Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 20 de Abril de 2016.
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Capítulo 22
Si mi hijito, los hombres tambien lloran
Autora: Marambra
La
titilante luz del sol de
aquella tarde se perdía tras las sutiles persianas, el aire olía a jazmines
florecidos, el taconeo de sus calzados avanzo con paso un poco apurado a
aquella habitación, se cerró la puerta tras de sí y solo podía oír el loco
galopar de su corazón alborotado, no podía creerlo, estaba allí mirando,
sintiendo, oliendo y todas las sensaciones del mundo la parecieron sublimes,
unas hermosas manos de largos dedos con uñas rojas empezaron a dibujar círculos diminutos sobre su piel de
seda, una boca pintada ávida de besos le devoro los labios, la cara, dejando
macas de labios sobre la piel visitada; los botones fueron soltados de su
diminuta jaula para dejar entre ver un pecho blanco apenas cubierto con una
delgada capa de vello finísimamente rubio, abrió los ojos y los volvió a cerrar
que exquisita sensación, Dios no pudo ser más benévolo con él como ahora mismo
lo era, se fijo en ese rostro que lo miraba, los largos cabellos sedosos bien
lustrosos y lacios, negros caían en una cascada indefinida sobre los hombros
desnudos de aquella mujer, cuya copa del corpiño desafiaba la gravedad, el
vientre desnudo y un diminuto, diminuto ligero rojo a juego con un espectacular
hilo dental, eran su fantasía viviente, ella lo arrastro como aun crio hasta la
cama, al bode se sentó ella, la cama era majestuosamente enorme como enormes
también eran los espejos colocados en todas las paredes, las hábiles manos
acariciaron primero sus hombros desnudos sin dejar aún caer la prenda que los
cubría, y luego se deslizaron por su plano vientre, una lengua húmeda y cálida
empezó a hacer círculos en el ombligo antes de dejarse caer hasta la frontera
de los masculinos pantalones allí, donde empezaba a nacer un rizado, rubio y
varonil pubis
Y antes de que se diera cuenta, las
manos esas cogieron el pene sobre la ropa, la excitación se hizo más que
evidente y cerró los ojos, un clic sutil le indico que los dedos volaron
apurados y urgentes a la hebilla, plof, plof, plof, lo saco de su lugar y lo
dejo en la cama; mientras él pensaba
para sí, cuando, cuando, cuando, pero ella parecía querer jugar un poco más,
hacerlo sufrir, hacer que sienta, que viva cada detalle en su cabeza, en su
corazón, en su carne, la cremallera empezó a bajar, el pantalón fue desprendido
de sus caderas, el blanco slip dejaba entre ver la silueta más que viva del
miembro viril aquel que quería despegar, alzar vuelo libre, jubiloso, glorioso,
ella lo tumbo por fin sobre la cama y se sentó sobre el sin desnudarlo del
todo, y por fin se animo a tocarla, unas manos tímidas subieron por su vientre,
pero las manos expertas de ella las guiaron sin tapujos a los grandes senos y
le insto a que los desnude, aquellos claros ojos se agrandaron, y la imaginaria
saliva traspaso su garganta, las alas de su nariz se movían frenéticas, la boca
se entreabrió, los jadeos empezaron, podía oír su corazón acelerado, se
incorporo un poco para poder besarla, las venas estaban sobresaltadas, el calor
le hacía estragos, la sed lo mataba, no podía articular palabra, entonces la
abrazo, se animo por fin a sacar al salvaje que llevaba dentro, al hombre
oculto y desconocido, al mustang y de pronto…
- CARAJO, ASÍ QUERÍA PILLARTE YO
Un furioso Rubén traspaso los umbrales
de aquella habitación, la desencajada cara del crio era de película, en un instinto
sobre protector empujo a su compañera a un lado de la cama haciéndola caer al
piso, aquello fue risible.
- PAPA QUE HACES AQUÍ – se apuro a abotonarse la camisa
- VEN AQUÍ MOCOSO DE MIERDA, QUE CREES QUE ESTAS HACIENDO?
Rubén lo cogió del brazo violentamente
y sin mediar palabra lo tumbo boca abajo sobre sus rodillas, mientras la
atolondrada mujer se incorporaba para hacer un repaso de los hechos, y aquello
rebasó todas sus expectativas, en todos los años que llevaba trabajando en
aquel oficio, jamás había presenciado tal actitud
- ¡PARA PAPA! PARA, ME AVERGÜENZAS, NO SOY UN NIÑO PARA QUE ME DES NALGADAS – grito indignado un Alexander rojo de la vergüenza – SOY UN HOMBRE, NO LO VES, SOY MAYOR DE EDAD – se atrevió a agregar, estaba loco?, drogado? Borracho?
Rubén luchaba por colocarlo sobre sus
rodillas, aquello estaba saliendo todo mal, si no se imponía al crio este
saldría volando en menos que cante un gallo, pero él lo haría cantar primero,
en eso la mujer se incorporo, y con las manos buscando el batín de seda
pregunto
- ¿Y yo qué?
- USTED SE QUEDA DONDE ESTA, la cosa es con este MOCOSO – rugió enojado controlando su lengua
- Ya, pero igual corre hora – contesto ella sentándose en un diván en un rincón, sacando una lima de uñas empezando a limpiarse el esmalte de sus dedos
- NO SE PREOCUPE – respondió sin dejar de meter en cintura al mocoso de su nieto – SE LE PAGARA SUS HONORARIOS… YO SOY HOMBRE QUE PAGA SUS DEUDAS Y ESTE MOCOSO TAMBIÉN – agrego para que no quede duda alguna de su seriedad, aquello era humillante para Alexander – PLAF PLAF PLAF PLAF – empezaron las nalgadas sobre los calzoncillos del muchacho mientras este gritaba mas de indignación que de otra cosa
- PARA, PAPAAAAAAAAAAAAAA – mejor pulmón no pudo darle la naturaleza – SOY UN HOMBRE – grito herido en su orgullo, es que papá lo estaba humillando – ¿NO VES QUE NO SOY UN NIÑOOOOOO? – tuvo el cinismo de preguntar, haciendo malabares por soltarse
- A ¿SI? – papá pregunto entre el sarcasmo y la incredulidad ante aquella afirmación y lo paro de un solo golpe haciéndolo tambalear – bueno pues, mi hijito – susurro y aquel susurro fue de todo menos dulce – entonces como HOMBRE – elevo la voz donde tenía – USTED SABRÁ ASUMIR SUS CONSECUENCIAS – sentencio
- PERO, PEROOOO – balbuceaba Alexander ahora sí, asustado mientras lo llevaba a nalgada limpia al frente del espejo de cara al mismo subiendo sus manos a la cabeza bajándole de un tirón el calzoncillo – NOOOOO – grito alarmado, girándose en un intenso de salvaguardar su orgullo – NO PAPITO; NOOOOOOO; NO ME SAQUES LA ROPA – y empezó a luchar por subírsela a toda costa, mientras Rubén seguía repartiendo azotes en el culo del desobediente
- ¿PERO DE QUÉ TIENES VERGÜENZA? – pregunto sarcástico – SI HACE RATO ELLA ESTABA DESNUDÁNDOTE O ¿NO TE ACUERDAS? – le rugió en la cara enfadado mientras las manos seguían haciendo su labor: nalguear sin pausa – ahora quietecito – le dijo al oído en una pausa, la justa y necesario para llevarla a un rincón – AHÍ TE QUEDAS – sentencio – SI NO QUIERES QUE TE SUENE CON EL REBENQUE – y le mostro el trenzado que llevaba colgado en su cintura, fue recién que Lex se percato en la ropa, su padre estaba aún vestido con la ropa llevaba en el potrero, con las monteras, las botas altas, la camisa desabotonada y el sombrero de ala, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos, cuando oyó una voz femenina, mierda se había olvidado de ella, y la cara se le puso roja como un tomáte
- Hazle caso – intervino la mujer mirando el gratis espectáculo
Seria aquello, o seria la seria amenaza
de su padre, o el querer terminar con todo rápido e irse o el shock que tenía
en el cuerpo, pero se quedo quietito mientras su padre le levantaba la camisa a
los hombros para dejar totalmente desnuda las blanca posadera de su hijo, más
blanca que el resto de su cuerpo de no visitar el sol, pero que estarían pronto
de un color purpura encendido; le bajo todo el pantalón a las rodillas y el
slip corrió la misma suerte, Alexander abrió
los ojos como platos y se miro en el espejo, un súbito rubor le cubrió
las mejillas hasta encenderlas como focos calientes, podía sentir emanar el
calor de su rostro; se avergonzó horriblemente de verse así, mucho más cuando vio la imagen de la preciosa
mujer que minutos antes estaba dándole placer, sentada con las piernas largas y
morenas cruzadas mirando de reojo lo que sucedía impávida de su desgracia y su
degradación a crío, ha tiempo que se retocaba las largas uñas; bajo las manos
para tapar su sexo con la camisa, Rubén lo miro de reojo y lo dejo hacer, es
más le bajo las manos para que se cubra la entrepierna, y luego, se saco su
cinturón lentamente, o eso le pareció a Alex, le volvió a acomodar la camisa
roja enredándolas las esquinas en los pliegues de los codos, Alexander estaba
como un potro a punto de ser marcado, nervioso, acorralado, intuyendo de que
aquello que vendría no le gustaría, con ganas de patear al aire en defensa pero
sin poder hacerlo por las riendas que lo ataban, en su caso la vergüenza, el
atisbo de dignidad que le quedaba le impedían hacer algo, un fino sudor empezó
a cubrir su frente y su nariz, trago saliva, le lengua se le pegaba al paladar
de lo seca que la sentía, quería suplicar, rogar para que su padre no lo
azotara delante de su amante de turno si así se podía llamarla, pero Dios le
quito la voz, no podía más que gemir de miedo, un miedo seco, espantoso que
empezó a querer salir de su cuerpo haciéndole sentir mariposas arrebatadas en
su estomago…
Rubén se coloco detrás de su hijo,
doblo en dos el temido cinturón de cuero, ancho, se arremango un poco la camisa
y cogió con una de sus grandes manos, con la izquierda, el diestro hombro del
muchacho para que no se moviera, se acerco un poco a su asustado potro y
susurrándole al oído como estocada final le dijo.
- Te advertí – dijo papá en su oído – que te reventaría el culo con la paliza que te daría si no sabias cuidar tu bragueta ¿verdad? – pregunto mientras lo sujetaba – ahora calladito, como HOMBRE que eres – e puso su índice sobre sus propios labios solicitando silencio mientras agregaba – aguantaras sin soltar una sola queja, porque si no, te ira de feria con el simbao
Y aquello aterro mucho más a Alexander
a punto de querer mearse en sus pantalones y aunque quería correr, escapar,
tirarse por la ventana de aquel piso al jardín o donde vaya a dar el ventanal,
él, estaba clavado al piso, sus pies de pronto eran de plomo vivo, no podía
moverse aunque quisiera, entonces Rubén empezó con la larga y dura azotaina….
- ZAS – la primera se inauguró justo en el centro del trasero del pobre Alexander
- Mmmgggg – Lex no pudo evitar gemir, la vergüenza le anudo la lengua, porque sino otra hubiera sido la historia, considerando lo vocal que era
- Zaas – esa llego a los muslos
- grrrr – Alexander mordía los dientes, esas ardieron
- zass – y fue en el mismo sitio y Lex no pudo estar quieto, se hizo a un lado quejándose, olvidándose por completo de cubrir su pubis como hace un momento, a estas alturas le importaba poco quien le mire los testículos
- auuuuu papáaaa – dijo mirándolo con cara de pena recordando en algún momento su pudor, volviendo a cubrirse con las manos pero tratando de huir – ya noooo, ya nooo
- QUIETO – ordenó papá, volviéndolo a estampara de cara al espejo, pero Lex no pudo estar quieto, empezó a retroceder
- NO PAPÁ, NO PAPÁ – empezó a rogar
- HE DICHO QUE QUIETO – grito papá y lo agarro de los dos muñecas apenas Lex se puso a la defensiva con las manos como tratando de proteger no solo su vergüenza sino su integridad a la agresión del cinto, pero papá lo jalo hacia arriba sin dificultad y empezó a azotar las piernas – ZAZ – joder con papá lo hizo más duro y seguro a propósito
- Ayyyyyyyy – pego un grito, pero ver a la mujer sentada mirando de palco su condena hizo que sienta vergüenza y se trague su queja, pero le estaba costando un mundo y empezó a sudar como si estuviera en un sauna y a correr en círculos a cada cintazo que iba entre sus piernas y nalgas
- zzass
- Por favorcito duele – musito tan suave como un susurro a lo lejos es que el dolor empezaba a vencer su determinación de quedarse callado – ayyy dueeeelleeee, auuuu, ayyy, ayyya ya ya – empezó a balbucear con dificulta, no queriendo gritar del miedo a que su padre coja el rebenque
Y los sollozos empezaron a hacerse cada
vez más audibles, aun cuando él apretaba las mandíbulas y tensaba el pobre culo
como queriendo amortiguar el siguiente golpe, consolándose con la falsa idea de
que el siguiente no dolería, pero el dolor era mucho mayor, mas grande,
creciente, y fueron esos sollozos los que estaba esperando papá para quebrar el
crío y terminar con esto, así que apretó la azotaina, aplicando los cintazos secos,
seguidos… sin pausa y con una fuerza en aumento, que al final logro romper el
llanto del muchacho ahora reducido a niño travieso.
- zass zaas
- AUUUU – fue un poco más vocal, es que papá no estaba espaciando los azotes, pero aún así procuro reponerse, solo que costaba – Diosito, por favor, por favor – susurraba Alex
- ZAAS ZASS – esas dolieron de verdad
- AUUU AUUU AUUUU – y ahora si empezó a llorar y forcejear con mayor ahínco empujaba las caderas adelante tratando de no perder el equilibrio, logrando soltar sus manos llevándolas ya no mas al trasero
- LEVANTA LAS MANOS – ordeno papá, mientras lo sujetaba de la axila para que no corra, pero Lex no hizo caso y las mantuvo en el trasero – ZAAS ZAS ZAS – y Rubén no insistió, la vida le había enseñado que si no era por la buena era por la mala que Lex haría caso y así fue, los cinturonazos llegaron a sus palmas e hizo que Lex levantara las manos y las llevara a la cabeza, y se apretaba ahí, con todas sus fuerzas como queriendo demostrar a la mujer que estaba en la habitación, que podía portarse a la altura de las circunstancias, pero no engañaba a papá, ese acto fue un acto de consuelo, un impulso por atajar un grito o el deseo de rascarse el culete y querer terminar con aquello, y papá le daría el gusto, así que le dio los últimos tres franjazos, ardientes, dolorosos en extremo que llegaron a dibujar un bajo relieve en la piel de los muslos – ZAAZZ, ZAAAZZ, ZAZZ
- AUUUUUUU AUUUU AYYY – y se rompió en mil pedazos agachándose para cubrirse – POR FAVOOOR, POR FAVOR – empezó a mendigar clemencia – YA NOO, YA NO… DUEELE – declaro con la voz rasgada y cayó al suelo derrotado y Rubén lo alzo y le susurro suavecito en el oído
- Ves mi hijito precioso, los hombres también lloran cuando se portan mal, AHORA ¡VÍSTETE! – le ordeno Rubén mientras se acomodaba su cinturón y cruzaba las manos sobre el pecho hasta que Alex se termine de vestir
Lo ayudo a pararse y Alexander aunque
quería seguir gritando, no pudo, la vergüenza lo atajaba, tenía los ojos
nublados de las lágrimas que caían a borbotones de sus ojos claros, la cara
estaba mojada, con mocos y saliva, solo
gemía suavecito e hipaba sin control, el cuerpo húmedo del sudor acentuó mucho
más el dulce aroma de su colonia masculina, empezó a subirse la ropa interior
apurado, no quería perder más tiempo… no podía aunque quisiera sobarse el culo
con ganas y saltar del dolor, el orgullo se lo impedía; y cuando hubo terminado
de acomodarse abrió las puertas para salir, pero Rubén lo cogió el hombro y le
dijo.
- Donde crees que vas?, HOMBRE DE PELO EN PECHO no te olvidas de algo? – Rubén no podía con sus sarcasmos como Alex con sus imprudencias, ¿olvidarse?...¿de qué?, al ver que no caía en cuanta agrego – Se un caballero Alexander Hansen, tus modales ante todo – reprocho papá – ¿no crees que tienes algo pendiente con la dama? – dijo con claridad y la “dama sonrió” nadie la había llamado dama en su vida, para el pueblo era la puta más cara de Lila
Alexander no podía creerlo, quería… ¿quería
qué su abuelo?... ¿quería que haga que cosa?, cuando él estaba solo queriendo
huir lo más pronto posible de aquel infierno que estaba viviendo, Rubén al ver
que su hijo se quedo paralizado, se acerco a él, y le dijo.
- Ahora ve con la señorita, le agradeces el servicio – le termino de acomodar la camisa como si nada hubiese pasado – le pides disculpas por las molestias y le preguntas cuanto son sus honorarios y le dejas una propina por su amabilidad – recomendó cogiendo la cara con la mano derecha para que levante la vista – ¿no querrás que te ayude a recordar cómo es ser un caballero verdad? – para Rubén todas las féminas merecían respeto, hasta ahora no se había cruzado con ninguna mujer que le causara enfado o repudio.
- Por favoorrr – suplico en un susurro, pero Rubén frunció el entrecejo y Alexander se dio la vuelta sobre sus talones, no tenía más remedio que hacer lo que su padre le ordenaba, se limpio los ojos y la nariz con la punta de la camisa, debió sacar el pañuelo que su madre le puso en la cama pensó y empezó a buscar nerviosamente sus bolsillos, pero su padre le cogió la mano y le dio dinero
- La primera ronda te la pago yo – agrego más sal a sus heridas, ¡que vergonzosa situación!
- Paaapiii – suplico el indulto que lo libere de esa incómoda posición, pero Rubén era muy tajante y vertical a veces que no daba ni un solo milímetro a torcer de su posición cuando estaba enojado y ahora estaba particularmente enfadado con su pequeño listillo
- ¿Qué esperas?, ¿invitación? – cuestiono su padre cruzándose de brazos esperando que se mueva
Alexander se limpio los ojos con el
dorso de sus brazos y sus manos como hacen los niños chicos, e hizo exactamente
lo que su padre le ordeno, la mujer, viendo el semblante del chico, sintió pena
por él, se paró a su encuentro y cuando Rubén abandono la pieza para contestar
el teléfono, se acerco a un compungido y humillado Alex y con una enorme sonrisa en los labios por el espectáculo y por
el hecho de haber aun hombres que trataban a una mujer como una dama sea como
sea ella.
- Bueno bonito – dijo aquella morena relamiendo sus labios – cuando cruzaste la puerta quería verte el trasero – dijo acariciando la mejilla derecha del muchacho con el dorso de sus dedos, tan suavemente como si fuera el aleteo de una mariposa – pero nunca pensé verlo así – agrego con picardía guiñándole un ojo confianzudamente y Alex se hundió en su propio cuerpo de la vergüenza que lo invadía, aquello era el colmo – ¡Anda! no es nada – le sonreía para alivianar la tensión del pobre condenado, eliminando una imaginaria partícula de polvo de la camisa del muchacho que ahora hacia juego con su precioso potito – cuando cumplas la mayoría de edad nos divertiremos – le sugirió poniendo sus dos brazos sobre los hombros del chico, como si los descansara en el apoyabrazos de un sillón – pero si tu quieres – le dijo colocándole una tarjeta en el bolsillo del pantalón – llámame y nos vemos en mi casa, pero esta vez, no te hagas pillar pillín – y le deposito un tierno beso en la boca
Alexander prácticamente huyo de aquel
lugar despavorido… si su padre lo ve aquello, seguro lo mata ahí mismo. Rubén
reingreso a la habitación para llevarse a su niño, cogió su sombrero y el
cinturón del chico que se había quedado en la cama.
- Que tenga un buen día – hizo un gesto a manera de saludo inclinando la cabeza con respeto – y disculpe las molestias – agrego poniéndose el sombrero sin soltar el cinturón de la mano
- NO hay de que – contesto con picardía la joven – si desea volver, aquí lo espero – invito sugerentemente cuadrando los hombros manera de hacer resaltar la curva de su pecho, contoneando su cuerpo coquetamente – y si se queda viudo también – no pudo evitar comentar eso parpadeando coquetamente las larguísimas pestañas que Dios gracia eran naturales – necesito un hombre como usted para entrar en rienda – y se rio descaradamente, había logrado su objetivo, incomodar a aquel macho alfa
Y Rubén no dijo nada pese al
escandaloso comentario y cerró la puerta conduciendo a un abatido Alexander hasta
la salida, escoltándolo como un preso.
- Gracias Lila – agrego al salir con la cara demasiado seria, como si saliera de un funeral
- De haber sabido que azotarías al muchacho aquí, primero lo dejo disfrutar – comento aquella vieja mujer luego de mirar al pobre muchacho, acariciando la mejillas del mozuelo, pensando en que era el vivo retrato de su padre y de su abuelo, abogando por el condenado con voz compungida – NO seas tan duro con él… es un chico solamente el pobrecito – dijo cuando iba darle un beso de despedida
- Aún tengo una charla pendiente con el “pobre chico” al llegar a casa – comento para vergüenza del pobre – ¿verdad Alexander? – inquirió con malicia
Y a Alexander se le cayó el poto al
suelo de solo pensar como seria era próxima charla con su papa….
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