Los Th, una estirpe donde el amor es la medicina
El silencio de los
inocentes
y el grito de los no tanto…
Autora: Marambra
¿Hablar?... SI,
esa fue la intensión original, dialogar era su intensión más grande, pero… en
vez de aquello se vio de pronto haciendo el tonto hablando y hablando a un
público experto en ignorar, y es que Nathan era un as en el tema, una vez que
le picaba la rebeldía lo peor no eran los gritos y desplantes, era el silencio
al que los condenaba, podía pasarse días en ese plano y no había quien lo
convenza de lo contrario, prefería incluso que le den de cintazos a abrir la
boca, ¡¡¡si lo sabría él!!!, cuantas veces había hecho rabiar a Mikel por su
obstinado carácter, es que así como era todo piedad y dulzura, todo modales y
humildad podía ser muy déspota en su ironía, y ahora mismo desplegaba toda su
capacidad de convertirse en un témpano de hielo y mandar a rodar a todos con su
silencio.
Ethan
no sabía que más hacer, que más decir, había procurado conversar con él, le
había propuesto irse al condominio si quería vivir solo, le explico que él
respetaba su decisión a independizarse, que era dable que quiera hacerlo, que
al tener ya edad necesitaba de privacidad para traer muchachas en el margen de
la responsabilidad o traer amigos con total libertad, le hablo de las
circunstancias en que se desarrollaron los acontecimientos que derivaron en su
adopción por parte de sus abuelos, obviando hablar de su madre… por lo menos la
parte aquella en que Pilar quiso abortarlo, no lo quería mencionar porque sabía
que Nathan consideraría aquello como una pobre excusa para hacer lo que
supuestamente hizo… regalarlo a sus padres y olvidarse de él para vivir su
vida, deshacerse de él para seguir con su vida; esa era la visión que Nathan
tenía, que Ethan no era más que un grandísimo irresponsable que fastidio la
vida de una muchacha y que egoístamente se lo arranco de los brazos, seguro
simplemente para fastidiarla y ni siquiera hacerse responsable de él como
debería todo padre, y tenía tantas ganas de discutirle, de gritarle a la cara
el enojo que llevaba días fermentando en su corazón.
Pero
no lo hizo, simplemente se limitó a quedarse quieto en el escritorio que era
donde estaba cuando a Ethan se le ocurrió abrir la puerta; por primera vez en
su vida, Ethan no se limitó solo a tocar en espera de que se digne a decirle
“pasa” como solía, sino que atino a hacer uso del derecho aquel de padre y
abrirle la puerta cuando él quería y no cuando debía, y maldijo la perra hora
en que abrió la ventana y asomo las narices en ella para ver porque tardaba
tanto la tropa en encaminar sus pasos al piso; pues supo bien que cuando Ethan
clavo la mirada a su ventana y se cruzaron sus pupilas vendría a conversar con
él, así que era absurdo fingir dormir, quizás era mejor cerrarle la puerta en
las narices pero no pudo porque en parte quería oír las explicaciones que le
debía, quería saber qué fue lo que paso, pero aun cuando Ethan se desgañito explicando
Nathan simplemente no mostro emoción alguna, se limitó a mirarlo como si fuera
un desconocido o fuera un sordo que solo trata de entender los gestos de la
cara y de las manos, al final Ethan se dio por vencido.
- Eso es todo lo
que ha pasado hijo – y Nat le dedico una mirada
desdeñosa de costado sin siquiera levantar la cara para mirarlo de frente, solo
clavarle los ojos de lado como un puñal escondido, estaba más que claro que no
le gustaba que le diga hijo, quizás sea mejor no hacerlo – ¿tienes alguna pregunta Nathan?, ¿quieres
que algo más te cuente?, ¿te explique?
- No, gracias;
ahora podrías abandonar mi pieza tengo cosas que hacer – se
paró y le abrió la puerta educadamente, ¡maldita sea!, pensaba Ethan, el
muchacho era un despliego de buenos modales, la voz firme segura sin intensión
de enojo ni ofensa, sus impecables formas no daban pie a discusión; ¿que se le
podía decir o reclamar?... Nada, absolutamente nada, pero tampoco se podía
pedir algo así como: ¡dime cómo te sientes!, ¡reclámame algo!, dime algo por
favor, pero nada, Nathan no daba pie a ninguna cosa
Y a
Ethan no le quedó más remedio que salirse e ir al comedor, allá estaban los
chicos con caras preocupadas, habían visto a su padre entrar a la habitación de
Nathan y por mucha oreja que pusieron y afinaron sintonías no pudieron oír nada
de la conversación que mantuvieron su hermano mayor con papá, en realidad el
monologo a media voz que fue aquello, ellos esperaban quizás gritos, reproches
malas palabras, patadas, puñetes azotes y demás… o sea todo un drama en su
brillante imaginación adolescente donde todo se arreglaba con un escupitajo en
la mano y un puñete en el ojo rival, pero al ver la cara de derrota que Ethan
trajo a comer, pues nada, solo se miraron de soslayo sin querer hacer la menor
bulla o llamar la atención porque estaba más que claro que Ethan estaba sumido
en sus propios pensamientos, en sus propios fantasmas y quizás sus propios
enojos y no sabían si aquello podría salpicarles el trasero, sobre todo Matías
que no tenía mucha gana de que lo vuelvan a pulir y por mucho que quiso apostar
con Uther a que Ethan no estaba enojado sino triste no lo hizo, estaban frescos
los reglazos que le dio por apostar; y tras el incómodo silencio que se hizo y
la ausencia de papá en el aire fue Lothar quien decidió romper con aquella
monotonía.
- Papi – dijo
sin ninguna timidez, decidió ir a por todo, total a él no lo regalaron, a él no
lo adoptaron, él no se faltó a clases, él no tenía quejas en el cole por lo
menos no ahora, y era la victima de sus hermanos en este caso – paaaapi – volvió
al ataque al ver que Ethan ni se mosqueo masticando un pedazo de carne sin
saber que era lo que se metió a la boca – PAAA TE ESTOY HABLANDO – le jalo la mano y
Tano se dio recién por enterado
- ¿Qué quieres
Lothar?, ¿qué paso? – dejo su cubierto a un lado y
poso sus ojos en los de sus hijos, Uther ya iba por el postre, helado con un
trozo de torta que hizo la abuela para Nathan por su regreso, pero que él
decidió probar primero y Matías seguía dándole vueltas al asunto de la sopa que
formo una teca encima de lo fría que estaba y decidió que coma su segundo,
retirándole el plato y sirviendo el guiso ya tibio, por lo menos debía comer
aquello –
TODO MATÍAS, sin escogerme las arvejas – le sentencio indicándole el
plato y volvió su atención a Lothar que lo miraba enfadado – ¿qué pasa Lothar?, ¿qué ocurre?
- Que no me has
dicho cuando arreglaremos el asunto de mi chica – y
Ethan lo miro sin entender, ¿tenía chica ya?, ¿de quién hablaba?
- ¿Cuál chica? ¿acaso
ya te hiciste de corteja, que no me entere? – pregunto
casi atragantándose el vasito de agua que se sirvió
- Jooo paaa, a
mí no me gustan “las chicas” – hizo una mueca con los dedos
en el aire –
no todavía, estuve vichando, pero no hay ningún proyecto que me agrade, todas
son tontas, coquetas, locas y llenas de granos – explico con cara de
asco total
- No te gustan
las chicas porque eres un mariposon – se
le ocurrió decir a Uther
- Calladito te
ves más bonito hijo – le agarro de la muñeca con
firmeza
- Pero no hice naaaada
- Acabas de
insultar a tu hermano, déjalo en paz si no tendrás problemas conmigo, además la
charla no es con vos – y dejo zanjado el asunto
volviendo su atención al menor – ¿de qué estás hablando Lothar?
- De mi patineta
de ¡que más!, has abandonado a mi chica por recoger a este monigote – y
papá le dio un golpecito en la cabeza – auuuu que te sucede ¿se te zafo un tornillo?, ellos
han sacado mis cosas sin mi permiso y me castigas a mí – ataco, como
si aquello fuera un castigo – no hay derecho – se cruzó de brazos enojadísimo
- No hay necesidad de insultar Lothar, Matías no te ha hecho nada
- Si claro, solo
amenazarme con romperme el pescuezo y llevarse mi patineta con Uther – se
quejó – y
aun no me dices como arreglaremos este asunto – y Ethan cerró los
ojos, no podía creer que a Lothar le importara eso, más que otra cosa, pero
¿qué podía esperar era un crio? si todavía tenía algunos arranques de niño y
suspirando contesto
- ¿Cuánto cuesta la patineta hijo?
- Pues no lo sé,
se supone que me lo trajo Papa Noel el año pasado – hablo
con las manos más, todo muecas – porque no revisas tus facturas papi y le aumentas el
costo de la inflación – lo miro haciendo morros, él le compro la
patineta y ¿no se acordaba del precio?
- No recuerdo fue hace tanto
- Mmm el vejete…
– murmuro – estamos en un serio problema entonces papi, porque yo
necesito mi patineta para el próximo fin de semana, tengo una cita con mis
amigos en el parque de la autonomía
- ¿Y se puede
saber a quién pediste permiso? – eso era el colmo ya
tenía cita hecha y el recién se entraba
- A ti por
supuesto, a quien más – contesto todo fresco – ¿no me iras
a decir que cambiaras de opinión? – lo interrogo como si fuera un
agente de la Gestapo con el ceño fruncido
– eso no es factible, así que desembucha pichocho –
desplegaba confianza hasta por los poros – como solucionaras lo de mi patineta – corto
un pedazo de torta también
- Pero yo no
saque tu patineta ¿HE? – coloco su plato en el mesón
- Pero la
dejaste a PROPÓSITO en la plaza por socorrer a Matías – lo
acuso – debiste pensar en todo, además no me dejaste
bajar a mí, si me hubieras dejado bajar del carro YO me habría hecho cargo de
mi chica, así que la perdiste tú, y tú me la repones – lo apunto en
el pecho –
que el sábado próximo tengo que ir a patinar – Tano se quedó de
piedra, ahora resultaba que el perdió ese tonto juguete
- Yo no he dicho que tenías permiso
- NO SE VAAAALE
– grito antes te meter el helado a la boca y luego hablo
con la boca llena, es que su enojo era mucho, no podía esperar a hacer pasar el
bocado aquel –
ME BIJJJISTE QUE PODÍA IRRR A DONDE QUISIERA CHUP CHUP CHUP – sonaba
los chupetazos al helado – si traía buenas notas y saque 70 en mate, ciencias,
lenguaje, sociales – y volvió a ataque –
educación física, artes plásticas ingles … y no recuerdo que más, sino
AVERIGUA
- ES que No
sabía que sacaste esas notas Lothar, de verdad, pero te felicito hijo – explico
su padre sorprendido, pero con el revuelo de Maty pues no pregunto del menor,
quien en vez de dar las gracias por las felicitaciones reclamo a su padre con
total solemnidad
- ¿Y a qué vas
al colegio entonces? – lo miro fijamente – se supone
que vas a averiguar nuestras vidas y cuando tengo brillantes calificaciones
resulta que tú ni te enteraste de nada… ahhh pero si la profe te sale con el
chisme de que Salí a estornudar SIN SU PERMISO…. TU estas coloreándome el
trasero, hay que ser sinvergüenza ñatito – lo acuso enojado
- Bueno, bueno,
bueno – prefirió darle el gusto, promesa era promesa – averigua
cuando cuesta y aquí tus hermanos repondrán de su mesada la patineta
- NO ES JUSTO,
no se vale papá eso es hacer TRAMPA – grito
Uther – YO
NO SAQUE LA PATINETA LO HIZO MATÍAS
- Pero con tu
ayuda, así que lo hicimos los dos, porque fue tu idea matonearlo – le
recordó Maty
- Basta los dos,
los dos reponen la patineta y punto – dijo
sirviéndose el segundo, aquello era el colmo para Lothar, ahora resulta que
papá pasaba el asuntito a ese par de yescas (pobres, sin dinero)
- NOOO, ¡¿estás
loco?! – gritaron Uther y Matías – fuiste tú el que se olvidó la patineta
en el parque no nosotros – agrego Uther – así que no quieras lavarte las manos
irresponsablemente – agrego y Ethan se quedó de piedra
- Si, lo mismo
digo – acoto Maty – nosotros no tenemos plata – y
movió los dedos como contando dinero
- Pero yo les
doy una mesada – afirmo papá
- Cien pesos al
mes como si con eso nos alcanzara – siguieron ambos
sincronizados
- ¡No pues!,
Tano – ocasionalmente lo llamaba por su nombre – ahora
resulta que nos pasas a nosotros tu olvido, CON LO CARO que esta todo… estas
mal tú, más bien deberíamos quedar en un acuerdo de cuanto nos vas a subir la
mesada
- ¿Cómo? – pregunto
Ethan
- Lo mismo digo
– acoto Matías – yo creo que deberíamos averiguar cuánto aumentó el
gobierno el básico – opino como todo un economista y tenía aplazo en
matemáticas, mientras asesinaba a las arvejas aplastándolas con el tenedor y
tirándolas a un lado sobre el mantel de la abuela, claro todo con disimulo
- ¡Buen punto! –
manifestó Uther
- Yo no voy a
aumentarles nada mientras no vea buenas calificaciones a fin de año, ya lo
saben – y si, las mesadas se discutían fin de año
- Pero estamos
hablando de mi patineta no del salario – agrego
Lothar enojado –
ni de la mesada
- Calma pueblo,
calma – exclamo Uther – a eso vamos, yo creo papi, que te estás
pasando de vivo, quieres que paguemos la patineta cuando es a ti a quien
aumentaron el salario y tú no te manifestaste con nuestras mesadas ¿y quieres
que paguemos eso con nuestro humilde ingreso de adolescente? Haciéndonos creer
que fue nuestra culpa, ¡eso es jugar sucio! – lo apunto con la
cuchara cargada de helado derritiéndose – ¿no será que el golpe que recibió Maty te afecto a ti
la cocotera?, debe ser que el sol te achicharrono el cerebro – aseguro
mirando el cielo – y eso que está medio nublado, pero es que no estás acostumbrado al
calor – pese al frio de la noche previa y parte de la mañana a esas
horas el ambiente era un sauna a vapor – porque todo el
día estas con el aire acondicionado en el hospital y hoy pues, se chamuscaron
tus neuronas
- SI PAPÁ, no
quieras hacerte el loco, el que tiene la marmaja eres tu – dijo
Maty – eres
el cirujano cardio vascular de la petrolera, así que pillín – elevo
las cejas como si hablara con un crio de su taco – saca no más despacio los dolarachos del
colchón, que si no se van a apolillar ahí – y aprovecho la distracción
para poner la comida en el mesón y tirar las arvejas a la basura solo que no
conto con que Ethan seguía en silencio sus pasos y actos y antes de que tire
todo le quito el plato y le sirvió un puñado de arvejas para que coma a su lado
- HE HE HE, ¿qué pasa aquí? Ni creas que no te vas a comer las arvejas
- Pero ya las
tiré, no me harás recoger de la basura – dijo
indignado Matías
- De la basura no,
¡de la olla!, así que siéntate a mi ladito y termina de comer – y
puso el plato lleno de arvejitas guisadas para asco de Maty
- BAH – grito
Uther – que
mariconada es esa Mat, yo voy por el tercer helado y tú sigues con esas
popopitas – de niño solía decirles así a las arvejas y de cariñito
aun las llamaba por aquel nombrecito – te apuesto tu play a que yo me como el doble de
popopitas (popopitas = pelotitas esta patentado por Joaquin E. mi sobrino, es
su primera palabra jjj prohibido el plagio de su léxico, jajajaj)
- ACEPTO – contesto
Matías olvidándose de la prohibición de apostar y papá le jalo la patilla a los
dos al mismo tiempo – AUUUUUCH QUE ME DUELE
- ACHICHIUUU QUE
PAAAASA, ¿qué maña es esa?, papá – reclamo Uther
- NO quiero oír
la palabra APOSTAR porque si no yo apostare a que ambos tienen el culo verde
por un mes de la tunda que les voy a dar, ESTÁN ADVERTIDOS, mi casa no es
ningún casino para correr apuestas – y los miro enojado – ¿ESTAMOS?
- JOOO – dijo
Uther aún temerario – y pa nada más ¿tanto lio?, si la apuesta es legal, no
es nada que no podamos pagar, si es la cuestión de honor lo que te preocupa –y
otro jalón le llego de la nada – AUUUUU ya ya
- NI LEGAL NI
CLANDESTINA… en esta casa la palabra apuesta está PROHIBIDA – deletreo
e iba seguir, pero fue interrumpido por Lothar
- YAAA, no más
apuesta y punto, ¿pero en qué quedamos con el lío de mi patineta señor mío? – y
se paro frente a su padre con total confianza – no te hagas el chancho rengo que no te
queda, estás buscando tres pies al gato pa librarte de pagar mi patineta, así
que… en ¿qué quedamos? – y apunto a sus hermanos – Bien sabes que ellos no van a pagar nada
porque son más yescas que la Madre Teresa
- Pero yo no perdí tu patineta
- Pero tú la
olvidaste QUE ES LO MISMO, así que no hay nada que discutir, tu siempre dices
que hay que ser responsable DE LAS COSAS AJENAS, y tú no lo fuiste, que HAY QUE
CUIDARLAS MAS QUE A LAS PROPIAS y tú vas y te olvidaste de mi patineta estando
en tus narices – el crio iba siendo un dolor de cabeza,
así que decidió darse por enterado al fin
- Bueno, bueno
te repondré tu patineta ahora déjame pasar ¿si? quiero ir a dormir – y
lo miro con cara de cansancio, entre discusión y discusión termino de almorzar
sin enterarse que comió y Lothar lo dejo ir
- Ya, puedes
marcharte a descansar, pero cuando despiertes y lleves a Maty al médico – y
Ethan lo miro extrañado, no sabía si grito aquello en medio de la discusión o
era porque Matías les conto – me voy a colar al auto para que vayamos a ver una
patineta ¿listo? Porque no quiero cualquiera papá debe ser la misma
- Ya hijo, YAAA
Y se
salió de allá antes de que lo enloquezcan, de verdad necesitaba dormir y en el
camino se chocó con su padre.
- Hola papá
- Te ves agotado
Tano, ¿dormiste algo? – pregunto colocando
cariñosamente su mano en el hombro de su hijo
- No, me voy a
acostar ahora, puedes despertarme a las 5 y media tengo que llevar a Matías al
dermatólogo – explico
- ¿Qué paso?,
¿es algo que no podamos tratar? – lo miro sorprendido
- No papá… me temo que no, se hizo un tatuaje en el trasero a medias así que debo hacerle borrar la horrible M que pintaron de verde, ¿te puedes imaginar? ¡Verde fosforescente!
- ¿EME? – no
entendía
- Si “M” de
Milenka – y se acordó de que era una apuesta, antes de
ir al médico tendría que revisar a Uther el trasero, no vaya salirle con una A
fucsia de Anabela – ahora me voy quiero ir a dormir
- Si ve a
descansar – le cedió el paso pero antes pregunto – ¿sabes si
Nathan almorzó?
- Supongo que sí, había un plato sucio en la mesa cuando llegue, y un platillo con helado y pastel de manzana en su dormitorio
- ¿Hablaste con él?
- Si papá – contesto
como buen hijo –
pero no me preguntes como fue, porque no lo sé – cerro sus ojos
esbozando una triste sonrisa – simplemente estuvo callado así que ni siquiera sé si
me prestó atención o no, pero a la noche hablamos que ya me caigo de sueño – imprimió
algo de altruismo en aquella declaración
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