Regalo de cumpleaños
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 19 de Abril del 2016
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La odisea
Capitulo
único
Autora: Chany
Estaba sólo en esa habitación,
metido bajo la cama, preso del miedo… del miedo no, del pánico. No hay
sentimiento más horrible que el de temer por la propia vida, nunca antes había alcanzado ese nivel de estrés. Su cuerpo sudaba con un
aroma que jamás había sentido, olor a terror mesclado con olor al moho que
invadía esa alfombra que ahora sostenía su ser.
Miró
a su alrededor por última vez, con una pizca de esperanza de detectar en esta
ocasión un detalle que haya pasado por alto, algo que le dé un indicio de que
no estaba todo perdido y que tal vez y sólo tal vez exista una luz al final del
túnel.
Seguramente
de existir una vía de escape no pudo verla, quizá los nervios no le permitían
encontrar la solución o el hecho de que su visa estaba nublada por las lágrimas
que no dejaban de salir producto de saberse condenado.
La
respiración se dificultaba cada vez más y por un momento pensó que era
afortunado al no ser asmático porque entre el polvo que daba cuenta de que
nadie había estado ahí por años y el olor a orines de gato ya habrían provocado
que muera antes de ser encontrado por quien lo buscaba, seguramente con el
mismo propósito. Maldita la hora en la que su huida lo llevo a aquel callejón
sin salida, nunca más volvería a subir escaleras en una ocasión similar…. pero
a quien engañaba, suspiro pesadamente, no habría más situaciones similares, ni
diferentes, tristemente así concluiría su vida, pasaría a formar parte de los
desaparecidos a los que busca la policía, o tal vez encuentren su cuerpo en una
zanja sin rastros ni pruebas forenses, el crimen perfecto. Pobre su familia,
seguramente su madre y su padre lo iban a extrañar tanto como él los
extrañaría, carajo hasta extrañaría a la insoportable de su hermanita… quizás
incluso hasta extrañaría a la vieja de matemáticas.
Ese
tesoro que lo llevo a tan infructuosa y desgraciada situación jamás llegaría a
destino, al igual que él, no volvería a ver la luz del día. Ahora podía admitir
que no era tan buena idea como le pareció en su momento, aquella cruzada que
iniciará cual caballero en búsqueda del botín que custodiaba el dragón con la
intención de deslumbrar a su damisela y ganarse, no su corazón, porque este ya
le pertenecía, sino con la sana intención de robarle una sonrisa y cumplir
aquel capricho que ella le confesara una tarde de abril estival, luego de un
paseo para disfrutar de la tarde y los últimos días de verano.
De
repente un sonido lo devolvió a la realidad, a aquel oscuro y sombrío
habitáculo, era el sonido de maderas siendo presionadas y su juvenil oído podía
distinguir a la perfección la procedencia de aquel escalofriante rechinido,
eran las escaleras. Al fin su captor había vuelto, tal vez con el arma que le
daría la estocada final, su cuerpo comenzó a temblar estrepitosamente y las
pequeñas gotas de sudor que coronaban su cien habían comenzado a derramarse
aumentando el tamaño de la mancha que ya habían formado sus lágrimas debajo de
su cabeza, en aquella alfombra verde oscura, por no ser limpiada en años,
entonces dejó de respirar.
Sabía
que ese hombre, sobre el cual se habían tejido innumerables historias, cual más
terrorífica y sangrienta, tenía plena conciencia de que él se encontraba en el
lugar, de hecho luego de la persecución en la cual él decidiera tontamente
entrar en aquellos aposentos abandonados, el que lo había seguido, se detuvo
expectante en la puerta y luego de lanzar la risa más lúgubre que había
escuchado en su vida, una risa sardónica de ultratumba, lo encerró con llave en
aquella futura escena del crimen.
Había
dejado de respirar, con la ilusa perspectiva de salir con vida al no revelar su
paradero específico, pero los pasos ya habían abandonado las escaleras para
atravesar el pasillo por el cual pasará él unas tres horas antes; si tres horas
llevaban en el lugar, tres horas de larga agonía donde la incertidumbre de su
futuro lo había hecho atravesar por un sinfín de emociones, lidiando con el
exceso de adrenalina que despedía su cuerpo en la huida, el terror de verse sin
escapatoria, la desesperanza al comprender que no había nada en aquella
situación que este bajo su control, la aceptación de su triste destino y luego
de nuevo la desesperación de sentir tan cerca su final.
Cuando
el color de su rostro paso del pálido por el miedo al rojo y por último a casi
violeta de tanto sostener la respiración dos pares de pies de abrieron paso al
interior del cuarto, pero como ojos que no ven corazón que no siente, cerró los
ojos para probar la teoría, pero claro, su corazón sí que sentía y casi le sale
del pecho cuando un par de manos lo arrastraron fuera de su escondite. El
momento de la verdad había llegado, todas las películas donde alguien pequeño
logra vencer a gente de gran tamaño y se libera, sus tres meses de karate y los
intentos de su primo Max por enseñarle boxeo fueron inútiles, en sólo unos
segundos estaba sujeto sin posibilidad de moverse y automáticamente sus
pulmones se llenaron de nuevo, invadiendo de lleno su cerebro con la
información de todos los aromas que confluían en su nariz y el tacto,
sensibilizado por la falta de la vista, dio cuenta del tamaño de quien ahora lo
sujetaba mientras su instinto de supervivencia hacia que su cuerpo se mueva sin
control en todas direcciones buscando escapar de esa horrible experiencia.
De
repente todo cambio, el hombre que lo sostenía lo giró sujetándolo por la
cintura y un dolor agudo y muy conocido lo visitó ahí donde no se lo esperaba.
- PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF
- Auuuuuu noooo
Abrió
los ojos pero su posición sólo le permitía ver la pierna de su captor y el
suelo, así que miró por debajo de su propia axila y vio al hombre que lo había
encerrado, el viejo Arce, leyenda viviente del terror, con su porte militar y
su mirada sombría, la mirada de quien oculta oscuros secretos. En ese momento
pudo leer el triunfo en su rostro cargado de satisfacción. De repente el mundo
se detuvo, ese hombre estaba al menos a dos metros de distancia, disfrutando la
vista de su presente castigo, pero no era el ejecutor, había alguien más en esa
habitación.
- PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF
- YA ¡QUIETO MARTIN! O TE VA ¡PEOR!
Volvieron
a maniobrar con su cuerpo está vez para quedar de frente a quien lo tenía
sujeto y sintiendo el sacudón al que era sometido por dos manos grandes que
habían pasado de su cintura y sus nalgas a sus hombros y por fin pudo ver a
quien lo hubo sacado en un primer momento de debajo de la cama.
- ¿PAPÁ!?... ¡¡PAPÁ!! – su salvador había ido por él, así que se aferró con todas sus fuerzas alrededor de aquel superhéroe que lo devolvía a la vida. Y un llanto y una tos convulsa lo hicieron preso por unos minutos mientras su padre buscaba respuestas a preguntas que caían en el vacío.
Una
vez superada la emoción del momento, cuando Martín recuperó la compostura su
padre volvió a hablar.
- ¿Qué hacías acá?? – ahora que carajos contestaba, la realidad acababa de darle en la cara y de paso debió tirarle un par de dientes, no podía decirle a su padre cual era el motivo que lo llevo a invadir propiedad privada y NO cualquier propiedad privada, ¡¡NOO!!. El había osado entrar en la más prohibida de las propiedades. Existía sobre aquella propiedad dos tipos de protección, la primera totalmente explícita ya que estaba rodeada por una reja de dos metros y medio, custodiada por letreros que advertían lo que se sobreentendía, PROHIBIDO PASAR y una protección brindada por las historias conocidas por todas los niños que alguna vez jugaron cerca de esa sombría casa, leyendas urbanas sobre el pasado turbulento de aquel viejo y sobre su demente estado actual – ¿QUÉ CARAJOS HACÍAS METIDO ACÁ?!! PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF TE ESTOY HABLANDO MAS VALE QUE ¡¡¡CONTESTES!!!
- AYYY… YA PAPÁ NO ME PEGUES AUUU
- ENTONCES ME CONTESTAS! – esa era una orden-amenaza, “entonces” significaba que si no obtenía respuestas la mano de papá se volvería a calcar en su trasero así que como cualquier chico de doce años que está en problemas…mintió.
- Es que… es que….se me cayó la pelooota en snif el jardín del señor y yo la la quería sacar y…y… el me persiguioo, yo tenía mieeedooo papá… es en seeerio no hice nada – Y se aferró para embarrar los mocos y las lágrimas en la camiseta de su papá, ya estaba a salvo del viejo Arce ahora debía salvarse de papá y que mejor forma que apelar a su lástima.
- ESA NO ES ¡EXCUSA! Pero ya vamos a arreglar esto en casa mocoso. Ahora le pides disculpas al señor por molestar – y solo reino el silencio – ¡¡AHORA!! PLAF PLAFPLAF – la lastima no funciono, es que ya era un truco gastado y papá y él ya tenían experiencia en la jugada así que a lo echo pecho, no le quedo más que obedecer.
- NO NO PAPITO YA YA LE PIDO DISCULPAS… PERDOOON SNIF AUU PERDÓN DON ARCE, PERDÓN POR MOLESTAR AUUU – toda la disculpa había sido acompañada por la “persuasión” de papá que sin más apenas terminó de hablar lo encaminó a la salida.
Martín
pudo ver la mueca de burla en aquel viejo loco, pero a pesar de la vergüenza de
ser azotado delante de él, no podía estar más feliz de haber salido con vida de
ese horrible lugar. Claro que ahora tenía una deuda de vida con su muy enojado
salvador, que no iba a tener reparos encobrárselo con su trasero.
La
salida de la casa del viejo fue terrible, apenas pusieron un pie fuera del
territorio hostil papá le soltó el brazo, pero no para caminar de forma más
amena hacia la vereda del frente donde vivían ellos, sino para cambiar su
víctima y tomar a la oreja como timón del chico, que fue transportado en esa
humillante posición a través de la calle ante la mirada de todos los chicos que
comenzaban a jugar a esa hora.
Martín
conocía de sobra el ritual, al traspasar el umbral de la puerta, su padre lo
enviaría cara a la pared de su cuarto, a pesar de que él ya había realizado
reiteradas quejas por ser indigno castigo para un preadolescente como él, pero
ni modo, tendría que estar ahí hasta que papá se calme. Luego más calmado su
progenitor subiría a darle un sermón que parecía alargarse con cada año que
cumplía y luego a los tortazos, la parte más fea, donde papá lo despojaba de su
orgullo y sus calzones y se daba a la tarea de ponerle el culo como tomate con
lo que seguro era la mano más dura que un hombre pudiera tener, mientras el
perdía la compostura y terminaba llorando cual mocoso pidiendo el perdón.
Pero
esta vez se había pasado todos los límites y su papá se lo haría saber de inmediato, así que no lo
envió a su cuarto, no lo puso cara a la pared, esa vez rompió todos los
esquemas y ahí en la sala comenzó a bajarle el pantalón, un deportivo que
Martín eligiera consciente de la destrezas y libertad de movimientos necesarias
para entrar a aquella fortaleza del viejo.
- ¡No papá!... ¿qué haces?
- ¿Qué no se nota?... Te voy a dar una paliza para que no se te ocurra hacer algo así de nuevo
- ¿NO! papi noooo – pero hasta los calzones estaban en los tobillos pese a su resistencia y a continuación paso algo que le helo la sangre, le erizo los vellos del cuerpo y le hiso fruncir las nalgas a pesar de que no conocía de primera mano al agresor que ahora se desprendía del pantalón de su padre, era obvio que el cinto dolía más que la mano – NOOO… NO CON ESOOO POR FAVOOOR… no lo vuelvo a hacer papi por favor no me peeeeguees
- Zas zass zass…
- Aaaahhhhh buuaaa nooo papi.
Todos
cayeron en las nalgas con fuerza controlada, aunque no parecía Marcelo estaba
calmado, ya había tenido tiempo de pensar en lo que iba a hacer cuando Don Arce
tocó a su puerta hacia tres horas y media para decirle que su hijo se había
metido en su casa y que para evitar problemas lo había encerrado para que él
fuera por su retoño, ya había tenido tiempo desde entonces de colocarse la cara
que se le había caído de vergüenza, tiempo de deshacerse en disculpas por las
acciones de su primogénito e incluso tiempo para una conversación más amena con
aquel señor dejando adrede a su hijo recapacitar sobre las consecuencias de sus
actos, conociendo de sobra las historietas que los mocosos se habían inventado
sobre aquel Zapatero jubilado que había enviudado y cuyos hijos venían de vez
en cuando para llevárselo de vacaciones ya que por trabajo se habían
estabilizado en otra ciudad, un hombre de familia común y corriente cuya casa
estaba deteriorada porque las fuerzas y las ganas ya no le daban para la
manutención de la que en su momento fuera una linda casita de barrio.
Por
todo esto el hombre sabía que su hijo no necesitaba más momentos de reflexión
sino unos buenos cinturonazos para que no se le olvide la lección.
- Zass zass zass que sea la última vez que te metes a una casa sin permiso, eso es un delito zass zass.
- AUUU si papi nunca mas Pero yaaa para – una sacudida con el cinto era muy diferente a la mano, podía sentir exactamente donde había caído esa arma mortal y le había esponjado la piel, si es que no se la había arrancado, no era algo que iba a soportar por mucho tiempo, si su papá le pedía que le prometa que seria presidente, él se lo prometía y hasta le cumpliría con tal de que deje de nuevo esa cosa en sus pantalones de donde nunca debieron salir.
- ZASS ZASS a ese hombre no lo vuelves a molestar nunca mas
- No no cof cof cof papá ya no lo molesto pero ya no maaas duele dueelee.
No
pensaba darle más de diez, era la primera vez que lo castigaba con el cinto y
eso era más que suficiente, así que sólo rodeó a su vástago con los brazos
mientras repasaba los hechos y calaba con sus palabras la mente receptiva y
susceptible que tenía ahora su muchacho haciéndolo entender más a fondo los
peligros a los que se expuso y las terribles consecuencias que pudo acarrear
mientras Martín asentía y seguía llorando abrazado a papá, las piernitas flacas
le temblaban y se alojaban de tanto en tanto; le dolía pero iba sobrevivir.
Marcelo
lo giró para salir de dudas porque su niño había gritado tanto que tal vez si
se le había ido la mano, pero no, claro que había un relieve donde el cinto
había caído dejando la piel colorada, pero nada que no se vaya en un par de
horas.
Al
fin más calmados ambos se separaron y Marcelo envió a su hijo a bañarse y
descansar, cosa que Martín deseaba con todas sus fuerzas así que obedeció sin
chistar, subió a su cuarto y comenzó a desvestirse, se sacó primero el pantalón
ya que no estaba tan feliz cuando su padre se lo subió pero no podía subir las
escaleras con aquello patéticamente enredado en los tobillos y con lentitud se
liberó del molesto rose de la ropa. Siguió por la campera, que aunque hacía
calor se había puesto para no resultar herido mientras atravesaba los rosales
sin podar de la casa Arce y cuando bajo el cierre simplemente se cayó. En el
suelo reposaba la causante de tanto revuelo, el motivo por el cual a pesar de
todo el dolor físico y mental que había sufrido, hacia que todo haya valido la
pena y recordó al tomarla del suelo, a la persona por la cual volvería a
hacerlo todo otra vez… entrar a esa casa a hurtadillas, huir por su vida, pasar
tres horas de tortura psicológica, la vergüenza de ser azotado frente al viejo,
la vergüenza de ser llevado de la oreja frente a sus amigos y por último la
peor paliza que se había llevado en la vida.
Recordó
hace casi un año cuando se hacía el experto con el skate de su amigo y se dio
tremendo porrazo frente a la casa de la doctora que vivía a una cuadra de su
casa y ella salió de inmediato y le curó la rodilla porque sino seguro se
desangraba. Recordó su sonrisa y que luego lo acompañó a casa y recordó ese momento
en el que pasaron por la vereda de la casa del viejo Arce y entre medio de la
mala hierba crecía triunfante una flor, solitaria y hermosa y ella a modo
casual le confesara que cada año cerca de su cumpleaños aquel lirio florecía como
si el destino y la naturaleza se la obsequiaran y confesó también cuanto
desearía poder tomarla y sentir su perfume, desde ese momento hace casi un año
Martín no pude sacarse dos cosas de la cabeza, a su linda salvadora y la
intención de regalarle esa flor el día de su cumpleaños con raíz y todo por si
ella quería plantarla, cueste lo que cueste, y vaya que le costó, lagrimas de
sangre como quien dice, pero hora la tenía entre las manos y sin falta al día
siguiente se la llevaría, sólo para verla sonreír y poder decirle
¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS MARAMBRA!!!.
" Casi en Casa "
1986
Oleo en lienzo
del artista Norteamericano:
Donald James Zolan
(1937 - 2009)
del artista Norteamericano:
Donald James Zolan
(1937 - 2009)
Muchisimas gracias por el regalo de cumpleaños Chany, ha sido un detalle muy hermoso de tu parte. Gracias de verdad
ResponderEliminarMarambra
Hermoso Chany y FELIZ CUMPLE MARAMBRA
ResponderEliminarFELICIDADES POR TU BLOG
ESTA HERMOSO
UN ABRAZO AMIGA
Por nada era lo menos que podía hacer después de la ayuda con la historia y esa consulta médica que me dejo más tranquila jajaj y gracias cat me alegro que te guste
ResponderEliminarmm esta historia la leí en su momento!!
ResponderEliminarQue lindo detallazo chany!!
jajajaja lo que se imaginan los niños...