Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 19 de Abril de 2016.
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Capítulo 11
Tanto va el cántaro a la fuente que al final... se rompe
Autora: Marambra
Era cerca del mediodía cuando Alexander despertó, en el umbral
de la puerta estaba su abuela con cara de tristeza pero en cuanto lo vio
despertarse no dudo un segundo en ir a su lado y mimarlo.
- Buenos días mmmam – se detuvo al darse cuenta de sus propias palabras – buenos días abuela – corrigió
- Buenos días mi cielo, ¿cómo te sientes? – Alex quiso sentarse, pero una punzada aguda en los glúteos se lo impidió, aquello era como un mal sueño y bueno tuvo una muy mala noche, después de la horrorosa experiencia con el trenzado de cuero en el establo, corrección después de ser exorcizado más bien su cuerpo estaba resentido, sobre todo su magullado trasero.
- Venga, te ayudo a pararte – dijo diligente en justo eso, ayudarlo a incorporarse del lecho – te bañas, te vistes y te daré una crema para ese traserito tuyo, que tanto se empecina en portarse mal – sonrío – y luego te traeré el almuerzo
- ¿Tan tarde es? – abrió los ojos, asustado – tengo que ir al establo – agregó pensando en lo que eso sería lo que su abuelo esperaría de él – tengo, tengo que terminar eso… lo que… – las palabras fueron calladas con el dedo de su abuela
- SSHUUUUU, calma, mi niño, no tienes que hacer nada, tu hermano fue temprano – comento de manera casual, a tiempo de sacar ropa limpia – fue a las 5 de la mañana a terminar de limpiar el establo, acompaño a tu abuelo
- ¿El se lo pidió? – pregunto con un nudo en la garganta
- NO, Iván fue por propia voluntad – respondió su abuela regalándole un beso en la cabeza
Pero Alex se hundió de hombros, aquello era el colmo,
una pequeña puñalada por la espalda, por parte de Iván; Iván y sus
perfectos actos, Iván y sus modos gratos, ¿no había una sola cosa que no
hiciera mal?... ¿por qué no podía ser
como él?, así sus abuelos lo amarían y le pedirían que los llame papá y mamá,
una solitaria lágrima empezó a rodar por su mejilla y Clara, muy aguda sabía
que había algo más dentro de él que solo puro fuego y rebeldía ahora amansada,
y que aquel llanto no era solo de dolor en el trasero, ella bien se había
ocupado de eso cuando después de que llegara con su abuelo cerca de la media
noche, soñoliento y sucio, lo habían metido a la tina y lo habían bañado, ambos
en realidad; luego Clara se ocupó del nieto que prácticamente no sabía cómo
había llegado allá, es que la experiencia fue tan intensa que tras el abrazo de
su abuelo todo lo demás fue efímero, tanto así que no recordaba cómo había
aparecido en su cama bañado y con pijama, ni se había enterado que sus abuelos tuvieron
una tremenda bronca por la paliza ganada apenas puso su cabeza en la almohada
del cansancio que se gastaba.
Cansancio que aun arrastraba a cuestas pese a las
largas horas de sueño, Lex tenía todo el cuerpo molido literalmente, los brazos
con agujetas de toda la tarde que tuvo que dar palazos a la bosta y de llevar
la carretilla cargada de mierda de vaca, sus palmas estabas ampolladas y rojas,
algunas habían reventado y ardían; sí, su abuelo tenía razón, cuando el cerebro
no quiere funcionar el cuerpo entero tiene que trabajar y eso cansaba más que
leer.
Y ahora le dolían los hombros de la tensión del día
anterior, su cabeza pese al descanso era aún, un caos y cuando vio su imagen
reflejada en el espejo se dio cuenta de lo hinchados que tenía los ojos y la
boca, se había mordido los labios haciendo memoria del momento en que eso
sucedió, fue cuando el último ramalazo del simbao particularmente duro llegó a
quemar su piel, fue cuando se mordió la boca… y pensando en eso, se quitó el
pantalón del pijama con sumo cuidado y se quedó mirando los estragos de su
guerra en el espejo del baño, era una lástima; su abuelo se ocupó a fondo de él
y ahí estaban las 5 marcas intactas aún, podía sentirlas con la punta de los
dedos, lo que dolía al tacto y le asombró ver cómo se formaban los puntitos
verdes y azulinos en los extremos, incluso había una tenue huella del
cinturón de su abuelo, producto de la paliza de la tarde al regresar de la
plaza… bueno, pensó, tú te lo buscaste,
y con muchísimo cuidado se bañó y salió de la ducha para vestirse a paso
de tortuga y fue entonces que encontró a su abuelo sentado en una silla al pie
de su cama, estaba esperándolo, el pánico lo hizo preso, de eso podía dar fe,
sintió un fuero dolor en la boca del estómago que contrajo su boca en una mueca
que sue abuela supo interpretar, así que tras regalarle una mirada asesina a su
consorte, y darle un beso en la frente a su nieto allano el camino para que
ambos hagan las paces.
- Los dejo para que conversen – Clara quería que Rubén se disculpe, algo que no iba a pasar ni aun cuando pasaran 100 años
- NOOOO; por favorrrr – rogó Lex, era la vergüenza más que el miedo lo que lo que lo abatía
- SHUUUU no pasa nada, déjame un rato a solas con él Clara – pidió Rubén
Y agarró al mocoso de la muñeca y aún con la toalla en
la cintura lo coloco en su regazo, lo abrazo fuertemente y volvió a surgir esa
tensión que tenía siempre Alexander y que su abuelo no sabía cómo lidiar, ¿qué
era lo que lo afligía?, ¿qué era lo que impedía que las cosas mejoren entre los
dos?... pero sin forzarlo a nada decidió no soltarlo, esta vez no dejaría que
las cosas terminen sin hablar, sentía que había algo que aclarar…
- ¿Qué sucede?... ¿te duele mucho? – pregunto al ver el torrente de lágrimas del chiquillo
- NO es nada señor – contestó queriendo librarse del abrazo
- ABUELO – declaro Rubén, no le agradaba que su nieto le diga señor como si fuera un desconocido – soy TU ABUELO Alexander… TU ABUELO, NO un desconocido – y no le permitió salir de sus brazos
Pero Alex rompió a llorar con un dolor profundamente
lastimero, hipaba escondiendo la cara en la camisa de su interlocutor, como
decirle que eso le dolía?, ¿qué le insista en decirle abuelo cuando Iván lo
llamaba papá y a la abuela mamá?
- ¿Qué sucede? – Rubén no pudo contenerse y colocándolo boca abajo sobre la cama le quitó la toalla creyendo que las lágrimas de su nieto de debían a la paliza y se martirizó en pensar que tal vez lo haya herido malamente pero Alex enseguida se llevó las manos al trasero queriendo protegerse y empezó a querer incorporarse creyendo que le caerían algunos azotes
- No voy a hacerte nada – le aseguró con voz suave ante el temor que se velaba en la mirada de su nieto – ven – lo llamo jalando el brazo con delicadeza – ven aquí mi muchacho arisco – volvió a repetir atajando su huida y cubriendo la desnudez del crío con las sábanas – no voy a azotarte, o ¿te portaste mal mientras dormías? – agregó para alivianar la tensión del crío
- NO, no me porte mal mientras dormía – contestó con una leve sonrisa en la boca por primera vez desde que despertara
- Bien, entonces, ¿qué sucede?, ¿qué es lo que te tiene así? … ¿Mmm?, ¿por qué no puedes confiar en mí?
- NO lo sé... No lo sé señor.... yo
- ¿Señor? – frunció el ceño, a estas alturas no se esperaba tal adjetivo, entendía que lo llamase así cuando estaba enojado, ¿pero ahora? – ¿señor? – volvió a decir ante el espeso silencio que su nieto tejía al rededor – ¿por qué te empecinas en llamarme señor? – los ojos de Rubén se nublaron de lágrimas – soy tu sangre y tu eres mío – le aseguró – no soy un desconocido, no soy el vecino – agregó colocando las manos sobre los hombros de Alexander – te amo y tus palabras me duelen – confesó con un nudo en la garganta – siento mucho que no puedas confiar en mí – le reflexionó – y que no tengas la confianza de considerarme tu familia no solo me lastima, sino que me duele mucho, porque es como si perdiera de nuevo a mi hijo… a tu padre… – aquello sorprendió al muchacho, que desde que llegaran su abuelo nunca hablo de Logan con ellos
- Yo no soy como Iván – y el llanto acudió a sus ojos de nuevo
- ¿Que tiene que ver Iván con esto?....
- Tu y la abuela lo aman más que a mí, porque yo siempre estoy arruinándolo todo – se paró bruscamente del regazo del abuelo sosteniendo las sábanas para no estar tan en desventaja frente a su abuelo – por eso me castigas más a mí que a él y además tu y ella le han pedido que los llame papá y mamá y a mí me insistes que te llame abuelo – Rubén lo miró estupefacto, así que eso era, tenía celos de su hermano, y el saber que su abuelo se dio cuenta de eso, hizo que Lex vuelva sollozar, procurando esconder la cara con la almohada y Rubén lo alzó de allí para abrazarlo y no soltarlo
- Escúchame bien Alexander, tu hermano me llama papá porque él me pidió permiso, por así decirlo de llamarme así – creyó que era muy necesario aclarar aquello – yo jamás, jamás impondría mi voluntad respeto a eso en ustedes – dijo casi con pánico en la voz, no queriendo traer malos entendidos – son mis nietos, y son bien míos – dijo posesivamente – pero ahora que tu padre ha fallecido, soy como vuestro padre – agrego con vehemencia – estoy cumpliendo todas las responsabilidades de un padre, y no hago nada que se que vuestro papá no haría, porque Logan, era hijo mío, era mi sangre y mi carne como lo son ustedes dos… – aquellas palabras destilaban orgullo y amor – yo me muero porque tú me digas abuelo porque cuando me dices señor me lastimas – confesó – es como si me alejaras, pero si tú me dijeras papá, como tanto lo ansío, sería como hacer las paces con tu padre y saldar las cuentas que tengo con la vida y con la muerte – Rubén hablo con el corazón, aquella era una verdad que guardaba bajo un millón de capas de concreto, porque le dolía y le hacía llorar en la soledad del recuerdo – mi vida son ustedes dos – le aseguro dándose un fuerte abrazo hablándole al oído desde aquella posición, para que su niño sienta la seguridad y la emoción de sus palabras – tú eres especial, eres mi cielo, y yo no te castigo porque te odie, te castigo porque son tus actos los que me obligan – vio pertinente aclarar aquello, antes de que el muchacho se haga un mundo en la cabeza – y no hago nada que no hiciera otro padre en mi lugar – y lo separó de su pecho para volver a verlo de frente para ver las reacciones del crío ante sus palabras – y si yo te odiara como piensas no me empecinaba en que hagas lo correcto, si no me importaras, o si no me importara tu hermano, yo habría resuelto dejarlos bajo la custodia del estado en Londres, lejos de mi y no estaría aquí, rompiéndome la mano en sus traseros – agregó riendo esta vez al ver la luz en los ojos de su nieto, pero siguió en su discurso – sé que ayer las cosas se han salido de tono, pero no voy a disculparme porque sé que tú te merecías una lección – y empujo el mentón del niño hacia arriba suavemente para hacer contacto visual, impidiendo que Alex sienta vergüenza, algo imposible claro, porque aquellas palabras obraron en su rostro una profunda rubicundez – tú solito te ganaste la paliza por terco y obstinado – le dijo – y no voy a dudar en volverlo a hacer si vuelvo a oírte decir que no quieres estudiar, o si te veo beber y fumar como ayer, o si me entero que te saltaste alguna clase – agrego y Alexander aguó los ojos de vergüenza y bajo la mirada, pero papá no iba a dejarlo tan fácilmente – ¿no crees que es demasiado larga tu lista de pecados?... ¿MMM? – pregunto levantándole el mentón para ya no más acabar con aquello, no era necesario decir nada más, su niño estaba avergonzado y podía poner sus manos al fuego de que esta vez, sí entendió el mensaje – Ya hemos saldado las cuentas bonito mío y no se hable más del asunto, y jamás vuelvas a tener celos de tu hermano – era pertinente aclarar eso – él no es perfecto mi hijo, tiene defectos como todos…… y no pienses que si él se sale un poquito de la raya no vaya yo a rayar su traserito como al tuyo – dijo y le dio una suave palmadita en el traste sobre la toalla
- Óyeme bien jovencito, si vuelves a decir semejante estupidez la próxima, no será tu abuelo quien te calque su mano en el poto, me encargare yo de que no te puedas sentar y llevarás un bonito tatuaje labrado a golpes en las nalgas donde diga ¡Mis padre son Clara y Rubén!
La voz de la abuela había resonado en el dormitorio,
había oído todo tras la puerta que no se molestó en cerrar justamente para oír
que sucedía e intervenir si fuera necesario y tuvo una acertada corazonada. Se
abalanzó sobre su nieto y le dijo con los ojos mojados y la voz rota en llanto
- Llámame mamá, es una orden, y tu mocoso del demonio tienes que hacer lo que tus padres te ordenen, porque sino PLAFff – se animó a darle una nalgada
- Auchhhhhh – gimió Alexander, después de todo aun dolía
- Perdóname cariño, no pude contenerme, no quiero que solo se divierta tu abuelo, mejor dicho tu papá – agregó a tiempo que le cogía la nariz entre los dedos y le daba un beso en la mejilla
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