Palabra empeñada
Coescrita: Little Hoshi y Marambra
Tras aquella sincera plática ambos se retiraron a descansar, Bruce, pese a que cuando se metió en la cama pensó que por lo atormentado que estaba por los problemas con Dick no pegaría ojo, increíblemente apenas apoyó el rostro en la almohada se quedó dormido como un tronco y no oyó absolutamente nada de nada.
En cambio, Dick se despertó tan solo una hora después de todo este embrollo. Asustado y desorientado porque su cama no estaba en su lugar habitual. El recuerdo de todo lo sucedido le hizo estremecerse desde la nuca, pasando por toda la columna vertebral, hasta la uña del dedo gordo del píe. Su enfado dio paso a la preocupación porque su padre no había hecho el menor intento por conversar con él. No lo llamó, no insistió, no gritó, no aporreó la puerta, no despotricó como solía hacer Bruce Wayne “el dueño de la verdad absoluta”. Eso no era lo habitual en Bruce y eso le dio mala espina. Los oscuros pensamientos se apoderaron de él ¿Y si Bruce perdió interés por él? ¿Y si la ofensa fue tan grande que decidió que no valía la pena ni siquiera para llamarle la atención?
Y se quedó sentado, a oscuras, mirando el balcón. Agudizando sus oídos tratando de oír algo que rompiera el silencio que envolvía la mansión. Pero no oyó nada de nada, Dick creyó sinceramente que Bruce ni siquiera vendría a buscarlo, cuando en realidad su padre estaba ahí mismo, tentado a entrar por su ventana. Y si no lo hizo, fue solo por no darle ideas a Jason y a Tim, que no despegaban sus ojos de encima suyo y de la puerta de Dick. Y aquellos oscuros y sombríos pensamientos volvieron a cabalgar como una estampida por su mente. Si a Bruce ya no le importaba lo que fuera de él ni un pedo, no tenía sentido seguir con la farsa. Así que tras muchas vueltas sobre lo mismo, tomó la peor decisión de todas: HUIR.
Aquella mansión, aparte de ser la mansión de un tipo muy rico con cosas muy caras, era la mansión de Batman por lo que su sistema de seguridad no era moco de pavo. No podría salir de la mansión, sin que alguien se diera cuenta. Necesitaba ayuda, necesitaba que alguien lo ayudara a salir de allí, y dejar todo aquello atrás. Su primer instinto fue llamar a Wally, pero, pero dudó un momento. Lo mejor sería no involucrarlo, Wally no era un tipo famoso por ser muy sutil. Mejor encontrarse con él directamente una vez hubiera salido de allí, y pedirle que le dejara pasar la noche. Luego ya vería. Total, no estaba tan lejos de la casa de Wally, solo rogaba que su tío Barry no estuviera en casa, o si lo estaba que no se diera cuenta. Dick sabía bien como ingresar a casa de Wally sin ser visto, detalle que lo frustró y se deprimió muchísimo al darse cuenta que sabía cómo entrar a la casa de su amigo, pero no sabía cómo salir de la mansión sin que Alfred o Bruce se dieran cuenta; ¡Mierda! Se maldijo dándose de pequeños golpecitos en la cabeza, ¿y qué diablos iba a hacer él ahora?, ¿quien era lo suficientemente astuto como para poder burlar las cámaras de seguridad de la aquella casa que ahora mismo le parecía una cárcel de máxima seguridad?, ¿quién por Dios?, ¿quién?...
Y si la idea de huir no fuera de por si mala, Dick se superó cuando se dio cuenta que sí que había una forma de salir de allí sin ser visto. Con la sonrisa del que acaba de encontrar la respuesta al acertijo, alzó el catre y puso unos cojines en las patas para arrastrar la cama lo suficiente para que no hiciera ruido. Una vez la vía de salida estaba libre, con muchísimo cuidado abrió la puerta, y sin calzado, se deslizó a la habitación de su hermano, él único que sabía la forma de salir de allí, ante las narices de todos. Era hora de cobrar algunas cuentas…
- Shuuuuu – susurró Dick atrapando la boca de Jason con la palma de su mano, prendiendo la pequeñísima lámpara de bebé que tenía en su alcoba. Y que en el fondo servía para cuando Tim se quedaba a dormir allí y a media noche debía deslizarse al baño. Dick no había contemplado la posibilidad que Tim pudiera estar allí también, y milagrosamente Tim no estaba ahí – Necesito tu ayuda – le dijo con la voz quebrada, y la cara roja y brillante. Sus ojos estaban demasiado hinchados para ser cierto, había llorado como una Magdalena y las huellas estaban intactas, porque ni siquiera se lavó la cara por no hacer ruido. Jason iba a darle un puñete del susto al despertarlo así, pero cuando vio la cara fúnebre de su hermano se tranquilizó y enterró el hacha de guerra. Jason calmadamente se sentó moviendo afirmativamente la cabeza – ¿Prometes que no vas a gritar? – le rogó Dick y Jason supo que su hermano estaba demasiado vulnerable y con miedo como para soltarle una de sus acostumbradas frasecitas. Jason afirmó de nuevo con la cabeza en espera de que Dick lo liberase
- ¿Qué quieres que haga por ti? – contestó Jasón una vez Dick lo soltó y se asomara a la puerta mirando por el rellano de la misma o por la ventana hacia el patio y la calle, su hermano estaba pensando huir se dijo a si mismo pensó Jasón, experto en el lenguaje corporal y experto en huir en situaciones de estrés
- Necesito salir de aquí – murmuró…y Jason lo miró enigmáticamente elevando una ceja – ¿¿¿qué??? – dijo ofendido Dick que no estaba para sermones y menos de un mocoso como él – No me digas que no sabes cómo hacerlo porque sé que te saliste el domingo para ir al centro comercial – dijo con maldad – ¿ahora vas a ayudarme o no? – preguntó en medio de una amenaza explicita en el tono de voz y Jason movió la cabeza afirmativamente sin contestar, parándose ya no más y poniéndose guantes
- Toma – le dijo pasándole un par
- ¿Para qué?, yo no necesito guantes, no está haciendo frio – respondió
- ¿Quieres salir? – preguntó Jasón – Entonces hazme caso y no discutas – le ordenó – Nada de esto hubiera pasado si hubieras acudido a mí en un primer momento – le riñó como si fuera su padre, igualito a cuando solía reñir a Tim en el orfanato cuando éste metía la pata – ¡POR LELO estas metido en este rollo! – afirmó fehacientemente, y Jason no pudo más con la emoción de saber que esta vez él tenía la razón sobre su todopoderoso hermano mayor, y le pegó un pescozón, como solía hacer Bruce antes de meterlos al despacho, un sútil pero molesto golpecito con los dedos en la nuca como empujando – ¡Ayyyyyy Dickie!, DE VERDAD QUE ME DAN GANAS DE PATEARTE AHORA MISMO – aseguró con la voz demasiado alta para el gusto de Dick – espero que ahora hayas aprendido que no se obtiene nada con dártelas de niño bueno y obediente – dijo con condescendencia como si él fuera el adulto o por lo menos el primogénito – como se te ocurre a ti decirle eso a Bruce – y Dick pensó que le echaría en cara el negar a Bruce como padre, pero Jason siguió como si nada colocándose un par de zapatillas y metiendo algo en una pequeña bolsa que parecía estar preparada – decirle que vas a llamar a Wally y que irás a la fiesta. Eres un idiota de campeonato. ¿Cuándo aprenderás a guardarte algunas cosas para ti? Si lo hicieras serías más feliz – le aconsejó – ¿No me ves a mi?... si yo hiciera como tú, a la primera semana de estar aquí ya hubiera sido niño muerto – le aseguró sin dejar de hacer lo suyo, para finalmente pararse y mirarlo a los ojos, afirmando muy seriamente aquel discurso – Mira, Dick, si Bruce supiera todo lo que hago me estaría dando todo el santo día palizas ¿Y sabes porque no lo sabe? Porque yo no le pongo sobre pista pidiéndole previamente permiso. ¡Hermano, no preguntes, toma lo que es tuyo! – y Dick frunció el ceño reconociendo que sus esfuerzos no dieron resultado que él deseaba. No tenía caso salir el sábado, todos saldrían directo a la fiesta, ese sábado nadie iba a pasear a los centros comerciales a las pistas de patín ni al cine. Todos se irían a la fiesta, todos sin excepción…menos él claro, EL ERA LA EXCEPCIÓN… QUE ASCO
- ¿Y que querías que hiciera, genio? – le preguntó enfadado pero obediente, siguiéndolo sin preguntar a donde… y Jason rió para sus adentros, su hermano no cambiaria. El infeliz estaba tan enviciado con la obediencia pura y ciega, que ni siquiera le cuestionaba nada. Bruce lo había malogrado, realmente una pena que no se hubieran conocido antes, de ser así, quizás habría esperanzas para su hermano; aunque quizás todavía pueda hacer algo por salvar al infeliz. Mientras Dick, estaba ahí siguiéndolo como cordero al matadero. Si Jason fuera realmente malvado, lo hubiera llevado a la alcoba de Bruce mediante alguna argucia, sabiendo que el “buenazo” ni cuenta se daría de la traición hasta que fuera demasiado tarde
- Acudir a mí – contesto con autosuficiencia y con el dedo le indicó que callara, habían llegado a su destino. Jason desatornilló la rejilla del respiradero del baño con sumo cuidado, y sacó un laptop. Encendió la computadora y al ver que Jason estaba dentro del programa informático que controlaba el sistema de seguridad de la mansión, Dick abrió la boca tanto que se le iba a desencajar la mandíbula – Tú eres bueno en lo tuyo y yo en lo mío – Dick observaba asombrado mientras Jason desbloqueaba la alarma y congelaba una imagen del monitor… ese enano era un maldito genio escapista ¿12 años? ¿en serio? – yo te hubiera ayudado a ir a esa tonta fiesta – le dijo mientras por fin lograba que la puerta del patio se abriera – A partir de aquí viene lo divertido, aunque la alarma está apagada, aún no encontré la forma de abrir las rejas de acceso al condominio; pero solo es cuestión de tiempo… – aseguró elevando las cejas – ¿Te parece un poco de ejercicio, hermanito? – le dijo alargándole el equipo de escalada. Y agarrando una mochila muy elegante, de Bruce sin duda. Dick siguió a su hermano y sin problemas salieron de casa y pasaron por el patio sigilosamente hasta la barda más lejana de la mansión por donde Jason lo ayudó a escalar y poder salir pero antes de que su hermano desapareciera Jason le hizo una señal para llamar su atención – ¿Irás a la fiesta, verdad? – inquirió y Dick lo miró ausente. La fiesta ahora mismo era el menor de sus problemas. Él pensaba correr el mundo buscando un circo. Al fin y al cabo, era su verdadero mundo del que no debió salir jamás. Pero no dijo nada – Dick – Jason le arrojó una piedra al ver que el otro estaba en la luna
- Auuuuuuuu
- ¿Qué si irás a la fiesta? TONTO – volvió a preguntar, porque ajeno de las ideas que pasaban por la cabeza de su hermano, él estaba ayudándolo para eso, para poder ir él a la fiesta. El plan sería, encontrarse con Dick a una hora señalada y regresar juntos sin que Bruce se diera cuenta que no estaban. Un acto algo demasiado altruista, mejor dicho, una total utopía... eso de que Bruce no se dé cuenta, claro que se daría cuenta tarde o temprano.
- ¿Para qué quieres saberlo? – le preguntó Dick y algo en el tono de voz de su hermano alertó a Jason, pero su mente de niño y sus ganas de fiesta, no hicieron caso a aquella alarma y prefirió seguir en sus ensoñaciones.
- ¿Cómo que para qué?… Para que nos encontremos y regresemos a casa juntos, tú necesitas mi ayuda para volver a entrar sin que Bruce o Alfred se den cuenta – contestó.
- Es mejor que no te metas en problemas enano, ahora vuelve a casa – ya había pasado la pierna al otro lado y solo era cuestión de soltarse para caer de la barda a la calle – anda, vete – le ordenó ante la inercia de Jason
- Primero dime si irás a la fiesta y volveremos juntos, sino ahora mismo, llamo a Bruce y le digo que te escapaste – y le mostró un móvil de última generación igual al de Bruce, o quizás era el de Bruce. Maldito enano grandísimo ... ¿De dónde sacó eso? Dick movió la cabeza para centrarse, pero que idiota, sorprenderse por algo así. Si Jason tenía una laptop en el conducto de aire no era tal locura que tuviera también un móvil… y Jason empezó a marcar, ante el silencio de Dick, haciendo que al pobre se le frunciera el trasero; GRRR maldito chantajista y Dick había caído de 4 patas
- ¡ESTÁ BIEN!... ESTÁ BIEN JASON – se apuró en contestar levantado un mano – no es necesario que lo llames, nos veremos en la fiesta – contestó por quitárselo de encima, mañana a esa hora Dick estaría lejos, muy lejos no en ninguna fiesta
- Bien, entonces toma esto – le pasó la mochila, aquella tan lujosa que por cierto, pesaba una tonelada
- ¿Qué es? – preguntó Dick frunciendo el ceño ante el peso de aquello
- Mi ropa para el baile. No pensarás que voy a salir de aquí emperifollado, para que se rasguen mis vestiduras en la barda ¿verdad? – le dijo pasando su mano por su cuerpo como una actriz de ópera – hay que tomar precuaciones “genio” – le contestó el muy descarado y Dick solo movió la cabeza con resignación antes de saltar, es que al pobre no le quedaba otra
- Ok… adiós – le dijo y saltó la barda – te voy a extrañar hermano – murmuró pero ya al otro lado del muro
Y se adentró en el bosque en busca de la carretera más cercana, haría dedo hasta la casa de Wally, mañana ya pensaría que haría con su vida. Miró su reloj, apenas era medía noche, no le resultaría problemático encontrar algún coche que lo acercara a la ciudad…y pensando en eso buscó en sus bolsillos, maldita sea, no había ni una sola moneda. Se olvidó la billetera en su cuarto, bueno no es que se olvidara, la aventó al inodoro en un arranque de orgullo al no querer “las miserias” de su padre y ahora no sabía cómo llegar a casa de Wally sin caminar, hasta que se acordó de la mochila, que le pesaba en el hombro, seguro ahí había una moneda. Era oficial, Dick como prófugo apestaba. Y no necesitaba a Jason para que se lo dijera, él sólito se dio cuenta.
Y empezó a rebuscar viendo el contenido de la bolsa, un par de Nike de color verde fosforescente que daba pánico mirar de lo enceguecedor que era el color, ¡vaya mierda!, Jason logró convencer a Bruce para comprarle aquel par extravagante de calzados y a él nunca le dejó usar zapatillas de otro color que no fueran blancas. Grrrr, empezaba a ver las diferencias que habían entre ellos, estúpido embustero “todos son mis hijos, a todos los trato igual, no hago diferencias y no tengo preferencia”… a la mierda con eso… ¡AL DIABLO! Para que renegar, de todos modos ya no importaba, solo debía hacerse con unas monedas.
Y así fue sacando de a poco, un montón de cosas, entre ellas un par de jeans gastados, que para colmo, eran suyos. ¿Pero es que Jason pretendía ponerse eso para la fiesta? ¡Aún y cuando los botapies le quedaban enormes! También había una camisa blanca muy bonita que Bruce les compró igual a los tres para una aburrida cena de negocios. Una billetera ya no de gorda que tenía diferentes documentos de identidad falsos con la cara de Jason y obviamente los datos personales inventados. Dick se preocupó un poco al ver aquello ¿Seria parte de la vida pasada de Jason o es que aun usaba aquello? Dick volvió a negar con la cabeza, ¡Qué importaba ya!, ya no era su problema. En ese instante su atención fue hacía una revista Husler, cuya portada era una chica con las tetas más grandes que había visto en su vida. Dick olvidando por completo su fuga, la ojeó como si cada día estuviera viendo chicas desnudas, muy digno él se convenció de que ya revisaría eso con más calma cuando llegara a casa de Wally. Para ser más exactos cuando estuviera a solas en el baño de casa de Wally. Es que había que ser cuidadoso y no ensuciar nada. Lo que le llevó a pensar en que si Jason tenía ese tipo de revista era porque ya andaba en esos trotes. Dick automáticamente puso cara de asco al imaginar a su hermanito pelándola Y dejó la revista con las puntas de los dedos como si estuviera toda llena de esperma. Tras recuperarse de esa nefasta imagen mental prosiguió en su búsqueda. Encontró una goma de mascar, una cajetillas de cigarrillo ¿en serio?, pero si es un mocoso, una pistola de juguete, un par de botellas del minibar de Bruce, un juego de ajedrez, un chocolate a medio morder y una galleta molida dentro de su envoltura
¿Qué carajos hacia su hermano con todo eso dentro?, y lo más gracioso, decía que era para la fiesta, ¿Qué se suponía que haría con todo eso en una fiesta?. Y siguió rebuscando hasta que por fin pilló un ticket de metro y lo que pensó que era algo de dinero en efectivo ¿algo? ¡quinientos dólares!, con eso podría largarse a México y buscar un circo, mmm, no, no usaría eso, eso seguro era de Bruce Wayne. ¡Vamos Hombre, pero si hasta tenía aun el olor de su colonia! ¡Que se fuera al diablo! Él no necesitaba nada que viniera de ese señor. Pero luego se lo pensó mejor, si quería buscar un circo tenía que viajar, y dinero no tenía. Y conociendo a Wally, dudaba seriamente que Wally llevara más de 20 dólares en el bolsillo, así que Dick dejando a un lado su orgullo metió los 5 grandes en los bolsillos murmurando:
- La necesidad tiene cara de hereje – y luego hizo un juramente poniendo su mano al pecho – Te Juro Bruce Wayne, que esta es la última cosa que uso de ti… además pienso devolvértelo
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