Los Th, una estirpe donde el amor es la medicina
¿Primera comunión?, no,
solo la confesión
Autora: Marambra
¿Qué hay
más dulce que un abrazo?... el abrazo de papá, ¿que hay más tierno que un beso?
el beso de un hijo, esos eran los pensamientos y sentimientos vividos y
generados por EThan y Uther; ya no dolía nada, ni el cuerpo ni el alma; la
bravura, la rebeldía, la oscuridad de sus confusos devaneos con aquellas
palabras vertidas por su padre se evaporaron del todo, de pronto Uther ya no
sintió la necesidad de ser rebelde o de disfrutar haciendo renegar a su padre,
y se concentro en dejarse amar, aunque aun no hizo el menor intento en tratar
de entender cuales eran las preocupaciones de ese hombre que era su padre tan
lleno de defectos y que ahora lo sostenía en su brazos y derramaba besos sobre
su amplia frente además de sanar las heriditas de sus pabellones perforados,
pero no solo eso, sino que apenas tuvo oportunidad abrió su brazo como un ala
inmensa llamando a Matías a compartir el nido, y ahí estaban ambos, bajo el
amparo total de Ethan.
Y él
por su parte hincho su corazón de esperanza, parecía que por fin las cosas
empezaban a cuajar en su vida tras casi un año de rupturas, rebelión, enojos,
llanto, rabia… incluso odio; por fin, por fin sintió el abrazo de su hijo como sincero,
limpio, dulce como debe ser el abrazo de un hijo a un padre… Ethan se perdió en
el rumbo nuevo de sus pensamientos, comparando su vida a la que vio pasar ahora
mismo delante de sus ojos como una vieja cinta de película, con su vida al lado
de Griselda lleno de amor por lo menos por su parte, con su vida tras enterarse
de que su mujer era bisexual y lo cambio por otra mujer, su vida tras los
chantajes y el miedo continuo de que aquello que Griselda le grito fuera verdad:
que su Uther no era suyo sino de un amante casual, su vida tras el suicidio de
la misma, su vida tras la primera vez que le diera una paliza a Uther en su
cumpleaños, su vida tras la fechoría de la universidad y a partir de ahí en
bajada y siempre perdiendo, porque aquello fue como una bola no de nieve sino
de mazamorra que entierra en el lodo todo lo bueno; las malas cosas que
siguieron a ese incidente siempre fueron a perdida para uno o para otro, luego
la descubierta enfermedad de Uther y la suya propia que lo llevo a concluir que Griselda no podía decirle que no
era su hijo, si ahí estaban ambos con aquel cruce de cables en la cabeza, de
pronto la voz de Uther rompió la intimidad de sus pensamientos.
- Lo siento
papá, de verdad – se disculpo Uther atreviéndose a mirar a
su padre a los ojos – no sé porque me porto tan mal o porque me gusta
hacerte renegar – confeso para sorpresa incluso suya, es que una
cosa era pensar y otra formular dicho pensamiento en voz alta, haciendo que lo
que parecía una idea, sea real – a veces creo que estoy loco porque disfruto lo que
hago, no sé lo que me pasa, y eso me asusta – agrego dándose cuenta
con horror lo que eso podría significar, o como la gente lo podría ver – quizás soy
un psicópata… un tronado de esos y tengo
mucho miedo – y aplasto la cara al pecho de su padre mientras Matías
oía aquello alucinado, o Uther lo hacía por evitar que tras las confesiones
suyas su trasero salga mal parado o de verdad le pillo la hora de la sinceridad
y de confesión aun sin tener un capellán delante suyo, como sea aquello fue
demasiado fuerte, oír que sientes placer en hacer renegar a tu padre realmente
era de locos, quizás realmente necesite un loquero
- Shuuuu – papá
con ojos tristes puso un dedo sobre la boca de su hijo para que callara,
conteniendo un nudo en el estómago, aquello era demasiado, enterarse que su
hijo disfrutara haciéndolo rabiar era una cosa, pero que el muchacho crea que era
un psicopata era otra muy seria y diferente – que cosas dices hijo, no estás loco, eres rebelde nada
más, muy rebelde… pero no a propósito – había que aclarar aquel
punto para no atormentar al muchacho – sino por la edad
- Pero tío Nathan no era así, y Lothar no es así
- ¿Y Matías? – preguntaron
a coro Maty y Ethan, y Uther parecía no darse cuenta del detallito aquel
- Matías
tampoco, por eso creo que estoy chiflado… totalmente chiflado – no
podía mentir, sus ojos denotaban terror – pero de verdad de esos que asustan, de esos a los que
hay que encerrar
Y el
mundo de Ethan se paralizo en el acto, aquel estado de dolor y miedo en su hijo
eran reales y no producto de su siempre brillante imaginación y apretó a su
muchacho con todas sus fuerzas en un abrazo tan sentido y confortable porque
necesitaba darle seguridad a Uther y no por él solamente sino por sí mismo, era
vital para Ethan hacerle entender que pase lo que pase y pese a todo, él era su
padre y lo amaba, no importaba las cosas que hiciera, era su derecho como
adolescente echarlo todo a perder, que a base a error y aciertos, de caídas y
paradas de miedos y valentías, de sospechas y confianzas la gente se labraba el
carácter, las actitudes, los modales la personalidad y todo aquello que lo
convertía en una verdadera persona, y que él como padre pese a todas sus
neuras, sus propios errores, sus propias caídas o acertadas soluciones estaría
ahí para allanarle el camino y enseñarle todo aquello que estuviera a su
alcance, a su disponibilidad a su experiencia y a sus recursos y lo que hiciese
falta para ser un hombre de bien.
- Si hijo tienes
razón yo también creo que hay que encerrarte – hablo
Ethan con solemnidad y pareció que Uther dejo de respirar porque se soltó de su
padre y este lo volvió a atrapar con una sonrisa – es más lo voy a hacer, porque no solo
tú, sino Maty y Lot están locos pero de travesuras y los voy a encerrar en mis
abrazos, a ver si así dejan de hacer tonterías y salvan sus traseros de todas
las palizas que me deben – inicialmente Matías y Uther se quedaron
mirando con cuadrados ojos a su padre, pero ante los besos que cayeron en la
frente, ellos perdiendo la vergüenza devolvieron otro totalmente sincero en su mejilla;
si definitivamente las cosas empezaban a acomodarse, la fichas de la vida de
Ethan empezaban a armarse por fin…
Al
parecer su madre tenía razón las cosas tienen un porqué y un para que, la huida
de Matías, la paliza que Uther se llevo, el que Lothar los vendiera sin querer,
la intervención del abuelo, de la abuela e incluso a imprudencia de Nathan
aporto su granito de arena, ese que faltaba para concuasar las fichas del gran
rompecabezas que era la relación de Ethan con sus hijos; en resumidas cuentas
la vida de aquella su particular familia, y aquel tiempo que tardo en aparecer
Matías tras casi 6 horas de angustia buscándolo, Ethan reflexiono sobre su
actos como padre y se cuestiono sus propios temores, pero no solo él, sino
Uther en realidad con quien siempre tenía una piedra en el calzado…
Apenas
ambos vieron como Matías abandono la casa corriendo en un tropel de
sentimientos confundidos, hizo que Uther se diera cuenta aunque tarde de que no
fue buena idea haber hecho lo que hizo, y en un conflicto interno con la
sensación de abandono total en el cuerpo y de rechazo, se quedo en el suelo
sentado llorando, mientras tanto, Ethan tras recuperar la postura y calmarse
con la medicación dada por su padre se
acerco a su hijo y lo alzo del piso para iniciar una nueva etapa en su vida;
abrazo a Uther con todo su ser y se disculpo de él.
- Discúlpame, discúlpame, todo lo hago mal, ¿verdad? – y
los ojos de Ut se agrandaron, era como si se oyera por dentro, de no ser porque
su padre volvió a decir lo mismo, hubiese jurado que era su consciencia quien
hablaba – todo lo hago mal, contigo sobre todo, no
sé cómo darte contento hijo, no puedo… no puedo más
- Papá yooo – Uther se dio cuenta de la
urgencia en la voz apagada y derrotada de su padre
- Shuuu. Shuuu, deja que hable si? – le
puso el índice sobre los labios para callarlo –
cuanto tú has nacido, cuando te tuve conmigo la primera vez que vi tus ojos me
prometí que jamás te haría daño y sin embargo no hago otra cosa que fallar y
fallar y desde que murió tu madre no doy la talla en absolutamente nada… por
eso debe ser que nunca me haces caso en lo que te ordeno, hablo o sugiero, no
significo gran cosa para ti en comparación a tu madre... yo se que tu y ella
estaban muy unidos, y ahora acabo de convencerme que nunca podre tener ese tipo
de relación contigo y lo peor de todo es que me hice cargo de Matías y lo más
probable es que con él cometa los mismos o peores errores y lo lastime como a
ti en el camino… – y se dio la vuelta apurando sus pasos para
salir de allá tras el nudo que se le formo en la garganta – Tal
vez, tal vez deba ceder la custodia de Matías – aquel último
comentario lo hizo en un susurro no con la intensión que su hijo lo oiga, pero
lo oyó y él no se percato del detalle
- Nooo, no devuelvas a Matías – grito
Ut como si aquello fuera fácil, como si fuera posible –
todo fue mi culpa, mi culpa… TODO ES MI CULPA PAPA, MI CULPAAA – Corrió
hacia su padre que se disponía a salir a buscar a Matías, dar alcance a sus
padres y hermano, y Ut pego su cara a su espalda abrazándolo por detrás – no devuelvas a Maty papi, lo que paso en el cole yoo,
yoooo, yo te lo voy a contaaaar, te voy a contar que paso
- Cuéntame entonces – conmino Ethan, si
algo tenía en ese momento premura era la confesión de Uther quizás con ello,
entienda algo de este lio que no parecía tener principio ni fin
Y
fue entonces que Uther conto todo lo que hizo en el colegio con lujo de
detalles; los chicos del último curso el bachillerato como tal habían soltado
una carrera de apuestas clandestinas con diferentes retos según el curso, y
fueron eliminando competidores de a poco, entre estos concursantes estaba Uther
y una de las tontas pruebas semifinales fue perforarse las orejas y se llego a
la etapa final, quedando 10 participantes cuyo premio mayor era de 300 dólares
en efectivo y un plus de 100, para ello estos finalistas debían inscribirse a
la última prueba con 10 dólares adicionales, Ethan ato cabos, los 70 bolivianos
que le pidieron entre los dos 35 pesos cada uno según ellos para comprar
material de laboratorio para un experimento resulto ser el experimento del
bachillerato, ahí estaba su plata tirada en apuestas escolares, una total
barbaridad, pero ahora mismo no era prudente enojarse por aquello sino
averiguar todo, así se entero del gran reto, una simple y llana travesura:
robar una prenda femenina, cualquiera; el
objetivo, la chica más guapa del cada curso, aquí Uther se lucio con
todos los hurras porque no solo se hizo con una prenda sino con muchas y las
repartió como suvenir, pero no fue esta la razón por la que Uther estaba suspendido
de las clases por 10 días, ni la razón por la que su padre le dio aquella
paliza, sino que para ganar el reto a Uther no se le ocurrió mejor idea que la
de colarse a las duchas de las chicas, esa si fue la razón de la expulsión por
2 semanas, esa en realidad era la única parte que Ethan conocía porque fue
informado de aquello por boca del prof. Galarza; todavía tenía en los oídos la
voz enojada del director del colegio…
- Es una verdadera vergüenza que usted aparezca solo para
solicitar permisos y no sé de el tiempo suficiente cuando se lo cita por la
mala conducta de sus hijos – lo había fulminado
con la mirada pues Ethan informado a última hora de que el proctólogo infantil
tenía tiempo para ver a Lothar, lo cito para esa mañana, y claro sin mucho
tiempo a su favor, aprovechando que había reunión en el hospital, fue a pedir
permiso para el menor de sus hijos y ahí le estallo la bomba – pero dese por enterado doctor… Van Lauder – aquel
doctor sonó totalmente despectivo – aprovechando
su “visita” de última hora, le recuerdo que usted firmo un compromiso al
iniciar las clases que acudiría a todas y cada una de las citaciones que se le
convoque – le extendió el documento firmado hace meses cuando se
inicio el año escolar – sin embargo no
acudió a ninguna ni cuando se le envió no solo dichas citaciones en la agenda, sino
que se le envió una nota membretada para que acuda a la reunión disciplinaria a
tratar el asunto de la expulsión de Uther – una nota que nunca
vio porque su hijo nunca se las enseño, pero sobre todo por su negligencia,
pues no cultivo el hábito de revisar la
agenda como debió ser y como se lo habían recalcado Mikel y Miranda – y el veremos de Matías a pedido del consejo de grado –
y le mostro la misma firmada nada menos que por él con fecha de
hace 1 semana atrás, el viernes pasado – al cual
acudió su hermano menor en calidad de tutor de sus hijos – he
ahí el pecado de Nathan que le costó su viaje –
aludiendo que usted y su padre estaban en Boston y no regresaría hasta dentro
de un mes por motivos de salud suya, sin embargo lo veo aquí vivito y
coleando….
Así
fue como a Ethan le cayo un balde de agua fría encima, porque el director no
solo le reclamaba su decidia como padre, sino que le restregaba en la cara el complot
que al parecer una vez más Nathan y sus hijos confabularon para que ambos se
salgan con la suya, claro que también se entero del alcance de su mal
comportamiento y de lo cerca que estuvieron de ser expulsados del colegio,
Uther por robar corpiños de las chicas en los vestidores de gimnasia que menos
mal no se pudo comprobar, sino ya era hora de estar buscando otro colegio
asemejante altura y Matías por sospecha de apuestas clandestinas y por si fuera
poco mientras el director le reclamaba todo esto a Ethan, Lothar se había
saltado las clases de matemáticas y fue pillado in fraganti saliendo del
colegio con la mochila en el hombro en hora del recreo y que claro derivo en
que su padre le dé de pura impotencia un par de nalgadas en el despacho del
director porque la rabia no fue para poco, es que no solo perdieron la cita
médica sino que el director le regalo una mirada asesina que lo decía todo:
padre inepto; claro que al llegar a casa ante la bronca de papá Lothar en un
lapsus de ira juvenil y ganas de justicia, que vamos no era posible que solo él
este castigado, vendió a sus hermanos en el resto de su travesuras.
Mientras
todos estos recuerdos galopaban en la mente de Ethan, su hijo por propia boca
ahora le confesaba todo aquello que él había simplemente imaginado cuando hablo
con el director, pero que ahora Uther relataba con lujo de detalles de todas
las singulares andadas de ambos muchachos, contandole que el reto original fue
robar una prenda de vestir a la chica más linda de cada curso, no habiendo
tiempo limitado ni normativa impuesta para hacerse con ellas, en
contrapropuesta Matías propuso la apuesta de 100 dólares más a que lo
“adquirido en calidad de préstamo” era un corpiño y lo contaba por si acaso
salga a colación futura de la boca de Matías cuando este tenga que cantar a
capela.
Y
así, sin querer Uther confirmo lo que era una mera sospecha para el plantel
educativo y de ahí la carga extracurricular en vez de la expulsión a Matías… pero
como de costumbre no supo cuando callar y termino contando que se entusiasmo
con aquello imbuido en su habilidad de despistar al enemigo, y se coló a las
duchas de las chicas tobandose nada menos que todos los corpiños del colegio en
el lapso de una semana, incluido el de Anabela que guardo en su cajón de
objetos privados y de alto valor sentimental (un baúl al pie de su cama donde
estaban muchos de sus juguetes infantiles, disfraces, fotos, y cosas que le
compro o le hizo su madre en algún momento de su vida); ahí, en ese privado
espacio, el guardaba la prenda más intima de su chica sin que ella lo sepa
claro, era su secreto, tan secreto que incluso Matías ignoraba que tenía en su
poder aquel sostén y lo sacaba cada noche para oler el perfume de su amada,
imaginando sus pequeños pechos que seguramente ni llenaba aquel pedacito de
tela color verde turqueza con florecitas moradas, pintando en su imaginación de
rosa o marrón claro los pezones de su chica considerando que era pelirroja,
comparándolos con otras chicas, pues en su curso la mayor parte de sus
compañeras tenian los pechos mucho más desarrollados que ella.
- Stop, stop,
stop hijo – levanto la mano para que Uther parara su
parloteo, había decidido confesar todo y le faltaba lengua para hablar – a ver… a ver
aclárame algo…. ¿me estás diciendo, que te han expulsado por colarte al baño de
las chicas y robar portasenos?
- Solo por
colarme UNA VEZ, nada más, del resto él no sabe nada – aquello
tenía que quedar claro como el agua para evitar futuras complicaciones – solo por
colarme a las duchas papá, el director ignora que me hice con las ropas esas,
eso valdría que me expulsen totalmente del cole – al parecer estaba
consciente de sus actos
- ¿Ahora
entiendes mi enojo? – le cogió el mentón
- Baaah, pa, pero no me han expulsado
- ¿Cómo que no?
- Bueno si, pero
no, ¿no ve? totalmente digo… – su padre iba a decir algo
cuando sin querer Uther exteriorizo sus pensamientos en voz alta sin darse
cuenta – JO,
quererme ¡EXPULSAR por unas cuantas portatetas!, ¿te imaginas eso? – y
dejo de bambolear los pies allá donde estaba sentado en el escritorio de su
padre, y levanto las manos en clara muestra de indignación mientras miraba a
papá como si fuera su gran confidente
- UTHER – tenía
que ser él para inventarse palabras
- ¿Queeee?
- NO son portatetas son portasenos o corpiños o sostenes y no sé qué otras cosas más pero no portatetas
- Y a quien le
importa eso papá, es lo de menos nosotros no lo usamos así que no vamos a
perdernos cuando vayamos de compras – tuvo
el cinismo de decir
- Ahhh es lo de
menos – murmuro Ethan, pero en realidad Ut tenía
razón era lo de menos – ¿y cuantas veces te has colado al baño de chicas? – prefirió
encaminar la charla al rumbo original
- Mmm y que
interesa eso ahora pa? El director solo me pillo una vez y sin los trapos esos
– y alzo su mano y su voz para expresar – MENOS MAL, no me pillo con nada en la
mano…
- Pero hijo y
¿si alguien habla?, ¿si alguien abre la boca? – se
froto la cara con una mano en claro signo de agobio y desesperación, no podía
creer lo que su hijo estaba ahí contándole – TE EXPULSARAN UTHER, TE EXPULSARAN DEL COLEGIO CON UNA
HORRIBLE NOTA DESHONROSA DE PASO, eso es lo que me han comunicado esta mañana
- Pues caerían
todos – y aplasto el puño cerrado sobre su palma
abierta para dar énfasis a sus palabras con entusiasmo – porque todos tienen un portateee,
portatetitas en su poder – en diminutivo sonaba mejor pensó – acuérdate que
somos 50 – 50, así que cada uno tiene uno, yo se los regale
- Incluido tu
hermano y ¿tú? – y Ethan elevo una ceja sugerentemente,
su hijo por su propia boca se metió en un lio de pelotas y bajo la mirada y
Ethan supo que si y se arriesgo diciendo – ¿el tuyo seguro es de Anabela ¿no? O me equivoco
- No voy a
devolvérselo papá, ni sueñes, eso es mío, me costó conseguirlo porque ella
nunca me daría uno por propia voluntad – declaro
clavando sus ojos a los de su padre y Ethan pensó si ya habría intentando
pedírselo
- ¿Y se puede saber cómo estás tan seguro de que es de ella?
- Porque es de ella… lo SÉ
- Ya, ya, ya – alzo
su mano – no
quiero enterarme, más bien dime ¿qué hiciste para que nadie te viera? – prefirió
preguntar
- Gajes del
oficio papá – movió sus cejas hacia arriba olvidándose
que estaba en calidad de preso declarando sus fechorías – no pretenderás que revele todos mis
trucos, eso es secreto de sumario – y sus ojos le brillaron como dos
luceros encendidos
A
este punto de la confesión, Ethan no sabía si jalarse los pelos de arriba o de
debajo de la frustración que tenía, pero ¿que podía hacer?, con Uther nunca
estaba todo dicho ni escrito, siempre tenía que tener la última palabra de una
o de otra manera, para bien o para mal, para zafarse de una tunda o meterse en
otra; en esta oportunidad el confesar la verdad, el desnudar sus temores, el
ser como era, así arrebato y pasión, sinceridad toda, tontería a pedir de boca
valió lo suficiente como para que su padre al final de una larga reflexión
sobre qué actitud tomar ante lo recientemente enterado, y tras quedarse buen
rato mirando a su hijo ahí sentado bamboleando los pies sobre el escritorio
aquel, decidió usar este momento para reanudar el nexo perdido con su hijo, el
resto no importaba, ni los días perdidos en clases, ni las cartas fantasmas, ni
las fechorías, nada… ¡nada!, solo saber que por alguna extraña razón este
conflicto hizo que su hijo por fin regrese a él, y abrazándolo con fuerza, con
alegría, dijo para sí mismo: borrón y cuenta nueva.
Y se sintió liviano como en mucho tiempo no se sentía, sin el pesar de tener que batallar, sin el pesar de tener que presionar para obtener respuestas y sin este temor de por medio ahora podía concentrarse en buscar a Matías, y aprovechando el cambio de humor de Uther que paso del total pesar de hace una media hora a la relajación actual demostrada por su habitual sentido del humor picaresco y mordaz lo envió a su habitación mientras él se concentraba en hacer algo para hallar a su otro hijo, a su Maty; y lo envió con un beso en la frente y una sonrisa en los labios, no en calidad de castigado ni de reflexión sino simplemente para hacer lo que mejor solía… ser su hijo, un truhan… un adolescente como otro cualquiera.
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