martes, 19 de abril de 2016

Mis Gemelos: Cap. 7; Autora Marambra

Mis Gemelos

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 19 de Abril de 2016.
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Capítulo 7

Habitaciones separadas, travesuras independientes

Autora: Marambra


Los primeros días  tras el divorcio corporal por así decirlo jajaja, que vamos, la separación de los chicos cada cual a su habitación y el tener que ajustarse a sus propias responsabilidades había costado más que un millón a Alexander, fueron muchísimas noches de regaños bien ganados por flojo, vamos, es  que el chico era un terror, que manera de pegarse a las sabanas y ser dormilón, pero a la vez noctámbulo, se pasaba varias horas pegado a los juegos de video o a la tele que había en el salón común que tenían en el espacio que sus abuelos les destinaron para que ellos estén a sus anchas, pero bueno, también había servido para que ellos reafirmen su carácter y vayan empezando a ser independientes sin tener que estar todo el día juntos, el abuelo les había instado a escoger sus propios muebles, les había dejado decorar su habitación, a escoger su ropa y lo más importante, escoger que horas pasarían clases de nivelación y clases para aprender a manejar movilidad… montar a caballo lo aprenderían en casa con el abuelo y con Miguel, no había necesidad de un profesor particular.
Aprender a manejar movilidad iluminó el rostro de ambos chicos, su abuelo les había prometido que si lo hacían bien y pasaban el examen en tránsito, tramitaría un permiso especial que concedían a los menores de edad con ciertas restricciones claro, y eso suponía que no irían a la capital, aquella promesa fue como un caramelo para un crío que sabe ya qué gusto tienen los chocolates.
El instituto de nivelación fue una oportunidad de oro para hacer amigos, Alexander un poco aburrido de estar siempre cada mañana sentado mirando signos y símbolos químicos empezó a salir más temprano de clases, en cambio como Iván aburrido o no de aprender gramática castellana tenía más que claro lo que le ocurriría si se faltaba a una sola de las clases, no se atrevía a faltarse o eso es lo que creían todos; es que claro Rubén lo pilló haciéndose la rata una mañana, no logró su objetivo, y al regresar a casa tenía el culo hecho un mapa, esa había sido la primera vez que su abuelo lo castigaba individualmente y no hubo testigos de tal hazaña, ni Iván lo comento, ni Alex se enteró porque él había acudido al dentista con su abuela apenas salieron de clases.
En ese ínterin la rutina de Alex se rompió cuando conoció a Kevin un muchacho canadiense, que también asistía a clases de nivelación, por fin alguien con quien hablar inglés aparte de su hermano y fueron uña y mugre en todo momento, de estar aburrido el ánimo se levantó al cielo, no ponía caras a la hora de ir a clases ni tampoco dejaba de hacer sus tareas, el abuelo no sospecho absolutamente nada, pensó que por fin su Alex estaba empezando centrarse y que encontró su manera de divertirse también, en cambio Iván estaba cada día más estresado con la gramática, no ponía atención y tuvo una queja de la maestra de lengua, su abuelo se había comprometido a ayudarlo en casa, y así fue que las cosas se armaron para un lío del siglo descomunal.
La plaza estaba tranquila, se respiraba el típico olor a gardenias y el suelo era un reguero de florecillas esparcidas que caían del tajibo, Alex y un grupo de amigos estaban ahí tomando unas cervecitas, él sabía que si su abuelo se enteraba no viviría para contarlo, pero aún así se arriesgo, eran las 10 de la mañana… nunca había bebido pero siempre había una primera vez, nunca había fumado y también había una primera vez, pero no era la primera vez que se faltaba del instituto (ojo, aun no estaban en el cole a toda regla) cuando de pronto su peor pesadilla estaba a punto de hacerse realidad, la cuatro por cuatro que su abuelo sacaba para ir a la ciudad, estaba justo en sus narices, y él con el trago en la mano y el pucho en la boca, la puerta se abrió lentamente o eso le pareció a él y Rubén con una parsimonia impresionante se acercó al peculiar grupo sin mostrar ninguna reacción en la cara.

  • Y tu hermano? – astuta pregunta
  • En clases – ¿cómo se le ocurrió responder eso?, es que el pez muere por la boca
  • YAaaa… ¿y tú?
  • Nos soltaron de clases porque no vino el profesor, pidió permiso – contestó Kevin en defensa de su amigo, mucho más matrero y seguro, extendió la mano a Rubén y se presentó – soy Scott señor – mintió descaradamente para asombro y beneplácito de Alexander –  pasamos clases en el mismo instituto en aulas diferentes pero tomo clase de nivelación en química con Alexander
  • Rubén – respondió el abuelo – soy abuelo de Alex e Iván – dejo en claro mirando su reloj – bueno – expreso mirando fijamente a Alexander –  voy a dejar estos papeles en el bufete del Dr. Loayza tardaré 15 minutos

La información era clara, y si Lex era inteligente entendería que su abuelo le daba ese tiempo para despedirse de los chicos de manera diplomática, no mencionó absolutamente nada del cigarro o de la cerveza, en fin tonterías de la edad que ya hablarían en casa o mejor dicho conversaría con el trasero del crío para que no se le olvide, pero había pasado más de media hora y Alexander bien ahí nos vemos, cuando empezó a sonar el celular (teléfono móvil)

  • ¡¡MUEVE!! el maldito culo pequeñajo, si no quieres que vaya por ti – chillo Rubén enfadado, no le gustaba para nada que lo dejen plantado, alemán de origen, para él la hora era eso, la hora – tienes 5 segundos para estar en el auto o te juro que te arranco la piel del culo delante de tus amigos!!!! –  Rubén escupía la amenaza

Alexander con cara de pánico hizo un esfuerzo sobrehumano para evitar que los gritos de su abuelo sean oídos por su tropa y apurando el trago, se despidió aludiendo que la novia lo estaba llamando de Inglaterra (ya, y la novia se llamaba paliza)… prácticamente corrió, no veía a nadie, las dos cuadras de la calle donde estaba su abuelo le parecieron como interminables kilómetros y los cinco segundos era microsegundos en su cabeza, poquísimo tiempo, los pies se le hicieron de plomo y cada paso era realmente pesado de llevar, la mochila al hombro estaba abierta y había dejado caer un libro y no lo alzo, no tuvo tiempo; el corazón desbocado se le salía de la boca de puro terror, las manos le traspiraban a más no poder, hiperventilaba y empezó incluso a sentir que se adormecían los dedos y la boca del stress; desfalleciendo por fin llegó donde su abuelo que lo esperaba con el ceño fruncido, la boca prieta de Rubén lo dijo todo, tamborileaba sobre el capó del auto en señal de impaciencia y cuando lo vio, la sangre se le congestionó en la cara

  • PLAFFF –  Un revés con el dorso de la mano le hizo saltar el cigarro de la boca, no se había dado cuenta que  el cigarrillo seguía en sus labios en todo momento – PLAF, PLAF, PLAF – tres nalgadas lo metieron al auto, Alexander no se atrevía a respirar del puro pánico, Rubén arranco el auto y paso de nuevo por la plaza, Alexander se fue escurriendo en el asiento para que no lo vean sus amigos en semejante situación, paranoia adolescente –  ¡QUÉ!... ¿Tienes vergüenza que te vean ellos? – pregunto Rubén frunciendo el ceño – debería darte vergüenza estar bebiendo y fumando a esta edad y a estas horas del día – mordía la boca concentrándose en manejar con dirección de la vivienda
  • Abuelo yo…
  • NO QUIERO UNA SOLA PALABRA HASTA LLEGAR A CASA….
  • PEROOOOOOOO
  • PLAF – trono un golpe sobre el muslo – ¿Qué? ¿no entiendes?... ¿Quién crees que te esta hablando? – pregunto peligrosamente desviando la mirada de la calle a la cara asustada de su nieto – ...¡esperándote como un estúpido! – le aseguro furibundo sin dejar de elevar la voz – ¿sabes una cosa Alexander Hansen?  –  pregunto irónico –  ¡Tu no sabes OÍR lo que se te dice! – le aseguro – no tienes oídos… y como eres sordo y los sordos hablan con señas, quizás unos buenos jeroglíficos en tu trasero te enseñen A OBEDECER – Rubén estaba que  escupía fuego por la boca… e inesperadamente cambio de dirección, Alexander inicialmente no entendió de qué iba eso hasta que su abuelo lo interrogó – NO había clases no? – silencio mortal, Alexander no abriría la boca ni bajo tortura – Te estoy hablando – y en lo que el semáforo se pintó de rojo Rubén le jalo la patilla izquierda –  NO HUBO CLASES NO?
  • Nooo, auchhhhhhhhh, no, el profesor no vino – no se le ocurrió mejor cosa que mentir…

De pronto estacionaron en el patio del instituto, Alexander bajo junto a su abuelo tratando de poner su mejor cara, tragaba saliva inexistente… quería defenderse pero su abuelo no se lo permitió

  • Bien, vamos a preguntar cuánto tiempo tiene permiso el profe de química, y si me estas mintiendo, carajito – tenía la maña de nombrarlos así cuando estaba a punto de darles una memorable paliza – prepárate porque llegando a casa voy a reventarte el culo – dijo a manera de susurro pero era una amenaza a toda regla

Obviamente las clases no habían sido interrumpidas por ninguna falta y la cara de Alexander se congestiono de vergüenza cuando oyó las siguientes palabras delante del maestro de química nada menos.

  • ¡¡PREPARATE JOVENCITO, PORQUE NO PODRÁS SENTARTE EN UN MES DE LA PALIZA QUE SE HA GANADO TU POTO!!

Trágame tierra suplicaba Alexander, todos habían oído la especial amenaza que su abuelo le hizo, salió del instituto sintiendo en las espaldas todos los ojos del mundo clavados en su trasero, instintivamente bajó un poco la mochila y caminó lo más apurado que pudo pero sin despejar la vista del suelo como queriendo encontrar un hueco donde caerse; mientras tanto su abuelo había empezado la tortura mental, le estaba describiendo cómo quedaría su pobre potito una vez que termine con él, si había algún momento en que termine claro porque su abuelo le anunció que sería una laaaaaaaaaaaarrrrrrrrgaaaaaaaaaaa charla, y sobre todo después de ello, Alexander se preguntaba para sus adentros muy angustiado si le quedaría algo sobre los huesos que puedan llamarse nalgas…

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