Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 22 de Abril de 2016.
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Capítulo 46
Del agua al aceite
Autora: Marambra
¿Será posible? pensó el médico al oír a las
enfermeras hablar en la habitación, más que hablar estaban ordenando al
muchacho que salga y de la cara.
- Alexander, deja de esconderte – se oyó desde el pasillo la frustrada voz de la jefe de enfermeras – sal del baño de una buena vez, estás perdiendo el tiempo – conmino la mujer un Lex que se escondía de su triste futuro, la horrible jeringa sobre la mesa de mayo en espera de hacer efecto en el desobediente organismo de aquel muchacho lioso que nada más oír las voces de sus torturadoras se metió casi de cabeza en aquel lugar
- Un ratito por favor – rogaba sabiendo que tarde o temprano tendría que salir – solo un minutito – agrego procurando calmar sus nervios.
… Él sabía que era mejor hacerlo por
voluntad propia que por ajena ya que noche antes hizo lo mismo y los enfermeros
no tuvieron piedad con él, abrieron la puerta y lo llevaron alzado, lo
agarraron como a un niño de 4 años y sin más le bajaron la ropa y sin otro aviso más que el común y corriente en la sala
de enfermería: “NO te muevas” le picharon aquel horrible medicamento que dolía
un montón. Y ahora estaba en las mismas condiciones, en el mismo baño y con el
mismo miedo… solo que ahora su madre acaba de llegar junto con su médico de
cabecera.
- Un ratito más por favor, por favor – rogo desesperado – voy a salir, pero un ratito – agrego Lex apoyado en la puerta
- ¿Qué pasa aquí? – pregunto el médico
- Es Alexander nuevamente – contesto la enfermera con algo de resignación en la voz, es que ya era de conocimiento público la relación de Lex con las inyecciones – está en el baño hace ya media hora, no quiere salir y tenemos que colocarle el medicamento – y le mostro le jeringa cargada – …anoche paso lo mismo y tuvieron que agarrarlo – comento – pero bueno ¿quién no lo haría?, si esto duele un montón – sonrió apenada la enfermera
- Abre la puerta Lex – hablo su madre – será peor si no lo haces – lanzo una sutil amenaza pero muy efectiva, porque al final el crio abrió la puerta y se resigno a tumbarse en la cama, mientras las enfermeras preparaban otro inyectable desechando el actual
Lex se resigno y se tumbo de lado,
agarro la almohada y en cuanto sintió que le bajaban la ropa interior para
administrar el balsámico, tenso el cuerpo de solo recordar como dolía aquello,
el ritual de la antesala al dolor era horroroso para él; primero lo hacían
tumbar de lado, le levantaban la fea bata, le bajan el slip y luego venia la
humedad del alcohol embebido en la pequeña torunda de algodón, 3 a 4 caricias
con el, de arriba hacia abajo y luego dos dedos que pellizcaban la piel, ahora
era cuestión de fragmentos de segundo lo que marcaba la diferencia entre la
calma y la agonía… ¡la aguja esa que
traspasaba la carne toda y dolía al entrar!, pero luego, el líquido ambarino
aquel que nada más abrirlo olía a eucalipto invadiendo su cuerpo era otra cosa,
no podía aun cuanto quisiese evitar llorar mordiendo la almohada tratando de no
tensar la pierna y eso era re difícil de conseguir dada la tardanza con que el
medicamento ingresaba, menos mal estaba ahora mama con él que con el permiso
del médico y las enfermeras pudo subirse a la cama de su hijo y acariciarle la
espalda toda y el cabello mientras le besaba poco a poco la cabeza y sujetaba
su mano para evitar la tentación de repetir la imprudencia de días previos,
meter la mano para sacar la aguja y que solo sirvió para volver a empezar
porque contamino la jeringa.
- Ayyy, ayyyyy – empezó a llorar – mmmm, por favor, que termine ya – suplicaba sudoroso, encogido, apretando los puños y ahogando un grito al enterrar la cara de lleno sobre la cama
- Ya terminamos, ya falta poco – falta poco decían y solo eran 2 miserables mililitros que parecían más bien océanos enteros para un Lex que no había previsto que dormir sobre la toalla mojada le costara esa horrible tortura china
Después de aquello y en cuanto pudo
calmarse, el médico procedió a quitarle los puntos del vientre, habían pasado
10 días desde la cirugía y estaba prácticamente listo para irse de no ser por
la tos que aun presentaba.
- Bueno, esta maravilloso – dijo el médico al contemplar la pequeña herida rosada en el vientre del muchacho, una línea perfecta hecha con un pulso magistral y mucho mas magistral la sutura, intradérmica; toda una obra de arte en el mundo quirúrgico, él medico explicaba las ventajas de aquella sutura extasiado pero a Lex lo único que le importaba era saber si ya podría irse a casa
- Y cuando le darán el alta médica – pregunto Clara
- Bueno – dijo con aire satisfecho – dejo de hacer picos febriles desde ayer en la tarde la tos va mejorando lo que es maravilloso – agrego estudiando los registros – pero debemos continuar la medicación por lo menos tres días más para completar su dosis – eso era algo que no podían suspender por obvias razones – pero en vista de que está en buenas condiciones, podemos mandarlo mañana a casita – y eso alegro muchísimo a mamá – solo que tendríamos que traerme al muchacho pues dos veces al día para seguir dando la medicación por enfermería – anuncio el médico para horror de Alexander – los balsámicos digo, porque el antibiótico se puede continuar por vía oral
- NOOOOO POR FAVOOOR, NOO – grito Lex girándose de inmediato porque ya acababan de sacarle la aguja – tres días más noooo COOF, COOF COOFFF COOFF – empezó a toser sin poder evitar quejarse
- Es que ese el problema Alexander aun tienes tos – dijo el médico muy consciente del problema
- Y no hay otra manera – pregunto Clara, otro tipo de medicamento para tomar?
- Hay, pero tardarían un poco más en hacer efecto, a no ser que use en supositorios – contesto el médico dejando la opción a Lex y a su madre
- Y cual recomienda – y mamá prefirió que la decisión la tome el galeno
- Los supositorios – dijo muy seguro el médico – son casi tan efectivos como los inyectables
- Tampocooooo – se opuso Lex indignado
- Vamos Alexander, podrías ponértelos tu mismo – le indico la enfermera
- NI en sueños
- Bueno hijo entonces te quedas con la medicación actual y punto te traigo en la mañana y en la noche a modo de dar un paseo – concluyo Clara para pena de Lex
- Mamita por favor, mira como tengo la piel y solo va día y medio – se quejó Lex bajándose algo la ropa interior para que su madre vea el horrible moretón que llevaba en una de las nalgas
- Bueno Lex yo decido – dijo el médico – te cambiare la medicación por completo – y agarro un recetario garabateando encima – los antibióticos los tomaras en comprimidos – le sonrió – te daré un fluidificante en gránulos para que lo tomes con jugo y el balsámico en supositorios no creo que puedas quejarte – para él estaba resuelto el problema – en todo caso son mejor que los inyectables que sabes muy bien que aún faltan seis – dijo contando los mismos – además me da pena que te los sigan pinchando, y como dijo Rebeca, te los puedes poner tu, sino es difícil
- NO doctor, no será necesario, se los pondré yo – agrego Clara para vergüenza de Lex pero muy en serio y decidida
- MAMÁAAA – chillo de pronto rojo de vergüenza – ¿cómo dices eso? – agrego tapándose la cara con la almohada, a este paso le pondría cruces al hospital, ni aunque se esté muriendo volvería, seguro aquello seria la comidilla del día, además ya lo conocían como el chillón
- ¿Qué tiene de malo? – pregunto mamá
- NO veo porque tengas que tener vergüenza Alexander, es tu mama – agrego Rebeca – ella te limpio el trasero cuando naciste – acoto para más vergüenza – y seguro te lo besaba cuando eras un bebe, como a todos ¿no es verdad doctor?
- Si, a mí también me lo besaba mi madre – se río el médico con su mejor pose – y ahora me lo besa mi novia, y seguro que a ti Alexander las chicas andarás tras tuyo para hacer lo mismo – le guiño un ojo riendo, habían entablado amistad a tal punto como para confraternizar; total el cirujano era bastante jovial además de ser joven
- ¿Por qué me tiene que pasar estas cosas a mi? – Lex cerro los ojos teatralmente, en el corto tiempo de estadía se hizo amigo de casi toda la plantilla de enfermeras y médicos del piso, así que ya estaban acostumbrados a sus arrebatos de vergüenza
- Porque te dormiste sobre una toalla mojada – le respondieron las enfermeras a coro con Clara
- MMMM, como no necesitara el pinchazo de la noche, podemos adelantar el alta para esta tarde – dijo mirando la hora, era casi medio día – a qué hora toca el próximo antibiótico? – pregunto a las auxiliares
- Al medio día
- Bueno, entonces prepararé el alta, puede irse después del almuerzo si lo desea sino en cuanto administren la última dosis y quiten las vías – sonrió el médico – vamos muchacho, no molestan tanto – hablaba del supositorio – y lo mejor no duelen como el pinchazo, y siempre puedes hacerlo tu si eres responsable – agrego el médico, dándole un voto de confianza, que su madre dudaba que cumpliese
Y así entre dijes y diretes Lex fue
dado de alta y volvía a casa con los suyos, su madre lo instaló en su
habitación y acomodo como a un huevo de colibrí en un nido de algodón, Iván
estaba feliz de verlo, no veía la hora de que esté completamente recuperado
para hacer las cosas que solían y es que Lex aun caminaba como anciano y no
podía salir de la casa, lo que le valió a Iván la libertad total, puesto que
Rubén con el juicio, el potrero, las reuniones y demás y Clara a la expectativa
de que el mayor de los tojitos (gemelos) se recupere lo más pronto, casi, casi
ignoraron las salidas más de la cuenta del otro crío, pero verlo contento y
distraído era suficiente para ellos, considerando que estaban a toda costa
haciendo conejos para que se olvide de Raquel..
Y si, los días habían pasado preciosos
para Iván y sus padres lo notaron con mucho alivio, por fin se lo veía
entusiasmado y feliz… estaba enamorado, se citaba con Marcela y había empezado
a surgir en él a un verdadero fotógrafo, tenia alma para eso; se iba con la
cámara donde tenga que ir y tomo fotos de todo lo que le rodeaba, hizo
excelentes tomas, pero las que guardaba para sí, eran las que tomaba a Marcela
sin que ella se dé cuenta, llevo las fotos a un estudio y las hizo revelar en
blanco y negro, inmensas, su padre le daba a ambos una mesada fija, así que no
tenía que pedir dinero para esto, tenia ahorrado suficiente para todas sus retratos
- ¿Dónde nos vemos? – pregunto la voz emocionada de Iván a su interlocutor del teléfono …… – está bien, bueno, pero no faltes
El corazón se le acelero más de la
cuenta y con él prácticamente en la mano fue a pedir permiso a su padre, el
sudor le mojaba la espalda y un aire frio le soplaba la nuca
- ¿Papiiii? – musito tímidamente de pronto
- ¿Sí? – contesto Rubén mientras marcaba el teléfono – ¿qué pasa bonito? – pregunto mirándolo fijamente
- ¿Puedo ir a la plaza? Por favor – dijo de un tirón
- ¿Con quienes iras? – levanto la ceja Rubén, sospechando del nerviosismo de su hijo
- Voy a encontrarme con una chica que conocí en la fiesta de Luciana y quiero llevarla al cine – contesto un poco titubeante
- ¿A la ciudad? – quiso saber Rubén
- NO, a la ciudad no – se apuro a decir Iván sabiendo que lo tenía totalmente prohibido
- ¿Y cuando quieres salir?
- Esta tarde – comunico y agrego de inmediato como una súplica – ¿puedo papi?
- Está bien Iván – dijo papá tranquilamente – puedes ir, tienes tolerancia hasta las 7 de la noche – y miro su reloj para controlar la hora, agregando – no más Iván, es tiempo suficiente para incluso tomar un helado, así que te quiero aquí a las 7 y 10 máximo; ¿entendido? – hablo Rubén muy seriamente, desde los líos con Raquel él era muy tajante con los horarios de salida del chico fuera de la estancia, dentro lo no importaba, pero fuera de su radar era otra cosa
- Si papa – y corrió a darle un abrazo, que fácil empezaban a fluir las mentiras en su boca… pensó luego, aun apoyando su rostro en el pecho de su padre
Y así con la bendición de su padre, su
permiso y el estómago lleno de mariposas y arrebatos fue, armado de su cámara a
la ciudad y nada menos que al encuentro de la dulcinea que tanto quería ver, y
que lo dejo plantado, lo que claro ocasiono una agujeta en el corazón del crío.
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