martes, 19 de abril de 2016

Mis Gemelos: Cap. 10; Autora Marambra

Mis Gemelos

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 19 de Abril de 2016.
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Capítulo 10

Si el seso no funca (funciona), el músculo sufre

Autora: Marambra


Sobre las seis de la tarde regresaba Rubén de la reunión que tuvo con Madame Lila  y apenas puso pie en casa se dirigió al establo, y se encontró con un Alexander frustrado, enojado con las manos inflamadas, sudoroso y aún con un montón de bosta sin levantar. Miguel estaba enojado en un rincón discutiendo con el crío que quería marcharse como el resto de los peones a su casa concluido el jornal, pero el abuelo, haciendo una mueca con la cabeza indicó a Miguel que podía retirarse que el concluiría allá y cerraría el potrero.

  • Y bien Miguel… ¿Qué está sucediendo aquí? – inquirió al ver la cara de su mano derecha, Miguel estaba enojado e incómodo con el muchacho
  • Que quiero irme a casa – interrumpió Alex, se notaba el cansancio en la boca
  • BUENAS Tardes…. DON Alexander Hansen – ironizó Rubén elevando la voz de forma festiva volviendo su atención a Miguel que ahí donde estaba, no estaba para bromas – ¿y... como va todo Miguel?
  • Mira Rubén – Miguel empezó a caminar para alejar a Rubén de la compañía de Lex – ya sé que querés escarmentar a tu hirpa (pajarito), pero así no se puede hombre – dijo con la confianza que se tenían por los años de amistad, y Rubén elevo una ceja sin mediar palabra, esperando que su amigo le aclare el panorama – lo que pasa es que tu peladingo no sé si no tiene madera pa esto o de plano no le da la gana – le mostro el campo – no concluyó la faena, se paso la tarde poniendo pegas y me retrasa, vos sabés que no podemos meter al ganado en el establo si no está limpio
  • MMM… – frunció el entrecejo pensando en una solución –  lleva el ganado a las estancias de vacunación, esta noche se quedarán ahí, pero te prometo que este potrero estará impecable para las 6 de la mañana cuando llegues – sin más Miguel abandono aquel lugar, no quería estar en el pellejo del crío
  • Bien, a trabajar  – le dijo al mozo acercándose a él –  coge tu pala y termina tu labor – y se giró acomodando su sombrero
  • Pero todos se han marchado ya – protesto con la voz chillona, casi infantil
  • Todos concluyeron su trabajo, aquí nadie se va sino se terminan las cosas

Y se retiró del lugar y se entró a una pequeña oficina que había fuera del establo, hizo unas llamadas a casa y le dijo a Clara que cenaran con Iván, que no los esperen que aún tenían cosas que hacer con Alexander, obviamente Clara estaba más que enojada, no sabía si azotar a su marido por tonto y no saber manejar al niño, o azotar al adorable “niño” hasta que deje de comportarse como un cabezotas, pero dejó sus pensamientos para mas luego, pero estaba claro, ella estaba a punto de estallar, era mujer que  aguantaba, y que aguante, pero cuando reventaba, nada, era un volcán de lava que quemaba todo..
Mientras, Alexander había empezado a hacer las cosas a disgusto tironeando las herramientas y haciéndose saltar bosta en la cara, lloraba de rabia y Rubén lo vio de la ventana, pero no se inmuto, él mismo había cavado su tumba, si Alex quería jugar rudo, Rubén era un hueso muy duro de roer; así que cuando sea necesario lo ayudaría, no sin antes sobarle el trasero para que le quede BIEN claro cuáles son sus verdaderas obligaciones y quien es el que tiene la última palabra. Cosa que sucedió después de una hora o más de lo mismo, de no poder jalar suficiente bosta, de andar tropezando y llevar la carretilla de un lado al otro lado Rubén apareció porque se había apiadado de su nieto.

  • Deja eso y sígueme – ordeno

Alex hizo lo que su abuelo le ordenó, lo llevo al baño, le indico que se lavaran las manos y la cara y luego lo invitó a su pequeña oficina, se sentaron y le entregó un paquete de comida rápida, había pedido  pizza, sabía que le gustaba al crío, era como una pequeña ofrenda de paz, quería conversar con él, adentrarse en su corazón y saber el verdadero motivo de su rebeldía, pero qué demonio se le entraría al cuerpo de Alexander, no era él, era otra persona, sino no habría dicho lo que dijo, porque  lo echo a perder todo al  hacer  a un lado la comida y agregar.

  • ERES UN ESTU… – un tirón de patillas no le dejó concluir la frase, Rubén lo sacó de la oficina haciéndolo fuertemente, lo llevaba cogido del brazo y le volvió a entregar la pala y encendió de nuevo las luces del establo, su nieto no se había dado cuenta que Rubén quería conversar tranquilamente y firmar la paz con él,  que quería librarlo de las tareas e ir a casa a descansar
  • Regreso en una hora – advirtió caminando a la puerta – tiene una hora para terminar su trabajo, sino – elevo el índice de la mano derecha amenazadoramente – arreglaremos cuentas SEÑOR HANSEN.

Y se salió, Alexander se puso a temblar pero no de miedo sino de rabia y se cayó de rodillas, tenía emociones encontradas, sentimientos contradictorios, quería por un lado dejarlo todo y gritar y romperse la cabeza o tirarse al río y morirse o dejarlo todo y correr al lado de su abuelo y pedirle perdón; quería que su abuela lo abrazara, la había extrañado toda la tarde, pues cuando no estaba el abuelo, ella solía entrar a su habitación y besarle y contarle cosas de su padre, de su propia madre; quería que su abuelo lo acurruque y le diga que todo estaría bien después de unas nalgadas como lo hacía siempre, pero ahora él lo había arruinado; pero por otro lado, estaba enojado ¿quien se creía que era su abuelo?, él no era su padre, no podía ordenarle a hacer nada, estaba harto de tanta porquería, estaba cansado de oler a bosta, se miró en el espejo que había colgado en una de las paredes del establo con los ojos borrosos y vio su rostro enfadado, triste, humillado, enojado y se quedó ahí sin hacer absolutamente nada, se dejó caer sobre un balde que estaba dado la vuelta y perdió su precioso tiempo, no hizo nada, ni lo uno ni lo otro, en eso llegó Rubén, la hora había pasado como por arte de magia.

  • ¿Y…  A QUIEN HE HABLADO? ¿AL PALO? – preguntó Rubén enfadado, pero más enfadado estaba su nieto, en realidad ciego de furia
  • ¡NO VOY A HACER NADA! – gritó ALexander como si con ello quisiera aplacar un poco su frustración – ESTOY HARTO!... ¡HARTO DE ESTO! – manifestó su enojo moviendo  las manos y gesticulando  – ESTOY LLENO DE CACA DE VACA POR TODOS LADOS, HUELO A CACA DE VACA, ME QUIEEEEROOOO IIIIIIIIIIRR – gritaba a todo pulmón mientras empezaba a rasgar su ropa sucia

Y  el volcán reventó,  pero Rubén sin inmutarse de los gritos cogió al muchacho y le volvió a entregar la pala y lo arrastró hasta los cúmulos de la misma para que empiece a alzarlas y ponerlas en la carretilla; fue una pelea de voluntades a toda regla, y aunque Alex se abatía por soltarse y tiraba la pala a un lado su abuelo lo volvía a obligar a cogerla, hasta que en un momento dado, harto de todo eso, Rubén con la úlcera a punto de estallar  apresó las lastimadas manos del chico entre las suyas, y le bajo toda la ropa hasta las rodillas, y al ver que no podía sacarse el cinturón, el diablo lo tentó de mala manera y cogiendo el pequeño simbao (trenzado de cuero sin curtir de 3 puntas con un mango común)  que alguien dejó sobre los turriles, le propinó 5 ramalazos  seguidísimos donde se unen las nalgas con los muslos que hicieron que Alexander se quedara sin voz  y casi sin aire del grito que dio.

  • RAAAAZZZ… – y el rebenquillo bailo, voló y azotó la suave piel del mocoso haciéndolo berrear y jurar obediencia ciega
  • AYYYYYYYYYYYYYYYY aggggggggg  – Alexander rompió un grito sonoro que parecía nunca terminar al punto de quedarse sin oxígeno, aquel dolor era único, jamás imaginó vivir semejante experiencia
  • RAAAZZZ…. – y el segundo aflojo sus cuerdas
  • VOY A OBEDECER…  VOY A OBEDECER – fue lo primero que dijo apenas metió aire a los pulmones, volviendo a repetir la misma promesa con tal de no sentir más aquel ardor que brotó en la piel como si alguien le hubiera quemado con un trozo de alambre caliente
  • RAAAZZZZ….– y sus piernas le temblaron como gelatinas
  • DE VERDAD, DE VERDAD VOY A OBEDECER VOY A OBEDECER – grito asustadísimo al ver que su abuelo lo suspendía del piso a donde se puso casi de rodilla 
  • RAAAAZZZZ…. – y sus sienes latieron al mismo ritmo que los azotes haciendo que su lengua se vuelva de trapo
  • ARRRRRRRGGGG, YA YA, VOY A… VOY A… VOY – repetía desesperado sin poder concluir de hablar
  • RAAAAZZZ – y el ultimo de todos llego ahogándolo
  • Aggggggg agggg voy a obedecer – dijo sin voz, tratando de respirar y con ataque de tos – COFF COOFFF COOOSFF voooy aa vooo aaaa abe obe obedee obedecer – le tembló la voz, el labio inferior y sus ojos seguían ciegos de tanta lágrima acumulada
  • BIEN MI HIJITO, así me gusta – contestó el abuelo sin soltar las muñecas de Alexander –  A MI SE ME RESPETA – declaro enfadado clavando los ojos a su hijo –  y cuando doy una orden SE LA CUMPLE – advirtió subiendo y bajando el tono de voz enfatizando lo importante – ahora sabes lo que sientes LAS MULAS de carga cuando se les azota por TERCAS – dijo sin hacer el menor amago de disminuir el apretón de la mano, sabía que al chico le estaría doliendo un demonio la piel, pero quería que sienta ese dolor para que aprenda – y como NO QUIERES APRENDER  por las buenas lo que se te dice, las ÓRDENES te entraran POR LAS MALAS – sentenció mostrándole el rebenque con que lo azotó – fue tu decisión no usar tu cerebro, pues ahora TE AGUANTAS – agrego para mortificación del pobre muchacho – ¿O NO SABÍAS QUÉ CUANDO EL SESO NO FUNCA, EL MÚSCULO SUFRE? – y con esa frase arrojó el simbao al lado de Alexander al tiempo de soltarlo

Y Alexander cayó de rodillas llevándose inmediatamente ambas manos ampolladas al casi ampollado trasero que para ese momento estaba como un horno,  no de lo rojísimo que se pintaba sino del increíble calor que sentía, pero no se sobo los azotes,  más bien se los rasco  con desesperación…... ¡con urgencia¡, lo que claro despertó un insoportable dolor agregado, porque ese es el resultado de tal visita… la mezcla agonizante y desesperante de escozor  primero y un profundo dolor que se hace interminable después y rompió a llorar desconsoladamente cuando ese dolor se hizo palpable y no pareciera irse sino aumentar;  su piel había empezado a inflamarse y las  líneas blancas que inicialmente nacieron al beso agónico de aquellos chicotazos tan intensos, a medida que el dolor agudizaba empezaron a hacerse moraditas, finas y Rubén que estaba observando todo pensó que ya tuvo suficiente, lo levantó del suelo  sin decir absolutamente nada más y lo abrazo con toda su alma, y Alexander, su nieto empezó a murmurar sin dejar de llorar.

  • Voooy aggg aggg voy aa Obe oobee obedecer, voy a obedecer aggg aggga – se ahogaba en sus propios mocos
  • Claro que lo harás – Rubén se atrevió a asegurar –  después de esto no queda ninguna duda, si vos no sos tonto hijo, sos inteligente – respondió Rubén aún muy serio, para luego de darle una última miraba, sin más enojo lo atrajo hacia su cuerpo y lo abrazo tan largamente mientras le besaba la frente y le susurraba bajito – ya hijo, ya paso… por eso hay que obedecer, hay que hacer caso

Y tras subirle la ropa lo sentó entre sus piernas abiertas para que nada toque la piel magullada. Alexander, necesitaba ese abrazo para empezar de cero, y cuando las manos de su abuelo lo levantaron del suelo y lo acunaron, cuando esas manos que lo habían azotado empezaron a limpiarle la cara de los mocos y las lágrimas y enredarse en sus cabellos sudorosos y esos labios que lo habían amenazado y sentenciado, lo besaron y consolaron tan tiernamente mientras sus largos dedos secaban el torrente de lágrimas de su cara, él… se sintió por primera vez en casa…

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