un abrazo fuerte, un beso en la frente, sentarlo en
su regazo meter los dedos entre sus cabellos, rasparle la cara con la barba sin
rasurar, o levantarle el mentón y hablar ya calmadamente y hacerle ver su error
y decirle borrón y cuenta nueva,
sobre todo después de una buena paliza, pero ¿y si no viene ahora?, ¿si ya no
quiere hablar con él nuevamente?, ¿si lo deja en el internado pese a todo?… no,
no podría dejarlo, ya lo habría llevado al internado hace cuanto se respondió
tras meditarlo unos minutos; si definitivamente extrañaba a Rubén, con él,
sabía exactamente donde estaba y que hacer, tenía las reglas claras y las
consecuencias de no seguir las directrices como ahora mismo, porque Rubén sí sabía
llevarlo con mano firme a buen camino y sabia como consolarlo luego, solo que aún no lo había hecho… pero lo haría
¿verdad?; en cambio Logan no sabía qué hacer y se dejaba llevar por el resto de
sus amigos que creían tener mucho conocimiento sobre como criar chicos y tomaba decisiones que rompía luego y los
confundía tanto a él como a Lex, pero ¿qué podía esperar de un padre inexperto
de 31 años como lo era él?.
Bueno, perdió a Logan su padre
biológico que parecía más bien un hermano mayor, pero ahora tenía un papa a
doble partida que si se enfermaba por su culpa no se lo perdonaría; Rubén ya
había ido a parar al hospital por el colerón de la comisaria, su
padre, ese que no subió todavía a consolarlo, que aun no le dijo nada
después de todo lo que ocurrió, seguramente seguía decepcionado de él y no era
para menos pensaba; es hora de hacer las cosas bien… es hora de volver a ganar la confianza
perdida se repetía una y otra vez dándole vueltas y vueltas al coco con tanto
pensamiento, ¿pero realmente cómo hacer todo eso?, ¿cómo hacerlo sin que nadie se lo diga y su padre
se dé cuenta?, estaba ensimismado con ese pensamiento en su cabeza cuando oyó a
Rubén en la puerta:
- Te estamos esperando en el comedor, baja ya – eso sonó más a una orden que a una sugerencia – después descansaras si quieres, a las cuatro tenemos que salir al juzgado – agrego aquello con pesar y cansancio
- No tengo hambre – contesto un poco brusco sin querer, fue la sorpresa nada más lo que ocasiono esa actitud que irrito a Rubén
- Te estoy dando un orden Iván: BAJA a comer inmediatamente – grito Rubén enfadado por tener que amenazar, se había dado cuenta de la uña rota, estuvo a punto de ir a su habitación y traer el botiquín para vendarle el dedo pero todo se rompió con la respuesta de Iván que sonó a enojo y rechazo
Tras aquello Rubén bajo al comedor con
cara de pocos amigos, amargado, creyendo a su vez que la única posibilidad de
reconciliación con Iván acababa de morir; estuvo pensando en que se le fue la
mano de nuevo, en que fue muy duro con aquel episodio que acababa de concluir
con las lágrimas de su hijo, e ingreso al comedor sin el crío que se suponía
que tenía que venir con él y como no fue así, fue recibido por un terrible
bofetón de Clara que había oído la brusquedad de aquel breve encuentro.
- PLAF – sonó la mejilla de Rubén que se asombro de ese recibimiento – ¡ESTÚPIDO! – lo acuso – eres un estúpido completo… te ordene que subieras a llamarlo para darte la oportunidad de aclarar las cosas con él – reclamo – y no hacerle sentir miserable, y tu vas y le gritas, IDIOTA, donde tienes la cabeza, o el corazón… MONSTRUO – y empezó a golpearle el pecho, definitivo, su mujer estaba brava
- NO fue mi intención – se defendió Rubén, agarrando las manos de Clara para evitar que lo golpee – perdona Clara, pero no puedo hacerlo – dijo con pesar – y tú lo sabes – contesto y soltando todo el aire de los pulmones en un soplido largo y espeso, con los hombros caídos en señal de derrota emocional y se dejo caer en la silla de la cabecera de aquella enorme mesa, que le pareció mucho más grande todavía sin sus hijos, sin Logan sin Lex y sin Iván… cada día las cosas se enredaban más, cada día no, cada minuto se corrigió así mismo.
Clara tenía razón, el sabia que el
revés era por una sola cosa, que ella adivinaba que Iván estaba ahí arriba con
la sensación de no haber sido perdonado ni consolado, en fin ya era tarde para
hacer algo, Iván entro al comedor con la cara seria y triste llena de huellas
de llanto, su ilusión había sido fracturada en todos los sentidos dentro de sí
mismo, y un nuevo sentimiento de culpa se apoderaba de su ser; el grito de su
padre confirmo su enojo, sus ojos estaban totalmente ausentes y vacios, el
color se había perdido, no había luz, no había alegría, sus pupilas estaban
opacas totalmente; por detrás entro Alexander con la mirada acusadora pero en
completo silencio, y aquel almuerzo
hubiese concluido así de no ser por el lio que Lex armo con la comida, es que
claro Adela hizo ensalada de brócoli y se olvido hacer algo diferente para Lex
y para Iván; por lo general ella cuando hacia esto les disimulaba la ensalada o
la sopa pero esta vez no pudo, Clara estaba de mal humor y Lex desubicado
empezó a hacer gestos de asco con la ensalada, Iván miro el plato pero no quiso
demostrar su descontento, tenía el culete escocido y no quería arriesgar nada por
un simple vegetal.
- Alexander Hansen – dijo mamá entre dientes sobresaltando no solo a Lex sino a Iván – vas a comerte toda esa maldita ensalada si no quieres que te de una tremenda paliza aquí mismo y te lleve al médico para que te pinchen – amenazo Clara a Lex como si fuera un niño de cinco o seis años y puso sobre la mesa una paleta de madera que servía para hacer manjares dulces, Lex e Iván miraron desconfiados el extraño utensilio, pero a diferencia de Iván, Lex seguía en su juego
- Mamáaaaaa pero no me gusta el brócoli – se quejo buscando comprensión – por favor, ¿puedo comer solo el tomate? – le pregunto esperanzado – el brócoli tiene feo sabor y olor, anda… no seas malita ¿sí?, además me duele la panza – y puso cara de pollo nacido alicaído, y se sobaba el vientre teatralmente
- Siéntate quieto Alexander – rechino los dientes Rubén cada vez más sulfúrico – coge ese tenedor – dijo apuntando sus cubiertos – y pincha tus verduras – recomendó – no hagas renegar tu más, que estoy a un milímetro de calentarte el poto a ti también – amenazo ladrando prácticamente
Y Lex se dio la vuelta y miro a su
padre a la cara sorprendido de su intervención, dándose cuenta de lo serio que
estaba con la mirada oscura, agachado concentrado en su plato; y desvió los
ojos para mirar a Iván que aun haciendo arcadas tragaba la horrible ensalada,
queriendo imitarlo por un momento, pero no pudo hacerlo, realmente no podía
controlar aquello y se le lleno la boca de saliva y le vino un ataque de arcadas,
arruinando el almuerzo de todos, así que Rubén lo cogió del brazo y lo llevo
afuera al patio de atrás, espero que se le vayan las arcadas y luego sin más
preámbulo lo tumbo sobre sus rodillas y lo azoto ahí mismo sobre sus delgados
pantalones de verano, Lex hacia lo humanamente posible por no llorar solo
gemía, pero al final el dolor lo venció y empezó a pedir disculpas
- PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS – sonaban los azotes secos y rápidos
- Yaaa, papá, para, para por favor me voy a comer todoooo
Rubén lo paro de golpe y lo volvió a
conducir al comedor, llamo a Adela y le pidió la licuadora, mando a Lex a
sentarse quieto y a comer la dichosa comida, Rubén se tardo un rato y apareció
con un vaso enorme lleno de un líquido espeso verde y aspecto monstruoso, que
lo coloco justo frente a Alexander
- Te comes tu ensalada toda o te tomas eso, y encima tu madre te regala unos bonitos paletazos con esa cucharita de madera, ¿me has entendido? – agrego Rubén mostrándole la paletita que Clara trajo mientras le daba un tirón en las patillas, definitivamente papa está enfadado
- AUCHHH
Pero por mucho que quiso Lex no pudo
hacer pasar ni un solo brócolito, se comió la carne, los tomates, la patata, el
resto de la ensalada incluida la cebolla cruda, pero no pudo hacer pasar un
pequeño ramito deL vegetal aquel; fue horrible para el crio, al final, se
levanto del comedor y le dijo a su madre y padre
- Prefiero que me den una paliza con esa cosa a que me pidan comer o tomar brócoli – dijo dejando correr una lágrima verdadera – no puedo hacerlo de veras – dijo desesperado – es simplemente horrible – recalco – por favor eso es un castigo para mi… y yo no me he portado mal – agrego con pena
- Haz lo que quieras – le dijo Rubén levantando las manos, no quería azotar a nadie más, parecía ser el nalgueador oficial y no le gustaba la tarea aunque a otros si les parezca… y se levanto de la mesa dejando a su mujer al mando llevándose a Iván al dormitorio ya que había concluido su comida
- Bien guapito – dijo mamá – empieza a bajarte los calzones, que aquí, tú no te me vas a ninguna parte si no te terminas tus verduras – ordeno – ¿crees que soy tonta? – pregunto sarcástica – crees que no me doy cuenta de que todas las veces que se sirve brócoli tu estas con ensalada de lechuga o ya comiste antes – vaya mamá sabia sus estratagemas – así que ahora no te lo paso, a mi no me regalan la verdura y no hay gallinas cerca para picotear tus sobras – declaro
Y sin más preámbulo empezó ella misma a
quitarle el short y los bóxer, para ello lo paro de la silla y no lo dejo
salir, se sentó y coloco al crío entre sus piernas para acorralarlo con ellas;
Lex hacia toda clase de promesas que
fueron a caer a saco roto mientras sus manos atajaban las de su madre que de
tanto en tanto soltaban un cachetazo sea en el traste o en las propias manos de
Lex para que no interrumpa su tarea; al final
lo tumbo sobre su regazo y le dio una tanda de azotes directamente con
aquella paleta de hacer mazamorra, miel de caña y otros dulces, solo que la
paliza no fue nada acaramelada sino totalmente amarga para el pobre trasero de
Lex que lloraba a cada tanto.
Es que mamá no se conformo con sobarle
el culo de un solo tirón, sino que le daba cinco azotes duros y seguidos y
luego lo sentaba y le hacía comer dos o tres cucharadas de la famosa ensalada
de brócoli y si hacia alguna mueca de asco o arcada otra tanda de azotes.
- Abre la boca Lex, no estoy para juegos – gritaba Clara con la cuchara de ensalada cargada, había decidido darle a cucharadas para evitar lastimarle con el tenedor y no solo eso sino que le aumento la ensalada de castigo, mientras el pobre Lex cerraba la boca apretando los labios y los dientes con todas sus fuerzas y moviéndola cabeza de un lado a otro como un lactante que se niega a comer papilla de layacote.
- Ya no mama, me da asco buabuaaaaaaaaaa – le vino arcadas
- CLAP CLAP CLAP CLAP CLAP – se oía el concierto de paletazos que caían sin consideración
- AU; AU; AUUUU YA, YA ME COMO TODO MAMA, ME COMO TODOOOO – a Lex no le quedaba otra que prometer para salvarse de un nuevo ataque
Y así se paso la hora de la sobremesa
con el brócoli hasta las orejas, haciendo un sobrehumano intento de no vomitar
en el comedor para evita que mamá lo siga castigando; finalmente mamá lo soltó
cuando creyó pertinente… cuando logro que coma todas las verduras que se no
comió a lo largo de este maldito año…
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