domingo, 17 de abril de 2022

Los Th: Cap. 41; Autora Marambra

 Los Th, una estirpe donde el amor es la medicina

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 17 de Abril del 2022.
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Capítulo 41

Lo hago porque te quiero 

Autora: Marambra


Sentado en una vieja banca de madera, a la vuelta de la esquina a media cuadra de la casa estaba Matías, sus propios pasos lo trajeron de regreso tras su fuga que duro casi 6 horas de angustia a toda la familia y remordimiento a Uther, las colillas de cigarro hablaban de por sí del tiempo que llevaba ahí y de lo indeciso que estuvo respecto a regresar a casa para quedarse o regresar a casa y llevarse sus pertenencias; aquellas largas horas de vagabundear calles, avenidas, plazas, iglesias y finalmente el cementerio le hicieron tocar fondo sobre sus actos y la manera en que se comportaba una veces para reclamar amor y otras para rechazarlo y se cuestiono sobre sus actos llegando a la conclusión que siempre seria para todos un estorbo, y que era mejor irse de allá, el único lio era que lo poco que tenía como suyo realmente estaba en manos de Miranda y que si o si, tenía que recuperar sus pertenencias y con las cabales monedas en el pantalón tenía más que suficiente para irse a otra ciudad y empezar una nueva vida, total, tenía 16 años era alto y con un poco de suerte pues nada, podía viajar sin autorización de nadie y trabajar, había en el mercado un sinfín de trabajos eventuales con los que apañar el día a día y procurarse el pan y el techo por un tiempo hasta que algo más inteligente surja, pero pensándolo bien, escapar no era nada inteligente le gritaba su subconsciente.

Durante ese lapso terminó por acabarse media cajetilla de cigarros en la plazuela esa a pasos de la casa y que se veía desde la ventaba del dormitorio de su padre adoptivo y tirándose sobre una banca vieja, duo una última y dura calada a su gastado cigarrillo mientras cerraba los ojos pensando en su negro futuro, tan ensimismado estaba en su atuocompasión que no se dio cuenta de un detalle, que estaba siendo observado por un par de celestes ojos que a cada calada dada, a cada pitillo tirado al suelo consumido, se hacían azules del enojo y cuando la caja esa por fin fue a parar vacía al tacho, el dueño de aquellos impresionantes ojos avanzo con paso decidido a su encuentro… era Ethan; todos excepto Ethan y Ut, salieron a buscarlo por todos lados pensando que si volvía era mejor estar allá y no se equivocó, en casa ahora mismo solo estaba Uther confinados a su habitación haciendo las tareas perdidas, él salió a dar una vuelta con una corazonada de que lo iba a encontrar, que no podía irse de su lado porque era su hijo pese a no compartir códigos genéticos en la sangre, él había salido apesadumbrado tras que su padre, su madre y hermano no le dieran noticias del paradero del chico, y ya cansado de marcar el fono de todos los compañeros y amigos que pudieran saber algo de él, siempre con la negativa en los labios, su desespero hizo que abandone la casa y de una vuelta por el manzano quizás para por puro milagro dar con su hijo al torcer la esquina o simplemente para respirar mejor y despejar la cabeza y pensar en algo más objetivo.

Uther por su parte al oír a su padre salir apuro su móvil y empezó a mandar mensajes a Matías disculpándose de él y pidiéndole que regrese, la culpa lo estaba matando… pero Matías nunca leería ni contestaría dichos mensajes porque en un loco impulso tiro el móvil a un basurero al correr en un afán de no caer en la tentanción de contestar o de llamar a casa.

Las luces de la ciudad se habían prendido ya y el parpadeo constante de un farol saco a Matías de su ensimismamiento y le dio a entender que era super tarde ya, ¿qué hacer?, ¿qué hacer?... suspiro hondamente y se acurrucó en la vieja banca cerrando los ojos del puro cansancio, había corrido tanto que le dolían las piernas y sentía los dedos de los pies acalambrados y la mente embotada… así que si, estaba muerto de cansancio; un cansancio que no solo lo afectaba a él, sino a todos en casa y aunque él resto no se vio afectado físicamente, emocionalmente estaban agotados por la preocupación a tal punto que papá Mikel decidió dar parte a la policía, sobre todo cuando en un último intento de comunicarse con Matías la llamada fue a dar directo al buzón del móvil.

Pero antes llamo a su hijo para decirle que estaba por dejar la denuncia de desaparición en la comisaría imaginando ya no más las malas caras de los policías, las mil interrogantes que esconderían sus ojos inquisitivos y suspicaces sobre todo cuando se hable del historial de malos tratos del cual fue víctima el muchacho en su pasado, y el silencio que seguiría a eso acusando ya no más a su familia de hacer algo similar, sino ¿qué otra cosa podría a un chico de 16 años instar a escaparse de la nueva familia?, solo los malos tratos, la violencia revivida; no pensarían en las travesuras mandadas a la orden del día, el caprichoso carácter, la flojera para hacer las tareas, la amargura para obedecer lo que no convenía, la cabeza llena de pajaritos similar al hermano y los colerones del padre, y claro, el impulso de huir antes de asumir una reprimenda bien merecida, en eso no pensaría la policía, en golpes, en patadas, en gritos, en hambre, en tortura.

Ethan en cambio había empezado a caminar de regreso a casa derrotado, también con la idea de ir a la policía sumido en sus preocupaciones, preguntándose dónde estaría su hijo mientras lo invadían ingratos pensamientos cuando el timbre de su móvil lo arrebató, pero no solo a él sino también a Matías que ese rato estaba ahí mirando el cielo con los ojos entreabiertos adormilándose ya del hambre y del cansancio cayéndose de la banca lastimándose el codo, pero siendo atrapado por la mano de su padre antes si quiera de pararse para huir, mientras Ethan con la mirada turbia y el ceño fruncido contesto el teléfono al reconocer el número de su padre.

 

  • Hola, holaaa – decía Mikel triste
  • Papá te oigo
  • Hijo estoy en la policía, estoy por poner la denuncia de desaparición – suspiro esperando la respuesta de su hijo
  • No es necesario papa, Matías está aquí conmigo, no, no… no me preguntes nada por favor, acabo de encontrarlo así que no sé nada… podrían… ¿podrían ir a algún lado? … donde sea, es que necesito unas palabras con él, con ellos en realidad y no quiero que nadie esté en casa
  • ¿Qué harás? – pregunto Mikel un poco preocupado
  • No lo sé – y en serio, no solo sabía, así que colgó antes de que su padre quiera darle consejos de paternidad, ahora mismo solo quería llevar al chico a casa y ponerlo en buen recaudo, luego ya vería – bueno jovencito, a casa – no dijo nada mas
  • Me lastimas el brazo – se quejó Maty con algo de actitud
  • Yo que tú, me preocuparía del trasero – contesto fríamente su padre mirando y pisando las colillas de cigarro antes de aflojar un poquito nada más el férreo agarre del brazo, no correría el riesgo de que el crio ponga pies en polvorosa de nuevo, ¡no señor!

 

Y sin saber cómo, Matías perdiendo la noción del tiempo y del espacio se vio de pronto ingresando a casa escoltado por su padre, alzo la mirada y se percató que Uther estaba pegado a la ventana mirándolo desde allá y una enorme rabia lo invadió, okey, él corrió las apuestas, pero la decisión fue de Uther, siempre podía haberse negado, así que no toda la culpa era suya; con ese pensamiento y con la cabeza loca que distorsionaba la realidad y creía ver una sonrisa sardónica en la boca de Uther cuando en realidad era una genuina muestra de alegría por su regreso, a cada paso que daba la frustración lo hacía preso y la rabia lo invadía sin razón, sin sentido y sus locos impulsos comandaban de nuevo sus futuras acciones, y no quiso avanzar ni un solo paso más parándose terco en el umbral de la casa, oponiendo resistencia a los suaves jalones que le daba Ethan.

 

  • Sube Matías, ya estás en demasiados problemas para sumarte caprichitos a tu lista – trato de sonar calmado, no como una amenaza, entendía que el chico este asustado, pero eso no le daba pie a seguir tonteando sobre todo después de pasarse 6 horas fuera de casa – te darás un baño mientras caliento tu comida y luego vamos a conversar con tus hermanos ¿bueno?
  • Yo no voy a hablar con nadie, solo vine por mis cosas – jalo su brazo con fuerza – en realidad ni vine, me arrastraste, así que déjame en paz, no quiero nada de esta casa, no tengo nada que hacer aquí – se cruzó de brazos enojado
  • Mira Matías, estás cansado igual que yo, tendrás hambre y sed, estas caluroso y sucio ¿porque no más bien te pones cómodo y luego conversamos? – el enojo de Ethan se vislumbraba a leguas, pero estaba haciendo un gran esfuerzo por mantener la calma
  • Pero es que tú estás enojado – se aventuró a decir
  • Si Matías estoy enojado, muy enojado, pero también estoy feliz de saber que no te paso nada malo, hijo – el muchacho hizo una mueca despreciativa con la boca como diciendo ¿a quién quieres hacer creer eso? – ¿no te das cuenta Maty que estuviste seis horas fueras de casa sin dar señales de vida?, yo siendo tú – apoyo el índice suavemente en el pecho – mejor me callo y hago lo que tengo que hacer, ya conversaremos con Uther más al respecto – y ante la indecisión del muchacho, Ethan lo abrazo fuertemente y le dio un beso en la frente – sin discutir, sube ¿ya? Conversaremos mejor con el estómago lleno, tu sabes hijo, barriga llena corazón contento

 

Y lo soltó para dejarlo marchar, confiado en que por fin las aguas calmaban su cauce y apenas cerró la puerta de la cocina, ya no más se oyó las macetas de Miranda caer del balcón al holl y a los chicos rodar las primeras 3 gradas de la escalera circular que unía la sala principal con el corredor superior que se anteponía al estudio de Mikel, la biblioteca, y la sala lúdica que tenían los chicos; ambos, Matías y Uther se trenzaron en una pelea a toda regla, y lo más interesante no se oía ni un solo cometario verbal, lo que se decían los decían a puño cerrado reventando en el camino la mucosa oral, escupiendo sangre, aflojando dientes, sangrando la nariz, y moreteando los ojos, se cogieron de los pelos y no daban el brazo a torcer, cada cual coloco la rodilla sobre el pecho del oponente e intentaban estrangularse entre sí, la pelea estaba empezando a salirse de sus cabales.

Ethan subió de tres en tres los escalones y gritaba que pararan, pero aun quedándose sin cuerdas vocales aquello era imposible de conseguir, los chicos no oían, así que hizo lo único que podía a su alcance, su madre había dejado un balde agua con cuerdas de algodón para regar sus plantan por goteo, y no llevaba ni la mitad de vacío, así que importando bien poco la sed de los helechos sobrevivientes, les vacio el balde encima arrancando un grito de sorpresa de ambos.

 

  • AHHH PAPI, ESTA FRÍA ¡que te pasa! – acuso Uther con un escalfrío digno
  • JOOOO MI ROPA, mierda, mierda y mas MIERDA – sumo su queja Matías sin darse cuenta de su error para volver a gritar tras ser alzado de la patilla – AUUUUUCHHH, YA SUELTA, SUELTA
  • SUELTA ¡QUE!
  • ¡Suéltame idiota! – y Ethan sin inmutarse en absoluto alzo más la patilla, la altura le daba para suspenderlo lo que quisiera, sin que su brazo se recienta y Matías dándose cuenta por fin pidió clemencia como debía – YA, ya, ¡ya entendi!, por favor papi ¿puedes soltarme?
  • Eso está mejor, claro que puedo hijo – contesto Ethan soltando al muchacho para agarrar ya no más del cuello a ambos y llevarlos al baño de su dormitorio donde tenía su botiquín, y tras sentarlos allá pregunto enfadado mientras examinaba los desastres faciales de ambos – ahora quiero saber que paso, quien de ustedes me explicara que ha sucedido allá afuera, SIN GRITAR… por favor – pregunto mientras suspendía una mano en señal de no querer oír más gritos y ambos muchachos se miraron fijamente enojados entre sí sin animarse a decir ni pio, hasta que, claro… un poco de incentivo de papá hizo que se lo piensen mejor – claro que siempre puedo arrancarles yo las respuesta a mi manera ¿no es cierto? – agrego haciendo un amago de quitarse el cinturón y jalar a Matías por puro instinto y Uther por fin hablo
  • Fue mi culpa papá… yooo… yo le saque le lengua a Matías – y luego miro a Matías – pero no fue por hacerme la burla Maty, solo quería jugar un poco y que me disculparas por lo de esta tarde – y el suspiro de su padre fue toda la respuesta

 

Ambos muchachos se revolvieron en su asiento ante la infantil confesión, joder, aquello era el colmo, un gesto tan tonto derivo en una pelea como esa pensó Matías de pronto, sintiéndose el centro de todas las miradas que se resumían en dos, las de papá y de su hermano, pero para él era como si todo un estadio lleno lo mirara y desvió los ojos de la cara de su hermano que empezaba a hincharse a nivel del malar y la boca que aun sangraba de lo partido que estaba mirando a sus calzados; hasta ese momento Ethan no dijo nada… absolutamente nada, solo clavo los ojos al rostro de Matías y Matías ante el sepulcral silencio que invadía sus oídos y la mirada tan seria de su padre pero sobre todo ante la calma que parecía estar imperando sobre su siempre volátil carácter, musito avergonzado por fin.

 

  • Lo siento
  • Y claro que lo sentirás, si lo sabré yo – declaro por fin papá encaminando sus pasos a su escritorio sacando una regla metálica que tenía entre sus cosas y se acerco primero a Matías pidiéndole la mano con la palma abierta – las manos Matías – agrego al darse cuenta que el chico no entendió de que iba la cosa y agarrando la diestra obligándola a abrir la palma sosteniéndola de la muñeca le soltó un golpetazo en toda la palma que arrugo ya no más la cara del crio que se tapo la boca de pura vergüenza – PLACKK, PLACKKK – y ya no más repitió la acción en la misma mano por una sola razón, no podía golpear la izquierda porque llevaba las placas metálicas internas, lo que claro al repetirse el golpetazo en el mismo lugar arranco recién el grito y las primeras lágrimas por el dolor
  • Auuuuuu auuuu auuu
  • En alguna ocasión me comentaste que tu padrastro casi te rompe la cara de un puñetazo por un simple gesto como sonreír, y tu acabas de reventarle la boca a TU hermano por sacarte la lengua, ¿te parece que has obrado bien? – le pregunto haciendo reflexionar al chico
  • Noooooo agss ags – contesto gimiendo y Tano por fin lo abrazo y consoló besando su frente hasta que se calmo, para recien acercarse a Uther con la misma intensión
  • La palma abierta hijo – hizo la misma señal con los dedos pidiendo la mano de Uther
  • Pero ¡¿porqué?! – y señalo a Matías – ¡si fue el quien me golpeo primero! – y se levanto de la silla con intensión de huir y su padre atajo su huida respondiendo con calma
  • Porque respondiste
  • ¡¿Y QUE QUERÍAS QUE HICIERA?!... ¡¿que me deje golpear?!, ¡estas loooco! – trataba de soltarse del fiero agarre de su padre quien no se movió ni un milímetro pese a que Uther jalaba con todas sus fuerzas
  • No hijo, no, pero podías hacer una retirada inteligente, o pedirme ayuda, yo estoy aquí para eso Uther, para evitar que se hagan daño por cosas que no tienen sentido – y miro fijamente a su hijo sin ceder a su postura y Uther finalmente comprendio que no tenia sentido pelear, su padre tenia razón, asi que abrió su palma cerrando los ojos y sintió ya no mas los mismos dos golpes que recibió Matías pero no grito, solo lucho con los latidos de su corazón arrebatado y confundido, con la vocecilla esa caprichosa que ocasionalmente le decía que él tenía razón y el resto del mundo era una mierda, esa voz que procedía del puro instinto de la rebeldía y su padre al darse cuenta del conflicto que se generaba en su hijo lo abrazo con fuerza para calmarlo igual que se calma a un animal calado y frustrado – shuuuu, shuuu no lo hago porque te odie hijo, porque quiera más a Matías o a Lothar, no lo hago porque sea un desgraciado, no lo hago porque soy un loco… no lo hago por fastidiarte, molestarte, joderte al existencia como sueles gritarme – le decía mientras trataba de retenerlo ahí en su abrazo, pero Uther seguía forcejeando sin querer oír lo mal que se portaba, olo mas hijo que era – lo hago porque te amo, porque quiero que aprendas a seleccionar tus actos y considerar tus acciones antes de decidirte por una u otra cosa –  y lo soltó, no tenia caso luchar con él, su hijo estaba enfadado de nuevo, lo sabía; porque apenas lo soltó corrió hacia la puerta y antes de que abra la puerta agrego – lo hago porque quiero que seas mejor que yo

 

Y esa frase fue la nota del día, Uther quedo sorprendido ante esa confesión y dejo de luchar contra sus emociones, se quedo quieto con la mano en el pomo y al oír a su padre suspirar, por fin se dio la vuelta y regreso con él para dejarse abrazar... y que bonito se sentía ser mimado alguna vez porque él así lo quería.



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