Los Th, una estirpe donde el amor es la medicina
Ódiame por piedad yo te lo
pido…
porque el odio hiere menos
que el olvido
Autora: Marambra
Ethan tras
dejarse abrazar por su hijo se sintió renovado, inyectado de vida, de paz y de
decisión… porque aquello no fue un abrazo de padre a hijo sino al revés… por
primera vez en su vida sintió que el consuelo no lo daba él sino lo recibía y
no de sus padres sino de un hijo suyo aun cuando las moléculas de su sangre no
fueran las mismas y ¡que increíblemente sublime! le supo ese momento, la
inocencia de aquel acto valía más que mil palabras sabias de alguien más viejo
y mas vivido; por lo general la gente está acostumbrada a ser consolado por alguien
de mayor experiencia, pero eso no es garantía de paz ni sabiduría, a veces la
simpleza y la espontaneidad de la corta edad te empuja a actuar sin meditar y
vivir el día a día un paso a la vez haciendo frente a las circunstancias, que
las meditadas acciones de los adultos bajo la supervisión de los tortuosos
pensamientos que la cansada edad a veces envuelve, en resumidas cuentas el no
pensar y solo sentir a veces es la respuesta a la desesperación…
Y la
desesperación hizo que EThan vaya a buscar a Nathan a la Universidad, iban
siendo dos semanas de aquello y Nathan se parapeto en sí sin ganas de oír
absolutamente ninguna explicación y optaba siempre por dejarlo o con la palabra
en la boca u oírle (oírle la introducción de una explicación de quien va a soltar
todo solo si tiene la certeza de ser atendido… El silencio no es garantía de
que la contraparte entienda, eso lo aprendió con los años de ejercer como
médico y darse cuenta que los pacientes que no hablan, no preguntan son los que
menos entienden)…. oírle y no contestarle absolutamente nada y solo mirarlo
como si tuviera un solo ojo en la cara; esos pequeños detalles, el silencio que
vale más que mil palabras hacía que Ethan se sienta insignificante, un gusano…
hubiera preferido que Nathan le grite una enciclopedia entera en todos los
idiomas de insultos pues aquello le valía que su hijo sentía algo más que
simple indiferencia que era lo que su silencio delataba… y paso así otro día
mas de tener el corazón en la mano, en casa las cosas no estaban para nada
bien, sus padres Mikel y Miranda parecían muertos en vida, su padre se
encerraba horas de horas en la consulta sin hablar a nadie, apenas comía o
dormía, y mamá… Miranda, Miranda parecía una autómata, un robot y solo lloraba
mirando las viejas fotos del recuerdo, unas fotos que para Nathan significaban
el retrato de una mentira y sus hijos menores no le ponían las cosas fáciles
tampoco, en realidad Uther y no porque no quisiera a Nathan sino porque no
asimilaba la idea de un hermano abandonado por su padre.
Todo
aquello empezaba a dejar su huella en el día a día de Ethan, las ojeras tiñeron
su mirada de un velo opaco, los desvelos eran el pan del día pasándose horas de
horas en vigilia en el patio de la casa recordando la infancia de Nathan, los
gritos de alegría, la primera vez que dijo papá riendo a Mikel metiendo los
pequeños dedos a la boca del abuelo y Mikel mordiendo los deditos esos con
ternura y cuando dijo Tano… Tano aquí Tano allá y una punzada de desesperación
le aguijoneó el corazón al recordar lo cómodo que fue en parte que sus padres
se hicieran cargo de SU bebe y desligarse de las responsabilidades paternales y
seguir su vida con o sin el remordimiento peleados en su ser, después de todo
pudo ir a las fiestas del colegio, pudo practicar deporte, pudo entrar a la
Universidad, casarse con Griselda, tener a Uther y no preocuparse de los
pañales mojados, de las mamaderas calientes, de la ropa sucia, de la escupida
papilla porque no le gusta el sabor, por la fiebre del primer catarro, el
llanto por el primer diente, el desvelo por la primera vacuna y las que
siguieron, la batalla porque se siente en el baño y la lucha de las primeras
letras escritas y leídas desde la óptica y el cansancio del infantil retoño,
todo eso lo vivió con Uther y Nathan participaba del cuidado del niño aquel sin
saber que era su hermano menor.
Ethan
cerró los ojos tumbado en uno de los sillones del jardín, eran las 11 de la
noche de aquel sábado, paso dos semanas desde que Nathan se fuera, los primeros
días iba a la U, pero la última semana ni se apareció por chiste y no era
necesario ir a vigilarlo, sino
simplemente preguntar por él a sus colegas de trabajo que daban cursos
en la U, el fono de Nat lo mandaba siempre a buzón de mensajería así que supuso
que no quería hablar con él ni con nadie de la casa que se repetía lo mismo con
todos los teléfonos familiares, y se quedo mirando el teléfono en la mano en
espera del llamado de Ignacio…
- Por favor
Ignacio – le dijo con toda la desesperación y esperanza
en la voz –
dime donde esta, solo eso, por lo menos para saber si está bien
Nat
también se marcho de la casa de Ignacio cuando Ethan y Mikel empezaron a llamar
a su casa y cuando fueron a buscarlo al edificio donde vivía su amigo, Nat prefirió
marcharse sobre todo tras la horrible mañana que tuvo en la universidad con
ambos padres suyos: Mike y Ethan…
- Nathan por favor – rogo
Mikel a su Benjamín, en todo sentido menos el íntimo, era su hijo – vuelve a casa,
deja de portarte como un niño caprichoso y conversemos
- NOOO – y ese no, y esos modos
sonaron infantiles, pero Nat recupero la compostura, se prometió a sí mismo no
dejar que le den vueltas a la perdiz – no voy a
volver, ¡estoy harto de las mentiras y de que me traten como a un crio!, quiero
hacer mis cosas solo – y guardo sus pertenencias en la mochila,
acababan de fastidiarle el día interrumpiendo su charla con Miroslava
- No estas haciendo bien nada hijo – quiso
razonar Mikel siguiéndolo a un lado del atrio de la Universidad para que nadie
los oiga ni mire hablar en plan enfado y Nathan se fijo que no vinieron solos,
en la movilidad estaba Miranda llorando, pero eso no le conmovía… no por ahora,
ella también le había mentido, que sufra un poco más pensó (la crueldad
gritaba: justicia)
- ¡No soy tu hijo!, y no voy a permitir que me juzguen nunca mas
sobre lo que hago o dejo de hacer – levanto
un dedo decidido a que se respete sus acciones y opiniones, en parte salir de
casa le estaba enseñando a madurar y a negarse cuando no quería algo – estoy haciendo mi vida y me gusta, para variar – hasta
ese momento Ethan se mantuvo a raya solo oyendo y viendo la dinámica que se
desenvolvía entre su padre y su hijo
- PERO NO TIENES UN MALDITO PESO EN EL BOLSILLO – Ethan
sujeto la muñeca de Nathan para reclamar su atención, alzando la voz, estaba
también harto de esto – DEJA QUE TE
DEMOS POR LO MENOS ALGO, la cuenta del banco esta abierta, no se ha cancelado
nada puedes hacer uso de tus tarjetas… por favor hijo – agrego
angustiado, suplicando ese por favor como favor real y Nat ante la palabra hijo
expuesto, se dio la vuelta dándole la espalda
Nathan
envió todas las tarjetas y las chequeras y demás vainas del banco en un sobre
por correo en un gesto claro de enfadado y orgullo y Ethan se estaba arrancando
los cabellos ya con la desesperación, su hijo no quería dinero de ninguno de
ellos y prefirió guardar el secreto de que aquella cuenta la abrió él y no
Mikel, aun cuando Mikel hacia depósitos mensuales de lo que correspondía a su
mesada, pero Nathan desconocía del monto real de su cuenta, pensaba que la
abrió Mikel ya que dicha cuenta era mancomunada, aunque Miranda se enojo pues
consideraba que no era ético que haga aquello sabiendo que Ethan le puso ese
dinero a su hijo, pero Ethan no se opuso pues para él era mejor que papá
controle a Nathan en las cuentas y no haga mal uso del mismo ya que aquel monto
sin ser exagerado era respetable, Ethan cuando Griselda falleció vendió el
departamento que compro en su afán de separarse de ella y vivir solo y pensando
en todos los años de vida que tenía su hijo y que no hizo nada por él, lo
mínimo era asegurarle su futuro pagando sus estudios y haciendo aquel deposito
para futuras decisiones de Nathan, que el resto de los gastos como salud,
comida, ropa y gustos le daba Mikel y a manos llenas como siempre.
- Y si quieres vivir solo permite que te instalemos en un cuarto
por lo menos, no puedes estar viviendo bajo el ala de la gente en total
desamparo – trataba de que aquello sea una tregua,
si su Nat quería vivir solo él lo dejaría… es más le daría las llaves del piso
en el que vivía con su mujer y sus hijos antes de quedar viudo, o alquilaría
otro hasta que se decida si realmente quería eso o volver… algo así como
conocer por lo menos la guarida del lobo herido – y
busquemos un pensionado para asegurarte la comida. No seas intransigente hijo
- NOO – grito enfadado – no es necesario… tengo dinero, almuerzo en el comedor
y tengo una cama donde dormir – si, la cama de MIroslava, si
Mikel se enteraba le daba una paliza ahí mismo sin importar el lío que tenían
entre manos, para él seguía siendo un crío, su obtusa visión lo llevo a donde
estaban, era demasiado sobreprotector – …así que
guárdatelos para tus hijos, no necesitas hacerte cargo de mi ya que nunca lo
has hecho – iba a decir algo Mikel pero Nat no lo dejo – además… TENGO TRABAJO – que bien sonó
pronunciar aquello y que placer más grande ver las caras de sorpresa de ambos,
si, dio las gracias mentalmente a Dios por iluminarlo y a aquel muchacho de la
plaza que le abrió los ojos con eso de la emancipación –
estoy empezando a hacerme cargo de mi mismo, ahora si me disculpan tengo
prácticas…
Y
los dejo con la palabra en la boca y Ethan retuvo a la fuerza a Ignacio, quería
respuestas, pero Ignacio no podía simplemente hablar por Nathan
- Lo siento mucho doctor, pero que le puedo decir, Nathan es mayor
de edad – levanto sus hombros en desdén – y tampoco está en casa, se marcho ayer tarde mientras
yo me vine a hacer unos trabajos al hospital, no tengo idea donde esta –
si lo sabía, estaba viviendo con Miroslava pero no se los diría, su amigo
merecía disfrutar un poco de la libertad y él conseguir una cita con alguna
modelo de esas. amigas de la chica, pero al ver la cara de Ethan agrego
arrepentido – pero cuando lo sepa, le hare saber algo
– emprendió carrera para que NAt no piense que estaba chivándose – pero por favor no me hostigue ni venga a la U es
vergonzoso, y empieza la gente a murmurar, cuando yo sepa algo le avisare
De
aquella tarde a la fecha no sabía nada de nada de su hijo ni de Nacho, ninguno
contestaba el fono y al final ya ni llamo… solo miraba el móvil como ahora
sentado en la tumbona del patio procurando que el aire fresco le quite el
sentimiento de pesar que lo agobiaba, pero no solo él vivía envuelto en aquel
pesar sino Mikel, que sin ser visto desde la oscuridad del balcón de su alcoba
observaba a su hijo debatirse entre la preocupación y la paciencia y cerrando
los ojos Mikel por primera vez después de 19 años de vida se cuestiono sobre
sus actos, por primera vez en su vida dudo sobre sus propias decisiones… ¿y si
Ethan se hubiera hecho cargo de Nathan desde un inicio?, nada de esto hubiera
pasado... y pensó en su proceder egoísta, en lo terriblemente egoísta y
posesivo que fue aquel entonces sin dar opción a decir, replicar, o pensar
siquiera a Ethan; y lo vio sentado en el mismo lugar de ahora tras separar a
Ethan de Pilar al día siguiente de enterarse del embarazo y él pidiera permiso
al comando para viajar a Santa Cruz por el lapso de una semana como máximo, el
tiempo que él creyó requerir para hacer lo que hizo….
Y
recordó a su Ethan en el patio solito sentado como ahora la noche aquella de
llegar de Cobija, sentado bajo la sombra del árbol que había en el jardín donde
estuvo casi toda la tarde y parte de la noche sin poder salir ni a donde; él en
un arranque de enojo lo había arrancado del pueblo, de su vida, de sus amigos,
de su madre, de Pilar y del bebé cinco meses antes de que naciera Nathan y lo
metió a un internado militar en lo que restaba del año… y obligo a Ethan a
adaptarse a su nueva condición (de preso), una maratón de exámenes en el
colegio, ponerse al día en todos los cuadernos para nivelar, el estrés de estar
encerrado en el internado sin siquiera salir de visita familiar porque estaba
completamente solo bajo tutela expresa del comandante, que dicho sea de paso
vivía en ese lugar porque estaba a cargo de ese horrible instituto y su padre
le explico, explicar no, lo sentencio:
- El comandante es tu tutor legal, tiene mi autorización y
consentimiento de reprenderte y castigarte como mejor convenga, incluido el uso
del cinturón o su vara…– y Ethan no oyó nada más que
la voz de su miseria gritando en su cabeza: “estas muerto, hueles ya a cadáver”
Ethan
tras aquello se perdió del resto de las instrucciones de su padre, y el
comandante que si bien parecía un
carcelero, sabiendo de que iba la cosa con el muchacho simplemente le sonrió, y
cogiéndolo del hombro lo guio a sus aposentos que por ser hijo de un militar en
servicio gozaba del privilegio de la independencia, además su condición no era
la del resto, no estaba por rebeldía y tuvo así un cuarto solo para él, aunque
en el estado en el que se encontraba hubiera sido mejor que comparta con el
resto de muchachos, quizás su depresión no hubiera sido tan tormentosa; cuando
se hubo instalado, fue convocado por el
comandante y guiado por un soldado hasta aquel despacho, cuando el soldado se
retiro el comandante tras hacerlo sentar fue muy claro con él en todo sentido.
- Bien Ethan, tu padre es amigo mío de años, y por esa amistad que nos une no me puedo negar a su
pedido – le extendió un vaso de refresco – así que tu
estas bajo mi completo amparo en todo sentido, yo vivo aquí, no tengo familia,
así que tengo todo el tiempo del mundo para cuidarte, podemos llegar a ser
amigos si tu lo quieres, yo no soy de castigar – y Ethan por fin
alzo la mirada a la cara de su interlocutor – pero si
marcar las reglas del juego y la cancha antes de involucrarnos en temas serios,
así no tenemos inconvenientes a futuro – y saco una vara que
colgaba de la pared y el corazón de Ethan se hizo un chuño (papa o patata
deshidratada mediante congelamiento y secado al sol, alimento típico de los
andes) – este no es un colegio cualquiera, aquí
no solo enseñamos la curricula escolar, aquí corregimos los errores de los
padres permisivos y que han perdido el control sobre sus hijos, ya te irás
dando cuenta que este internado está destinado MÁS a disciplinar a los chicos
de carácter arisco que están metidos en todo tipo de problemas, aquí evitamos
que esos chicos vayan de cabeza a un reformatorio o a la cárcel a futuro, no es
tu caso – recogió los
papeles de la mesa y Ethan pudo reconocer su expediente médico y sus libretas
del colegio – y yo como director de esta institución,
estoy muy comprometido con esa re educación del carácter a base de una primicia
simple, tener en una mano LA MIEL o sea la amabilidad, el respeto, la
confianza, fortaleciendo los valores que el pupilo tenga o aprenda en el
camino, y en la otra LA HIEL para calar a fuego en la mente de los muchachos lo
que está mal y debe ser desechado – e hizo cimbrar la vara
cortando el aire con su típico ruido, haciendo que Ethan cierre los ojos del
puro miedo que lo invadió estremeciendo su columna – y ahora no será la excepción jovencito, por
la amistad que me une a tu padre estoy obligado a ser muy cuidadoso contigo,
mucho más de lo que comúnmente soy con el resto de los mozalbetes que están
bajo mi tutela, así que Ethan inclínate sobre el escritorio – golpeteo
con la vara el mueble ese – voy a darte
una muestra de lo que les pasa a los muchachos que piensan en saltarse las
normas de esta institución…– hablo como si hablara del tiempo
como si estuviera acostumbrado a decir aquello
Ethan
trago la espesa saliva con dificultad, aquella orden le llego como agua fría
que se vacía de sorpresa sobre un cuerpo caliente y adormilado, despertando de
golpe todos los sentidos habidos y por haber, al parecer el comandante a pedido
expreso de su padre y por los años de amistad que los unía marcaria esa amistad
en el trasero del muchacho ahora mismo con aquella vara que blandía en la mano
como una extensión de su propio cuerpo.
- Veras Ethan – dijo el comandante acercándose al
muchacho tras unos minutos de espera sin hacer movimientos bruscos ni levantar
la voz, se acerco a él y lo levanto del
sillón y a medida que hablaba lo conducía al borde del escritorio haciendo a un
lado la silla para tener mejor espacio – como te decía,
NO ME GUSTA REPETIR UNA ORDEN – con aquello dejaba en claro lo
que esperaba de él, cumplir al primer pedido –
pero esta no es una orden ¿verdad? – le miro a los ojos
asustados – es una invitación a degustar el plato
fuerte de la casa, nada más una probadita – le cogió el mentón
antes de desabrochar el cinturón del muchacho dejando así clara la intención – así sabrás que se sirve a los invitados
especiales que son convocados a mi oficina… ahora bájate el pantalón y la ropa
interior – a Ethan las manos le temblaron pero no opuso
resistencia, en completo silencio desabotono su pantalón dejando caer el jean
de sus caderas, con el slip sus manos dudaron un momento, pero cerrando los
ojos para no llorar y tragando el poco orgullo que tenía se deshizo de sus
prendas – bájala un poco más – dijo
el comandante cuando el slip quedo al borde de las nalgas –
ahí está bien – agrego cuando los bajo a medio muslo – ahora manos sobre la mesa agarra el borde para no caer
en la tentación de cubrirte, sino repetiremos esto y no te va a gustar – y Ethan cumplió con todas y cada una de las
indicaciones cerrando los ojos, con mil vampiros mordiendo el vientre y cuando
sus manos cogieron el borde del escritorio el comandante puso un pie entre los
suyos golpeando los talones hacia afuera para que el muchacho abra un poco las
piernas y cuando estuvo preparado, Ethan oyó por segunda vez cortarse el aire
en el vuelo y luego un dolor sordo, terrible, tenebrante golpeo su cerebro – ZWASSS – resonó el recinto y arranco de Ethan un
grito ahogado y sin importarle nada cayó al piso de rodillas llevando ya no mas
las manos al trasero, aquella probadita era todo un bufet
- AAAAAAAAHHHHHHHHHUUUUUUUUUUGGGG.
Au au au auuuu auu – no importaron las formas, ni
quien este afuera escoltando la puerta, ni los chicos que vio caminar en el
patio o en los pasillos, ni el resto de la gente que menudeaba su día de un
lado a otro, solo llorar, llorar sin consuelo odiando a su padre
- Vístete y ve a tu habitación, puedes prender la tele o la radio, o lo que quieras hacer, a la noche hablaremos de tu horario de clases y otros menesteres…
El
comandante lo dejo solo para vestirse, ya había cumplido su propósito: meterle
el miedo en el cuerpo con aquel varazo, Ethan se marcho cojeando a su
habitación sin percatarse del gentío a su alrededor y se tiro a su cama a
llorar su miseria; pasar los dedos por la marca aquella dolía el corazón, ahí
en la fronterita del trasero y los muslos Alberto había marcado la cancha como
decía con un cardenal horroroso y doloroso, al final se quedo dormido y fue
despertado por el comandante que entro a buscarlo y se fijo en la marca
aquella, frunció el ceño pero no dijo nada, él hacia siempre eso con todos los
muchachos del recinto, evitando así encontrones futuros, por lo general surtía
efecto y Ethan no fue la excepción, y el comandante se sintió complacido pues
nunca fue convocado por mala conducta a su despacho, pero las calificaciones
eran otra cosa, así que cuando las notas marcaron el primer rojo Alberto que
así se llamaba él hombre aquel marco su mano en el trasero de Ethan como
advertencia, lo que surtió parte del efecto, no volvió a traer calificaciones
rojas pero tampoco eran las que su padre quería, eran mediocres y Alberto,
cumpliendo con lo prometido no volvió a darle una zurra por sus calificaciones
pero su padre prolongo la estancia de Ethan hasta diciembre obligándolo a
ingresar a la segunda ronda de exámenes para mejorar sus notas con la promesa
de una paliza en cuanto lo vea por su bajo rendimiento, lo que no agrado a
Alberto porque consideraba que estar allá encerrado lejos de casa por un simple
amorío era desde ya suficiente castigo, pero no podía involucrarse más allá de
aquello.
Así
que la fecha marcada para el 30 de noviembre fue alargada hasta mediados de
Diciembre y Ethan ante este cambio de planes tomo recién en serio las palabras
de consejo de Alberto, de no cabrear a Mikel y se sumió en el miedo de errar, de andar siempre
sobre ascuas y entro en una etapa de depresión profunda, dejo de sonreír, de
comer adecuadamente, de descansar, adelgazo terriblemente y era un autómata que
trataba de pasar lo menos visible ante los ojos de la gente, ni siquiera logro
hacer un solo amigo durante el resto del curso que quedaba; aquel calvario lo
vivió completamente solo pegado al calendario contando los días, las horas, lo
minutos del momento aquel que su padre marco como su nuevo regreso, un mes antes
del nacimiento de Nathan, cuando concluyan las clases y solo lo llevaría a casa
si tenía no buenas sino excelentes calificaciones…
Miranda
sufrió su propia pena a su manera con las manos atadas pues prohibieron a Pilar
cualquier movimiento brusco por presentar placenta previa parcial, con la
historia de dos hemorragias silenciosas y la presión arterial inestable alguien
debía de cuidarla y al no tener familiares fue ella la que corrió con los
gastos y los sustos; al final la cesárea se programo para mediados de enero
pero para sorpresa y terror de todos los planes de un buen nacimiento se vieron
interrumpidos un mes antes por la imprudencia de la madre quien se monto una
yegua para cruzar la banda del rio naciendo el bebé contra todo pronóstico en
manos de Miranda al medio día sobre su cama sin nadie más que
Jesusa la enfermera del cuartel, que aquel bendito día hasta los soldados
estaban de franco.
Mikel
considerando que aun faltaba un mes para que nazca el nieto y habiendo las
clases concluido viajo esa semana para recoger a Ethan quien contra todo
pronóstico pese a entrar a la segunda estancia no saco buenas calificaciones, y
contra todo pronóstico también su padre no le dio la prometida paliza, es que
después de verlo ¿que corazón iba a tener de tocarle un pelo si a su hijo se lo
cambiaron por un zombi?. Aquel no era Ethan, su risa se fugo como ahora, el
brillo de sus ojos se esfumo para siempre y Ethan al ver a su padre parado en
la dirección del instituto donde lo citaron casi se mea en los pantalones,
recordando la sentencia de su padre y como si de un embrujo se tratara recordó
aquellas palabras.
- Castigado de
por vida – murmuro Ethan a media voz, pero lo
suficientemente fuerte como para que su padre lo oiga, Mikel bajo del balcón
con el afán de hablar con él y de disculparse, aquel dolor que vivía Ethan
ahora mismo, era el castigo que inconscientemente Mikel le regalara al negarle
la paternidad a su hijo adolescente
- Perdóname
hijo, perdóname – murmuro con los ojos acuosos y voz
avergonzada, ahora con los años de experiencia, se daba cuenta del tremendo
error que cometio y de lo tirano que fue
- Cuando me
gritaste aquello – murmuro Ethan cansado emocionalmente y
Mikel entendió de que hablaba – me dio un miedo terrible – clavos sus
cansados ojos en los de su padre, y su padre creyó ver los ojos de un
adolescente, el que fue aquel entonces, al que le escondió la sonrisa y ahora
mismo no sabía donde la guardo – creí que nunca más saldría de casa, que nunca más
tendría un amigo, una chica, que nunca podría hacer mi vida – y lo
miro derrotado
– pero todo eso ha pasado, volví a salir, a jugar, a hacer amigos incluso me
case y tuve tres hijos mas y ahora entiendo, el castigo aquel no era privarme
de las cosas superficiales era negarme el perdón de mi primer hijo
Y
Mikel sintió el cruel nudo en la garganta, sabía a qué se refería y la amargura
de aquella declaración le contrajo la voz y no pudo decirle nada, porque esta
vez Mikel no podía asegurar ni negar nada como antes, como siempre, no podía
simplemente decirle que las cosas saldrían bien, que todo se arreglaría, porque
esta vez él no podía pedirle o exigirle nada a Nathan ya que no tenía ni voz ni
voto en el corazón de éste… porque Nathan simplemente decidió crecer con todo
lo que eso implica… madurar, doler, amargar y amargarse, decidió ser adulto,
luchar por su independencia, por la verdad aun cuando esta duela y doler al
resto en el camino… es que Nathan decido finalmente ser hombre y dejar de ser
un niño…
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